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martes, 28 de mayo de 2013

El Ferrocarril uruguayo en el Siglo XIX por Guillermo Vázquez Franco

El Ferrocarril en el Uruguay del Siglo XIX.

  Aporte para la Historia Económica del Uruguay por Guillermo Vázquez Franco.

El Uruguay empieza a salirse de su larga siesta oriental aproximadamente desde el último tercio del siglo XIX, precisamente, uno de los síntomas es esa acción mestizadora en los rodeos. En años redondos podríamos admitir que, a partir de 1860, comienza una nueva experiencia histórica que,paulatinamente, va relegando el periodo colonial, y la incipiente refinación ganadera no es nada más que manifestaciones.
En efecto, hasta el acceso de Berro a la Presidencia (1860-1864)el territorio mantenía, grosso modo, las características generadas durante el siglo XVIII: una sociedad urbana, cuya clase alta dirigía, no solo la política sino también el comercio y, por lo regular, todas las actividades de intermediación; por otro lado, la sociedad rural de apariencia menos diferenciada,constituída por una minoría propietaria de una tierra de muy bajo nivel deproducción y una población movediza, expresión de una fuerza de trabajo muy limitada. Caballos y carretas, como en tiempos de primeros faeneros y changadores, eran los únicos medios de locomoción y circulación de personas y bienes y un deficiente servicio de diligencias, también lentas, inseguras por volcadoras e irregulares en el itinerario, incorporado en el siglo XIX,explorado por distintas empresas que, con incierta frecuencia, hacían la carrera a distintos puntos del interior.
Todo esto cuando la industria inglesa de fundición alcanzabaíndices máximos de producción. En efecto, en diez años(1850-1860), se registra un incremento del 70%, mientras que, para el mismo periodo, el incremento envías férreas, llamadas a absorber buena proporción del plus, es sólo un 57%.Inglaterra, la incuestionable metrópoli ferrocarrilera, tenía claramente unexcedente a colocar en ultramar, la isla estaba ya al borde de la saturación;entonces, recién entonces, comienza, con respecto a esta línea de su economía,una expansión propiamente imperialista, exportando primero a Estados Unidos quepadecía un fenómeno inverso y luego a la Argentina, gran mercado consumidor del ferrocarril británico; finalmente, llega también a Uruguay.

Búsqueda y pérdida de un capitalismo uruguayo.

Pero, mientras tanto, los representantes del incipiente capitalismo nacional, proyectaban la implementación del ferrocarril asimismo nacional. En 1852, cuando Flores andaba ocupado en sus cuartelazos, Isola y Nin pensaban en un prematuro ferrocarril para unir Colonia con Montevideo. Desde esta primera, abortada iniciativa, menudearon los proyectos más o menos sensatos y viables hasta que finalmente un grupo de empresarios ya uruguayos,ya ingleses radicados constituyen un consorcio bajos la denominación “Ferrocarril Central del Uruguay”. Estaban en él Daniel Zorrilla, co redactor del código rural, Tomás Tomkinson, el mismo inglés polifacético del Banco Comercial y la Compañía del Gas, estaba el anglo-uruguayo Juan Jackson y Jaime Cibils, su yerno y socio en la explotación de un dique de carena; Juan Miguel Martínez,con tiempo para muchas cosas, incluso promover la creación del Teatro Solis;Juan Mac-Coll otro representante de al clase alta inglesa. En fin, fue esta la iniciativa más ambiciosa para establecer el ferrocarril por cuenta de capitales del país, que en definitiva resultaron insuficientes.
Con todo, se llegó a poner en funcionamiento la línea hasta Las Piedras, luego ampliada hasta Progreso y, finalmente, hacia 1872, consiguen llevarla hasta las márgenes del Santa Lucía, con energías suficientes como para construir, montar y equipar los talleres de Bella Vista. Al no ser redituable  se tramita la venta a un consorcio inglés de resultas de cuyas gestiones “The Central Uruguay Railway Ltd” adquiere en 1876el activo y pasivo del “Ferrocarril Central del Uruguay” que traspasaba también la concesión. El Ferrocarril nacional estaba liquidado y el inglés empezaba sulargo señoría en el país donde habría de instalar lo que sería, en relación con el territorio, la segunda red de América del Sur.
A partir del traspaso de la empresa nacional, la compañía inglesa inició una política de expansión controlada, atendiendo sus conveniencias comerciales. Por lo tanto el crecimiento de la red no se hizo tanto a la importación de capitales procedentes de Londres, pero si aplicandolos rendimientos de secciones ya explotadas. Este sistema no daba grandes dividendos pero tampoco exigía grandes inversiones metropolitanas de modo que la Junta Local, protegía los riesgos limitándolos a lo ya invertido.
Para orientar la actividad económica y la política vial del nuevo sistema de transporte, se dictó la ley del 27 de agosto de 1884 donde están contenidos los grandes lineamientos para regular la acción futura de las empresas y del propio Estado.A partir de aquí se establecen las concesiones que eran verdaderos contratos-leyes para regular las relaciones entre las empresas y el gobierno.Todas las concesiones (Ferrocarril Nordeste. Extensión al Este, Norte y Oeste,Midland, Ramales Algorta- Fray Bentos y Tres Arboles -Piedra Sola)

