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sábado, 2 de agosto de 2025

"Del Estado de Bienestar a la presidencia de Oscar Gestido”

 

"Del Estado de Bienestar a la presidencia de Oscar Gestido”






El Estado de Bienestar fue una respuesta política, económica y social a los grandes desafíos del siglo XX, especialmente tras las guerras mundiales, la crisis económica de 1929 y las tensiones del capitalismo industrial. A fines del siglo XIX e inicios del XX, los sistemas liberales clásicos fueron cuestionados por su incapacidad para resolver la desigualdad, la pobreza urbana y los conflictos sociales. Esto determinó el auge de los movimientos obreros, entonces los partidos socialistas y las ideas de justicia social llevaron a una transformación en la manera en que se concebía el rol del Estado: Se profundizan los sistemas de seguridad social, seguro de desempleo, pensiones y salud pública. Se profundizan mecanismos de Redistribución mediante el uso del sistema fiscal para reducir la desigualdad económica. Se potencia la Intervención estatal con el objetivo de lograr la regulación del mercado laboral y de la economía para garantizar un mínimo de bienestar a sectores postergados. Los pensadores e influyentes intelectuales parten del pensamiento de John Maynard Keynes al promover la

intervención estatal para estimular la economía y combatir el desempleo. Desde el punto de vista político se define la Socialdemocracia como tercera vía entre el capitalismo liberal y el comunismo soviético proponiendo una economía mixta con fuerte intervención estatal. En tanto el pensador económico clásico T.H. Marshall propuso ampliar la ciudadanía hacia los derechos sociales y económicos. Tras la Segunda Guerra Mundial, el Estado de Bienestar se expandió especialmente en Europa Occidental (Reino Unido, Escandinavia) y se convirtió en parte esencial de los regímenes democráticos liberales. En América Latina y otras regiones, se intentó aplicar modelos similares, aunque con limitaciones estructurales. El éxito más destacable fue el modelo de desarrollo del primer batllismo y su continuación exitosa hasta fines de la década de 1950. A medidos de los años 60 comienzan las críticas liberales sobre todo por Hayek y Friedman que sostenían que el Estado de Bienestar desincentiva el esfuerzo individual y sobrecarga al Estado. Hubo profundas reformas posteriores levadas adelante durante los liderazgos de Reagan y Thatcher impulsando políticas de privatización y reducción del gasto público. Durante la década de 1960, América Latina vivió un momento de inflexión en su desarrollo político e ideológico. El modelo de Estado de Bienestar, influido por las ideas keynesianas y la experiencia europea, comenzó a ser adaptado en algunos países de la región, en medio de fuertes tensiones sociales, económicas y geopolíticas. La CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) promovió desde fines de los años 40 una estrategia de desarrollo basada en la industrialización por sustitución de importaciones (ISI), con fuerte intervención estatal, protección del mercado interno y planificación económica. Este modelo fue una forma regional de asumir el ideal del Estado de Bienestar, buscando combinar crecimiento económico con integración social, educación pública y empleo industrial. A pesar del crecimiento económico inicial, el modelo cepalino generó profundas desigualdades, sobre todo entre el campo y la ciudad, y entre las élites urbanas-industriales y las clases populares rurales. En definitiva la falta de una auténtica redistribución, junto con regímenes políticos excluyentes, provocó frustración social y movilizaciones populares, especialmente de campesinos, obreros y estudiantes. La victoria de la Revolución Cubana radicalizó el escenario latinoamericano: mostró que un modelo alternativo, basado en la revolución social, la reforma agraria profunda y el antiimperialismo, era posible. Esto generó una polarización ideológica: mientras sectores reformistas intentaban consolidar formas moderadas de Estado de Bienestar, otros impulsaban alternativas más radicales inspiradas en Cuba y el marxismo-leninismo. En Chile, Uruguay, y Argentina, el Estado intentó reformar el sistema mediante políticas redistributivas, educación gratuita y expansión del empleo estatal. En otros, frente al avance de los movimientos de izquierda y la presión de EE. UU. en el marco de la Guerra Fría, se recurrió al autoritarismo y la represión como Brasil, República Dominicana y Bolivia. La Alianza para el Progreso (1961) Impulsada por EE. UU., fue una tentativa de contrarrestar el influjo cubano con reformas moderadas y ayuda económica. Sin embargo, tuvo impacto limitado y fue vista como instrumento de contención ideológica. Excelente pregunta. A comienzos de la década de 1960, el modelo del Estado de Bienestar en el Cono Sur —Uruguay, Argentina y Chile— comenzó a mostrar signos de agotamiento. Este desgaste abrió paso a un escenario de radicalización