Educación Secundaria: La visión del primer batllismo.
Durante la primera presidencia de Batlle, se instala una preocupación
educativa fundamental: la enseñanza secundaria. Esta aspiración por desarrollar
y extender una verdadera enseñanza secundaria constituía una verdadera
preocupación para el gobierno de las autoridades universitarias y para el Poder
Ejecutivo. En 1906 el rector de la Universidad manifestaba que “El problema de
la enseñanza media no está resuelto, no se ha planteado siquiera en el
país(…)Tenemos enseñanza primaria y enseñanza preparatoria que aunque se le
llame secundaria es preparatoria; no tenemos verdadera enseñanza media,
faltandonos los liceos que en Europa y en Norte América responden a ese fin. En
Montevideo esa diferencia es en cierto modo atenuada por la existencia
de
ciertos institutos particulares y por el concurso de profesores que dictan
cursos a personas que no quieren ni pueden concurrir a la Universidad. En
campaña el mal impera en toda su extensión y se hace notar con todas sus
consecuencias. Fuera de la enseñanza primaria no hay elementos de cultura. En
unos cuantos centros urbanos hay institutos de enseñanza preparatoria;
concurren a ellos los que aspiran a obtener un título profesional. Los demás,
después de abandonar la escuela primaria no reciben otra educación y aun
cuando quisieran, no encontrarían donde recibirla”(Eduardo Acevedo,1906)
El Rector Acevedo en su informe de 1904 señalaba expresamente los fines
que a su juicio debería cumplir la enseñanza secundaria afirmando que es ”
conveniente que todo el que salga de la escuela primaria pueda cursar cinco
años de enseñanza secundaria, a fin de levantar el nivel mental y de que cada
joven resulte un factor útil en el comercio y en la industria. Y es conveniente
dificultar el acceso a las facultades superiores, como medio de que solo vayan
a ellas las que tengan positiva vocación y cualidades descollantes para las
carreras liberales”(Eduardo Acevedo, 1904)
De modo que la enseñanza secundaria debería perseguir tres finalidades,
por un lado “levantar el nivel mental” de los jóvenes y por otro conformarlos
como “factor útil en el comercio y la industria” y por último evitar el ingreso
a las carreras liberales a aquellos jóvenes que no tienen cualidades
“descollantes” para ello.
El presidente Batlle, en el decreto del 22 de noviembre de 1906 en su
Art. 1 retomará esta filosofía educativa cuando, señalaba las finalidades
“formativas” y “económicas” que debía perseguir la enseñanza secundaria. Para
Batlle, el objetivo de los liceos sería,” provocar la observación y disciplinar
el criterio, por medio de una enseñanza general que prepare para el
cumplimiento de los deberes de la vida y favorezca el desarrollo y la
aplicación de las aptitudes individuales en las diversas manifestaciones de la
actividad económica” En el artículo 17 de la ley 3015 se determinó que ” El
sobrante de títulos de 5%, creados por esta Ley, que resulte después de
verificada la conversión y reembolso, se destina a la construcción y
organización de una escuela de veterinaria, una de agricultura, y el fomento de
la educación secundaria en los departamentos de la campaña”(Ley 3015, 1906)
Esta es la primera manifestación política de extender la enseñanza secundaria
por todo el territorio nacional. Los fines de la Educación Secundaria para
Batlle los encontramos en el mensaje presidencial del 4 de mayo de 1911 que
sería.”perfeccionar el criterio y elevar el nivel intelectual de la población
entera(…)educación completa y racional estará gratuita al alcance de
todos”
Es indudable la preocupación de Batlle y su proyecto con referencia a la
educación:” Yo pienso aquí en lo que podríamos hacer para constituir un pequeño
país modelo, en que la instrucción sea enormemente difundida. En el que se
cultiven las artes y las ciencias con honor. En el que las costumbres sean
dulces y finas. Me complazco en imaginarme que podríamos crear Universidades en
todos los departamentos. Grandes institutos científicos y artísticos en
Montevideo. Desarrollar el teatro, la literatura. Organizar los juegos
olímpicos. Fomentar la riqueza nacional, impidiendo que se la lleven los
elementos extraños. Proveer al bienestar de las clases pobres”(Vanger,M La
lucha por la justicia, pagina 55) Los antecedentes ideológicos del reformismo
educativo se ubican claramente en Krause y su discipulo Tiberghien “la instrucción
es inseparable de la educación y la educación tiene por objeto mejorar al
hombre e inspirarles el sentimiento de su dignidad, de sus derechos y su
independencia”(Tiberghien, G. La Enseñanza obligatoria)
Dos ideas deben orientar toda apreciación de Batlle, muy especialmente
cuando se trata de considerar su acción en la obra educacional realizada
durante su gobierno o bajo su influencia. Estas dos ideas tiene relación con el
pensamiento y su gestión como gobernante.
El primer término a considerar que no fue el constructor de un sistema
filosófico, político o ideológico de cualquier naturaleza que fuera, ni tuvo su
preocupación de adherirse o realizar como pensador un determinado sistema,
aunque tuviera siempre la característica de posicionarse con directivas
mentales propias.
