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miércoles, 30 de noviembre de 2016

El batllismo y el Estado: Idea y acción.


El Estado para el batllismo debe ejercer un fuerte rol de árbitro en relación el equilibrio de las clases sociales, la conciliación de clases. Para esto la economía debe dirigirse a satisfacer las necesidades sociales. Para el cumplimiento de estos principios desde el plano político se debe desarrollar la plana vigencia de la democracia y la libertad. El objetivo primordial es favorecer el trabajo nacional sin imitar los modelos populistas que confunden el rol del estado con la arbitrariedad del poder. El Estado batllista desde la época del primer batllismo debe anticiparse a los reclamos sociales para buscar las soluciones a los sectores más perjudicados buscando una justa  redistribución de la riqueza y por  lógica evolutiva la justicia social.
El respeto absoluto a la Democracia con el respeto absoluto e irrestricto de sus principios de libertad, libertad de expresión, libertad de opinión, garantías individuales valoración de la propiedad privada. Por lo tanto la democracia y la libertad, para el batllismo, es la base del progreso y la justicia social. Pero la libertad para el batllismo se base en la redistribución de la riqueza a través del Estado para como sostenía el primer batllismo “ que los pobres sean menos pobres y los ricos sean menos ricos”
La libertad se constituye en el elemento básico de la vida colectiva. Democracia y libertad son elementos íntimamente ligados, la libertad sin la democracia no es posible y tampoco al revés. Con estos principios se enfrenta el batllismo a la concepción populista. Sin libertad política, sin libertad de prensa sin leyes que aseguren la evolución de la economía no es posible el progreso.
La actividad privada debe ser apoyada y convertirla en el centro de la experiencia económica al ampara del visión estratégica del Estado. En caso necesario el Estado debe ampliar sus funciones y otorgando a las Empresas Públicas un rol estratégico en el desarrollo nacional. Todos estos principios tienen como objetivo el desarrollo social, acrecentando desarrollano y consolidando los sectores medios de la sociedad con salarios mejor remunerados. La riqueza que desarrolla la industria debe ser redistribuída. El trabajador es el principal actor y debe ser receptor de las lógicas concesiones y ventajas para que participe en forma razonable en los beneficios obtenidos.
El Estado para el batllismo deberá promover el desarrollo industrial y ser el arbitro de las visiones enfrentadas y contradictorias de la sociedad. No debe competir con los emprendimientos privados debe promoverlos pero manteniendo el lógico control de todas las ares de interés nacional. La riqueza no es solo del propietario del capital es también, en buena parte del trabajador porque con su trabajo la crea, por lo tanto se debe compartir. El Estado es el que debe nuclear la distribución justa de la riqueza para asegurar la paz social, porque si el reparto no es equitativa se convierte en arbitraria y pone el peligro el orden y la paz social. Por encima de las clases social el batllismo coloca al hombre sin ningún tipo de distinción ya sea raza, nacionalidad, clases o grupos sociales, creencias. Y desde el principio del batllismo la idea de que el conflicto de clases parte de la injusticia de clases por la tanto la seguridad social es básica para el batllismo. La conciliación de clases supone la paz social y por extensión se reduce al mínimo la posibilidad de la violencia. Es claro que el batllismo no defiende al rico como tal sino al pueblo todo mediante leyes sociales y políticas públicas generales.
Durante el segundo gobierno del Dr. Julio María Sanguinetti, la reforma educativa se desarrolló fundamentalmente en base a un modelo racionalista con el objetivo de ser la principal política publica social del gobierno. El propio Rama sostenía en una nota publicada en Búsqueda antes de asumir su cargo: “Lo que es importante primero que nada es que entre todos tengamos diagnósticos claros de nuestros problemas porque si no (…) se pueden inventar muchas micro experiencias que no se sabe a dónde van porque no hay un diagnóstico general del sistema” En el periodo 1995-2000 el país procesó, además de la reforma educativa otras dirigidas a la visión social del batllismo pero alejándose de la praxis: Reforma del Estado, reforma de la Seguridad Social, la apertura de la economía al mundo, La flexibilización del mercado laboral. Fue un marco de reformas, fieles al principio batllista de “vino nuevo en odres viejos”. En el caso de la reforma educativa se vio el mantenimiento de una fuerte presencia del Estado, ausencia absoluta de privatización con la búsqueda de equidad educativa y apostando a la educación como mecanismo de integración social en un momento que el entramado social comenzaba a fragmentarse. Durante el período del Dr. Sanguinetti, también se buscó reforma la salud, el proyecto del año 1995, buscaba reordenar el Ministerio de Salud Pública tanto desde el punto de vista presupuestal como programático. El objetivo era que el MSP se convirtiera en el organismo rector de las políticas de salud, identificando las prioridades, dictando planes y programas de salud a nivel nacional y controlar y fiscalizar el sistema.

