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lunes, 2 de marzo de 2020

ANCAP: La soberanía en debate.


ANCAP en debate.


ANCAP fue creada el 15 de octubre de 1931  por la Ley  Nº 8764 que estableció en su artículo 1º: “Créase un Ente Industrial del Estado, que se denominará Administración Nacional de Combustibles Alcohol y Pórtland con el cometido de explotar y administrar el monopolio del alcohol y carburante nacional y de importar, rectificar y vender petróleo y sus derivados, y de fabricar pórtland.”
Se declara de utilidad pública a efectos de intervenir en nombre del Estado en tres campos estratégicos. En materia de combustibles, estableció el monopolio estatal de la importación y refinación de petróleo crudo y con la condición de producir al menos, el 50% de la nafta consumida en el país, la extensión del mismo a la importación y exportación de cualquier tipo de carburante líquido, semi líquido o gaseoso.
En materia de alcoholes, consagró el monopolio integral sobre la importación, exportación y fabricación de alcohol y de las bebidas alcohólicas destiladas, para las cuales el Ente lo solicitara de manera expresa.
En lo que refiere al Pórtland, se autorizó la instalación de fábricas de pórtland y productos afines, para abastecer las necesidades de obras públicas, que se buscaron incrementar a efectos de absorber la gran desocupación provocada por la crisis de 1929. En 1933 ingresó a un mercado de competencia en combustibles líquidos refinados, a través de la importación y venta de productos en todo el país, y se instalaron las dos primeras estaciones de servicio en Montevideo, una en 18 de julio y Sierra  y la otra en Uruguayana y Capurro.


ANCAP construye sus primeras instalaciones petroleras para operar como distribuidora y en 1935 inicia la segunda etapa con  el montaje de la primer y única Refinería de combustibles del país, que se inauguró dos años más tarde, con una capacidad de refinación de 600 m³ diarios, lo que llevó  al cese de las importaciones de productos elaborados.
En la década del 40, logró superar las restricciones de aprovisionamiento derivadas de la escasez de materia prima para sus industrias básicas, alcoholes y combustibles, generando la capacidad suficiente para abastecer la totalidad de la demanda interna. La planta de ANCAP de La Teja  conforma un ejemplo de las primeras realizaciones de arquitectura moderna en nuestro país. La obra en su mayoría fue realizada por el arquitecto Rafael Lorente Escudero durante los años 1934 y 1938. Hubo una serie de obras como el cuartelillo de bomberos en 1934, el edificio de las oficinas administrativas, el vestuario de los obreros, la gerencia y los laboratorios. También debemos mencionar el imponente edificio de las oficinas centrales. En 1961 se inaugura la nueva Refinería que permitió elevar de 4500 metros cúbicos a 6500 la capacidad de procesamiento del crudo.



 También permitió ampliar la capacidad de producción de combustibles gaseosos como el supergas. Para llevar adelante este proyecto se incorporaron ingenieros y personal especializado. En 1965 entró en funcionamiento una Planta de Desulfuración de gasoil y kerosene. 


Por medio del decreto 786/968 del 26 de diciembre de 1968 el Poder Ejecutivo autorizó a ANCAP a realizar los estudios para instalar una boya para la carga y descarga de petróleo en aguas juridisccionales uruguayas. En 1968 la flota marítima de la administración estuvo integrada por: a) de ultramar con buques propios “ANCAP TERCERO” y “ANCAP CUARTO” buque arredrados a la Armada Nacional b) cabotaje con buques propios como el “ANCAP QUINTO” y “ANCAP SEXTO”. Desde el punto de vista administrativo se puso en marcha en 1968 por intermedio de la consultora Arthur Young Co. Una reorganización de la Administración con nuevos modelos de gestión. Con el objetivo de abaratar los costos se decidió instalar una terminal petrolera capaz de recibir barcos de 150.000 toneladas. El lugar elegido fue José Ignacio a 3.600 metros de la costa. Se instaló una monoboya giratoria de amarre de origen holandés. La misma fue adquirida por  en 1977. La monoboya fue conectada por un oleoducto a un parque de tanques y que sigue paralelo a la Ruta Interbalnearia hasta La Teja en 1975 comenzaron las obras, en 1977 culminaron las obras y se inauguró el 9 de junio de 1978.


