Datos personales

domingo, 30 de enero de 2011

Mc Carthy: La caza de Brujas.










" El maccarthysmo se hizo más importante que McCarthy. Esta era la verdad que sostenía constantemente ante mí, cuando escuchaba las muchas exhortaciones que se me hacían para demoler al Senador. Aunque este luchaba febrilmente para convertirse en el paladín del movimiento antisubversivo y anticomunista en Estados Unidos, continuamente olvidaba los complejos y preciosos principios norteamericanos de las libertades personales y el proceso constitucional; y con demasiada frecuencia también ignoraba la importante doctrina de las relaciones entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo. Sus métodos desbarataban todos sus propósitos y fueron estos métodos los que se conocieron como macarthysmo. De una cosa estaba yo seguro: el maccarthysmo era anterior a la aparición de Joseph McCarthy, de Wisconsin, y duraría mucho más que la publicidad o el poder del hombre". Dwigth D. Eisenhower en Mis años en la Casa Blanca.


Según Gregorio Selser si se pudiera ubicar una fecha para completar la definición del Presidente Eisenhower, habría que bucear en remotos antecedentes de la irracionalidad y la intolerancia humana. Hay muchos ejemplos pero los norteamericanos la vincularon al episodio denominado witch hunt o caza de brujas, cuyo punto de referencia en la Historia de Estados Unidos tiene fecha precisa: 14 de enero de 1692 y un lugar preciso: Salem, Massachussets.

Las Brujas de Salem

n el año 1648 una mujer de Nueva Inglaterra, Margaret Jones, había sido quemada bajo la acusación de tener contactos malignos. En 655 otra mujer, Ann Hibbins, fue acusada por sus vecinos dde bruja y condenada a morir en la hoguera. Estas acciones tenían apoyo legal: un decreto del Rey Jacobo I de Inglaterra condenaba la hechicería como un crimen. Cuando a principios de 1692, dos niñas, Elizabeth Parris y Abigail Williams, fueron vistas por unos vecinos de Salem, haciendo cosas extrañas, les pareció natural que estuviesen poseidas por el demonio, incluso a pesar de pertenecer a la familia del sacerdote puritano Parris. El 10 de junio de 1692 fue ahorcada Bridget Bishop, la primer bruja de una serie que pasaría las veinte al intervenir por orden de los reyes de Inglaterra Guillermo y Margarita, un enviado real, Sir William Phips. Este enviado encontró en las cárceles 2oo brujos y brujas esperando sentencia, entre ellos niños de 8 a 10 años.

El McCarthysmo antes de McCarthy

Los historiadores estadounidenses aceptan que entre 1800 y 1843 las huelgas se consideraban criminales. El 2 de agosto de 1828 se recurrió a los militares para aplastar al sindicalismo y poco después se produce un ataque general contra las francmasonería. En 1830 comienza a gestarse el movimiento que ha partir de la Guerra de Secesión va a dominar cinco estados de la Unión, el Ku Klux Klan, siendo el blanco de los ataques, los católicos, los irlandeses y los extranjeros en general. El norteamericano ideal era el WASP, White, Anglosaxon and protestant o en buen romance quién reunía las cualidades de ser blanco, anglosajón y de religión protestante.  El 1 de mayo de 1886 alguien arrojó contra un grupo de policías una bomba que mató a algunos e hirió a varios. El nombre de Haymarket se une , entonces, al de los mártires de Chicago, anarquistas que pagaron con sus vidas una provocación destinada a alcanzar la jornada laboral de 8 horas. De los siete ahorcados, solo uno era norteamericano. Fueron declarado inocentes tiempo despues de haber sido ahorcados. Otro episodio de intolerancia ocurre el 21 de agosto de 1927 cuando mueren en la Silla Eléctrica, Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti.