Las Tarifas.

A partir del artículo 11 del contrato del 25 de febrero de1878 que deja librada a la empresa la fijación de tarifas mientras la explotación no alcance el 16% de utilidades. En términos generales se puede sostener que la facultad de tarifar fue ejercida arbitrariamente por las empresas que contaban, además, con hábiles abogados(Eduardo García de Zúñiga,Mario Lenzi) capaces de defender los intereses de las empresas contra el país.El problema real era que las empresas tenían en el precio del boleto en susmanos el desarrollo y prosperidad de grandes zonas del país.
Por un lado el ferrocarril desplazó la carreta como medio de transporte y, si no desplazó también, redujo sustancialmente las fuentes de trabajo de los clásicos troperos. “(…) la locomotora(…) ha desalojado en parte al tropero, sobre todo en las distancias largas”(Carlos García Arocena, Estudio sobre ferrocarriles). El tema era que el tropero cobraba $1.20 por cabeza y el ferrocarril $14 por cabeza. A una empresa que vende fletes es lo mismo transportar trigo que maíz, pero también es verdad que la diferencia de precios de uno y de otro grano en el mercado cerealero de Montevideo, determinaba que no podía pagarse el mismo precio fletero por uno y otro cereal; fatalmente, a igualdad, el agricultor prefería plantar y remitir trigo que se pagaba más por la fanega. El ferrocarril fue nefasto para la diversificación de productos perjudicando el desarrollo económico en el agro.

El Trazado, los horarios y el material rodante.

El Uruguay es ondulado, técnicamente el ferrocarril pudo salvar esta dificultad sea terraplenando, desmontando o atravesando cerros o rodeando las cuchillas. Esta fue la solución tomada por la empresa a pesar que aumentaba el costo de operación porque alargaba los recorridos en virtud de las amplias curvas y frecuentes llegando a un 33% de curvas. Esto determinó que los trenes no podían desarrollar grandes velocidades ni llevar demasiados vagones lo que encarece el flete. Si le sumamos que los trenes se dirigen al interior a buscar productos para llevarlos al puerto, esto significa que van vacíos y vuelven llenos, por lo tanto ese coto lo debía pagar también el remitente,hacendado o agricultor, que en realidad había usado solo la mitad del recorrido, es decir, el recorrido de regreso.
El régimen de horarios conspiraba contra el desarrollo de la cuenca lechera, por cuanto sin vagones frigoríficos, la leche debía viajar de noche y este servicio nocturno no siempre era conveniente. Además el material rodante tenía sus problemas, no más de 500 vagones para vacunos, 50 mixtos y 30 para ovinos era toda la flota que disponía para ofrecer la empresa a los ganaderos para transportarles sus animales. Todo conspiraba contra el rendimiento de una ganadería que tenía así más dificultades para redituarle económicamente al país, las pérdidas absolutas por machucones y fracturas era entre el 12% y el 15%
Ver:   Vázquez Franco, Guillermo. Ingleses, Ferrocarriles y Frigoríficos. En Enciclopedia Uruguaya, Número 25,  Páginas 88-92 ARCA, Montevideo. Diciembre de 1988.

