Datos personales

domingo, 12 de mayo de 2024

La forja del pensamiento liberal.

 

La forja del pensamiento liberal.




 

El surgimiento de Partidos Políticos europeos que buscaban como
objetivos principales la libertad y la justicia social, dentro de la
concepción naciente de la democracia política, fue consecuencia de los
profundos cambios ideológicos del Siglo XIX, en particular en su
segunda mitad. Sin entrar en un análisis de todos esos movimientos
ferméntales, corresponde aclarar que el nacionalismo político va a
transformar las concepciones contemporáneas a fines del Siglo XIX
sobre los contenidos ideológicos y políticos imperantes. Se hablaba de
nacionalismo cuando se definía a grupos que enfrentaban a los
extranjeros, a los socialistas e incluso a los liberales que se oponían
según ellos, a la expansión del Estado.
El “Risorgimiento”, proceso que lleva en 1861 a un Reino italiano
unificado, se inicia con el Congreso de Viena que deja a Italia totalmente
dividida. Existían tres obstáculos claramente diferenciados: la ocupación
por parte de Austria de Venecia y Lombardía en el Norte, los Estados
Pontificios, bajo soberanía papal en la Italia Central y una serie de
estados independientes en el Sur. En el Noroeste se encontraba Piamonte-
Cerdeña y el Reino de las Dos Sicilias al Sur, además existían Ducados
con concepción política absolutista en esa zona y gobernados por
dinastías Habsburgo.
El Risorgimiento tiene sus antecedentes en movimientos anteriores a las
Revoluciones liberales de 1848, y se limitaba a las acciones individuales
e inconexas de pequeños grupos intelectuales y de sectores populares,
estos integrados entre otros por mandos medios de los ejércitos que
llevaron la lucha contra el bonapartismo. Sin entrar en el análisis de las
Revoluciones Liberales de 1820 que nos alejaría del objetivo de este análisis, 
es importante destacar que dan origen a Sociedades Secretas,
como los Carbonarios que se interesaban en sus comienzos en soluciones
para sus reinos que por un ideal nacionalista. Incluso en la Revolución de
1830, todavía no se vislumbra un espíritu nacional entre los italianos. En
1831 se funda la Joven Italia y en 1847, el orden internacional
establecido en Viena en 1815 determina la intervención austríaca en
Ferrara.
El movimiento revolucionario toma un fundamento nacionalista cuando
logra conseguir el sentimiento de que Italia debía conseguir al mismo
tiempo la Independencia y la Unidad como República integrada. El Papa
Pío IX apoya los sentimientos nacionalistas que van a tener su punto
culminante en 1848.
Como consecuencia se obliga a Fernando de Borbón, Rey de Las Dos
Sicilias a otorgar una constitución. Pío IX realiza reformas radicales y en
Milán y en Venecia se producen levantamientos en contra de los
austríacos. Garibaldi, seguidor de Mazzini y partidario de la unificación
bajo una concepción republicana embarca en Génova con mil soldados,
llamados camisas rojas, rumbo a Sicilia a la cual ocupa y marcha sobre
Nápoles poniendo fin al Reino de las Dos Sicilias. Por otro lado Cavour
ocupa los territorios pontificios y traslada un ejército piamontés a
Nápoles. Se reconoce a Víctor Manuel II Rey de Italia el 17 de marzo de
1861. Luego Italia se ve obligada a intervenir en la Guerra Franco
Prusiana, con lo cual consigue el control de los Estados Pontificios.
Como lógica consecuencia de todos estos movimientos ocurridos en
Europa, donde la paz y la estabilidad no era moneda corriente, se
produjeran corrientes emigrantes que van a contribuir a tejer el
entramado social del Uruguay finisecular.
Los inmigrantes trajeron consigo su forma de pensar, ideología
revolucionaria, contraria a la explotación del trabajador y a favor de
orden social en el cual el anarquismo era sentido como el sentimiento
mayúsculo de la libertad. El rígido aprendizaje de los estados absolutistas
europeos, les hacían amar estos sentimientos y aportar con entusiasmo su
pasión por el trabajo y la necesidad de un mundo nuevo, justo y solidario
a cuya construcción se abocaron con fervor.
El anarquismo tuvo un éxito importante en los últimos treinta años del
Siglo XIX, sobre todo en los sectores populares y en minoritarios
sectores intelectuales de Francia, España, Italia y Rusia. El anarquismo
timoneado por Bakunin, Kropotkin y Grave se consideraba una filosofía
de la naturaleza y del hombre. Kropotnik tiene influencias de Spencer,
Darwin y Augusto Compte las cuales lo llevan a sostener, a diferencia de
los conceptos contemporáneos, que el Universo es materia en permanente
evolución: existe una anarquía de los mundos. Esa anarquía de la
evolución es la Ley de las Cosas, por lo tanto, se manifiesta un antiteísmo
absoluto, Dios no existe, es solo un reflejo, al cual el hombre no puede
reconocer ninguna autoridad. Otra característica es el rechazo a toda
legislación, aún surgida del sufragio universal. En esa Italia
convulsionada y orgullosa de su unidad nacional van a nacer muchos de
los personajes que trascendiendo o simplemente viviendo van a nutrir la
estructura social de nuestra joven república, que aún luchaba por
consolidar el Estado. Es lógico afirmar que el ingreso del Uruguay al circuito
mundial en materia económica va de la mano del capital británico.
Si analizamos que los transportes, los seguros, los servicios y la banca
eran controlados directamente por los ingleses, las industrias eran
dependientes, léase los frigoríficos, y por otro lado la emisión y los
ahorros nacionales, también eran controlados por los británicos. En 1900,
época de formación del equipo de colaboradores de Batlle, el Uruguay
era inglés. Hemos dado una aproximación a las consecuencias del
pensamiento del período, y sostuvimos que había una retroalimentación
entre el pensamiento, liberal, por supuesto, y las clases dirigentes y su
accionar en los ámbitos decisorios del Uruguay del 900. Surgen tres
aspectos que coinciden en la conformación del Uruguay moderno que
permitirá el reformismo batllista en lo económico: los prestamos
ingleses que sostenían la industria cárnica y por extensión las
exportaciones del país. Por otro lado, la concepción política liberal
permitía eliminar los caudillismos que podían subsistir y dar paso a una
legislación que apoyaría el ingreso del Uruguay a un sistema
representativo y controlado por los agentes criollos de las compañías
británicas.
En forma paralela irán surgiendo pequeños emprendimientos, llevados
adelante por el caudal de inmigrantes y pequeños burgueses europeos que
aplicaban al desarrollo del país sus conocimientos técnicos en reducidos
talleres con un proletariado incipiente y casi sin maquinarias.
El desarrollo del Estado, y el ingreso lento pero irreversible a un
desarrollo capitalista, pasó por el inicio del trabajo asalariado
dependiente de las riquezas acumuladas con las exportaciones y
concesiones al capitalismo británico. De la suma de todos estos episodios
 surgió, en parte, muchos componentes de la excepcionalidad de nuestro país.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.