lunes, 16 de septiembre de 2013
Orígenes intelectuales del batllismo: Clases medias e ideología por Germán Rama.
El análisis en términos de estratificación que realiza el observador o el científico, no implica que los individuos y los grupos sociales de aquél periodo, se sintieran identificados en términos de clase social. Por un lado la movilidad social fue tan intensa que no permitió la consolidación de grupos en ciertos niveles sociales. Cada nueva olead de inmigración pasaba a ocupar las posiciones más bajas que detentaba la anterior y ésta suficientemente socializada en la vida urbana, estaba en condiciones de aspirar a otras posiciones. Las clases medias tenían un orígen proletario o campesino tan reciente que no rechazaron la vinculación con los estratos inferiores sino que se identificaron con ellos en términos de una ideología igualitaria para la cual las posiciones se conquistan por ascenso individual y el sistema de estratificación es admitido como un modelo de recompensas y sanciones a la incapacidad o capacidad de ascender.
De la ideología surge una concepción del Estado de contenido socialista pequeño-burgués, como anotaba Carlos Marx en las clases medias francesas a mediados del Siglo XIX, consistente en reclamar de él la protección social, la apertura de oportunidades, la limitación al capital monopolista extranjero, ya que no había una burguesía como grupo social urbano con control de los medios de producción en el sector secundario, la protección a la pequeña empresa, la acción económica directa del Estado a cargo de servicios públicos que ofrecieran productos o servicios que facilitaran o consolidaran la pequeña empresa, a la vez que defendiera al consumidor.
La noción de consumo estaba en la base de la mayor parte de las reclamaciones de participación: educación acceso a la vivienda, distribución más igualitaria del ingreso, recreación, protección a los débiles, Etc. Son muy significativos a este respecto os artículos publicados por el diario "El Día" sobre temas laborales escritos por Domingo Arena en 1905 en los que se apoyaban las reclamaciones de mayores salarios obreros, no de acuerdo a una teoría de la participación en el control de los medios de producción o de socialización de los mismos, sino fundamentándolas en el derecho al consumo y al bienestar y en la conveniencia de salarios altos como forma de obtener un alto consumo social, sustento de un sistema productivo concebido como funcionado exclusivamente para el mercado interno y de carácter autosuficiente.
La aspiración de participación es simultánea, en la etapa de ascenso de las clases medias, es decir hasta los años 30, con una fuerte vocación por el desarrollo, entendido como incremento de producción ajo control nacional. La presión de las clases medias proviene de una sociedad urbana de pleno empleo, pletórica de innovaciones y compuesta por individuos y grupos sociales de predominio extranjero que no tuvieron dificultades de incorporación a la sociedad receptora. Entre los inmigrantes europeos predominaba un proyecto de partida en el que la movilidad individual se representaba como acceso a los bienes. La mayor parte de ellos provenía de los sectores rurales de países en los que no existían canales de participación política para las masas. Al trasladarse a un país extranjero aceptaban el presupuesto tácito de que la participación política les iba a ser negada en principio. El status individual en los países de orígen era bajo, más bajo de lo que lograron en la participación del consumo y aun en la propiedad en la sociedad receptora. Al reconocimiento de su identidad como grupo correspondián una definición del rol de los inmigrantes en la sociedad. La línea de separación de roles fue fácilmente establecida porque los notables se autodefinieron esencialmente como estamento político y cultural, delegando en los extranjeros los roles económicos de la sociedad.
La definición estamental facilitó en un primer momento la incorporación de los extranjeros a la propiedad de la tierra y a la constitución de una importante nueva clase alta agro-exportadora con considerables contingentes extranjeros. La pérdida del poder económico exacerbó entre los notables la concepción elitista-manifestada en el plano político por Julio Herrera y Obes y en el plano cultural por Rodó- con las connotaciones de restriccionismo en el acceso al poder para las clases medias emergentes y el refinamiento social como forma de trazar la "barrera" entre los individuos.
La reivindicación por la participación política no provenía de grupos marginales a la producción, sino de grupos sociales con conciencia de su papel estratégico en la economía, con conciencia orgullosa de su condición artesanal o productora, que en virtud de ello reclaman la intervención en el sistema de decisiones políticas y el acceso a un tipo de bienes hasta ahora negado y que confería el prestigio social más aparente: la educación formal.
El carácter común de los grupos ascendentes es la definición como trabajadores, como pueblo creador de una nación concebida como organización social racional. El proceso se desarrolla en una sociedad en que, si bien depende de las sociedades de economía imperialista, las trabas al cambio social y al descubrimiento de una identidad nacional no provienen del exterior, sino que son internas al sistema político. La integración social se realiza en el sistema de poder concebido como expresión de la nación tanto en su faz de desarrollo como creación de riquezas colectivas, las expresiones del batllismo de nacionalización y creación de empresas del Estado como defensoras del país tenían sentido en ese periodo, como en la faz de modificación de los mecanismos de distribución de ingresos provenientes del sector exportador. La participación política de las clases medias crea un equilibrio de poder entre los poseedores de los medios crea un equilibrio de poder entre los poseedores de los medios de producción agropecuarios y los sectores urbanos. Mientras el Estado fue el agente eficaz del desarrollo económico dentro de la situación de equilibrio, las relaciones fueron favorables a la clase media dirigida por una burocracia política. En ningún momento las clases medias detentaron el poder de por sí, sino que el batllismo de la etapa inicial que las representaba sólo lograba retener el poder por un complejo sistema de alianzas con los sectores políticos que representaban los intereses agro-exportadores tanto en el Partido Colorado, los riveristas, como en el Partido Blanco que en esa etapa aparecía vinculado a la organización representativa del latifundio: La Federación Rural.
Ver:
Rama, Germán W, . El Ascenso de las Clases Medias. En Enciclopedia Uruguaya, número 36, Páginas 117 y 118. ARCA, junio de 1969
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