Antecedentes.
Los Bancos.
El problema
se puede abordar en dos perspectivas, la primera hasta 1865 periodo en el cual
las licencias bancarias son otorgadas por el Poder Legislativo. La segunda que
se denomina de Banca Libre que comienza en la Ley de Bancos sancionada en ese
mismo año.
La
Constitución de 1830 había establecido en el artículo 17 que se atribuía a la Asamblea General el
derecho de: “Aprobar o reprobar la creación y reglamentos de cualesquiera de
los Bancos que hubieran de establecerse” El fundamento de crear una ley de
Bancos era:
1) Gran dificultad para que el Parlamento
autorizara la creación de los Bancos. De hecho en los primeros años de vida
independiente el país funcionó sin bancos.
2) Otro problema era el papel moneda, en la
época se identifica a los bancos con la emisión de billetes.
3) Existía
una gran inestabilidad política que alejaban a potenciales inversores en el
sistema bancario.
A partir de
1853 comienza a plantearse las necesidades de creación de bancos . El primero
fue el denominado en el proyecto de creación “Banco Oriental”, y otro propuesto
por el empresario Fernando Menck, el
objetivo de ambos proyectos era tener privilegios que era en definitiva tener
el monopolio de la emisión de papel moneda y por lo tanto banqueros del
gobierno. El modelo tomado era el Banco de Inglaterra que se había fundado en
1694.
Estas iniciativas
llegaron a la prensa el periódico montevideano “El Comercio del Plata”
sostenía: “ el país ganaría mucho con el establecimiento de un banco pero es
preciso precaver a la República de los resultados de unos certificados transferibles que no
tuvieran otra garantía que el sello que llevasen…”
El ministro
de Hacienda de la época convocó a una Comisión Parlamentaria que se expidió en
contra a aceptar el monopolio de la emisión del papel moneda. La propuesta de
Menck tuvo un desarrollo favorable, luego de fuertes debates y discusiones pero
a pesar de obtener la licencia por Ley para funcionar el banco propuesto no
llega a instalarse al no conseguir obtener al capital inicial de unos 40
millones de U$S en valores actuales.
Los bancos
que finalmente se van instalar serán el Banco Mauá y el Banco Comercial.
El Banco
Mauá.
Está vinculado
directamente a la figura de Irineo Evangelista de Sousa que será nombrado Barón
de Mauá por el Emperador del Brasil. En 1850 ya maneja cifras importantes y un
trato muy deferente del Gobierno de la Defensa durante la Guerra Grande, y que
al retirarse Francia e Inglaterra del apoyo al gobierno uruguayo de la Defensa,
el emperador le encomienda asumir la protección económica del Uruguay.
En 1856 Mauá
abre un establecimiento comercial en
Montevideo y comienza a funcionar como banco emitiendo billetes sin la
autorización parlamentaria correspondiente. Se producen desavenencias con el
Presidente de la República don Gabriel Pereira. El Parlamento al final en julio
de 1857 concede la creación del Banco con las siguientes características:
1)
Capital
inicial de $1,2 millones
2)
Podía
emitir billetes convertibles siendo el más pequeño equivalente a una onza de
oro.
3)
Los
billetes sería convertibles a oro sellado, con un mínimo al equivalente a una
onza. La falta de conversión sería equivalente a la liquidación del banco.
En 1860 el
Gobierno nacional abre una cuenta corriente convirtiéndose de hecho en la
Tesorería del Estado.
El Banco
Comercial.
La Sociedad
de Cambios solicita al Parlamento la creación de un Banco. La ley es aprobada
en 1858 y presentó algunas diferencias con la creación del Banco Mauá. La
primera es que no puede emitir más que el doble del encaje en lugar que el
triple del Banco Mauá. Los directivos del Banco Denominado “Banco Comercial”
van a declinar otorgarle cuentas al Estado marcando un perfil y futuro muy
diferente del Banco Mauá.
El estado no acuñaba ni emitía; los bancos podían dar crédito en
billetes, que no tenían ningún costo. Eso era más extremo en el caso de la
emisión menor, que por el mínimo que se exigía para su conversión era
prácticamente inconvertible.