Joseph McCarthy inició una cruzada anticomunista, titulándose defensor de los auténticos valores americanos. Los elementos más conservadores de la clase política norteamericana, entre ellos el futuro presidente Richard Nixon, le apoyaron en su labor en el Comité del Senado que presidió.
Por extensión, el término macarthysmo  es sinónimo dela intensa persecución anticomunista que existió en Estados Unidos en la década de 1950 momento en el que se le empezó a conocer popularmente como Red Sacare. Durante este periodo, las personas que eran sospechosas de diferentes grados de lealtad al comunismo se convirtieron en el blanco de investigaciones gubernamentales. Estos procesos fueron denominados como la "Caza de Brujas". Gente de los medios de comunicación, del gobierno, militares y funcionarios fueron acusados por McCarthy como sospechosos de espionaje soviético o de simpatizantes del comunismo.
Aunque las actividades de McCarthy no llevaron a ninguna convicción firme o a juicios criminales por espionaje, algunas comunicaciones interceptadas y ahora desclasificadas indican que algunos de los individuos que McCarthy investigó, sí pertenecían realmente a asociaciones comunistas clandestinas.


Volvemos al Presidente Eisenhower para culminar esta breve visión del McCarthysmo:
" El macarthysmo costó caro a muchos individuos y a toda la Nación. Nadie estaba a cubierto de sus acusaciones que se realizaban desde el interior del sagrado edificio de la inmunidad congresista. Profesores, funcionarios de gobierno e incluso Ministros de la Iglesia eran objetivos vulnerables. Aún hay gente inocente, hoy día, que al ser acusada entonces de asociación comunista o de pertenecer la partido no ha podido limpiar su nombre del todo. Para unos cuantos el daño fue pequeño(...) pues siempre que se trató de figuras que gozaban de la plena confianza y respeto del público el perjuicio personal que se les pudo infligir fue nulo y hasta ridículo algunas veces. Pero cuando existían pruebas de culpabilidad o indicios de filocomunismo, a causa de alguna asociación o amistad sostenida hacía años, el hombre o la mujer perdían la confianza de sus superiores y el empleo que ostentaban. El daño a veces, era trágico, tanto espiritual como materialmente"
Harry S. Truman, otro ex-presidente de Estados Unidos sostuvo: "McCarthysmo es corrupción de la verdad, abandono de nuestra histórica devoción por el juego limpio. Es el abandono del debido proceso legal. Es el empleo de la gran mentira y de la acusación infundada contra cualquier ciudadano, en nombre del norteamericanismo o la seguridad. Es el surgimiento al poder del demagogo que vive de la mentira; es la propagación del miedo y la destrucción de la fe en todos los niveles de nuestra sociedad. Este horrible cáncer devora la vitalidad de Estados Unidos y puede destruir el gran edificio de la libertad"


Epilogo según HistoriaSiglo20



La política de McCarthy  forzó a marcharse de EE.UU. a personajes como Joseph Losey o Charles Chaplin y a la autocensura a otros muchos. Dado a la bebida, el senador McCarthy no calculó sus fuerzas al tratar de investigar a las Fuerzas Armadas en 1953. El presidente republicano Dwight D. Eisenhower decidió actuar en su contra. En 1954, McCarthy perdió el poco prestigio que le quedaba al ser retransmitida por televisió la audiencia del Senado contra oficiales del Ejército por su presunta actividad comunista. Su estilo demagógico y brutal quedó al descubierto.
Tras perder los republicanos en 1954 el control del Senado, McCarthy fue reemplazado como presidente del comité de investigación del Senado. Poco tiempo después, el Senado le condenó por 67 votos contra 22 por su actitud "contraria a las tradiciones del Senado".
Su alcoholismo terminó finalmente por pasarle factura y murió de cirrosis en 1957.


Ver:
Gregorio Selser, McCarthy en Historia de America en el Siglo XX. Centro Editor de America Latina Tomo 3 Buenos Aires 1986, Pp 253y Ss.
http://www.historiasiglo20.org/BIO/mccarthy.htm




Apuntes muy sencillos sobre prehistoria uruguaya.








