El batllismo y Montevideo, una aproximación.
En carta a Domingo Arena desde París luego de su primera presidencia, Don Pepe Batlle analizaba el futuro de nuestra capital: "(...)Pienso en Montevideo al ver estas cosas y me digo que la Junta debería de tener valor para no ahorrar en la apertura de calles, ahí donde la tierra es todavía barata, ni en la formación de jardines. El bosque de Boloña me hace pensar particularmente en un gran paseo en Carrasco, de dos mil hectáreas y me imagino que podríamos hacer algo mejor todavía que este bosque. Tendríamos el auxilio del mar, de que aquí no se ha podido disponer y que lo tendríamos a la mano. El
automóvil y el tranvía eléctrico suprimirán todas las distancias. Podemos tener una buena razón para animarnos a todo y lo que sea embellecer Montevideo no debe considerarse como un lujo sino como un buen negocio hecho con nuestros vecinos los porteños, llamados a darnos cada día mejores rendimientos. Creo que el gobierno o Asamblea, debería estimular la acción de la municipalidad y ayudándola con algunos fondos que le permitiesen por ejemplo, unir con una gran avenida de 150 metros por lo menos de ancho, el Parque Urbano y el que va a hacerse en los campos del Chivero.(...). Por ejemplo nuestro alumbrado público es igual o mejor que el de París; el alumbrado a luz eléctrica para particulares es más barato ahí que acá y lo será enormemente con la transformación; nuestros tranvías son superiores; el aspecto general de la población no es inferior al de la población de esta ciudad. Si tenemos administraciones honradas durante veinte años, lo que no me parece difícil y creo que es poco pedir, y si somos un poco medidos para regalarles los pesos a las empresas que tienen su asiento en el extranjero, creo que podemos hacer maravillas."(Del señor Batlle y Ordóñez desde París. El Día. Julio 7 de 1907). El papel del turismo también era un objetivo de Don Pepe:"(...) son inmigrantes-económicamente considerados- de una clase especial. No producen, no incorporan su actividad al país que visitan; pero gastan en él y en ese sentido hacen producir en proporciones enormes. Cuando forman una corriente poderosa, estable, permanente, hacen vivir por sí solos ciudades y comarcas enteras. Niza y toda su encantadora "cote d`azur" en el mediodía de Francia; Lucerna y su luminoso lago entre las montañas de Suiza; Ostende y su magnífica playa en Bélgica ¿ a qué deben el secreto de su prosperidad sino a las inmensas caravanas de paseantes de todas las nacionalidades que las visitan año por año?"(La transformación del Parque Urbano. El Día, Julio 20 de 1908) Las grandes transformaciones de Montevideo se aceleraron durante el período de bonanza económica de comienzos del siglo XX. Entre 1908 y 1912 se inauguraron los hospitales Español, Pereira Rosell, las Facultades de Qúimica, de Medicina y de Agronomía, el Edificio de la Universidad de la República y del IAVA, el Colegio Militar, el Parque Hotel, el Hotel del Prado, el Hotel Pocitos la modernización del puerto de Montevideo. La Cárcel de Punta Carretas, la Rural del Prado. La población se había triplicado en dos décadas y la venta de terrenos en cuotas había comenzad en la década del 90 del siglo XIX dando origen a nuevos barrios y a grandes especulaciones inmobiliarias. Muchas de las sociedades tenían vinculaciones con Bancos, el caso más famoso es el Banco Nacional y la construcción de los barrios Reus al norte y al sur. Ya en el siglo XX siguieron esa línea el Banco La Caja Obrera y el Banco Popular con préstamos a plazos de hasta 30 años. El negocio era financiar la venta de terrenos y luego la construcción de viviendas. El estatal Banco Hipotecario participó activamente en este proceso incluyendo al funcionariado público en las facilidades de préstamos mediante la denomina Ley Serrato de 1921. A mediados de 1920 se creó la Sociedad de Propietarios de Bienes Raíces del Uruguay. La llegada del tranvía a los barrios multiplicó por 10 el precio de los terrenos. El censo de 1908 sostenía que el 67% de la población de Montevideo era inquilina y que el 64% de las viviendas estaban alquiladas. Los permisos de construcción entre 1911 y 1930 equivalía a 242 millones de pesos aproximadamente dos veces y media las exportaciones de 1930. Por otro lado lo invertido en 1930 equivalía al 17% de lo exportado ese año. El financiamiento de las obras públicas en la capital tuvo aportes del gobierno central pero la mayoría de la inversión correspondió al Municipio de Montevideo. La expansión de las áreas de esparcimiento de la ciudad se integraban a la ideología del Modelo Batllista de Desarrollo en el cual el desarrollo del bienestar social, la higiene y la salud pública tenía un rol primordial. En lo que responde al Estado a partir de 1901 se comienza la construcción del Parque Urbano, luego Rodó a partir de terrenos recibidos como forma de pago por el quebrado Banco Nacional. En 1912 el Estado invirtió 2,500.000 pesos en tierras para parques y ampliaciones de los existentes: Rodó, Prado, Central, del Cerro y Carrasco. El Parque Rodó se extendió hasta Punta Carretas. El Municipio compra el Parque Hotel y las obras del Hotel Carrasco que se inaugura en 1921.Desde la primera presidencia de Don Pepe comienzan una serie
de proyectos para rodear la capital de un gran paseo marítimo: La Rambla. Una
parte se realiza en 1915 y otra en los años 30.