En Diciembre de 1860 la emisión del Banco Comercial y del Mauá, era solo
de 1.350.000 pesos. No se conoce el monto de metal que pudo haber circulado. En
la memoria de Hacienda de 1861 se anotaba la insuficiencia del cambio menor
“que afecta a las clases pobres, sintiéndose con más fuerza en la campaña”(...)
“en la que la moneda feble boliviana iba reemplazando fácilmente a la
amonedada plata de otros cuños.”
Los comerciantes daban crédito, lo que les permitía el control de las
transacciones, incluso en hipoteca a altos intereses (18% por adelantado más
comisión), a particulares y al Estado. El crédito al Estado había sido desde la
década de 1830 un mecanismo importante de acumulación especulativa. Pulperos y
comerciantes de pueblos prestaban a peones, estancieros y que los grandes
estancieros acudían a los barraqueros y los bancos de forma que éstos y los
importadores y mayoristas controlaban el abastecimiento de la campaña y la
comercialización de su producción con escaso movimientos de fondos.
El sistema monetarios y bancario funcionó normalmente hasta
1867, cuando s establecen los bancos: Montevideano, Italiano, Oriental y Navia
y el Banco de Londres y América del Sur de capital inglés que comienza a emitir
en 1865. El sistema bancario se transformó en la principal fuente de crédito a
corto plazo.
La invasión de Flores en 1863 vuelve a poner en el centro de la
problemática económica las finanzas estatales. El gobierno de Berro había
establecido estrechos lazos con el Banco Mauá que le proporcionaba fondos. El 7
de enero de enero de 1865 se decretó la inconversión para proteger al Banco
Mauá, no tanto porque tuviera exceso de emisión, sino por lo pesado de sus
colocaciones en especial en crédito al Estado y deuda pública. Había caído
Paysandú. Según los informes diplomáticos los Bancos habían sido protegidos por
la marinería extranjera. El Banco Comercial mantuvo la convertibilidad. Los
Bancos Comercial y de Londres acumulaban fuertes cantidades de billetes del
Banco Mauá para convertirlos y provocar su caída. El metal era depositado en
los barcos extranjeros; incluso los bancos trasladaron el metal a Buenos Aires,
tanto por razones de seguridad como por la alta tasa de interés de esa plaza.
Los billetes inconvertibles del Banco Mauá sólo sufrieron una depreciación
del 6% y el nivel de precios se mantuvo. Los billetes no se depreciaron porque
eran necesarios a la circulación y los bancos oristas los aceptaban. En Un
informe del año 1865 se aconseja dejar la inconversión a partir del 16 de
junio. El 30 de abril de 1868 se establece una verdadera Ley General
de Bancos. Los estatutos y reglamentos de los bancos serían aprobados por el
Poder Ejecutivo. Establecía la libre convertibilidad a oro y con ello el patrón
oro. Los bancos tenían libre emisión de billetes de 10 pesos como mínimo, hasta
el triple del capital. Se les concedía la emisión menos en forma transitoria,
hasta el 20% de la emisión mayor en épocas de escasez de circulante.
Es necesario tener en cuenta que los bancos recibían depósitos en metal
que según el contrato que los regulaba podían constituir dinero. Los bancos
daban crédito que podía reflejarse no en aumento de circulante sino en aumento
de depósitos, es decir aumento de dinero bancario. Los bancos prestaban al
gobierno, utilizando los fondos de los depositantes o lo creaban emitiendo
billetes o crédito.
Los comerciantes y los bancos hasta 1863 mantenían un restringido monto
de dinero en poder del público, lo cual les aseguraba el equilibrio del balance
de pagos y un cierto control de la economía.
Este equilibrio fue roto por el auge en los años sesenta, la entrada del
oro y el mayor desarrollo de relaciones de producción capitalista y de la
relación social dinero. El aumento del ingreso y la modernización de las
costumbres determino un incremento del consumo suntuario que así como las
inversiones en infraestructura urbana hicieron más vulnerables las cuentas con
el exterior.
Los comerciantes tuvieron que enfrentar a Mauá y a lo que significaba:
un hombre vinculado al gobierno de Brasil, capaz de mover oro en forma autónoma
respecto de las operaciones comerciales de Uruguay, con amplias vinculaciones
con el exterior, capaz de negociar un empréstito en Londres, con una concepción
del negocio bancario muy distinta a la del Banco Comercial y además muy
vinculada a las finanzas del Estado.
