"El batllismo no puede ser
etiquetado con un cuerpo de ideas compacto y concreto reductible a alguna de las
corrientes de pensamiento disponibles en
su época. Precisamente, una de las peculiaridades de batllismo reconocidas por
todos los estudiosos del tema es la de haber dado muestras de capacidad
integradora de elementos diversos. De tal
forma que la ideología, la cosmovisión o la filosofía batllista, en fin, las bases ideológicas del reformismo son el
original resultado de una combinación de
elementos diversos. Estos se estructuran
en torno a una matriz indudablemente liberal, sobre cuya base se articuló, con la incorporación de otros
elementos, un conjunto ideológico
peculiar que lo diferencia claramente del liberalismo oligárquico excluyente predominante en buena parte del
circundante contexto latinoamericano de
su época.
Al señalar el basamento
liberal de la ideología batllista refiere
en principio al liberalismo político que,
reconociendo sus orígenes en la prédica antiabsolutista del iluminismo europeo de los siglos XVII y XVIII, se impuso en el siglo XIX como ideología dominante en el pensamiento de las elites políticas europeas y
americanas. La base liberal política del batllismo es reconocible en la adhesión a los principios, considerados supremos, de la libertad y la legalidad; en la idea de progreso como el camino inexorable hacia niveles superiores de felicidad individual y social; y en la concepción de la política como el ámbito de la lucha entre intereses enfrentados que, expresados a través de los partidos, se resuelven racionalmente en el ámbito de las instituciones políticas (Panizza 1990, 41).
reconociendo sus orígenes en la prédica antiabsolutista del iluminismo europeo de los siglos XVII y XVIII, se impuso en el siglo XIX como ideología dominante en el pensamiento de las elites políticas europeas y
americanas. La base liberal política del batllismo es reconocible en la adhesión a los principios, considerados supremos, de la libertad y la legalidad; en la idea de progreso como el camino inexorable hacia niveles superiores de felicidad individual y social; y en la concepción de la política como el ámbito de la lucha entre intereses enfrentados que, expresados a través de los partidos, se resuelven racionalmente en el ámbito de las instituciones políticas (Panizza 1990, 41).