Alargar una guerra para ganar unas elecciones | APHU

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domingo, 26 de mayo de 2013

Las Grandes Personalidades del Ateneo y su Aporte a la Sociedad: Pedro Figari - YouTube

Las Grandes Personalidades del Ateneo y su Aporte a la Sociedad: Pedro Figari - YouTube

Estatización y Burocracia durante el reformismo batllista. Por Néstor Campiglia.

Estatización y Burocracia por Néstor Campiglia.

La aparición de la burocracia responde pues a una necesidad, a una tarea que debe ser realizada, a un problema a solucionar. En el Antiguo Egipto se produjo para la construcción y regulación de obras de riego en todo el país. La Iglesia Católica tuvo también su burocracia para responder a los problemas derivados de la administración de un sistema que alcanzaba un alto grado de complejidad y extensión.
La aparición de la burocracia aparece posteriormente ligada al desarrollo del capitalismo, tal como Max Weber lo ha señalado. Una pequeña empresa no tiene porqué valerse de un complejo aparato burocrático, pero este va siendo cada vez más necesario, a medida que el tamaño de la empresa aumenta. La necesidad de crear un aparato administrativo crece a medida que el tamaño de la empresa apareja la especialización de funciones e impone la necesidad de coordinarlas. Una empresa industrial no puede quedar limitada a la planta de producción puesto que esa misma planta da lugar a problemas de administración y de coordinación que deben ser resueltos; la índole de las funciones es radicalmente diferente, pero las tareas manuales de producción deben ser coordinadas y esta coordinación corre por cuenta de la burocracia.
El resultado económico de la empresa capitalista depende de la existencia de una administración racional que asegure la más compleja exploración del conocimiento tecnológico. Esa administración que actúa racionalmente se caracteriza por el ejercicio del tipo de autoridad que Weber llamo legal o racional-legal, el que se basa en la creencia en la legalidad de las normas y en el derecho a ordenar de quienes llegan a ejercer autoridad de acuerdo a esas normas.
El funcionamiento de la burocracia está regido por normas establecidas con una pretensión de obediencia, y los miembros de la burocracia están obligados a obedecer en esa calidad de integrantes, la que impone la obligación de aceptar las órdenes impersonales provenientes de quienes ocupan cargos superiores. La obediencia no es debida a los individuos en cuanto tales, sino a los que ocupan los cargos cuyo ejercicio implica la emisión de órdenes. Estas ordenes son impersonales, porque son las órdenes de la persona que ocupa el cargo, y es indiferente que él esté ocupado por una u otra persona. Las órdenes serán obedecidas por los mismos o por otros subordinados que hayan pasado a ocupar los cargos dejados vacantes por los anteriores.
La burocracia se basa en la división del trabajo y el titular de cada cargo disfruta de la autoridad necesaria para llevar a cabo sus tareas. Estos funcionarios carecen en general de toda relación con la propiedad de los medios de producción o de administración, puesto que solo son empleados encargados del cumplimiento de determinada tarea.
Weber dice que la administración burocrática significa fundamentalmente el ejercicio del control en base al conocimiento y que éste es el rasgo que la hace absolutamente racional. El proceso de burocratización es parte del proceso de salarización que caracteriza a la modernización de la estructura ocupacional. Puede deberse a la iniciativa privada o a la actividad pública, puede derivar del desarrollo económico o del desarrollo social, o de ambos en grados diferentes. La extensión de la actividad estatal llevó al crecimiento de la burocracia pública. De esta forma se limitó el crecimiento  de la burocracia privada puesto que las actividades eran sustraídas a los particulares para pasar a estar a cargo del Estado.
El proceso de estatización arranca de la nacionalización del Banco de la República y del establecimiento del monopolio de los contratos de seguros por parte del Estado, ocurridos en 1911. En el transcurso del año siguiente se estableció el Banco de Seguros del Estado, se dictó la ley de nacionalización del Banco Hipotecario y se estableció el monopolio de la energía eléctrica en Montevideo. Se crearon además el Instituto de Química Industrial, la Dirección de Hidrografía y el Instituto de Geología y Perforaciones. En 1915 se creó la Administración Nacional de Tranvías y Ferrocarriles del Estado y se estableció el monopolio estatal de los servicios de Correos, Telégrafos y teléfonos. El proceso continuó con la creación con la creación de la Administración Nacional del Puerto de Montevideo, en 1916, con la nacionalización del ferrocarril del Este.
Todo este proceso implicó la creación de diferentes burocracias administradoras y por extensión en un crecimiento de la burocracia. Sin embargo en 1930 los funcionarios públicos no llegaban a 30.000.. Se podría decir que el proceso de de estatización había sido acompañado por la creación de organizaciones administrativas indispensables para la adecuada prestación del servicio que Estado tomaba a su cargo. Esta afirmación toma mayor validez si se toma en cuenta lo indicado por Milton Vanger: en el presupuesto 1901-1902 los funcionarios eran 19.000
En 1931 se crea la ANCAP y en 1932 la ANP que monopoliza los servicios portuarios. En ese año los funcionarios públicos llegan a 52.000, o sea que en dos años crecieron a un ritmo cercano a lso mil funcionarios mensuales. Se debe tener en cuenta que en 1929 se produce el crack de la Bolsa de Nueva York y que sus consecuencias en Uruguay, sumada a las políticas para limita la inmigración dictadas en 1932 no son ajenas a este crecimiento del funcionariado estatal.


