domingo, 31 de julio de 2016
sábado, 30 de julio de 2016
Anclado en el Pasado, 100 años después. José Batlle y Ordóñez y la derrota de 1916.
Feliciano Viera iba a resolver todos los problemas políticos
en forma simultánea mediante una negociación entre los nacionalistas, colorados
y anticolegialistas colorados sobre la reforma constitucional. El objetivo de
Feliciano Viera era superar tácticamente en votos a Batlle.
El 30 de setiembre de 1916 los nacionalistas comienzan su
acción publicando su Proyecto de Reforma Constitucional. Se parecía más al
trabajo de un Corte de Apelaciones que el formular una nueva Constitución. El
proyecto tenía como fundamento la pureza electoral. El Presidente de la
República y el Vicepresidente serían electos por un Colegio Electoral con voto
secreto. Los miembros del Colegio Electoral serían elegidos por votación
proporcional por los votantes con voto secreto. El registro de votantes y el voto
serían obligatorios. Los departamentos tendrían gobiernos departamentales en
sus capitales y principales ciudades. El Presidente continuaría nombrando al
Jefe Político de cada departamento: “El Estado no sostiene religión alguna.
Reconoce a la Iglesia Católica el dominio de todos los templos que hayan sido
construidos, total o parcialmente con fondos del Erario Nacional. Declara
también exentos de toda clase de impuestos a los bienes destinados o consagrados
al culto de las diversas religiones”
Este proyecto facilitaba a los nacionalistas elegir a un
Anticolegialista como Presidente de la República. En el Colegio Electoral
nacionalistas y anticolegialistas podían acordar el voto para un candidato
anticolegialista. Batlle fue el único
crítico con fundamentos del proyecto nacionalista. Don Pepe prefería una
elección directa del Presidente de la República, podría aceptar un Colegio
Electoral pero no uno elegido por representación proporcional sosteniendo “ un
deplorable error que no puede producir otra cosa que un calamitoso engendro de
camaraderías logradas al bajo precio de la renuncia a las ideas y de las
concesiones acomodaticias de los peores intereses” El fundamento era que el
parlamentarismo funcionaba bien en el exterior pero no en el Uruguay y que
dejar a las iglesias construidas con fondos públicos en manos de la Iglesia
Católica y eximirla de impuestos “ es una manera de sostener
constitucionalmente el culto aparentando que no se sostiene”.
Feliciano Viera acelera el proceso y el 2 de octubre de 1916
en su periódico publicó la noticia de que el voto nacionalista para elegir a un
anticolegialista como Presidente de la Asamblea Constituyente era “ un acto de
evidente hostilidad al Presidente de la República que no podía de ningún modo
mirar con buenos ojos una resolución que tiende, evidentemente a contrariar sus
tendencias de armonizar y suavizar las aspiraciones políticas del momento” (La
Razón,4 de octubre de 1916). Para explicar el alcance de esta nota se reúne con
su ministro anticolegialista Amézaga y que la intención era calmar las
relaciones y aspiraciones entre los nacionalistas y anticolegialistas.
Gallinal, que fue al autor de la idea de nombra un presidente anticolegialista
visitó a Amézaga para informarle que la idea no era contra el Presidente de la
República. Nuevamente el periódico de Feliciano Viera incide sosteniendo: “ el Presidente de la República
mediará de un momento a otro ante la Convención de Constituyentes Colorados
para que estudie la mejor manera de cambiar ideas con los constituyentes
nacionalistas sobre los puntos más fundamentales de la reforma”(La Razón, 7 de
octubre de 1916)
Batlle criticó el accionar del Feliciano Viera: “ Aclárese
todo esto. Digase al fin a donde va y lo que se quiere. El País tiene derecho a
saberlo. Y termínese con este atropellamiento de sucesos y cosas que dan la
sensación de lo incierto e inestable. Y el Partido Colorado sobre todo, en estas
elecciones, ha de saber qué rol desempeñar por él mismo” (El Dia, Acciones y
hechos, 9 de octubre de 1916). Días después Batlle agregaba: “seguiremos fieles
a nuestras ideas porque si la derrota del 30 de julio demostró una falta de
organización en nuestras fuerzas partidarias, no demostró de ningún modo que
estuviéramos equivocados en nuestro programa de adelanto moral y material”(El
Día, 12 de octubre de 1916). Al día
siguiente a las 3 de la tarde el mediador anticolegialista para la unidad
colorada, Blas Vidal se reúne con Feliciano Viera y este le informa:” que no
tendría ningún inconveniente en propiciar una solución rápida ante las autoridades
de su Partido pero consideraba como condición indispensable que los
anticolegialistas redujeran sus pretensiones deducidas en la gestión anterior”.
Paralelamente Rodolfo Mezzera el delegado colorado y hombre de confianza de
Viera invitó a los delegados Nacionalistas y Anticolegialistas a un encuentro
para “estudiar la posibilidad de un acuerdo sobre los puntos más fundamentales
de la reforma” (La Razón, 14 de octubre de 1916).
Era el tiempo del contubernio entre nacionalistas y
anticolegialistas y un discurso de Emilio Frugoni citado por el Dr. Caetano en
la República Conservadora que resume lo
ocurrido hace 100 años y la efervescencia hoy entre antibatllistas y
oportunistas:
“ El Partido del Poder ha renegado por completo de aquel
hermoso y avanzado programa de reformas que Batlle quisiera hacer verdad y que
fue sustentado por todos los colorados, cuando creían que Batlle había
descubierto el secreto de conservar al Partido en una situación inconmovible,
pero que aquellos y el Presidente de la República en su célebre manifiesto
repudiaron al sentir que algunas de esas reformas haría peligrar las posiciones
del Partido(…) no es lógico entonces que la clase trabajadora vote por el
Partido del Poder que hoy no tiene programa porque repudió el de Batlle, que
hasta ayer era el mejor”
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