“Me he convencido, desde hace mucho tiempo, de que la
prevaleciente tendencia a considerar como innatas y fundamentalmente
inalterables todas las diferencias de carácter que se observan en los seres
humanos, y a ignorar las pruebas irrebatibles que demuestran que la mayor parte
de esas diferencias —ya sea entre individuos, razas o sexos— no son otras que
las producidas por diferencias de tipo circunstancial, es uno de los grandes
impedimentos para tratar racionalmente las grandes cuestiones sociales, y uno de
los grandes obstáculos que impiden el progreso de la Humanidad.” John Stuart
Mill (1806-1873) constituyó un puente hacia nuevos planteamientos del
capitalismo. Mill pretendió en sus escritos, entre los que se destaca sus “
Principios de economía política”, contribuir a la solución del problema social
al moderar las pretensiones de liberad y conceder al Estado un cierto papel
intervencionista. La creciente desigualdad social y la crisis del capitalismo
constituyeron razones justificadas para sus teorías. Todo mercado tiene dos lados: la oferta y la
demanda. Luego de examinar cada una de ellas podemos llegar a conclusiones de
cómo funciona el mercado. Está en discusión permanente el rol del batllismo en
las empresas del Estado y múltiples análisis desde sectores liberales o
colectivistas tratan de mostrar, y en algún momento tiene razón, el fracaso del
modelo batllista en esta área.
Un poco de Historia sobre los monopolios.
En las últimas tres décadas del siglo XIX Estados Unidos
experimentó un gran crecimiento económico desarrollado entre sobornos,
tecnología y gran corrupción. Estos monopolios generaron una gran riqueza. En 1861
Estados Unidos contaba tres millonarios en 1900 había 4000. Esta enorme riqueza
provocó, además, un consumo ostentoso. En Uruguay, luego de los enfrentamientos
armados, lograda cuando el Estado ejerció el monopolio de la fuerza. Desde el
Estado se dieron los pasos necesario para fortalecer el Derecho de Propiedad y
cambios en el aparato productivo que incluyó el mejoramiento de las razas
bovinas y se incorporó la producción ovina. Se desarrollo el comercio. El
modelo tenía debilidades, por un lado se sostenía en una oferta de base
ganadera y con una gran lentitud en asumir nuevas tecnologías. Por otro lado el
aumento de las importaciones debido a la modernización y al crecimiento de la
población presionaba sobre la balanza comercial.
El modelo batllista intentó desalentar la explotación
ganadera extensiva la cual era vista como un freno para aumentar la producción
y mejorar la calidad del rodeo. Los cambios en la política impositiva
intentaron diversificar las fuentes de recaudación del Estado. Se apostó, sin
éxito, a aumentar la explotación agrícola estimulando la rotación en el uso de
la tierra, sin embargo solo favoreció a la ganadería. Lo positivo del período
fue la racionalización conseguida mediante las estatizaciones y
nacionalizaciones a partir de 1911. Lo más positivo para el gobierno batllista en
ese momento fue el control de las áreas estratégicas de un modo monopólico. En
1947 asume Luis Batlle Berres con el objetivo primordial de crear crecimiento
mediante la industrialización por sustitución de importaciones. Con tal
propósito el Estado se convirtió, mediante un rol interventor en la garantía de
las rentas de los inversores privados en el área industrial y en el sector de
los asalariados. Una serie de medidas se establecieron en materia económica
durante este período: Contralor de Exportaciones e Importaciones, el sistema de
cambios múltiples, crecimiento de Empresas Públicas y un modelo claro de fijación
de precios. Hoy está en discusión el modelo creado en 1943 de los Consejos de
Salarios que fueron y en parte sigue siendo un mecanismo de intervención del
Estado en el mercado de trabajo a través de la regulación de los salarios. Los
Consejos en aquel momento estaban integrados por tres representantes del
gobierno, dos de los empresarios y dos de los trabajadores. Funcionaban por
rama de actividad y eran unos 40 en los
años 50, hoy son unos 200, y merece un análisis profundo en su organización sin
perder sus objetivos iniciales. El número de funcionarios públicos creció en el
periodo de un 2% de la PEA a un 7% de la misma y ya en 1953 se iniciaron
medidas con incentivos para bajar la plantilla de funcionarios del Estado. En
1966 ganó nuevamente las elecciones el Partido Colorado y veníamos de la
profunda crisis de 1965 y se avecinaba la crisis del petróleo. El presidente
Jorge Pacheco Areco estableció la Congelación de Precios y Salarios y crea la
Comisión de Precios e Ingresos con el objetivo de controlar los precios y
contener la inflación. La CIDE había definido la crisis como estructural ya que
era evidente que se debía reformular la estructura productiva del Uruguay y las
propuestas coincidian en: a) la tenencia de la tierra, la reorganización del
comercio exterior que permitiera la diversificación y ampliación de mercados
exteriores y c) el sistema educativo que debía ser vinculado a la creación de
tecnología adecuada a nuestro perfil productivo.
Sin embargo la discusión se centra y creo que sigue así en
las ideas del liberalismo económico elaborado a partir del siglo XVIII en las
cuales la economía está regulada por leyes naturales a las que hay que dejar
actuar libremente. Todos los individuos actuando libremente constituyen el
mercado cada uno decidirá según su conveniencia la forma de enriquecerse. Si
todos actúan así finalmente la sociedad se enriquecerá. Este debate fue
profundo en el Uruguay y sobretodo en el marco de la expansión ideológica del
batllismo. Con referencia a los criterios de justicia distributiva de los
recursos materiales de la sociedad, predominaban las ideas, que a partir de las ideas de Stuart Mill y de
Henry George se expresaron sobre la legitimidad de la propiedad y su valor social,
su posible redistribución y el papel de la herencia en la justicia intergeneracional.
De ambos el batllismo tomó la necesidad de desviar la renta de los propietarios
hacia el conjunto del pueblo mediante la acción del Estado. Eduardo Acevedo
sostenía: “ Las desigualdades sociales pueden y deben ser combatidas por medios
más racionales: una amplísima difusión de la enseñanza gratuita en todos sus
grados y variedades, una legislación protectora del obrero, que solucione los
problemas del salario, del horario, del seguro, de la vivienda, del mejoramiento
de la vida en general; un plan de ensanche del camino colectivo, a base de
expropiaciones y de monopolios industriales, que permitan a la colectividad, a
la vez que abaratar varios artículos, suprimir o disminuir impuestos
perjudiciales y ejecutar obras de progreso” (Acevedo, E, Curso de Finanzas,
1904, Pag. 546) Un ejemplo claro de esto en el impuesto al ausentismo propuesto
por Baltasar Brum en 1924.
El fin de la utopía batllista frente al liberalismo.
A partir del retorno a la democracia en 1985 comienza a
verificarse un intento de liberalizar al Estado en relación a sus funciones
económicas y sociales. Se le quitó injerencia en las políticas de “bienestar” y
por un breve lapso de una década a la negociación colectiva. Esto dejó a su
suerte a los asalariados a las dinámicas del mercado. Se inició un mecanismo
lento y paulatino dedesarmar el sistema de Empresas Públicas iniciado,
desarrollado y sostenido por el batllismo en beneficio del capital privado. La
excusa era, y es, la inviabilidad
finaciera o la mala gestión. Esto repercutió en los fines sociales cuyos costos
los vemos hoy cada noche en los informativos.