ANCAP
en debate.
ANCAP
fue creada el 15 de octubre de 1931 por la Ley Nº 8764 que
estableció en su artículo 1º: “Créase un Ente Industrial del Estado, que se
denominará Administración Nacional de Combustibles Alcohol y Pórtland con el
cometido de explotar y administrar el monopolio del alcohol y carburante
nacional y de importar, rectificar y vender petróleo y sus derivados, y de
fabricar pórtland.”
Se declara de utilidad pública a
efectos de intervenir en nombre del Estado en tres campos estratégicos. En
materia de combustibles, estableció el monopolio estatal de la importación y
refinación de petróleo crudo y con la condición de producir al menos, el 50% de
la nafta consumida en el país, la extensión del mismo a la importación y
exportación de cualquier tipo de carburante líquido, semi líquido o gaseoso.
En lo que refiere al Pórtland, se
autorizó la instalación de fábricas de pórtland y productos afines, para
abastecer las necesidades de obras públicas, que se buscaron incrementar a
efectos de absorber la gran desocupación provocada por la crisis de 1929. En
1933 ingresó a un mercado de competencia en combustibles líquidos refinados, a
través de la importación y venta de productos en todo el país, y se instalaron
las dos primeras estaciones de servicio en Montevideo, una en 18 de julio y
Sierra y la otra en Uruguayana y
Capurro.
ANCAP construye sus primeras
instalaciones petroleras para operar como distribuidora y en 1935 inicia la
segunda etapa con el montaje de la primer y única Refinería de
combustibles del país, que se inauguró dos años más tarde, con una capacidad de
refinación de 600 m³ diarios, lo que llevó al cese de las importaciones
de productos elaborados.
En la década del 40, logró
superar las restricciones de aprovisionamiento derivadas de la escasez de materia
prima para sus industrias básicas, alcoholes y combustibles, generando la
capacidad suficiente para abastecer la totalidad de la demanda interna. La
planta de ANCAP de La Teja conforma un
ejemplo de las primeras realizaciones de arquitectura moderna en nuestro país.
La obra en su mayoría fue realizada por el arquitecto Rafael Lorente Escudero
durante los años 1934 y 1938. Hubo una serie de obras como el cuartelillo de
bomberos en 1934, el edificio de las oficinas administrativas, el vestuario de
los obreros, la gerencia y los laboratorios. También debemos mencionar el
imponente edificio de las oficinas centrales. En 1961 se inaugura la nueva
Refinería que permitió elevar de 4500 metros cúbicos a 6500 la capacidad de
procesamiento del crudo.
También permitió ampliar la capacidad de producción de
combustibles gaseosos como el supergas. Para llevar adelante este proyecto se
incorporaron ingenieros y personal especializado. En 1965 entró en
funcionamiento una Planta de Desulfuración de gasoil y kerosene.
Por medio del
decreto 786/968 del 26 de diciembre de 1968 el Poder Ejecutivo autorizó a ANCAP
a realizar los estudios para instalar una boya para la carga y descarga de
petróleo en aguas juridisccionales uruguayas. En 1968 la flota marítima de la
administración estuvo integrada por: a) de ultramar con buques propios “ANCAP
TERCERO” y “ANCAP CUARTO” buque arredrados a la Armada Nacional b) cabotaje con
buques propios como el “ANCAP QUINTO” y “ANCAP SEXTO”. Desde el punto de vista
administrativo se puso en marcha en 1968 por intermedio de la consultora Arthur
Young Co. Una reorganización de la Administración con nuevos modelos de gestión.
Con el objetivo de abaratar los costos se decidió instalar una terminal
petrolera capaz de recibir barcos de 150.000 toneladas. El lugar elegido fue
José Ignacio a 3.600 metros de la costa. Se instaló una monoboya giratoria de
amarre de origen holandés. La misma fue adquirida por en 1977. La monoboya fue conectada por un
oleoducto a un parque de tanques y que sigue paralelo a la Ruta Interbalnearia
hasta La Teja en 1975 comenzaron las obras, en 1977 culminaron las obras y se
inauguró el 9 de junio de 1978.