Ver: Campiglia, N. Estatización y burocracia. En Enciclopedia Uruguaya, número 40, Arca, 1968

Karl Marx: nueva y discutida biografía | APHU

Karl Marx: nueva y discutida biografía | APHU

jueves, 23 de mayo de 2013

El reinado del Terror « La Factoria Historica

El reinado del Terror « La Factoria Historica

José Batlle y Ordóñez por Carlos M. Rama


Vida de José Batlle y Ordóñez, por Carlos M. Rama.

“Sostenía Batlle que su verdadera vocación no había sido la política. Lo que ansiaba cuando empezó a sentirse hombre era una gran ilustración: hacerse en lo posible un sabio. Si no se hubiese entregado a la filosofía, se habría engolfado en el estudio de los astros”(Domingo Arena, 1926)
La política estaba presente desde antes de su nacimiento el 21 de mayo de 1856, porque su abuelo, rico molinero y comerciante catalán, debió expatriarse de Montevideo ante el triunfo de las armas patriotas. Su padre hizo estudios en España y vuelto al país, participó activamente en el Partido Colorado, alcanzó el generalato en la Defensa de Montevideo entre 1843 y 1851 y fue finalmente Presidente de la República entre 1868 y 1872.
En su primera juventud sin embargo, lleva adelante su vocación de estudioso, y es socio del Ateneo del Uruguay donde integra la Sección de Filosofía en 1878. Colabora en la Revista el Espíritu Nuevo, semanario literario, científico y filosófico y publica en La Razón poesías sobre temas religiosos. Durante dos años vive en Europa, y sabemos que siguió conferencias de Ernst Renan y de Laffitte, en la casa de la calle Monsieur le Prince, de Paris, donde había vivido Comte.
Pero en 1881 entre en la vida política, abandonando para siempre la filosofía y la vida intelectual desinteresada, en ocasión de un episodio de la dictadura de Santos: la mazorcada  del 20 de mayo contra los diarios El Plata y La Razón. En este último se inicia como periodista político, que será en definitiva la constante de sus tareas hasta la hora de su muerte.
Siempre contra la dictadura de Santos, conspira, emigra a Buenos Aires, participa en la Revolución del Quebracho, hasta que vuelve como prisionero a Montevideo. En 1886 funda El Día, siempre como opositor, lo que le significa cárcel, asilo en una embajada, emigra una vez más a Buenos Aires. En 1889 funda por segunda vez El Día, ahora para apoyar la candidatura de Julio Herrera y Obes. En 1891 fue diputado por el departamento de Salto y en 1898 alcanza el Senado, ahora por Montevideo. Este cuerpo lo designa su presidente y en ese carácter actúa como presidente interino de la República en 1899.
Durante los años posteriores a la revolución de Aparicio Saravia en 1897, en que el país estaba gobernado desde Montevideo y desde la estancia El Cordobés, donde vivía el caudillo blanco, José Batlle propugnó la unidad del partido y defendió la tesis del gobierno partidario. El manifiesto del Partido Colorado de 1901 es de su redacción, y será reelecto presidente del Senado.
Las ideas de Batlle habían sido incorporadas al programa de su partido, “hasta ser la orientación primordial y característica del batllismo” (Guidici y Gonzalez Conzi). Una generación de hombres salidos de las filas de las clases medias, intelectuales, profesionales e industriales, creen en sus ideas. El inmediato éxito de los monopolios de la electricidad, portuario y bancario prestigia la política de nacionalizaciones.
Hizo más, transformó al Uruguay, aumentando las posibilidades de las clases medias, protegiendo a los trabajadores y evitando parcialmente el drenaje al extranjero de sus riquezas.
Analizando el conjunto de las  realizaciones de José Batlle y Ordóñez se comprende que se le considere un ideólogo y se busque su inspiración en lecturas de aprendiz de filósofo. Ya hemos sostenido y nos acompañan Antonio Grompone y Alfredo Palacios que Batlle fue un realizador, un hombre de la acción política, interprete de su pueblo más allá de esquemas ideológicos preconcebidos.
Ver: Carlos m. Rama. Batlle: la conciencia social. En Enciclopedia Uruguaya Número 34, Arca, junio 1968.

viernes, 17 de mayo de 2013

Formación cultural e intelectual del principismo uruguayo en el siglo XIX. Por Alba Mariani


Formación cultural e intelectual del principismo. Por Alba Mariani.