En junio de 1866 estalló una crisis en Londres produciendo una corrida
en Montevideo. El Banco de Inglaterra había elevado la tasa de redescuentos y
atraía capitales de la periferia. La corrida fue una movida de los bancos
oristas contra el banco Mauá. El 20 de junio el Poder Ejecutivo decretó la
segunda inconversión por un lapso de tres seis meses, en Razón de la crisis
europea y las fuertes exportaciones de oro que realizaban los bancos. Según el
decreto, tenían la obligación de retener el oro que tuviera en caja. La emisión
se limitó al triple del encaje.
La inconversión fue otra vez decretada para proteger al Banco Mauá.
Seguía teniendo una emisión y un volumen de negocios superior al de todos los
otros bancos juntos. Prestaba a artesanos, ganaderos, agricultores y
comerciantes y recibía depósitos de los mismos. Tendía a desterrar
las prácticas usureras. Había organizado la deuda pública y se había hecho
cargo del manejo de los fondos públicos. En 1865 había importado 5.000.000 de
pesos en metal.
Un decreto del 16 de diciembre de 1867 suspendió la tramitación de
peticiones de nuevos bancos. El 21 de enero de 1869 otro decreto suspendió el
trámite de aumento de capitales. A esa fecha los bancos había proliferado, 8 en
Montevideo, con 9.1000.000 pesos de capital. La importancia relativa
del Banco Mauá había disminuido.
En la época se generalizó la opinión de que el aumento de la emisión era
una de las causas del aumento del precio del oro. Pero la causa era que
escaseaba debido a los déficit del balance de pagos. José Pedro Ramírez afirma
que la crisis del 68 no se debió a la excesiva emisión sino al mal uso del
crédito.
Se inicia a partir de 1868 un periodo confuso en materia monetaria y
bancaria. Los Bancos oristas y el periódico “ El Siglo” incrementaron su
propaganda contra la inconversión. El Ministro de Hacienda, Bustamante, rígido
liberal, restableció la conversión. Con una década de expansión y de desarrollo
de relaciones capitalistas, no se podía prescindir del dinero. Con la
conversión cerraron los bancos Mauá, Montevideano, Italiano y Comercial de
Salto. Una ley del 13 de julio de 1868 crea una Comisión fiscal de Bancos y
dieron a los billetes además de la garantía de valores suficientes, la garantía
de la Nación hasta 90 días de reiniciada la conversión. La emisión de los
bancos se limitó al doble del capital. Desde el 1 de agosto de 1868 los Bancos
debían retirar mensualmente de la circulación un 3% del capital
emitido hasta llegar a ese limite. El alto comercio aceptó los billetes, ya que
eran necesarios para la circulación interna. Los bancos Comercial y de Londres
no se acogieron al decreto.
Circulaban entonces tres monedas: metal, billetes bancarios convertibles
( del Banco Comercial y de Londres) y billetes inconvertibles.
Finalmente el 7 de julio de 1869 se promulgó la ley de liquidación de
los bancos. La parte relativa a la emisión debía realizarse de inmediato con
los fondos públicos. Según la liquidación, el Banco Mauá tenía emitidos al 12
de febrero de 1869, 6.100.000 pesos. Tenía en su poder 3.670.700 pesos
del Empréstito Montevideano Europeo, 1.888.500 de deuda. Se
desarrolla una 2da. Serie y créditos
contra el gobierno por 821.200 pesos. Su activo total era de 14.700.000. Con el
acuerdo de Mauá la Comisión Fiscal declaró que se encargaría de convertir a oro
los billetes. El 24 de octubre el Banco Mauá fue autorizado a reiniciar
operaciones.
El 8 de enero de 1870 el Poder Ejecutivo creó la Junta de Crédito
Público, cuyas atribuciones consistían en recibir el producto de las rentas
afectadas a la deuda pública y cumplir su servicio.
El 4 de mayo de 1870 se promulga una ley en la cual se tiende a que el
estado influya en la emisión. Los bancos de emisión existentes o que se crearan
podrían emitir hasta el duplo de su capital en billetes convertibles contra los
billetes de la Junta de Crédito Publico o contra el oro sellado.