Aparece en sus escritos, en sus anotaciones íntimas desde su juventud,
un interés por los problemas del espíritu pero sin la organización de índole
exclusivamente académica, de armonizar un conjunto de ideas en la dirección de una
actividad especulativa. Su vida, antes de ocupar el poder fue la de un hombre
de lucha y de polémica y después de realizador. Las expresiones que se emplean
tienen un sentido estrictamente lógico y pertenecientes a su época.
En determinado momento, materialismo o términos similares, aun
positivismo, se oponen a espiritualismo, dándoles un contenido moral y de
significado corriente que no coincide con las tendencias del pensamiento en los
especialistas, a pesar que a veces trate de apoyarse en datos científicos o
filosóficos.
En lo educacional Batlle se encontró con una organización primaria y
universitaria traducida en textos legales que tenían ya un arraigo y tradición.
Estaba impuesta una enseñanza secundaria tipo bachillerato universitario y que
respondía a la concepción del Siglo XIX como enseñanza preparatoria. La
Universidad misma respondía al tipo clásico de universidad de Estado con tres
facultades, Derecho, Medicina y Matemáticas centralizadas según la Ley de 1885.
El problema de organización tenían proyecciones que se polarizaban en la
concepción de una universalidad centralizada y sus facultades autónomas en lo
técnico con la Unidad administrativa del Consejo Central Universitario tal como
se estableció durante la presidencia del Dr. Claudio Williman. En lo referente
a primaria lo medular estaba en la Ley de Educación Común de 1877. Aunque con
el régimen constitucional vigente (1830) era discutible la posibilidad de
existencia de entes autónomos, en la realidad administrativa la enseñanza estaba
regida por entidades que funcionaban de hecho en forma independiente. No se
tocó la estructura de la Enseñanza Primaria pero se marcó en tres sentidos el
concepto que de ella habría de tener el gobernante: en la educación de adultos
para combatir el analfabetismo; estimular su acción a la infancia con la
creación acentuada de escuelas y aumento de ayudantías y en la edificación
escolar; acción regular y continuada de todos los períodos de gestión
gubernamental para el mejoramiento del nivel educativo de la clase obrera. La
Educación secundaria solo contaba en 1903 con establecimientos en Montevideo.
Las iniciativas de reformas y de nueva orientación habían surgido de la
Universidad y habían pasado al Poder Ejecutivo y aún al poder legislativo en
otras oportunidades, como ocurrió aun antes del régimen universitario de 1885
con el proyecto de fundar un Liceo en cada población de más de 800 habitantes.
Esa, como otras ideas habían caído, no obstante, en el vacío y en la
indiferencia. A principios del Siglo XX la idea dominante era la de separar los
fines de la enseñanza secundaria distinguiendo el carácter de preuniversitaria
del de preparación general para la vida, y más concretamente el de tener en
cuenta la realidad nacional desde el punto d vista económico, favoreciendo una
enseñanza de fines prácticos para apartar a los estudiantes de las entonces
típicas carreras universitaria; Abogacía y Medicina. El decreto del 22 de
noviembre de 1906 disponía la creación en campaña de escuelas de estudios
secundarios que se denominarán Liceos y que tendrían por objeto provocar la
observación y disciplinar al criterio por medio de una enseñanza general que
prepare para el cumplimiento de la vida y favorezca el desarrollo y aplicación
de las aptitudes individuales, en las diversas manifestaciones de la actividad
económica. Para ello se establecía el ingreso a los 12 años siempre que se
hubiera terminado el tercer año de las escuelas primarias rurales, o el quinto
de las urbanas con estudios que duraran 4 años y en los cuales a las
asignaturas del bachillerato se agregaban nociones de Economía Política,
Industrias y Cálculo Mercantil.
La Enseñanza Universitaria estaba marcada en el
imaginario popular como “Mi hijo el Doctor”, y en ese perfil fue totalmente
conducida por el Estado. Entre 1900 y 1930 la matricula se multiplicó por
cinco- Llegando a tener 120 estudiantes universitarios por cada 100 mil
habitantes uno de los mejores guarismos en latinoamérica. En 1911 la
Universidad de la República tenía tres facultades: Derecho con las carreras de
abogacía y notariado, Medicina con las carreras de Medicina, Odontología y
Obstetricia y Matemática con las carreras de Ingeniería, Agrimensura y
Arquitectura. Durante la presidencia de Claudio Williman, entre ambas
presidencias de Don Pepe se reorganizó la Universidad tomándose el modelo
francés.
Entre 1911 y 1920 los cambios institucionales
fueron la creación de las facultades de Arquitectura en 1915, Agronomía en 1925
y Odontología, Química y Farmacia en 1929. Las carreras universitarias fueron
el indicador de la mentalidad dominante en los sectores altos y medio alto de
la sociedad.
El éxito de un modelo de país, austero, trabajador
y con niveles superiores en educción fue planificado y desarrollado durante el
primer batllismo. Muchos de esos éxitos aun los seguimos disfrutando.
Ver:
Delio, Luis María. Nuevo enfoque sobre los orígenes intelectuales del
batllismo,Pp.470-474.FCU Montevideo
Grompone, Antonio M. La Obra Educacional de Batlle. En Batlle su vida y
su obra. Editorial Acción Montevideo, 1956m Páginas 137 y siguientes.
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