"A 150 años del nacimiento de la divisa y el Partido.
Un día igual que éste, un 19 de setiembre de ciento cincuenta
años atrás, el 19 de setiembre de 1836, nacieron las divisas de los Partidos tradicionales en los campos de Carpintería. Blanca la de Oribe, colorada, desgarrada del
revés de los ponchos, la de don Frutos Rivera.
Ciento cincuenta años después no importa realmente ni el
resultado del combate en sí mismo, ni las consecuencias que sobrevendrán y que
forzarán a don Frutos a internarse con sus huestes en el Brasil, luego que más
de mil de sus hombres se ampararan al indulto de Oribe.
Lo que importa rescatar sí es ese hecho único en la historia
de nuestro país del nacimiento de las divisas que augura y simboliza al mismo
tiempo el nacimiento de los dos grandes Partidos, del Partido Colorado y del
Partido Blanco. Los blancos han reivindicado, recientemente como fecha inicial
o fundacional de su Partido, del Partido Blanco que luego cambió su
denominación oficial por la del Partido Nacional, la del 10 de agosto de ese
mismo año de 1836, fecha en que Oribe suscribió el decreto que estableció la
divisa de “Defensores de las Leyes” para los hombres que apoyaban su gobierno..
El Partido Colorado, como lo dijera de manera estupenda en el Senado un mes atrás
el Senador Carlos W. Cigliutti, no tiene una fecha precisa de nacimiento- como
tampoco la ha tenido, para la Historia, su ilustre fundador- puesto que fue
naciendo en los campamentos artiguistas y en los fogones criollos al calor de las
primeras e imprecisas reflexiones sobre la patria y su destino. Pero puestos a
elegir, esta fecha de la Batalla de
Carpintería y ese gesto de desgarrar los ponchos para con un trozo de bayeta
hacer la vincha que ha de anudarse alrededor de la frente para distinguirse del
adversario, adquiere la simbología fundacional de este Partido que nació a
caballo en las horas augurales de nuestra República.
Conmemoramos hoy- y lo haremos multitudinariamente mañana en
el Durazno- la fundación del Partido Colorado. De este Partido que reconoce con
respeto y admiración a don Frutos Rivera como su fundador. Este don Frutos que
después de la Guerra Grande, después de superadas las desinteligencias con los
hombres de la Defensa, después de quince años de luchas, de dolor y de luto,
cuando llega a su fin el exilio y la
prisión de don Frutos en el Janeiro, cuando el Partido Colorado parece hallarse
en camino a su extinción, acepta, de plano y sin hesitación, el convite de
Melchor Pacheco y Obes: “Lo que nos aseguraría verdaderamente sería la
reorganización del Partido Colorado, como yo lo entiendo, como solo podría ser
conveniente para el Partido y para el País…” conformes todos “ en que Ud. Venga
al seno del Partido Colorado para tomar parte en la dirección de los trabajos
que él debe iniciar y darle con el apoyo de su influencia la posibilidad de ser
útil y no perderse como partido…”
Otros tiempos, duros y difíciles como aquellos primeros
veinte años de la República, vendrán después para el País. La tiranía santista
encontrará en la juventud, en la valentía y en el talento de otra de las
figuras inmensas del Partido Colorado, la oposición cerrada y tenaz que la
combatirá con las armas en la mano y sin suerte en el combate en los campos del
Quebracho, cincuenta años más tarde.
Y otra vez, como luego de la Guerra Grande, el Partido
Colorado resurgirá de lo que en algún momento pareció su ocaso, para el impulso
formidable de don José Batlle y Ordóñez reorganizarse y revitalizarse, para
dejar, porque los tiempos y las exigencias eran otras, de ser un partido de
elites y, a través de los clubes seccionales y de las convenciones, ir forjando
su perfil de partido popular, de partido de masas.
Y abatida la tiranía, sofocada la última de las
revoluciones, consolidada definitivamente la paz, vendrán los maravillosos años
de forja en los que el Uruguay se pondrá al compás de los pueblos civilizados
del mundo y en muchos aspectos servirá de lección y de ejemplo, al sumarle a la
pasión libertaria que fue siempre su sustancia indestructible, una visión
avancista del papel del Estado y una concepción solidarista de la sociedad.
Y hoy, en este año en que se cumplen los ciento cincuenta
años de Carpintería y del nacimiento de la Divisa Colorada, en este año en que
se ha cumplido el centenario de la batalla perdida del Quebracho y los cien
años, también, de la fundación del diario que fuera para Batlle una de sus más
preciosas herramientas para construir infatigablemente, lo que en su tiempo dio
en llamarse el Uruguay moderno, los colorados hacemos una pausa en nuestros
quehaceres para evocar, con emoción, con recogimiento, con reconocimiento, esta
sesquicentenaria trayectoria. Puesta, invariablemente al servicio de la
República y a la que la República tanto
le debe.
Para medita sobre este superior legado histórico y sobre
este presente complejo y difícil, a la salida de una dictadura militar que nos
dejó como legado tantos infortunios y tantas desventuras. Para pensar que, a
apenas un año y medio de recuperada la libertad y la democracia- recuperación
en la que el Partido Colorado tuvo, como tantas otras veces, un papel
decididor- la República recompone, paso a paso pero con firmeza y con
seguridad, su convivencia social y política, su economía, la fe en su destino y
en su porvenir.
A ciento cincuenta años de Carpintería y a modo de resumen
apretado, sólo atinamos a gritar con la voz del corazón: ¡Viva don Frutos
Rivera!, ¡Viva Batlle!, ¡Viva el Partido Colorado!, Viva la República!.
Dr. Enrique Tarigo."
Ver:
Suplemento La Mañana y El Diario, Montevideo, viernes 19 de
setiembre de 1986
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