También se desarrolló un programa de fortalecimiento de las políticas sociales que se había iniciado durante la administración Lacalle, este programa buscaba aumentar la eficiencia y equidad en las áreas de Educación, Salud, Justicia, Nutrición y trabajo. Todo orientado a transformar los mecanismos públicos de acceso de los grupos familiares para satisfacer sus necesidades más inmediatas. El batllismo un siglo después de sus primeros enfoque de justicia social seguía en el último gobierno del siglo XX marcando con claridad la importancia de la spolíticas sociales y la justa redistribución de la riqueza.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Batllismo y Liberalismo: aportes para el debate 3.



En el pensamiento de Luis Batlle el Estado debía contribuir activamente al mantenimiento de la paz social. Opuesto a la lucha de clases porque consideraba al hombre por encima de toda clase social el batllismo se sintetiza en su pensamiento en un discurso de 1947: “ Cuando se amasa la riqueza entre el capitalista y el trabajador, lo que se produce es de todos y tiene que repartirse con equidad para que no exista el que lo tiene todo y el que no tiene nada, porque eso no es ni la tranquilidad ni la paz, ni la justicia: eso es la arbitrariedad y con arbitrariedad no podemos asegurar la paz social” Luis Batlle mantuvo el Estado laico, militante en su laicismo, con una gran cuota de tolerancia en su estilo. La evolución de los Estados Unidos a partir de 1945 de la mano de su aparato productivo e industrial hiperdesarrollado inició una gran ofensiva para captar mercados. En nuestro país el Dr. Gervasio de Posadas que sería el futuro presidente de la Cámara de Industrias del Uruguay en un discurso festejando el día de la industria en 1945 sostenía que se veían críticas a la política industrialista y por las ganancias que se habían generado con el  proteccionismo. Avisa que existen presiones diplomáticas para abatir las tasas arancelarias y ponía un llamado de atención sobre la postura norteamericana en restaurar el comercio multilateral y el libre comercio mundial. No sostenía nada novedoso al sostener que el estrecho mercado interno, la limitada capacidad de producción y la mano de obra semicalificada le impedirían al Uruguay competir en los nuevos escenarios de posguerra. En buen romance alertaba que se vendría inexorablemente la ruina de la industria nacional y con ella los salarios, la desocupación, la perdida de los capitales invertidos. Uno de los caminos propuestos por la Cámara era aumentar los salarios para mantener el flujo circular del mercado interno que era abastecido por la Industria Nacional. Los industriales favorecía el proteccionismo y que se produzca una suerte de  unión sagrada entre los trabajadores, empleadores y el Estado como garante del proceso. Sostenian que la producción agrícola no era suficiente para dar empleo a los habitantes del país. Entre el periodo coincidente con la escalada de la Guerra Fría y el Drama de Corea entre 1949 y 1953 la industria nacional tuvo un crecimiento acelerado poniendo énfasis en la sustitución de importaciones. Queda claro que luego de la Segunda Guerra Mundial los países industriales principales no estuvieron en condiciones de volcar su potencial de producción hacia los países ´periféricos. En los Estados Unidos el problema era la reconversión del aparato industrial y el salvataje del sistema capitalista ayudando al despegue de Europa y Japón. Los demás aliados capitalistas estaban tremendamente debilitados y con serios problemas para un despegue económico dentro del territorio metropolitano y en los Imperios en plena fase de descolonización. En nuestro país la industria se convirtió en el eje económico más importante dejando a un segundo plano a la producción agropecuaria que entra, como una luz amarilla, en fase de estancamiento. El desarrollo se consolidó en: papel, textiles, topos, derivados de petróleo y del carbón, laminados y fundición de metales. Otra luz amarilla se prende en las industrias de la alimentación, de vestimenta y en las mueblerías. Todo desarrollo en el área industrial era dependiente de la tecnología, d ela energía y de lso insumos industriales todos ellos importados. Acá el ahorro que realizó el país durante la Segunda Guerra Mundial permitió tener grandes cantidades de reservas en oro. Acá se desarrolla el dirigismo estatal. El Estado estimuló la producción manufacturera y en especial durante el gobierno de Luis Batlle Berres entre 1947 y 1951. Se favoreció el desarrollo de empresas privadas y el proteccionismo fue tal que en el mercado solo había productos de producción nacional y esto lo controlaba un sofisticado sistema de control del tipo de cambios o Sistema de Cambios Múltiples. La industria creció a una tasa elevada del 8,5% en tanto que el agro, si bien creció también, lo hizo a una tasa del 3,8%. El problema mayor era la contradicción de intentar fortalecer el mercado interno por medio de la expansión salarial por un lado y mantener los beneficios por medio de la limitación de los salarios. A este problema debemos agregarle el estancamiento del agro que en esencia era lo que determina la balanza comercial favorable. La Industria Nacional no podía ni por calidad ni por precio competir en los mercados internacionales y finalmente el Estado creció sin ser acompañado su crecimiento por la estructura económica del país. En 1948 se cre el Instituto Nacional de Colonización que por estatutos debía impulsar la colonización agrícola y ganadera mediante la expropiación de tierras. Se podrían expropiar  las propiedades de gran extensión y que su explotación fuese escasa o abandonada. Este proyecto fue neutralizado por los ganaderos y por las cámaras empresariales. Sin embargo en sus primeros años logró colonizar 150000 hectáreas.
El gobierno batllista para promover el desarrollo industrial adoptó varias medidas: el control del comercio exterior, política de cambios preferenciales a la actividad industrial, manejos de los tributos a la importación de maquinarias industriales o materias primas, prohibición o limitar el ingreso de productos extranjeros y los subsidios a los productos de consumo popular y fijación de precios por venta anticipada. Durante la época del primer batllismo se protegió para dar forma a la capacidad industrial del país en el neobatllismo se quería fortalecer la economía para que lograse competir en los mercados internacionales. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial la apertura comercial impulsada desde Bretton Woods comezaron a reducir las reservas que el país acumuló durante el conflicto. El ministro de Hacienda Ledo Arroyo Torres explicaba en una entrevista de prensa: “(…) ante estos hechos el gobierno en nombre de la comunidad, tomó la responsabilidad de dirigir las compras que íbamos a realizar en el exterior”.