política, surgimiento de movimientos armados y, finalmente, a la instauración de dictaduras militares. La Crisis del modelo económico desarrollista (ISI) dependía del crecimiento del mercado interno y la protección del Estado. A fines de los 50 e inicios de los 60, el modelo comenzó a estancarse: caída de la productividad, desbalance externo, endeudamiento creciente y escasa competitividad internacional. La estructura productiva se volvió dependiente del capital extranjero y de tecnologías importadas, sin resolver la desigualdad. Fracaso de las reformas estructurales las reformas agrarias, fiscales y educativas fueron parciales o inexistentes. Las élites agrarias e industriales resistieron activamente cualquier redistribución del poder económico. Las clases medias urbanas se beneficiaron transitoriamente del modelo, pero luego sufrieron su deterioro, generando malestar. Por otro lado, hubo Tensiones sociales y expectativas frustradas como La ampliación de derechos en educación, salud y empleo público generó expectativas que el Estado ya no podía sostener. La respuesta social fue el Aumento de la conflictividad laboral y sindical, especialmente en Uruguay y Argentina. Además los Estudiantes, obreros y sectores marginales se politizaron rápidamente ante el deterioro de sus condiciones de vida. Cuba se convirtió en símbolo para una nueva izquierda latinoamericana, que ya no confiaba en las vías institucionales. El discurso de la polarización ideológica creció: reforma vs revolución, capitalismo vs socialismo, democracia liberal vs lucha armada. EE. UU. promovió políticas de contención como la Alianza para el Progreso y toleró golpes militares. Los partidos tradicionales colorados y blancos en Uruguay; peronistas y radicales en Argentina; demócrata cristianos y socialistas en Chile fueron percibidos como incapaces de resolver la crisis. Todos estos aspectos se perciben como un bloqueo institucional, aumento de la corrupción y la burocracia estatal contribuyeron a la pérdida de confianza en la democracia liberal. Perfecto. La elección de Óscar Gestido y su presidencia entre 1966 y1967.fue la respuesta que buscó la sociedad uruguaya. El Partido Colorado, tras doce años fuera del poder, estaba bastante polarizado internamente. La mayoría del batllismo reagrupó alrededor de la Lista 15, liderada por Jorge Batlle. Para la candidatura. Luego de varias negociaciones surge la candidatura surge la figura general retirado Óscar Gestido, una figura respetada por su participación en obras públicas y por su pasado militar en funciones democráticas. Gestido proyectaba una imagen de firmeza, honestidad y unidad nacional, en un contexto de creciente malestar político y social. En las elecciones de noviembre de 1966, el Partido Colorado resultó el más votado, con Gestido como presidente electo. Simultáneamente, el plebiscito que reformó la Constitución y suprimió el colegiado fue aprobado, retornando así el presidencialismo con vigencia desde marzo de 1967. Fue la primera elección con la figura del vicepresidente, cargo que ocupó Jorge Pacheco Areco. Gestido Asumió el 1 de marzo de 1967 y gobernó solo nueve meses, hasta su fallecimiento el 6 de diciembre del mismo año. Sin embargo, llevó adelante Medidas clave en su breve mandato como la Declaración de emergencia económica para hacer frente a la creciente inflación y el déficit fiscal. Se Intentó impulsar una reforma monetaria y ajuste presupuestal, aunque con moderación. Buscó mantener el equilibrio entre las demandas sociales y la presión de los sectores conservadores. Dio continuidad a la obra pública, especialmente en infraestructura y vivienda, donde había trabajado como ministro. Su liderazgo fue moderado, aunque con tensiones internas particularmente con sectores duros y grupos de presión. Gestido murió el 6 de diciembre de 1967, producto de un paro cardíaco. Fue sucedido por el vicepresidente Jorge Pacheco Areco, quien en poco tiempo daría un giro contundente frente a la subversión y la economía.

 Ver:

Barrán, J. P., & Nahum, B. (1978). Historia Uruguaya. Tomo 9: Crisis del batllismo y golpe de Estado (1959–1973). Montevideo: Ediciones de la Banda Oriental.

Caetano, G. (Ed.). (1991). Uruguay siglo XX: La política, la economía, la cultura, la sociedad. Montevideo: Ediciones de la Banda Oriental.

Finocchietti, C. (2005). La reforma constitucional de 1966 y la restauración presidencialista en Uruguay. Revista de Historia del Derecho, (31), 123–145.

Rial, J. (1984). El laberinto autoritario: Uruguay 1960–1973. Montevideo: Ediciones Trilce.

Rilla, J. (1991). El nacimiento del terrismo (1967–1971). Montevideo: Trilce.

Yaffé, J. (2005). La izquierda uruguaya y la crisis del batllismo: 1959–1973. Montevideo: Ediciones de la Banda Oriental.

Ball, T., & Bellamy, R. (Eds.). (2003). Historia del pensamiento político del siglo XX. Madrid: Akal. (Capítulo 1: “El advenimiento del Estado de Bienestar”).

 

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