Los movimientos totalitarios se dirigen a las masas y no precisamente a los grupos sociales. Los grupos políticos dependen de tener una fuerza proporcionada, los movimientos totalitarios dependen de la fuerza del número lo que determina que sean muy difíciles de desarrollar en países con un nivel poblacional bajo. Al finalizar la Primera Guerra Mundial Europa se vio sometida a una oleada de movimientos antidemocráticos, semi totalitarios y definitivamente totalitarios.. El fascismo se extiende desde Italia a toda Europa Central. Benito Mussolini acuñaba el concepto de Estado Totalitario, sin embargo no intentó establecerlo, se conformó con una dictadura y un modelo de partido único. Se puede
analizar esto con el número relativamente pequeño y con sentencias leves a los acusados de delitos políticos. Por ejemplo entre 1926 y 1932 los Tribunales especiales para delitos políticos determinaron siete penas de muerte y 257 sentencias de 10 o más años de cárcel. En forma paralela fueron declarados inocentes unas 12 mil personas. Dictaduras similares, no totalitarias, surgieron en Rumania, en Polonia, los Estados Bálticos, en la España de Franco. Los movimientos totalitarios son posibles donde grandes sectores de la población han desarrollado un apetito político. Estas masas no se unen por tener conciencia de un interés común. El término masa se aplica solo cuando hay referencia a personas que, por diferentes razones, no pueden ser integradas en organizaciones sociales de interés común, en partidos políticos o en gobiernos municipales por ejemplo y tampoco en organizaciones sociales o sindicatos. El movimiento nazi en Alemania y también los movimientos comunistas en la Europa de 1930 reclutaron sus miembros en esas masas de individuos que aparecen como indiferentes a la política, incluso los demás partidos los habían abandonado por considerarlos apáticos o inútiles. O sea que se van a nutrir de personas que nunca habían participado en actividades políticas. El éxito de estos modelos se sostuvo en ver claramente que no todos los individuos simpatizaban con una opción política y que al ser un conjunto indiferenciado de la vida política podían ser canalizados hacia participaciones masivas. La pertenencia a una clase social existía casi desde el nacimiento y quizás una serie de hechos fortuitos podría cambiarla. El status social era decisivo para la participación del individuo en política. El hecho de que la mayoría de la población estuviera fuera de los partidos o de la actividad política impedían el desarrollo de una ciudadanía que asumiera la responsabilidad de la gobernación del país. La caída de los soportes que protegían a las clases transformó a las mayorías en una masa inorgánica, sin estructuras de individuos enojados sin nada en común. En este entorno se crea la visión del hombre-masa europeo. Los movimientos totalitarios, entonces, son organizaciones de masas de individuos atomizados y aislados. la característica primordial es la exigencia de una lealtad total, irrestricta, incondicional de los individuos. La lealtad total solo se puede alcanzar cuando la fidelidad no tiene contenidos concretos, o sea sin programas ni debates. Mussolini fue el primer jefe de partido que rechazó conscientemente un programa formal sustituyéndolo por la jefatura y la acción. Hitler era muy consciente de esta realidad y varias veces en sus discursos a sus grupos de élite, sea la SA o la SS les recordaba: " Todo lo que son me lo deben a mí; todo lo que soy solo a Uds. lo debo" La conquista del poder por la violencia nunca es un fin en sí mismo, es el medio para un fin, el objetivo político que constituyera el final del movimiento simplemente no existe. Y en definitiva solo el pueblo y la élite son los único que pueden sentirse atraídos por el totalitarismo, las masas se conquistan con la propaganda y las élites por los cargos de dirección.Ver:
Arendt, H. Los orígenes del Totalitarismo. Taurus. México 2007.
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