" Los padres tienen el deber (moral) de educarse e instruir a sus hijos cuanto les sea posible, inculcándoles las costumbres y las ideas que crean verdaderas y buenas; pero no tienen la obligación (jurídica) de suministrarles una cantidad determinada de instrucción, ni ciertas doctrinas con exclusión de las otras. En esta parte, las relaciones naturales de la familia están regidas por la moral, no por el derecho; y por eso mismo, la cantidad y la calidad de la enseñanza paterna no puede ser determinada sino por la conciencia moral de los padres. La obligación de enseñar, impuesta por el Estado, es pues, un mero hecho antijurídico, debido a la arbitrariedad prepotente de los Poderes Públicos, arbitrariedad que se manifiesta en la circunstancia de que los padres no tiene tal obligación donde no haya escuelas comunes, por más que abunden las privadas(...) Como la mayoría de las familias no puede dar a sus hijos la cantidad de instrucción obligatoria, ya porque no tienen bastante para mantenerse y pagar maestros, ya porque necesitan para vivir honradamente los escasos servicios que sus hijos puedan prestarles, o ya porque no haya quien enseñe; y como por estas causas se resuelve en cosa imposible la obligación legal, los gobiernos se han hecho empresarios de enseñanza; es decir, que se han esforzado por abrir escuelas en todas partes. En esas escuelas se enseña lo que quieren los gobiernos que se enseñe, y gratuitamente. Por la gratuidad han hecho imposible la competencia de la escuela privada en la casi totalidad del país, y han conseguido, por consiguiente, que prepondere la escuela oficial, que es como decir que prepondere la enseñanza de las doctrinas oficiales(...)Los gobiernos tiende constantemente a inculcar ideas y sentimientos que favorezcan su prepotencia autoritaria(...) Hacer obligatoria la enseñanza es, pues, hacer obligatoria la asistencia a la escuela oficial.(...) La experiencia de todas las naciones que han adoptado en sus leyes la doctrina de la enseñanza obligatoria, ha probado que el éxito no ha dependido de la obligación, y sí de la facilidad de asistencia. Cuanto mayor ha sido el número de escuelas y mejor su enseñanza, tanto más numerosa ha sido la asistencia. La obligación es ineficaz, cuando el número de maestros o la calidad de la enseñanza han sido irreconciliables con la posibilidad de opinión de las familias.(...) También en la República Oriental del Uruguay es obligatoria la enseñanza, pero no hay noticia de que nunca se haya ocupado la autoridad de amonestar a nadie por falta de cumplimiento. El padre que quiere manda a sus hijos a la escuela; el que no quiere, no. Sin embargo, ha bastado que se aumente el número de las escuelas y que se reforme la enseñanza, para que creciera el número de alumnos en proporciones sorprendentes. La obligación es un acto de violencia tan peligroso como inútil"(Exposición de Francisco Antonio Berra en el Congreso Pedagógico Internacional Americano de Buenos Aires, 1882.En Varela, obras, página. 343 y siguientes)
Ver:
Mena Segarra, E, y Palomeque, A. Historia de la Educación Uruguaya, Tomo 2. Páginas 356 y 357. Ediciones De la Plaza, Montevideo.2009.
Ver:
Mena Segarra, E, y Palomeque, A. Historia de la Educación Uruguaya, Tomo 2. Páginas 356 y 357. Ediciones De la Plaza, Montevideo.2009.
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