La ley de Empresas Públicas
El plebiscito del 13 de diciembre
de es un antecedente para comprender las
connotaciones especiales que tiene en el Uruguay la discusión acerca de las
empresas del Estado. La norma impulsada por el gobierno de Luis Alberto Lacalle
proveía un marco para que el Estado concediese permisos para la prestación de servicios
públicos a su cargo, y facultaba a Antel a asociarse con capitales privados
para el cumplimiento de sus cometidos. Sancionada en el Parlamento tras 18
meses de negociaciones, la acción política coordinada del Frente Amplio y el
movimiento sindical derivó en la convocatoria a un referéndum. La estrategia
prevalente de la impugnación parcial propició alianzas con sectores de los
partidos tradicionales. El debate giró en torno a la «defensa del patrimonio nacional». Las
adhesiones al recurso determinó que la
ley de Empresas Públicas fuese sometida a la voluntad popular. En dicha evolución tuvo un activo rol el intendente de Montevideo, Tabaré Vázquez, y
errores de comunicación de representantes del gobierno blanco. El Foro Batllista resolvió su respaldo al recurso. El 71,6 % resolvió en
las urnas la derogación parcial de la ley de Empresas Públicas.
La reforma en materia de
combustibles impulsada por el gobierno de Jorge Batlle en 2001 se inició con
los contactos políticos entablados por el gobierno para sondear el apoyo a su
política, basada en la asociación de Ancap con una petrolera extranjera que
promovía su titular, Jorge Sanguinetti, a fin de poder competir en el exterior
en la comercialización de sus productos El debate sobre los combustibles tomó
estado parlamentario al ingresar a la Cámara de Senadores un breve proyecto de
ley que derogaba los monopolios estatales de refinación e importación de
petróleo. Lo firmaban los diez senadores colorados y el presidente del cuerpo,
Luis Hierro López. La receptividad hallada en los demás partidos generó
entendimientos entre las bancadas a propósito de una nueva estructura para el
mercado y de la asociación de Ancap. La Federación Ancap (fancap) se
movilizó en rechazo a la convocatoria del ente a empresas interesadas en
conformar una sociedad y al proyecto desmonopolizador. Una razón para la
alianza estratégica era sanear la inversión realizada en la Argentina al
asociarse con la empresa Sol Petróleo. Durante la administración de Eduardo
Ache se había decidido la expansión al vecino país para abrir nuevas bocas de
expendio, a través de una red de estaciones de servicio en la cual Ancap tenía
la mayoría de las acciones. El negocio había arrojado cuantiosas pérdidas que
se pretendía revertir, al menos en parte, traspasando la cadena de distribución
a un socio de porte que fuera productor de petróleo.
Las administraciones frentistas.
En marzo del 2005 asume el nuevo
directorio presidido por el Ing. Daniel Martinez e integrado además por Raul Sendic como vicepresidente. El objetivo
era crear un proyecto productivo y social nacional con una empresa competitiva
y eficiente en calidad y precios de sus productos. Una de sus primeras acciones fue contratar
una empresa internacional par que desarrollase un sistema de planificación
estratégica, cambio organizacional y cambio cultural de Ancap. Siguiendo un
artículo de Federico Comesaña (www.elobservador.com.uy/modelo-base-deuda-n1073538) obtenemos un excelente resumen de este proceso:
“Así fue que la
deuda de ANCAP pasó de US$ 300 millones en 2005 a US$ 600 millones dos años
después. Allí terminó la gestión de Daniel Martínez. Luego la deuda trepó a US$
1.000 millones en 2009 y cinco años después ya superaba los US$ 1.900 millones.