El Contador Luis A. Faroppa definió al periodo estudiado en profundidad pero cabe resaltar que en el periodo neobatllista se “ creó una estructura administrativa caracterizada por una gran cantidad de regímenes especiales de exportación e importación. Pretendió darle, también, una gran flexibilidad al sistema, pero ello redundó en una estructura administrativa muy compleja y pesada que, muchas veces trabó enormemente las operaciones del comercio exterior. Fracasó en su intento de equilibrar dinámicamente las estructuras de producción y las de consumo con adecuados incrementos en las exportaciones y reestructuraciones en las importaciones. Lo demuestra el hecho de que, al mismo tiempo que logró resultados favorables en lo relativo a producción y exportación de trigo y de industrialización y exportación de tops, soportó la caída de las exportaciones de carne y la escasa tasa de recuperación en la producción y exportación de lanas. Entre otras razones ello se debió a la inexistencia de programaciones en las actividades del Banco de la República y del Contralor de Exportaciones e Importaciones con todos los demás centros responsables de políticas especiales que debía coordinarse con aquellas instituciones” Como conclusión la visión conservadora sobre el batllismo, sobre todo del liberalismo absoluto, la podemos resumir con la visión del Embajador de Francia sobre Luis Batlle y el batllismo: “ Por la política demagógica que ha hecho durante su presidencia el Sr. Luis Batlle ha colocado a las finanzas públicas en una situación difícil, pero se ha ganado un sólido prestigio entre los obreros…”

