El Estado para el batllismo debe ejercer un fuerte rol de
árbitro en relación el equilibrio de las clases sociales, la conciliación de
clases. Para esto la economía debe dirigirse a satisfacer las necesidades
sociales. Para el cumplimiento de estos principios desde el plano político se
debe desarrollar la plana vigencia de la democracia y la libertad. El objetivo
primordial es favorecer el trabajo nacional sin imitar los modelos populistas
que confunden el rol del estado con la arbitrariedad del poder. El Estado
batllista desde la época del primer batllismo debe anticiparse a los reclamos
sociales para buscar las soluciones a los sectores más perjudicados buscando
una justa redistribución de la riqueza y
por lógica evolutiva la justicia social.
El respeto absoluto a la Democracia con el respeto absoluto
e irrestricto de sus principios de libertad, libertad de expresión, libertad de
opinión, garantías individuales valoración de la propiedad privada. Por lo
tanto la democracia y la libertad, para el batllismo, es la base del progreso y
la justicia social. Pero la libertad para el batllismo se base en la
redistribución de la riqueza a través del Estado para como sostenía el primer
batllismo “ que los pobres sean menos pobres y los ricos sean menos ricos”
La libertad se constituye en el elemento básico de la vida
colectiva. Democracia y libertad son elementos íntimamente ligados, la libertad
sin la democracia no es posible y tampoco al revés. Con estos principios se
enfrenta el batllismo a la concepción populista. Sin libertad política, sin
libertad de prensa sin leyes que aseguren la evolución de la economía no es posible
el progreso.
La actividad privada debe ser apoyada y convertirla en el
centro de la experiencia económica al ampara del visión estratégica del Estado.
En caso necesario el Estado debe ampliar sus funciones y otorgando a las
Empresas Públicas un rol estratégico en el desarrollo nacional. Todos estos
principios tienen como objetivo el desarrollo social, acrecentando desarrollano
y consolidando los sectores medios de la sociedad con salarios mejor
remunerados. La riqueza que desarrolla la industria debe ser redistribuída. El
trabajador es el principal actor y debe ser receptor de las lógicas concesiones
y ventajas para que participe en forma razonable en los beneficios obtenidos.
El Estado para el batllismo deberá promover el desarrollo industrial
y ser el arbitro de las visiones enfrentadas y contradictorias de la sociedad.
No debe competir con los emprendimientos privados debe promoverlos pero
manteniendo el lógico control de todas las ares de interés nacional. La riqueza
no es solo del propietario del capital es también, en buena parte del
trabajador porque con su trabajo la crea, por lo tanto se debe compartir. El
Estado es el que debe nuclear la distribución justa de la riqueza para asegurar
la paz social, porque si el reparto no es equitativa se convierte en arbitraria
y pone el peligro el orden y la paz social. Por encima de las clases social el
batllismo coloca al hombre sin ningún tipo de distinción ya sea raza,
nacionalidad, clases o grupos sociales, creencias. Y desde el principio del
batllismo la idea de que el conflicto de clases parte de la injusticia de
clases por la tanto la seguridad social es básica para el batllismo. La
conciliación de clases supone la paz social y por extensión se reduce al mínimo
la posibilidad de la violencia. Es claro que el batllismo no defiende al rico
como tal sino al pueblo todo mediante leyes sociales y políticas públicas
generales.
Durante el segundo gobierno del Dr. Julio María Sanguinetti,
la reforma educativa se desarrolló fundamentalmente en base a un modelo
racionalista con el objetivo de ser la principal política publica social del
gobierno. El propio Rama sostenía en una nota publicada en Búsqueda antes de
asumir su cargo: “Lo que es importante primero que nada es que entre todos
tengamos diagnósticos claros de nuestros problemas porque si no (…) se pueden
inventar muchas micro experiencias que no se sabe a dónde van porque no hay un
diagnóstico general del sistema” En el periodo 1995-2000 el país procesó, además
de la reforma educativa otras dirigidas a la visión social del batllismo pero alejándose
de la praxis: Reforma del Estado, reforma de la Seguridad Social, la apertura
de la economía al mundo, La flexibilización del mercado laboral. Fue un marco
de reformas, fieles al principio batllista de “vino nuevo en odres viejos”. En
el caso de la reforma educativa se vio el mantenimiento de una fuerte presencia
del Estado, ausencia absoluta de privatización con la búsqueda de equidad
educativa y apostando a la educación como mecanismo de integración social en un
momento que el entramado social comenzaba a fragmentarse. Durante el período
del Dr. Sanguinetti, también se buscó reforma la salud, el proyecto del año
1995, buscaba reordenar el Ministerio de Salud Pública tanto desde el punto de
vista presupuestal como programático. El objetivo era que el MSP se convirtiera
en el organismo rector de las políticas de salud, identificando las
prioridades, dictando planes y programas de salud a nivel nacional y controlar
y fiscalizar el sistema.
También se desarrolló un programa de fortalecimiento de las
políticas sociales que se había iniciado durante la administración Lacalle,
este programa buscaba aumentar la eficiencia y equidad en las áreas de
Educación, Salud, Justicia, Nutrición y trabajo. Todo orientado a transformar
los mecanismos públicos de acceso de los grupos familiares para satisfacer sus
necesidades más inmediatas. El batllismo un siglo después de sus primeros
enfoque de justicia social seguía en el último gobierno del siglo XX marcando
con claridad la importancia de la spolíticas sociales y la justa redistribución
de la riqueza.