miércoles, 21 de febrero de 2018
martes, 20 de febrero de 2018
El batllismo y el campo: intentos y opciones.
El país granjero era el sueño a alcanzar por el reformismo
batllista. No era una idea que tuviese un plan homogéneo, los diferentes
sectores del Estado tenían distintas visiones: unos planteaban el desarrollo
pleno de la agricultura, otros la combinación de ganadería y agricultura
crenado una política forrajera de primer nivel. La realidad era que todo el
modelo batllista de desarrollo necesitaba potenciar la agricultura. El problema
no venía del Estado, era la estructura de propiedad de la tierra en la cual
predominaba el latifundio ganadero. Los ganaderos se habían apropiado de la
tierra. Durante la segunda presidencia de José Batlle y Ordóñez entre 1911 y
1915 hubo medidas concretas para el desarrollar el agro. Una de ellas fue la
recuperación de las tierras fiscales que serían redirigidas a la colonización
agrícola, se atacó al latifundio improductivo con medidas impositivas
progresivas sobre la productividad de la tierra. Se optó por favorecer créditos
muy favorables a los pequeños productores agrícolas. El recién fundado Banco de
Seguros del Estado comenzó a cubrir seguros contra el granizo y se instrumentó
dentro del Ministerio de Industrias las inspecciones de Ganadería, de
Agricultura la Inspección Sanitaria Animal y la de Inmigración y Colonización.
En el aspecto político se produce la derrota del batllismo y el “alto” del
Presidente Feliciano Viera que debilitó el proceso reformista. Por otro lado
hubo un avance electoral del Partido Nacional, el batllismo recurrió a la que
se denominó “ política de compromiso” con sectores moderados o conservadores.
Entonces podemos afirmar que hubo una gran conciencia del problema del campo
que se puede verificar con el accionar del Estado en esa línea, sin embargo
hubo poca o muy poca concreción. Se concreto la intervención estatal en la
comercialización de cereales y de la carne con el establecimiento a partir de
1928 del Frigorífico Nacional. Las políticas más fuertes de regulación e
intervención van a comenzar con fuerza en 1935 y se va a extender hasta el
inicio del gobierno colegiado con
mayoría nacionalista en 1959. La política fiscal del batllismo tenía como
filosofía que no solo sería una imposición sino tendría una finalidad
económica: gravar la propiedad de la tierra improductiva a favor de la
producción del agro y proteger la producción nacional con un proteccionismo
aduanero con el objetivo de desarrollar la industria.
El mensaje del Poder Ejecutivo a la Asamblea General el 10
de octubre de 1905 y firmado por el Presidente Batlle y Ordóñez y el Ministro
de Hacienda José Serrato sostenía:
“ Un sistema impositivo basado principalmente en los
impuestos indirectos es opresivo para las clases laboriosas y debe ser
modificado…para no hacer aun más sensibles las diferencias en el tratamiento de
los contribuyentes, se hace indispensable alterar las zonas y aforos de los
inmuebles rurales. No está lejano el día en que esa propiedad será avaluada
individualmente, al mismo tiempo que entraran en el impuesto las tierras
fiscales actualmente ocupadas y usufructuadas individualmente. El problema
agrario constituye hoy una preocupación preferente del país”
La ley de 1911 establecía el impuesto territorial para la
campaña aumentó las zonas de fijación de aforos de 139 a 267. En 1914 el
Proyecto del Poder Ejecutivo para Montevideo planteó un aumento del impuesto
del 6/1000 al 10/1000 gravando solo la tierra excluyendo si hay mejoras o
construcciones. La crisis de 1913 derivada del prologo de la Primera Guerra
Mundial, cierre de mercado y corte de los prestamos eliminó este proyecto. El
proyecto para los departamentos del interior plateaba una rebaja del aforo al
5/1000. Una gran oposición del Partido Nacional llevó a una baja aun mayor en
este impuesto y la recaudación tuvo un incremento simbólico que impidió cualquier
desarrollo de las políticas previstas. En 1923 se establece la Sección Fomento Rural y Colonización del
Banco Hipotecario con un capital de 3 millones de pesos. En 1929 se amplió a 5
millones y estableciendo que el préstamo incluiría el 100/100 del valor de la
tierra. No tuvo éxito esta política y en 1945 no se habían utilizado más de
1.700.00 pesos. En 1929 Baltasar Brum presenta el proyecto ante el Consejo
Nacional de Administración denominado “Tierras para el Pueblo” con el objetivo
de erradicar ranchería y fomentar la colonización, este proyecto no fue ni
siquiera debatido. Pero ese mismo año se aprobó una ley importante y muy
esperada que destinaba un millón de pesos a la construcción del mercado de
frutos del puerto de Montevideo y simultáneamente otro millón para la construcción
de graneros en el interior del país. La gran crisis de 1929 provocó la caída
total del comercio internacional. Uruguay era exportador de productos primarios.