domingo, 13 de noviembre de 2016

Liberalismo y Batllismo: aportes para un debate 2




Librecambistas y proteccionistas: el dirigismo estatal.
Desde mediados del siglo XIX se desarrolló un gran debate entre librecambistas y proteccionistas tanto a nivel político como económico en nuestro país. Existían grupos políticos y económicos que respondían a la concepción liberal que vinculaba el desarrollo económico con el desarrollo de las actividades agropecuarias, mercantiles e industriales asociadas al sector primario de la economía. Esta corriente tenía representantes en los sectores intelectuales en lo político y en el periodismo. El desarrollo de la producción artesanal y de las industrias no tradicionales, que solo podrían desarrollarse con la protección del Estado, no era considerado por este grupo. El otro sector de la opinión pensaba diferente en la forma de consolidar el desarrollo del Uruguay: ponían énfasis en el desarrollo del mercado interno y el desarrollo de actividades industriales vinculadas. Para ello era imprescindible el accionar del Estado creando los estímulos indispensables para  el desarrollo de las manufacturas y mediante su accionar distribuir la riqueza.  A partir de 1870 era una  urgencia derivada de la situación económica internacional con una baja en los precios de las materias primas. En 1892 Batlle y Ordóñez expresaba que el proteccionismo “ es uno de  los medios más poderosos que pueden ponerse en práctica para combatir radicalmente el mal económico de la República, el de combatir de una manera eficacísima, por medio de exenciones y recargos en los derechos de aduana a todas las industrias que con posibilidades de éxito puedan implantarse en la República. Se daría así a la población del país el trabajo que le falta para subsistir dignamente y mejorar de posición pecuniaria y se limitaría el consumo de artículos producidos o elaborados en el extranjero, que importan a veces fortísimas erogaciones anuales”.
En 1903 fue sancionada la ley de protección a los vinos nacionales, en 1904 Don Pepe decreta que la “Unión Industrial” sea asesora del gobierno en materia industrial. En 1906 se aprobó las primas al cultivo de remolacha azucarera por un periodo de 5 años, en 1908 se protegía la producción del lino, en 1909 se quitan los derechos d aduna por un periodo de 25 años a todos los insumos necesarios para el desarrollo de la industria de astilleros y 1911 fue aprobada la ley que disponía la ampliación de la Usina Eléctrica Calcagno. La Ley más importante del periodo se realiza el 20 de octubre de 1912 mediante la cual de facultaba al Poder Ejecutivo a conceder franquicias aduaneras a ciertos productos  específicos y variedades de materias primas. El batllismo no fue otra cosa que el continuador de una política fiscal con leyes que se pueden rastrear desde los años de 1875, 1886 y 1888. Sin embargo no se previó en ninguna de ellas el montar una industria nacional sustitutiva de importaciones. La filosofía del batllismo tenía como soporte una serie de principios que proclamaban la necesidad de que el Estado asuma a su cargo los servicios públicos, incluso con riesgo de pérdidas, con el objetivo de que la sociedad fuera satisfecha en sus necesidades. El Estado debía monopoliza los servicios públicos y para don Pepe estos sería parte de un proceso en el cual el Estado suprimiera todos los impuestos excepto los aduaneros y los aplicados a la herencia y los latifundios. En definitiva para el batllismo el Estado es el organismo representativo de la sociedad y que debía intervenir donde el capital privado fuera tímido por miedo a perder su capital. Es clara la ideología del batllismo en el mensaje de creación del Banco de Seguros que en su parte final sostenía: “ Las condiciones de existencia de la sociedad moderna han ampliado el número y el campo de acción de los servicios públicos y de los de utilidad general. El interés colectivo, cada día más variable, al mismo tiempo que más poderoso y dominador, ha impuesto al Estado la intervención directa sobre todos esos servicios, ejercida por medio de régimen del contralor o por el de monopolio. Los términos concurrencia y monopolio han perdido su significado antiguo. Ni la competencia es siempre benéfica ni los monopolios son siempre condenables. El Estado como organización económica que es, asume ahora sin vacilaciones, la producción de determinados servicios, buscando el desarrollo y una repartición más justa de la riqueza nacional”
Para el batllismo la función del Estado no solo es la de promover la riqueza, sino intervenir con el afán de justicia para una mejor distribución de la misma en la comunidad. El propio Don Pepe escribe en El Día en 1923: “ Las actividades del Estado no deben ser fuente de oro sino de abaratamiento, de bienestar. A aquellas actividades que tiendan a combatir causas de desmejoramiento humano como las que se desarrollan con el alcohol y el tabaco se le pueden pedir rendimientos monetarios más no así a los servicios públicos de créditos, previsión, consumo transporte, cuyo mayor rendimiento consiste en la bondad y en la baratura de los servicios que es un bien general. Encarézcase en buena hora el consumo de bebidas alcohólicas  y de tabaco que el encarecimiento significa reducción del consumo, y por tanto, mayo salud, pero procuremos abaratar y facilitar los otros servicios públicos en lugar de cercenar sus actividades restringiendo su acción. Los enemigos del industrialismo del Estado saben bien que esos recursos que pretenden de extraer de los Entes autónomos están destinados a la consolidación y al progreso, al rápido crecimiento de las instituciones que los poseen. La tendencia al desarrollo de las Empresas Industriales del Estado es una característica de la  época actual. Ello obedece fundamentalmente a tres causas. En primer término, una causa fiscal, que radica en la necesidad de hallar nuevos recursos para proveer a los gastos cada vez más crecientes que reclama el progreso de la nación. En segundo lugar una causa social que tiende a poner freno a las ganancias sin tasas del capitalismo cuyos dividendos y beneficios se obtiene a base del dinero del pueblo. Por último, una causa política que consiste en la necesidad ineludible en las organizaciones democráticas al vincular lo más estrechamente posible en todos los aspectos de la actividad social al Estado con la masa de la nación de que es aquél expresión jurídica”

