En mis idas y vueltas con los aspectos medulares del
batllismo me metí con el Estado. No es poca cosa hacerlo puesto que todos lo
utilizan para dar rienda suelta a su visión ideológica, económica e incluso
debates sobre lo pertinente o o pertinente de la libertad humana. Pues bien, las
reflexiones de un autor coreano en un libro que me regalaron para Navidad me
sirve como disparador para volver sobre el tema del batllismo y el Estado.
(Chan, Ha-joom. Economía para el 99% de la población, Buenos Aires,
Debate,2015). De forma muy simple podemos afirmar, siguiendo ahora a Gabriel
Oddone que las políticas económicas desarrolladas por nuestro país a lo largo
del siglo XX han oscilado entre ser dirigistas o liberales. Acá comienza el
debate. Por políticas dirigistas entendemos que son aquellas que le otorgan al
sector público estatal un rol importante y decisivo en la asignación y
distribución de los recursos en competencia con la dinámica dl mercado. Por lo
tanto el dirigismo se desarrolló durante los años 1931 y 1973. Algunas las
medidas para sostener el modelo fueron :
1)
Fijación administrativa de precios e ingresos
relevantes de la economía. La creación de los Consejos de Salarios en 1943 y la
COPRIN. Comisión de productividad, precios e Ingresos en 1968.
2)
Emisión monetaria contra los documentos en poder
d ela autoridad monetaria a partir de 1939 y contra el revalúo del oro
depositado en 1935 y 1938.
3)
Utilización de mecanismos de racionamiento de
las divisas mediante el contralor de las exportaciones e importaciones desde
1941 y los permisos previos de importación desde 1938 y el modelo complejo de
cambios múltiples a partir de 1934.
4)
Levantamiento de barreras proteccionistas a
partir de aumentos del arancel general de 31% a 48% en 1931 con el objetivo de
proteger empresas nacionales.
5)
Se generalizan las practicas clientelísticas a
partir del crecimiento del Empleo Público a partir de 1946 y utilización de
privilegios jubilatorios de un modo exagerado a partir de 1945
El batllismo desde el periodo inicial reformista de Don Pepe
seguido por la coyuntura interbélica y
la Segunda Guerra Mundial con la visión de sustitución de importaciones bajo el
terrismo y baldomirismo tuvo su apogeo en el modelo industrializador del Luisismo.
Momento en que las graficas que presentan los liberales y opositores al
batllismo como de declive económico, sin embargo para la memoria colectiva fue
el Uruguay del optimismo y de grandes realizaciones sociales, laborales,
industriales, educativas y culturales. Es interesante el crecimiento del Estado
en la visión batllista y su rol redistributivo y de conciliación de clases muy
lejos de la visión moderna de un Estado “gran Hermano” con hipercontroles con
cámaras y fiscalizaciones impositivas cercanas al dolo que actualmente
padecemos. El mismo Aristoteles sostenía “ La prueba de que el Estado es una
creación d ela naturaleza y anterior al individuo es que el individuo cuando
está aislado no es autosuficiente, por lo tanto, es como una parte en relación
con el todo” Queda claro que ninguna teoría económica con fundamentso serios
proponga abolir totalmente al gobierno. Pero hay un gran marco de opiniones
sobre el rol del Estado que van desde la visión neoliberal de libre mercado que
proponen un Estado mínimo siendo estos los sectores conservadores de los Partidos
Tradicionales y en especial los economistas herreristas y colorados no batllistas.
En esencia proponen un estado que se encargue de la defensa militar, protección
de los derechos de propiedad la
infraestructura y la seguridad ciudadana. En el extremo opuesto tenemos la
visión marxista que sostiene que el mercado debe ser reducido a una función
subsidiaria y que la economía debe ser planificada por el Estado. Ya a
comienzos del siglo XX en el Uruguay este debate comenzó a resolverse con la
visión batllista de respeto a la propiedad privada, con el concepto de
humanizar al capitalismo y redistribuir la riqueza mediante el accionar del
Estado y sus empresas que serían estratégicas. En momento de decadencia
institucional, de falta de visione republicanas, el maltrato que se le ha dado
al Estado en relación a las áreas estratégicas de la economía han llevado a que
la visón social de los problemas del gobierno se traslade al Estado y su
funcionamiento. La frase cuanto menos haga el gobierno mejor no irá, o que el
Estado es un “mal necesario”. Todos estos argumentos popularizaron la teoría
económica del libre mercado que tiene como objetivo separar absolutamente la
política del desarrollo de los mercados. O sea separar al Estado de su rol
igualador en materia social. Para el batllismo es clave tanto mercado como sea
posible y tanto Estado como sea necesario. Indudablemente en el siglo XXI el
Estado es una maquinaria organizativa muy fuerte y poderosa que ha inventado la
humnaidad desde tiempos pretéritos(Fukuyama) por lo que resulta imposible
lograr cambios trascendentes en lo
económico y su incidencia inmediata en el desarrollo social sin su ayuda.