Para tener una idea de la magnitud de ese crecimiento, en 2005 la deuda de
ANCAP representaba 2% del total de los pasivos del Estado uruguayo y en 2014
había trepado al 6%. Eso quiere decir que la deuda de ANCAP crecía tres veces
más rápido que la del Estado en su conjunto. Entre 2005 y 2007 –el período de Martínez en la presidencia– la deuda
bancaria de ANCAP cayó de US$ 81 millones a US$ 19 millones. Pero a partir de
2009, la baja de las tasas de interés en los países desarrollados y la
abundante liquidez de la banca local le permitían al ente –necesitado de un
flujo constante de fondos para cumplir con el ambicioso plan de inversiones ya
comprometido– recurrir a un crédito barato y de amplia disponibilidad. Sin
embargo, por lo general se trataba de dinero de corto plazo y en su totalidad
nominado en dólares. Fue así que para 2014 ya acumulaba una deuda bancaria de
US$ 660 millones, principalmente con instituciones locales. En promedio, el dinero que
obtuvo ANCAP del sistema bancario entre 2009 y 2014 tenía un plazo de apenas un
año y tres meses, lo cual obligaba al ente a renegociar sistemáticamente la
renovación de créditos con las distintas instituciones en una verdadera
bicicleta de préstamos.
El acuerdo alcanzado en 2005 con el gobierno venezolano le permitía
a ANCAP adquirir petróleo a la estatal Pdvsa mediante el pago de 75% del
importe de cada partida a 90 días y el restante 25% financiado a 15 años con
dos años de gracia y una tasa de interés irrisoria de 2% anual. Ese mecanismo
estuvo vigente hasta mediados de 2015
La deuda con Pdvsa alcanzó en su punto más
alto US$ 870 millones en 2015.
La deuda con proveedores (sin
contar las compras de crudo a Pdvsa) pasó de US$ 130 millones en 2005 a US$ 425
millones nueve años después. Solo en el período de Martínez, ese componente de
la deuda se duplicó.
El problema de la deuda de
ANCAP no era solo su rápido crecimiento y su orientación al corto plazo.
También estaba el tema de su moneda. Prácticamente la totalidad de la deuda
contraída estaba nominada en dólares, en una empresa cuyos ingresos se generan
en pesos.
Según los auditores que realizan los balances anuales de la empresa, un
aumento de la cotización del 10% en 2014 le provocaba a la empresa pérdidas patrimoniales
por el equivalente a US$ 83 millones.
Existía la falsa sensación de
que la deuda del ente iba perdiendo peso conforme la moneda local ganaba
terreno frente al dólar. La consecuencia fue que los uruguayos tuvimos que
pagar el exceso de confianza del ente en la forma de una capitalización de casi
US$ 900 millones y un
sobrecosto en el precio de los combustibles.
En una entrevista realizada a
la I.Q. Marta Jara, presidente de ANCAP a partir de marzo de 2016 en www.teledoce.com/telemundo/nacionales/entrevista-cotelo/marta-jara-importar-combustible-es-mas-caro-para-uruguay-que-refinar/
REPORTAR ERROREl intendente de Cerro Largo y dirigente del sector Mejor
País del Partido Nacional, Sergio Botana, dijo a En Perspectiva: “Si somos
gobierno, vamos a habilitar la importación de combustibles para que la
producción pueda destrabarse y tener impacto en el empleo. Vamos a enfrentar a
las corporaciones que sea necesario enfrentar”.
Importar es más caro para Uruguay que refinar. La refinación
genera un valor entre los 50 y 100 millones de dólares. No me parece que
importar per se genere economía. Si nos comparamos con la paridad de
importación, creemos que es referencia válida y mirando la canasta de productos
estamos bien. Hay mucho que estamos haciendo en automatización, logística y
formas de hacer el trabajo enfocados a mayor eficiencia para trasladarlo a los
precios.
El debate vuelve con fuerza en el marco de las negociaciones de la
Coalición de Gobierno.
Ver: Nahum,B. y otros
ANCAP, lo que nos mueve es todo un país.75 años de Ancap 1931-2006
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