La Rambla Sur desde el puerto Hasta la Playa Ramírez y una sucesión de
ramblas hacia el Este uniendo Carrasco con la ciudad. La otra parte inconclusa
pero proyectada pensaba llegar hacia el oeste hasta Santiago Vázquez. Al final
de la década del 1920 se comienza la construcción de la Avenida Agraciada que
comunicaría el centro de la ciudad con el gran edificio verdadero paradigma del
batllismo el Palacio Legislativo, un verdadero lujo para tan pequeño país. En
1930 se inauguró el Obelisco a los Constituyentes donde se levantaría en las
cercanías el Estadio Centenario y luego el Hospital de Clínicas. Por otro lado
Montevideo se sentía orgullosa de tener el edificio más alto de esta región el
Palacio Salvo inaugurado en 1928. Muchas de estas obras son únicas y marcaron
un periodo de grandes realizaciones que aun en la actualidad disfrutamos. El
saneamiento urbano se convirtió en un servicio básico que estaba en función del
rápido crecimiento de Montevideo y llegaba en 1930 al 50% de la población, el
objetivo batllista era convertir a la capital en un destino turístico
importante. Otros tiempos. El primer Intendente Municipal de Montevideo fue a
partir de enero de 1909, Daniel Muñoz (1849-1930), que abandonó
transitoriamente la vida diplomática, para consagrarse a la acción política.
Dos años más tarde, llegó al sillón comunal el dirigente colorado Ramón V
Benzano (1847-1932), que desarrolló una importante gestión. “La ciudad de
Montevideo, debe a su fecunda actividad (…) la formación del Parque Batlle y
Ordóñez; la ampliación y embellecimiento del Prado; la ampliación y
mejoramiento del Parque Rodó; la apertura de los bulevares Artigas y España; la
prolongación de la rambla costanera, frente a la playa Pocitos; la creación del
Museo Municipal”, Entre 1915 y 1919, el abogado Francisco Accinelli
(1872-1962), fue el timonel. Era un dirigente colorado de gran prestigio, que
estuvo en las dos ramas del Poder Legislativo, y presidió el directorio de las
“Usinas Eléctricas”, como se denominaba entonces, a partir de febrero de 1919.
El Ingeniero batllista Juan P Fabini (1876-1962), realizó
obras fundamentales en Montevideo, como “la apertura de la avenida Agraciada;
la construcción de la rambla costanera sur; la rambla portuaria; la
municipalización de los servicios sanitarios, la construcción de los hornos
incineradores, y la pavimentación de la ciudad, con hormigón armado”
del Partido Colorado, avanzó en la ejecución de las obras de
la rambla sur y en la denominada, entonces, avenida Agraciada. El agrimensor
Germán Barbato (1896-1965), estuvo en dos períodos en la Intendencia
capitalina. En 1948, cuando renunció a la comuna Andrés Martínez Trueba
(1884-1959), por razones de salud (estuvo un año, desde febrero de 1947),
ingresó entonces Barbato, reelecto en 1950, se alejó de esta función, en
setiembre de 1954. Entre otras obras realizadas durante su mandato, se recuerda
la construcción del Planetario Municipal. El 30 de noviembre de 1958 los
colorados fueron derrotados por los blancos y en Montevideo hubo un gobierno
del Partido Nacional que encabezó Daniel Fernández Crespo (1959 -1962), y Luis
Alberto Fígoli (1962-1963). En la siguiente elección, los colorados recuperaron
la mayoría. El Consejo Departamental pasó a ser encabezado por el escribano
Ledo Arroyo Torres, que estuvo dos años (1963-1965), y por el educador Fermín
Sorhueta (1965-1967); dos relevantes figuras del batllismo.
El Colorado Oscar V. Rachetti casi finalizando su gestión,
inició negociaciones para solucionar la mayor parte de los problemas de
saneamiento. Simultáneamente, ensanchó Avenida Italia; reformó buenos tramos de
la rambla, embelleciendo el entorno del puerto del Buceo; culminó el viaducto
sobre Agraciada, el puente sobre la calle Sarmiento, el estadio Charrúa, y
concluyó el Palacio Municipal. En la apertura (1984), el gobernante, fue
Aquiles Lanza, del Batllismo Unido. Aquiles Lanza fue electo Intendente de
Montevideo, con el apoyo de los principales grupos batllistas, y el Dr. Julio
María Sanguinetti, obtuvo la presidencia de la República. Asumió la titularidad
del ejecutivo departamental de la capital el 15 de febrero de 1985, y se
desempeñó en dicho cargo durante sólo nueve meses, al cabo de los cuales
falleció. Su gestión mostró su fuerte
compromiso social. Colaboró en la ejecución de un plan alimentario de
emergencia, impulsó la construcción de viviendas para erradicar asentamientos
pobres, y creó una Unidad Asesora (UAPE) que estableció un contacto directo con
las comisiones vecinales y grupos juveniles. También desarrolló un amplio
programa de actividades culturales en los barrios y mejoró el servicio de
policlínicas municipales de atención primaria. Posteriormente errores de
gestión y de visión política llevaron al Frente Amplio a gobernar Montevideo
hasta la actualidad.
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