por Miguel Lagrotta (Notas) el viernes, 17 de mayo de 2013 a la(s) 16:43
La quiebra del complejo estructural de la naciente República Oriental, que se produjo en 1842 con los hechos de la Guerra Grande y la pretendida reorganización que se quiso alcanzar, dejaron como saldo una situación de desconsuelo y dolor.
La primera etapa del movimiento romántico, importado de Europa, se inició durante la Defensa, tomando un nuevo cauce con las personalidades de Juan Carlos Gómez y Alejandro Magariños Cervantes.
La personalidad romántica de Juan Carlos Gómez, orientó toda su obra política y literaria, plena de reminiscencias clásicas y de la grandilocuencia de los representantes de la Revolución Francesa, en el cumplimiento intransigente de sus obligaciones. Su estoica moral hizo del culto fraternal, una exageración que resumió en una concepción perfecta la libertad civil y espiritual.
Junto a tal personalidad  se levantó otra de suma importancia política, el Dr. José Ma. Muñoz, que atacó con fuerza y dominio racional, la influencia y personalidad del caudillo, por lo que debió alejarse del país en 1870. Estas dos figuras recibieron el aporte de Alejandro Magariños Cervantes, que dio al romanticismo moderación de expresión e introdujo en la literatura uruguaya la novela histórica.
Ellos impulsaron el reticente romanticismo a adquirir una especial característica, orientaron sus formas y manifestaciones hasta transformarlas en un proceso centrado en el alma y el espíritu, en la vida y el pensamiento: de tal manera lo recibió el principismo.
El espiritualismo ecléctico fue su dogma filosófico. La libertad y la razón dieron margen al individualismo total, sosteniendo así sus doctrinas sobre política y economía en limitada conexión a la situación social. Esta exaltación de principios, fue el último impulso del desfallecido romanticismo. Como siempre la doctrina espiritualista buscó fuera de la naturaleza, "...por medio de la razón, en la región de la metafísica, la causa primera de cuanto existe" (Julio Herrera y Obes, escritos)
La sociedad intelectual montevideana, recibió durante la Defensa, las obras de importantes figuras extranjeras, pero las modalidades dispares del romaticismo francés: Lamartine, Victor Hugo, Saint Simon o Cousin. Este estímulo efervescente, fue germen fecundo en la mente de estos hombres perseguidos por su posición política, que a su vez era el resultado de su acervo cultural.
Los emigrados argentinos, polifacéticos en sus conocimientos, se pusieron en contacto con los elementos orientales foramndo "El Gimnasio" (1847) que más tarde se denominó "Gimnasio Nacional". En él inició Luis José de la Peña se prédica de los cánones del espiritualismo ecléctico, que continuó luego en 1849 desde el aula de filosofía de la Universidad. Posteriormente, su discípulo Plácido Ellauri, desde su cátedra de filosofía, durante 36 años(1852-1888), fue mentor y maestro de la generación principista. " Más que eruditos y enciclopédicos elaboraba espíritus el doctor Ellauri, formaba ciudadanos, formaba caracteres templándolos con el fuego de los grandes ideales.(Arturo Ardao, Espiritualismo y positivismo en el Uruguay)