Los sectores ganaderos controlaban el Comité de Vigilancia Económica creado
para defensa de intereses conservadores. En el Congreso 24 de la Federación
Rural realizado en Mercedes en el mes de Julio de 1940 se muestran claramente
las distancias entre los productores y el gobierno. El Presidente de la
Federación Rural Santiago Bordaberry sostenía: “ Creo que ha llegado la hora de
que la campaña sacuda el letargo en que vive y abra sus ojos a la luz. No
olvidemos que si los hombres de trabajo abandonáramos los deberes de la
democracia en manos de políticos profesionales, no tendríamos después derecho a
quejarnos si no somos atendidos en nuestras justas aspiraciones” Hacia 1945 la relación entre ganadero y
gobierno explota con la instalación de los Consejos de Salarios que establecía
jornales para los trabajadores rurales y las condiciones de despido de los
peones. Además el Poder Ejecutivo había decretado la prohibición de exportación
de ganado en pie al Brasil, debido a la gran sequía que había mermado el stock
durante los años 1942 y 1943. Sería en el Parlamento donde se realizaría el
choque de opiniones entre los sectores políticos colorados terristas,
quincistas y batllepachequistas(hijo de don Pepe). Transcribo parte del debate:
“Sr. Bordaberry: El paro simbólico no perjudica a nadie(…)
porque el Frigorífico Nacional tiene carne para dos semanas(…)Es lo menos que
podemos hacer, después de haber mandado al Poder Ejecutivo varias notas, en
nombre de todas las sociedades de campaña y no se nos hizo caso. Por eso es que
recurrimos a esta Asamblea y a esto que el Sr. Senador llama paro simbólico,
para ver si el gobierno que está sordo nos atiende. Eso es lo que quieren los
rurales(…) Ya lo hemos hecho una vez. Los rurales iniciaron una marcha sobre
Montevideo en la época del Dr. Terra…y se llenó el Teatro Solis.
Sr. Batlle Pacheco: Era una manifestación fascista.
Sr. Zavala Muniz: Que no repetirán.
Sr. Bordaberry: No provoque a los rurales porque si es
necesario haremos una manifestación.
Sr. Arroyo Torres: No la harán.
Sr. Bordaberry: Ustedes no nos cerraran las porteras…
Sr. Batlle Pacheco: Son medidas subversivas.
Sr. Bordaberry: ¿ Por qué no dice que es subversiva la
huelga tranviaria? Si no lo dice con la
huelga tranviaria tampoco puede decirse con respecto a los ganaderos.
Sr. Batlle Pacheco: Yo digo que es subversiva porque la
huelga es contra el Estado. Una entidad privada manejada con fines políticos es
lo que nunca toleraremos.
Sr. Bordaberry: (…) La Federación Rural es la entidad de
todos los ganaderos no es una institución política ni mucho menos. Es una
Institución que defiende los derechos de los trabajadores del campo y que sabe
cumplir con sus deberes, y no es el Sr. Batlle Pacheco el que le va a enseñar a
la Federación Rural lo que tiene que hacer…”(DSCS Tomo 181 p150-157, 1945)
La historia sin fin
O sea que estamos
hoy frente a una crisis eternamente anunciada, que hay intereses de
grupos y sectores sociales , porque aun hoy vemos cuestiones muy conservadoras como es el manejo
de la contradicción Montevideo-interior y el rol del Estado y su política
económica. La contradicción entre el
Batllismo y el Partido Nacional y otros sectores tan amplios como liberales y
conservadores que comienzan con el origen de nuestros partidos políticos. Y hoy las distintas visiones dentro del FA en este
mismo tema. Pero el problema real son las obligaciones financieras y la gran
deuda externa que dejan muy poco margen económico para resolver este problema políticamente.
miércoles, 17 de enero de 2018
Keynes, el rol del Estado y el batllismo.
La crisis de 1929 afectó seriamente la economía de base ganadera
de nuestro país. Esto se debió a la contracción internacional de la demanda de
productos primarios y a la caída muy fuerte de sus precios en los mercados que
normalmente nos compraban nuestra producción. La realidad era que ya desde la
década de 1920 el sector estaba estancado debido a la baja productividad. En
los años treinta las dificultades para colocar nuestros productos se agudiza.
Los Convenios de Ottawa de 1932 que establecía cuotas fijas para aquellos
territorios que no era integrantes de los dominios británicos determinó la
pérdida de nuestro principal mercado de exportación. Los mecanismos de
comercialización de la carne cambiaran a partir de 1938 año en el que comienzan
a desarrollarse convenios intergubernamentales que a pesar de manejar precios
muy bajos otorgaban cuotas de mercado muy
interesantes y estables. A comienzos de la Segunda Guerra Mundial
Uruguay firma un convenio con Inglaterra. Tras la Gran Depresión y hasta la
década de 1940 el mundo capitalista atravesó uno de los períodos más críticos
de su historia. Este periodo tuvo como característica un gran retroceso de la
actividad económica y del empleo, perdida de salarios y baja de precios todo sumado con las restricciones
monetarias y financieras. La caída de la producción tiene dos desencadenantes,
por un lado contracción de los mercados internacionales los que llevó a la
disminución de la demanda de materias primas y la baja incontenible de sus
precios. Los países industrializados se vuelven proteccionistas y esto
determina la quiebra de los sistemas multilaterales de comercio y de pago. En
latinoamérica la mayoría de los países entran en bancarrota, devalúan las
monedas y sin poder afrontar sus deudas.