El batllismo tiene aspectos medulares. Espero que el debate tenga en cuenta el punto de partida ideológico para honrar sus aspectos básicos.

sábado, 12 de noviembre de 2016

Batllismo: Entre el liberalismo y la ética de la responsabilidad.


El batllismo tuvo su prueba de fuego durante la segunda presidencia del Dr. Sanguinetti. Entre la impaciencia de resultados y el mantener el concepto de “escudo de los débiles”  para comprender su gestión debemos ir a las fuentes. No hay dudas que estamos frente a un debate de un liberalismo potente frente a  la visión batllista del siglo XXI. Evidentemente debemos abrir un profundo debate sobre estos puntos, justicia social, rol del Estado y lo competencia mediante el desarrollo de una educación adecuada a las necesidades de la época. Veremos los puntos de vista del Dr. Sanguinetti y su accionar en temas complejos como la Seguridad Social y el respeto a rajatabla del programa de gobierno.
"Uruguay, como nación-aun antes de ser un Estado-se configuró en torno a un conjunto de valores espirituales emanados de la doctrina humanista del liberalismo. La esencia de la revolución artiguista fue esa y en torno a ese núcleo ideológico se configuró nuestra nacionalidad. No fue un sueño nacionalista exagerado el que alentó esa formación en un pueblo cuyo caudillo, acendradamente federalista, persistió toda su vida en la creencia de que la independencia de los orientales debía conducirlos a la hermandad con el resto de las provincias, desgajadas del tronco virreinal hispánico. No se hizo la emancipación para sustituir la dominación española por la de una oligarquía criolla como ocurrió en otras comarcas.(...) Nuestra nacionalidad se asienta en un espíritu de tolerancia. La libertad civil y religiosa que proclamaban las Instrucciones llega a ser una realidad y a su influjo llegan al país torrentes inmigratorios que se amalgaman con la población original, asumiendo intimamente sus mismos valores. Los hijos de italianos y españoles, armenios, valdenses y judíos coexisten en un país de tolerancia. Hombres y mujeres de orígenes históricos diversos, religiones distintas, situaciones sociales diferentes, se sienten parte de una misma empresa, a la que empiezan a integrarse desde los bancos de una escuela igualitaria, laica y gratuita, que constituye el núcleo central de su doctrina. De ese modo, termina de perfilarse el espíritu nacional. La libertad individual, la tolerancia filosófica-religiosa, la aspiración permanente al igualitarismo social, afirma el ser nacional. No se cultiva un nacionalismo asentado en el poderío material ni en la vocación expansionista ni la ambición de riquezas. Uruguay asumirá como conciencia existencial que su destino no es el de ser una potencia. Su orgullo de país se asentará en el prestigio de sus instituciones, el espíritu cívico de sus gentes, su libre y justiciera voluntad de trabajo y creación. Así fuimos aquello que en un tiempo se llamó la Suiza de América".
Sanguinetti, Julio M. Correo de los Viernes , Contratapa (fragmento) 5 de agosto de 1983.