El primer período de enseñanza universitaria 1849 a 1875 correspondió al dominio del espiritualismo, este iba a tener dos fases sucesivas: hasta 1860, con un marcado predominio del espíritu jurista; el segundo que se extendió hasta 1875, introdujo el vigor de las reglas económicas a la enseñanza.
Los estudios universitarios organizados debilmente debieron sufrir los vaivenes políticos que arrasaron al país. La Elección del rector en 1859 recayó en el Dr. Fermín Ferreira y Artigas, se inició entonces un periodo de brillantes transformaciones y reformas útiles en cuanto a cátedras y planes de estudio. Los cambios se suspenden con los actos de guerra de 1863 y la Invasión de Venancio Flores que cuestionó la organización nacional. Los sucesivos trastornos y humillaciones que avasallaron a la Universidad, su intervención durante el gobierno de Aguirre y la creación por el Poder Ejecutivo de una comisión para la reorganización y mejor dotación de la instrucción pública, finalizaron con la entrada de Flores a Montevideo en 1865.
Posteriormente a partir del 1 de agosto de 1869, la Universidad entró en el auge del período liberal. La instalación de dos nuevas cátedras: Derecho Constitucional y penal, incorporó al cuerpo docente dos figuras de preclara inteligencia recientemente egresados de la carrera de jurisprudencia: Carlos Ma. Rámirez y Gonzalo Ramirez.
La libertad de estudios fue uno de los postulados de Bustamante y al retirarse en 1871 reiteró que "...el concepto del monopolio de la enseñanza por el Estado, tesis que tuvo plena vigencia en la época de Manuel Herrera y Obes, había sido suplantada, a instancias de la irradiación de los postulados de la economía política, por el de la más amplia libertad".(J.A. Oddone, y Blanca Paris de Oddone, Historia de la Universidad de Montevideo. La Universidad Vieja 1849-1885)
El Estado interno del país, no impidió la formación del cuadro docente más rutilante hasta entonces habido. Carlos María Ramirez y Justino Jiménez de Aréchaga, en la cátedra de Derecho Constitucional, Alejandro Magariños Cervantes en la de Derecho Natural, en la de Penal Gonzalo Ramirez, Placido Ellauri en la de Filosofía y Francisco Lavandeira en economía política. 
Ellos representaban y sostenían el liberalismo, predicado por el Dr. Carlos de Castro desde la cátedra de Economía Política en 1861 y desde entonces, transformado en norma y doctrina. El civilismo, actitud que caracterizó al principismo político, tiene aquí su nacimiento político.
Este sistema doctrinario romántico, liberal, brillante y elocuente se exteriorizó en la prensa y en la cátedra, así como en debates académicos y parlamentarios, cuyos centros de interés eran tomados de publicistas franceses que seguían los enunciados de Benjamin Constant. Este grupo doctoral, radicado en Montevideo y cuyas miradas se dirigían al hombre como ciudadano de una comunidad selecta y reducida, apoyada en principios de corte filosófico o religioso provenientes del romaticismo francés y alemán; dejó de considerar que dentro de la sociedad uruguaya, existía una clase social cada vez más numerosa, el obrero, consecuencia de la naciente burguesía industrial y la despótica e interesada clase de los hacendados y comerciantes que agruparon a una masa campesina desterrada y ambulante, arma de todas las revoluciones y de los caudillos levantisco.

