La crisis de 1929 afectó seriamente la economía de base ganadera
de nuestro país. Esto se debió a la contracción internacional de la demanda de
productos primarios y a la caída muy fuerte de sus precios en los mercados que
normalmente nos compraban nuestra producción. La realidad era que ya desde la
década de 1920 el sector estaba estancado debido a la baja productividad. En
los años treinta las dificultades para colocar nuestros productos se agudiza.
Los Convenios de Ottawa de 1932 que establecía cuotas fijas para aquellos
territorios que no era integrantes de los dominios británicos determinó la
pérdida de nuestro principal mercado de exportación. Los mecanismos de
comercialización de la carne cambiaran a partir de 1938 año en el que comienzan
a desarrollarse convenios intergubernamentales que a pesar de manejar precios
muy bajos otorgaban cuotas de mercado muy
interesantes y estables. A comienzos de la Segunda Guerra Mundial
Uruguay firma un convenio con Inglaterra. Tras la Gran Depresión y hasta la
década de 1940 el mundo capitalista atravesó uno de los períodos más críticos
de su historia. Este periodo tuvo como característica un gran retroceso de la
actividad económica y del empleo, perdida de salarios y baja de precios todo sumado con las restricciones
monetarias y financieras. La caída de la producción tiene dos desencadenantes,
por un lado contracción de los mercados internacionales los que llevó a la
disminución de la demanda de materias primas y la baja incontenible de sus
precios. Los países industrializados se vuelven proteccionistas y esto
determina la quiebra de los sistemas multilaterales de comercio y de pago. En
latinoamérica la mayoría de los países entran en bancarrota, devalúan las
monedas y sin poder afrontar sus deudas.
El sistema monetario internacional basado en el patrón oro dejó de
funcionar de forma fluida debido a la mala distribución mundial del oro. En
1931 Estados Unidos y Francia tenía en conjunto las tres quintas partes del oro
mundial, lo que obligaba al resto de los países a abandonar esta modalidad.
Las políticas intervencionistas.
La caída de la producción y la magnitud creciente de la
desocupación y el parate absoluto de la economía determinó el inicio de las
políticas intervencionistas. Era un momento de debate entre las escuelas
neoclásicas, que sostenían que las crisis se superarían solo con el libre
funcionamiento de las diferentes fuerzas del mercado. Surgen acá posturas
intervencionistas siendo la del británico John Maynard Keynes la de más
repercusión. Las medidas eran básicamente:
1)
Reducción de impuestos para aumentar el poder
adquisitivo y motivar el consumo.
2)
Incremento de las tarifas aduaneras dirigidas
a proteger la producción nacional
3)
Desarrollo del mercado interno a empresas
nacionales.
4)
Grandes obras públicas.
5)
Manejo permanente del tipo de cambio
6)
Acuerdos para mantener la producción sin tener
que desprenderse del oro.
El libro Teoría general del
empleo, el interés y el dinero es uno de los trabajos del pensamiento
económico más influyente y audaz desde el punto de vista intelectual que se han
publicado. Demolió la creencia liberal decimonónica de la solidez y las
ventajas sociales del libre mercado. Fue contra la corriente liberal una
postura más contundente que la escrita por Carlos Marx en El Capital . A diferencia de Marx Keynes creía el capitalismo podía
ser salvado mediante la intervención del gobierno sobretodo en emprendimientos
con inversiones públicas a gran escala. El propio Keynes afirmó: “ Me siento
más vinculado a las ideas
comparativamente simples y fundamentales que subyacen en mi teoría que a las
formas concretas que he utilizado para expresarlas” Su argumento era
revolucionario para los economistas de la época al sostener que la economía no
tenía una tendencia natural hacia el pleno empleo, sino que el desempleo podía
permanecer en niveles altos de forma indefinida si los gobiernos no intervenían
para estimular el consumo. El dinero proporcionado por las Bancos Centrales no
era suficientes. Atacaba en definitiva la tesis de la economía clásica que
sostenía que el desempleo involuntario prolongado era el resultado de
interferencias en la maquinaria de los precios y que para solucionarlo se
requerían salarios flexibles.
Durante la crisis del 2001 que explota en el 2002, este debate se
trasladó a opiniones de economistas planteadas en clave de enfrentamiento
neoliberal o ideas keynesianas. La salida de la crisis con eje en la
productividad fue económicamente excelente pero desde el punto de vista del
Uruguay de matriz batllista generó un costo político tan grande al Partido
Colorado que todavía no ha podido recomponer su visión liberal social en el
ciudadano.
Las políticas neoliberales hacen centro en sus
propuestas en la recuperación de la competitividad a través de reducciones de
costos que, en general, se traducen en rebajas de salarios, rebajas de
beneficios de la seguridad social y rebajas de gastos públicos.
Las políticas keynesianas
hacen centro en la generación de demanda para los productos, con lo cual el
aumento de salarios, de beneficios sociales y de gastos públicos es muy
importante para sostener dicha demanda.
Tenemos el primer problema teórico para el desarrollo económico
capitalista que ya marcaba Marx, cuando planteaba la contradicción entre
los salarios y los gastos públicos como costos de producción que eran necesario
reducir para aumentar la tasa de ganancia y los salarios y gastos públicos como
demanda que era necesario aumentar para garantizar la realización y venta de
los productos de las propias empresas capitalistas.
En los últimos 30 años, (a
diferencia del largo período de crecimiento capitalista entre 1945 y 1970 de
exitoso predominio keynesiano) han predominado las políticas neoliberales, cuyo
objetivo ha sido el de recuperar la competitividad por medio de la competencia
entre empresas en un mercado mundializado y abierto y donde el instrumento
fundamental ha sido reducciones de salarios, de beneficios sociales y de gastos
públicos en especial de orden social.
En función de lo anterior es necesario relanzar al debate
las ideas keynesianas que permitieron una distribución de la riqueza diferente
durante los años de la segunda posguerra.
La política económica batllista sostenía como idea central que era posible conciliar la reducción de costos con el aumento de los
mercados, en la medida en que se actúe sobre la distribución de las ganancias
de productividad. Y allí el rol del
Estado y de las organizaciones sindicales y sociales es fundamental dentro de
la visión batllista histórica para negociar estas ganancias. Tema de debate que
hoy la baja rentabilidad que tienen la gran
cantidad de pequeños productores rurales nos demandan en las principales rutas
de nuestro país.