La segunda presidencia del Dr. Julio María Sanguinetti constituyó uno de los períodos de mayor impulso reformista en materia de recursos humanos y estructura organizativa de la Administración Central. También se instrumentaron algunos cambios estructurales en educación, pero sobre todo en el área de la Seguridad Social. Dentro de estas reformas los cambios implementados a nivel educativo tuvieron una impronta claramente estatista, la reforma provisional tuvo una orientación de mercado.  En materia de reforma de la Administración Central: la mayoría de disposiciones entraron dispersas en la rendición de cuentas de 1995. Durante este período se elaboró un intento coherente de implementación de una reforma administrativa de tipo gerencial y se intentó definir los objetivos  de cada unidad ejecutora, para poder organizar la situación del personal excedente de acuerdo a las funciones que desempeñaban y el personal que no estuviera implicado con los objetivos de cada unidad. Se programó que las actividades excedentarias, debían tercerizarse o descentralizarse a actores privados. También se volvió a limitar el ingreso a la Administración Pública de nuevos funcionarios y al mismo tiempo se generaron diversos mecanismos de ingreso como los contratos de Alta Especialización o los contratos de función pública. Durante el primer gobierno de Julio María Sanguinetti (1985 – 1989), muchas de las medidas adoptadas estuvieron orientadas básicamente a la reinstitucionalización del sistema democrático: recomposición del cuerpo de funcionarios de la Administración Pública como la restitución de 11.000 funcionarios cesados en la dictadura, prohibición del ingreso de nuevos funcionarios, políticas de capacitación con apoyo de la Escuela Nacional de Administración Pública (ENA) de Francia y creación de un nuevo sistema de calificaciones y ascensos . Por otra parte, también se realizaron acciones de reforma en algunas empresas del Estado, tales como AFE  que se disuelve y redistribuyen 7000 funcionarios, y UTE  en un ambicioso proceso de reingeniería con apoyo de FENOSA –España .  Dentro del conjunto de intereses primordiales de las administraciones del Dr. Sanguinetti la Seguridad Social era la mayor preocupación. El propio Sanguinetti sostenía en agosto del 2000 en una entrevista: “ La Reforma de la Seguridad Social era la madre de todas las batallas” y en una entrevista más extensa realizada por Carlos Lujan al secretario de la Presidencia, Elías Bluth sostenía: “ La reforma de la Seguridad Social era considerada el objetivo número uno, a partir de los lineamientos planteados en –El Uruguay para todos- programa de gobierno elaborado por el Partido Colorado para las elecciones de 1994, seguida por la Reforma Educativa, la Reforma Política en tercer lugar y la Seguridad Pública en cuarto(…) La Seguridad Social era la madre de todas las batallas. La derrota o triunfo iba a marcar el tono del gobierno de ahí en más. Si la reforma se hacía, se abría un espectro de posibilidades; si no el peligro era el fracaso total. En este sentido, el éxito era externo e interno, y el peligro era la pérdida de confianza(…) Claramente existía variedad en las posiciones frente a los puntos de la agenda. Desde aquellos que pretendían que el Presidente electo se comprometiera a una política más liberal hasta aquellos que pretendían una política menos liberal.(…) El presidente Sanguinetti en la mayoría de los casos actuó como árbitro y nunca abandonó el Programa. En la reforma de la seguridad social el Presidente actuó como un encantador de serpientes.” Era un problema grave y muy sensible y el gobierno utilizó mecanismos batllistas de resolución, atender a los débiles y beneficiar a la mayoría de la población. El Economista Luis Mosca sostenía en una nota realizada en Búsqueda en el mes de febrero de 1995: “ La reforma de la seguridad social es esencial para la estabilización económica(…) y Sanguinetti la toma como una oportunidad de  cambio y sostenía: “ Hay que tratar de lograr un sistema que a la vez sea más equilibrado, también disminuya el peso del número de jubilados sobre la población activa porque se hace imposible sostenerlo”  Ya en su discurso de asunción decía Sanguinetti: “ La Reforma del sistema de Seguridad Social es uno de los mayores desafíos que nos aguarda para salvarlo en sus bases esenciales” El gobierno envió al Parlamento un proyecto de Ley de Seguridad Ciudadana que aumentaba las penas para determinados delitos y creaba la figura de la rapiña y sanciones para la conducta  de las “barras bravas” en el fútbol. Además  otro proyecto de reordenamiento tributario tendiente a la mejora de la competitividad. El 29 de junio se ingresa el proyecto de Seguridad Social y fue apoyado por el Partido Nacional con la oposición del Frente Amplio y el PIT-CNT.  En una situación muy difícil, Sanguinetti demostró capacidad para manejar los reclamos militares que se oponían a los juicios por violaciones a los derechos humanos y la economía en una fase crítica. La prioridad fundamental del Partido Colorado era asegurar la democracia, la del Frente Amplio su crecimiento electoral. La ética de la responsabilidad y los costos electorales que todavía paga el batllismo.
Ver:
AAVV. Uruguay: La reforma del Estado y las políticas públicas en la democracia restaurada (1985-2000)EBO. Montevideo 2002

Maiztegui, L. Orientales. Tomo 5 1985-2005. Planeta. Montevideo.2010