Ver: Principistas y Doctores, Alba Mariani. En Enciclopedia Uruguaya, número 21. pp. 7 y 8, Arca,1968 . UY                   

domingo, 12 de mayo de 2013

ESTADO DE SITUACION - JORGE BATLLE 06-05-13 - YouTube Historia reciente desde 1972

ESTADO DE SITUACION - JORGE BATLLE 06-05-13 - YouTube

Paine, las Instrucciones, el miedo. Por Carlos Maggi.

Noticias Uruguay y el Mundo actualizadas - Diario EL PAIS Uruguay

Orígenes del pensamiento social y de la condición obrera. Por Carlos M. Rama.



El Uruguay no es una excepción al hecho generalizado de la historia social internacional, según el cual, en sus orígenes, el pensamiento social se produce independientemente de las masas, y que éstas asumen formas autónomas de organización.
El 23 de junio de 1837 el joven argentino Esteban Echeverría fundaba en la ciudad de Buenos Aires, de vuelta de un largo viaje a Francia, la llamada "Asociación de Mayo, donde hacía conocer en la sesión de 8 de julio del mismo año, su obra "Dogma Socialista de la Asociación de Mayo" de clara inspiración sansimoniana.
El 28 de mayo de 1837 llega a Maldonado el corsario italaino, al servicio de la República Riograndense, José Garibaldi, discípulo sansimoniano Barrault, y miembro de la "Joven Italia" de Mazzini.
El sitio de Montevideo reunirá entre sus muros a esos hombres, así como al argentino Florencio Varela y a una importante colonia francesa, bajo un gobierno que permitirá la libertad de cultos, y donde florecen las sociedades secretas al estilo europeo. Entre estos franceses se destacará el periodista Eugene Tandonnet, discípulo del socialista utópico francés Charles Fourier, a cuya memoria dedica el 10 de octubre de 1842 un número especial del periódico en lengua francesa que dirige "Le messanger francais".
Gian Battista Cuneo, nacionalista radical italiano, junto con José Garibaldi y Francisco Anzani, publica sucesivamente en la misma ciudad de Montevideo, y ahora en italiano, los periódicos L Italiano y después, como órgano de de la Legión Italiana, Il Legionario Italiano, donde se hacen conocer algunas de las nuevas ideas que circulaban entonces en Europa.
La misma mezcla de socialismo utópico con liberalismo radical, anticlericalismo y nacionalismo, tienen los libros de los chilenos Francisco Bilbao y Santiago Arcos, que asimismo se leen en Uruguay. Las nuevas ideas que expresan los socialistas franceses, Proudhon especialmente, son conocidas en el Plata, incluso a través de las traducciones hechas en España. En el Uruguay se refugian extremistas de la Revolución del 48 europea, especialmente italianos y franceses.
En tanto en el Uruguay se incorpora al sistema social de clases sociales abiertas. Este sistema, o estructura social, es el típico del capitalismo moderno, y posiblemente el Uruguay fue el primero de los países latinoamericanos, e incluso americanos, en ajustarse a los patrones.
En tiempo de la Guerra Grande el Uruguay, por una parte liquida las formas de trabajo esclavizado, que por lo demás nunca habían sido muy importantes, inicia la formación de un proletariado asalariado mediante la masiva inmigración europea, y participa del sistema capitalista entonces orientado por Inglaterra y Francia, tanto en el aspecto industrial como financiero y comercial.