El sistema monetario internacional basado en el patrón oro dejó de
funcionar de forma fluida debido a la mala distribución mundial del oro. En
1931 Estados Unidos y Francia tenía en conjunto las tres quintas partes del oro
mundial, lo que obligaba al resto de los países a abandonar esta modalidad.
Las políticas intervencionistas.
La caída de la producción y la magnitud creciente de la
desocupación y el parate absoluto de la economía determinó el inicio de las
políticas intervencionistas. Era un momento de debate entre las escuelas
neoclásicas, que sostenían que las crisis se superarían solo con el libre
funcionamiento de las diferentes fuerzas del mercado. Surgen acá posturas
intervencionistas siendo la del británico John Maynard Keynes la de más
repercusión. Las medidas eran básicamente:
1)
Reducción de impuestos para aumentar el poder
adquisitivo y motivar el consumo.
2)
Incremento de las tarifas aduaneras dirigidas
a proteger la producción nacional
3)
Desarrollo del mercado interno a empresas
nacionales.
4)
Grandes obras públicas.
5)
Manejo permanente del tipo de cambio
6)
Acuerdos para mantener la producción sin tener
que desprenderse del oro.
El libro Teoría general del
empleo, el interés y el dinero es uno de los trabajos del pensamiento
económico más influyente y audaz desde el punto de vista intelectual que se han
publicado. Demolió la creencia liberal decimonónica de la solidez y las
ventajas sociales del libre mercado. Fue contra la corriente liberal una
postura más contundente que la escrita por Carlos Marx en El Capital . A diferencia de Marx Keynes creía el capitalismo podía
ser salvado mediante la intervención del gobierno sobretodo en emprendimientos
con inversiones públicas a gran escala. El propio Keynes afirmó: “ Me siento
más vinculado a las ideas
comparativamente simples y fundamentales que subyacen en mi teoría que a las
formas concretas que he utilizado para expresarlas” Su argumento era
revolucionario para los economistas de la época al sostener que la economía no
tenía una tendencia natural hacia el pleno empleo, sino que el desempleo podía
permanecer en niveles altos de forma indefinida si los gobiernos no intervenían
para estimular el consumo. El dinero proporcionado por las Bancos Centrales no
era suficientes. Atacaba en definitiva la tesis de la economía clásica que
sostenía que el desempleo involuntario prolongado era el resultado de
interferencias en la maquinaria de los precios y que para solucionarlo se
requerían salarios flexibles.
Durante la crisis del 2001 que explota en el 2002, este debate se
trasladó a opiniones de economistas planteadas en clave de enfrentamiento
neoliberal o ideas keynesianas. La salida de la crisis con eje en la
productividad fue económicamente excelente pero desde el punto de vista del
Uruguay de matriz batllista generó un costo político tan grande al Partido
Colorado que todavía no ha podido recomponer su visión liberal social en el
ciudadano.
Las políticas neoliberales hacen centro en sus
propuestas en la recuperación de la competitividad a través de reducciones de
costos que, en general, se traducen en rebajas de salarios, rebajas de
beneficios de la seguridad social y rebajas de gastos públicos.
Las políticas keynesianas
hacen centro en la generación de demanda para los productos, con lo cual el
aumento de salarios, de beneficios sociales y de gastos públicos es muy
importante para sostener dicha demanda.
Tenemos el primer problema teórico para el desarrollo económico
capitalista que ya marcaba Marx, cuando planteaba la contradicción entre
los salarios y los gastos públicos como costos de producción que eran necesario
reducir para aumentar la tasa de ganancia y los salarios y gastos públicos como
demanda que era necesario aumentar para garantizar la realización y venta de
los productos de las propias empresas capitalistas.
En los últimos 30 años, (a
diferencia del largo período de crecimiento capitalista entre 1945 y 1970 de
exitoso predominio keynesiano) han predominado las políticas neoliberales, cuyo
objetivo ha sido el de recuperar la competitividad por medio de la competencia
entre empresas en un mercado mundializado y abierto y donde el instrumento
fundamental ha sido reducciones de salarios, de beneficios sociales y de gastos
públicos en especial de orden social.
En función de lo anterior es necesario relanzar al debate
las ideas keynesianas que permitieron una distribución de la riqueza diferente
durante los años de la segunda posguerra.
La política económica batllista sostenía como idea central que era posible conciliar la reducción de costos con el aumento de los
mercados, en la medida en que se actúe sobre la distribución de las ganancias
de productividad. Y allí el rol del
Estado y de las organizaciones sindicales y sociales es fundamental dentro de
la visión batllista histórica para negociar estas ganancias. Tema de debate que
hoy la baja rentabilidad que tienen la gran
cantidad de pequeños productores rurales nos demandan en las principales rutas
de nuestro país.
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