La ley de Empresas Públicas
El plebiscito del 13 de diciembre de es un antecedente  para comprender las connotaciones especiales que tiene en el Uruguay la discusión acerca de las empresas del Estado. La norma impulsada por el gobierno de Luis Alberto Lacalle proveía un marco para que el Estado concediese permisos para la prestación de servicios públicos a su cargo, y facultaba a Antel a asociarse con capitales privados para el cumplimiento de sus cometidos. Sancionada en el Parlamento tras 18 meses de negociaciones, la acción política coordinada del Frente Amplio y el movimiento sindical derivó en la convocatoria a un referéndum. La estrategia prevalente de la impugnación parcial propició alianzas con sectores de los partidos tradicionales. El debate  giró  en torno  a la «defensa del patrimonio nacional». Las adhesiones al recurso  determinó que la ley de Empresas Públicas fuese sometida a la voluntad popular.  En dicha evolución tuvo un activo rol  el intendente de Montevideo, Tabaré Vázquez, y  errores de comunicación de  representantes del gobierno blanco.  El Foro Batllista  resolvió  su respaldo al recurso. El 71,6 % resolvió en las urnas la derogación parcial de la ley de Empresas Públicas.
La reforma en materia de combustibles impulsada por el gobierno de Jorge Batlle en 2001 se inició con los contactos políticos entablados por el gobierno para sondear el apoyo a su política, basada en la asociación de Ancap con una petrolera extranjera que promovía su titular, Jorge Sanguinetti, a fin de poder competir en el exterior en la comercialización de sus productos El debate sobre los combustibles tomó estado parlamentario al ingresar a la Cámara de Senadores un breve proyecto de ley que derogaba los monopolios estatales de refinación e importación de petróleo. Lo firmaban los diez senadores colorados y el presidente del cuerpo, Luis Hierro López. La receptividad hallada en los demás partidos generó entendimientos entre las bancadas a propósito de una nueva estructura para el mercado y de la asociación de Ancap.  La Federación Ancap (fancap) se movilizó en rechazo a la convocatoria del ente a empresas interesadas en conformar una sociedad y al proyecto desmonopolizador. Una razón para la alianza estratégica era sanear la inversión realizada en la Argentina al asociarse con la empresa Sol Petróleo. Durante la administración de Eduardo Ache se había decidido la expansión al vecino país para abrir nuevas bocas de expendio, a través de una red de estaciones de servicio en la cual Ancap tenía la mayoría de las acciones. El negocio había arrojado cuantiosas pérdidas que se pretendía revertir, al menos en parte, traspasando la cadena de distribución a un socio de porte que fuera productor de petróleo.
Las administraciones frentistas.
En marzo del 2005 asume el nuevo directorio presidido por el Ing. Daniel Martinez e integrado además por  Raul Sendic como vicepresidente. El objetivo era crear un proyecto productivo y social nacional con una empresa competitiva y eficiente en calidad y precios de sus productos.  Una de sus primeras acciones fue contratar una empresa internacional par que desarrollase un sistema de planificación estratégica, cambio organizacional y cambio cultural de Ancap. Siguiendo un artículo de Federico Comesaña (www.elobservador.com.uy/modelo-base-deuda-n1073538) obtenemos un excelente resumen de este proceso:


 “Así fue que la deuda de ANCAP pasó de US$ 300 millones en 2005 a US$ 600 millones dos años después. Allí terminó la gestión de Daniel Martínez. Luego la deuda trepó a US$ 1.000 millones en 2009 y cinco años después ya superaba los US$ 1.900 millones. Para tener una idea de la magnitud de ese crecimiento, en 2005 la deuda de ANCAP representaba 2% del total de los pasivos del Estado uruguayo y en 2014 había trepado al 6%. Eso quiere decir que la deuda de ANCAP crecía tres veces más rápido que la del Estado en su conjunto. Entre 2005 y 2007 –el período de Martínez en la presidencia– la deuda bancaria de ANCAP cayó de US$ 81 millones a US$ 19 millones. Pero a partir de 2009, la baja de las tasas de interés en los países desarrollados y la abundante liquidez de la banca local le permitían al ente –necesitado de un flujo constante de fondos para cumplir con el ambicioso plan de inversiones ya comprometido– recurrir a un crédito barato y de amplia disponibilidad. Sin embargo, por lo general se trataba de dinero de corto plazo y en su totalidad nominado en dólares. Fue así que para 2014 ya acumulaba una deuda bancaria de US$ 660 millones, principalmente con instituciones locales. En promedio, el dinero que obtuvo ANCAP del sistema bancario entre 2009 y 2014 tenía un plazo de apenas un año y tres meses, lo cual obligaba al ente a renegociar sistemáticamente la renovación de créditos con las distintas instituciones en una verdadera bicicleta de préstamos.

El acuerdo alcanzado  en 2005 con el gobierno venezolano le permitía a ANCAP adquirir petróleo a la estatal Pdvsa mediante el pago de 75% del importe de cada partida a 90 días y el restante 25% financiado a 15 años con dos años de gracia y una tasa de interés irrisoria de 2% anual. Ese mecanismo estuvo vigente hasta mediados de 2015
 La deuda con Pdvsa alcanzó en su punto más alto US$ 870 millones en 2015.
La deuda con proveedores (sin contar las compras de crudo a Pdvsa) pasó de US$ 130 millones en 2005 a US$ 425 millones nueve años después. Solo en el período de Martínez, ese componente de la deuda se duplicó.

El problema de la deuda de ANCAP no era solo su rápido crecimiento y su orientación al corto plazo. También estaba el tema de su moneda. Prácticamente la totalidad de la deuda contraída estaba nominada en dólares, en una empresa cuyos ingresos se generan en pesos.
 Según los auditores que realizan los balances anuales de la empresa, un aumento de la cotización del 10% en 2014 le provocaba a la empresa pérdidas patrimoniales por el equivalente a US$ 83 millones.
Existía la falsa sensación de que la deuda del ente iba perdiendo peso conforme la moneda local ganaba terreno frente al dólar. La consecuencia fue que los uruguayos tuvimos que pagar el exceso de confianza del ente en la forma de una capitalización de casi
US$ 900 millones y un sobrecosto en el precio de los combustibles.

En una entrevista realizada a la I.Q. Marta Jara, presidente de ANCAP a partir de marzo de 2016 en  www.teledoce.com/telemundo/nacionales/entrevista-cotelo/marta-jara-importar-combustible-es-mas-caro-para-uruguay-que-refinar/
REPORTAR ERROREl intendente de Cerro Largo y dirigente del sector Mejor País del Partido Nacional, Sergio Botana, dijo a En Perspectiva: “Si somos gobierno, vamos a habilitar la importación de combustibles para que la producción pueda destrabarse y tener impacto en el empleo. Vamos a enfrentar a las corporaciones que sea necesario enfrentar”. 
Importar es más caro para Uruguay que refinar. La refinación genera un valor entre los 50 y 100 millones de dólares. No me parece que importar per se genere economía. Si nos comparamos con la paridad de importación, creemos que es referencia válida y mirando la canasta de productos estamos bien. Hay mucho que estamos haciendo en automatización, logística y formas de hacer el trabajo enfocados a mayor eficiencia para trasladarlo a los precios.
El debate vuelve con fuerza en el marco de las negociaciones de la Coalición de Gobierno.
Ver: Nahum,B. y otros  ANCAP, lo que nos mueve es todo un país.75 años de Ancap 1931-2006

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