Julio César Grauert: ideario, acción y martirio.
Julio César Grauert (1902-1933) fue uno de
los líderes más prometedores del batllismo renovador y una de las primeras
víctimas políticas de la dictadura de Gabriel Terra. Su vida breve, intensa y
profundamente comprometida con la democracia y la justicia social lo convirtió
en un símbolo del enfrentamiento entre el Uruguay reformista y el autoritarismo
de los años treinta.
ORÍGENES Y FORMACIÓN
Nacido en Montevideo en 1902, Grauert se destacó desde joven como dirigente
estudiantil. Participó activamente en las transformaciones universitarias
inspiradas en la Reforma de Córdoba y fue
Grauert representó una vertiente juvenil y renovadora del batllismo. Desde su agrupación “Principismo Batllista Avanzar”, impulsó proyectos pioneros: seguro de desempleo, seguro de maternidad, vivienda obrera, seguro médico para trabajadores industriales y empleados del puerto. Su ideario combinaba la tradición reformista del batllismo con una fuerte sensibilidad social. También defendió la laicidad, coautorando el libro “Los Dogmas, la Enseñanza y el Estado”.
ACCIÓN POLÍTICA Y PERIODÍSTICA
Electo diputado en 1928 y reelecto en 1931, Grauert fue una de las voces más
jóvenes del Parlamento uruguayo. A la vez, dirigió el semanario “Avanzar”,
desde donde difundía ideas de renovación democrática y justicia social. Su
influencia creció rápidamente, y comenzó a ser considerado una figura clave del
futuro batllismo.
El 31 de marzo de 1933, el presidente Gabriel Terra disolvió el Parlamento,
censuró a la prensa y estableció un régimen autoritario. Grauert se colocó en
primera línea de la resistencia democrática. Su oposición frontal al régimen lo
convirtió en objetivo de la represión estatal.
EL ASESINATO DE GRAUERT
El 23 de octubre de 1933, tras participar en un acto en homenaje a José Batlle
y Ordóñez en Minas, su vehículo fue interceptado por la policía en la vieja
carretera a Pando. Allí fue acribillado con fusiles Mauser, herido en piernas,
pies y brazo, detenido sin asistencia médica y torturado. Murió el 26 de
octubre por desangramiento y gangrena gaseosa. Fue el primer legislador y
periodista asesinado por una dictadura en Uruguay.
El sepelio se transformó en una gigantesca manifestación popular de repudio al
régimen. El féretro, llevado a pulso por multitudes, llegó destrozado al
cementerio, reflejando la dimensión emocional y simbólica de su muerte
Grauert representa la síntesis del batllismo social, la juventud reformista y
la lucha democrática. Su muerte marcó un punto de no retorno en la
consolidación de la dictadura de Terra. Su figura permanece como símbolo de
resistencia y compromiso republicano.
Luis Hierro Gambardella recordaba en
1987 en Reflexiones del Batllismo los sucesos de Pando: «Detenido el
auto en la carretera de Pando, la Policía le hizo fuego con balas dun dun, con
balas que se abrían al tocar el destino, lo que le produjo heridas muy graves,
conjuntamente con Guichón. Pero a Grauert lo dejaron en la comisaría de Pando
cubierto con una arpillera, no lo llevaron al hospital hasta que ya había
contraído una septicemia, de modo que fue una muerte lenta provocada por la
desidia vengativa de las fuerzas policiales…» «Los detuvieron y además los
balearon. A Minelli gravemente. A Guichón lo hirieron en la cadera y a Grauert
en la pierna, pero su herida fue gravemente infectada porque estuvo horas sin asistencia, a
pesar de la insistencia de sus amigos y profesionales médicos. Cuando fui al
hospital ya estaba con septicemia, ya al borde de la muerte». Las posiciones de
Grauert y su agrupación Avanzar eran claras y continuadoras del verdadero
Batllismo. Decía: «La democracia no es más que una fórmula vacía si se pretende
aislarla del problema económico». Concebía la función de un partido político:
«Debía… dentro de los planos de la democracia política, transformar la
estructura de la sociedad uruguaya». Como luchador social, Grauert tenía claro
que: «No hay libertad política si no hay libertad
económica. Ninguna de las libertades, por sí sola, puede subsistir si no actúa
y funciona la libertad económica. Y la democracia política de nada vale si no
se impregna de esta instrumentación para obtener la distribución de los bienes
sociales». Difusor del pensamiento y la obra de Pepe Batlle, trabajaba con
pasión para que la sociedad fuera una gran familia sin excluidos ni marginados.
Como lo expresaba su maestro: «La sociedad, como una gran familia debe asegurar
a cada uno de sus miembros los medios necesarios de subsistencia… de tal modo
que en todo momento, cada hombre pueda tener la fuerza, la salud y el tiempo
necesario para darse una dirección en la vida sin que se vea forzado a
someterse por la miseria».
Ver:
- Partido Socialista del Uruguay. “Grauert y el Batllismo libertario”.
- LR21. “Julio C. Grauert: un olvidado de la historia oficial”.
- Memoria Viva. “Octubre de 1933: asesinato de un líder político”.
- Historia y Docencia. “El régimen terrista (1933-1942)”.

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