Introducción
El período comprendido entre 1870 y 1930 marcó un proceso de profunda transformación en el mercado laboral uruguayo. El tránsito de un esquema predominantemente rural y estacional hacia un mercado de trabajo urbano, sindicalizado y parcialmente regulado se vinculó estrechamente con la consolidación del modelo agroexportador, la inmigración europea y la expansión del Estado batllista. Este trabajo analiza la conflictividad y la organización obrera, así como las transformaciones estructurales del empleo en las
tres primeras décadas del siglo XX.Conflictividad y organización obrera
Las primeras expresiones organizativas de
los trabajadores surgieron hacia fines del siglo XIX en torno a las sociedades
de resistencia y ayuda mutua, fuertemente influidas por el anarquismo y el
socialismo europeos, difundidos a través de la inmigración. Oficios como
tipógrafos, panaderos y ferroviarios constituyeron sectores pioneros en la
sindicalización (Barrán & Nahum, 1979).
A comienzos del siglo XX, las huelgas se
convirtieron en un instrumento habitual de presión. La Federación Obrera
Regional Uruguaya (FORU), de orientación anarquista, convocó en 1911 la primera
huelga general de alcance nacional, reflejando el grado de organización
alcanzado. Los conflictos en el puerto de Montevideo, especialmente entre
estibadores y marítimos, fueron recurrentes dada su importancia estratégica
para el comercio exterior (Finch, 1980).
En paralelo, se produjo una diversificación
ideológica del movimiento obrero. El anarquismo dominó hasta la década de 1910,
mientras que el socialismo, con la fundación del Partido Socialista en 1910,
buscó trasladar las demandas al plano parlamentario. En 1920, la creación del
Partido Comunista incorporó a Uruguay a la Internacional Comunista, reforzando
una visión clasista y antiimperialista en los sindicatos (Oddone, 1971).
El Estado, bajo los gobiernos de José
Batlle y Ordóñez, respondió con una avanzada legislación social destinada a
institucionalizar la conflictividad: la jornada de ocho horas (1915), el seguro
de accidentes (1914) y la regulación del trabajo infantil y femenino. Estos
avances colocaron a Uruguay a la vanguardia regional en materia laboral, a la
vez que intentaron encauzar el conflicto dentro de marcos institucionales
controlados por el Estado (Caetano, 2011).
Transformaciones del mercado laboral (1900-1930)
La instalación de frigoríficos de capital
británico y estadounidense a partir de 1905 supuso la consolidación de un
sector fabril asalariado en torno a Montevideo y el litoral. La construcción,
impulsada por la expansión urbana y las obras públicas, ofreció empleo
estacional pero significativo, mientras que el comercio, la banca y los
transportes consolidaron un sector de servicios en crecimiento (Finch, 1980).
El Estado batllista se transformó en un
gran empleador, absorbiendo mano de obra en ferrocarriles, enseñanza, correos y
administración pública. Esto favoreció la emergencia de trabajadores estables y
con mayores beneficios, conformando un nuevo segmento del mercado laboral
(Barrán & Nahum, 1984).
En el plano sindical, la FORU fue perdiendo
protagonismo frente a nuevas organizaciones de carácter socialista y comunista.
En 1923 se creó la Unión Sindical Uruguaya (USU), de orientación comunista, que
buscó coordinar las luchas en un plano nacional (Oddone, 1971).
La crisis de 1929 impactó fuertemente en el
empleo, con caída de las exportaciones de lana y carne y aumento del desempleo
en el sector fabril y de la construcción. Este contexto cerró un ciclo en el
que el mercado laboral uruguayo se había urbanizado, diversificado y
sindicalizado, pero seguía siendo altamente dependiente de los vaivenes
externos (Caetano, 2011).
Conclusión
Entre 1870 y 1930, Uruguay transitó desde
un mercado laboral rural, estacional y poco regulado hacia uno urbano,
sindicalizado y con creciente intervención estatal. La conflictividad obrera,
primero bajo hegemonía anarquista y luego socialista y comunista, acompañó este
proceso, mientras que el Estado batllista se consolidó como mediador y
regulador del trabajo. Este período sentó las bases de la cultura laboral
uruguaya del siglo XX, caracterizada por la centralidad del Estado y la fuerte
tradición sindical.
Bibliografía
·
Barrán, J. P., & Nahum, B.
(1979). Historia Rural del Uruguay Moderno. Montevideo: EBO.
·
Barrán, J. P., & Nahum, B.
(1984). Historia Social de las Revoluciones de 1904. Montevideo: EBO.
·
Caetano, G. (2011). El Uruguay
del siglo XX. Montevideo: Taurus.
·
Finch, H. (1980). A Political
Economy of Uruguay since 1870. New York: St. Martin’s Press.
·
Oddone, J. (1971). La clase
trabajadora uruguaya. Montevideo: Ediciones Pueblos Unidos.
Anexo: Línea de tiempo del mercado de trabajo (1870-1930)
A continuación se presenta una línea de
tiempo con los principales hitos en la conformación del mercado de trabajo
uruguayo y el movimiento obrero entre 1870 y 1930.

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