La condición de esos primeros rudimentos de clase obrera, era por cierto muy distinta de la contemporánea. El tipo de producción favorecía especialmente a los pequeños talleres artesanales, aunque no faltan los grandes establecimientos industriales como el del francés Doinel, los saladeros, las líneas de transporte, la construcción necesaria a la expansión de la ciudad de Montevideo y otros centros.
Como es típico de prácticamente todos los países en que se instala el régimen capitalista, éste cumplía una explotación sistemática y profunda de su mano de obra. Son unánimes los testimonios de la época que se refieren a salarios de hambre, condiciones miserables de habitación, falta de garantías, difusión de enfermedades infecciosas, etc.
Todavía en el año 1875 en el manifiesto de la "Federación Regional de la República Oriental del Uruguay" que prepara una comisión en nombre de una asamblea de 800 obreros, se dice categóricamente: el obrero "debe trabajar de 12 a 14 horas, tipógrafos, de 16 horas corridas, panaderos, etc. y seguramente la situación era peor en el terreno del trabajo a domicilio.
Las condiciones de habitación las conocemos a través de documentos oficiales como el informe de la Dirección de Estadística, según el cual en el año 1876, cuando Montevideo tenía 110.000 habitantes casi todos los trabajadores, 17.024 personas residían en 589 conventillos con 8.050 habitaciones.
El salario era miserable ajustado rigurosamente a la ley de bronce, y por tanto no puede sorprender que el número de enfermos por tuberculosis, enfermedades venéreas y hasta viruela y fiebre amarilla, fuera elevadísimo con la consiguiente mortandad en los entonces barrios obreros de la Aguada, Sur, Cerro, Reducto y la Unión.
En esas condiciones se va desarrollando un incipiente proletariado, privado de las más elementales garantías sometido a las levas para las revoluciones, desposeído del derecho  de sindicarse, de huelga, o de expresarse libremente.
Su ascenso comenzará justamente en la fecha en que haga suyas las ideas socialistas. Según las informaciones que poseemos la primera organización obrera que contó el país fue fundada por los obreros gráficos en 1865. Esta fecha es posterior a las correspondientes a Chile en 1853, y a otros países americanos.
Nuestro primer sindicato se llama "Sociedad tipográfica Montevideana" y tiene, aparte de de fines estrictamente sindicales, propósitos mutualistas. Posiblemente tuvo un órgano de prensa propio aunque el primer periódico obrero de ese gremio que conocemos el "El Tipógrafo", recién del año 1883.
Otros gremios se organizan en los años 60 y 70, aunque dada la exiguedad de sus efectivos, a menudo actúan en forma colectiva, unitaria. A este sistema, imbuído fuertemente de ideología socialista emergente de la Revolución del 48 y de la Asociación Internacional de los Trabajadores, pertenecen los internacionalistas uruguayos.

Ver: Rama, Carlos M. Obreros y Anarquistas. Enciclopedia Uruguaya Número 32 páginas 23 y 24, Arca 1969,Uy.

Confederación de Delos « La Factoria Historica

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sábado, 4 de mayo de 2013

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