 El mundo indígena



El mundo indígena:

Breve aproximación a un tema en revisión académica.


 Para la mayoría de los uruguayos resulta desconocida  la influencia de los guaraníes  en la formación de Uruguay. Quizás un extraño nacionalismo indigenista sumado a la visión de fundamentar la pureza de un Uruguay “blanco” nos determinó en la idea de que la etnia Charrúa fuera casi exclusiva en su reconocimiento. Este grupo, cazador y nómade, se encuentra ahora en discusión en los ámbitos académicos como el determinante en nuestra prehistoria. Cuando se produce el contacto con los españoles, los guaraníes tenían un desarrollo inferior a la civilización incaica, pero sin dudas estaban bastante por encima de las etnias cazadoras y recolectoras de las cuales un buen ejemplo son los charrúas. Los guaraníes vivía en poblados y conocían el cultivo de la mandioca, navegaban los ríos, tejían y manejaban el cultivo de plantas medicinales, incluso se les adjudican la utilización de la yerba mate. A mediados del 1400 comienzan un peregrinaje hacia el sur, y fueron los primeros en contactar a los españoles, cuyo encuentro terminó con la muerte y canibalismo de la persona de Juan Díaz de Solis, piloto mayor de España. No se sabe a ciencia cierta si la antropofagia era ritual o alimenticia. También es un error creer que los guaraníes estaban limitados al territorio del actual Paraguay, estudios actuales han demostrado que se ubicaban  desde las Guayanas hasta el Río de la Plata. En nuestro territorio se supone que su número era exiguo  y que el contacto con los europeos los diezmó rápidamente.
Por su costumbre de establecerse en las inmediaciones de los ríos, fueron los primeros en contactarse con los españoles. El territorio uruguayo, con el Río de la Plata y el Río Uruguay como límite natural de la pradera va a conformar un espacio excepcional para el establecimiento humano y curiosamente de los animales ingresados por los europeos que crecieron libremente durante años y que van a forzar el poblamiento del territorio posteriormente. 
      
El Río Uruguay, corre desde el norte brasileño con apenas 20 mts. de ancho en sus inicios, a lo largo de un territorio regado por varias corrientes de agua , los suelos apenas cubiertos por arbustos y duras gramíneas van a determinar el desarrollo del  Uruguay actual. La prehistoria nacional es un período extenso, puesto que es  unas 40 veces mayor que el denominado período histórico del país. Una prehistoria que es además casi desconocida para la gran mayoría de los uruguayos, mal estudiada a nivel de educación formal
A lo largo de los años, distintos grupos fueron habitando este territorio. Una comarca simultáneamente  fértil y  dura,  desolada y difícil. Se sabe que tuvo zonas desérticas  en el noroeste hace 7.000 años, con  arenales en los que se desplazaban pequeños mamíferos. Y que  generó importantes bosques  en su región central, apenas tres mil años después.
Un panorama cambiante en lo geográfico y en lo climático y en el que los aborígenes tuvieron un extraordinario rol:  pudieron adaptarse a  los cambios en la vegetación y en el medio ambiente,  desarrollando  modestas relaciones sociales y culturales. Además junto a una interesante capacidad para inventar y para modificar herramientas.
Las excavaciones realizadas en los Cerritos de Indios ubicaron restos fósiles de unos 3000 años de antigüedad. En la zona del litoral, a lo largo del Río Uruguay se descubrieron vestigios de asentamientos permanentes contemporáneos a los anteriores. Estos grupos desarrollaron una cerámica muy primitiva y están datadas en unos 1800 años, la alfarería establece un desarrollo comparable a un neolítico incipiente. En la pradera que se extiende entre el litoral del Río Uruguay y el Océano Atlántico predominan los grupos nómades que se trasladan buscando mejor caza.
En  esta circunstancia los primeros habitantes del territorio fueron tomando variadas opciones como forma de manejo de los recursos, para lograr su estabilidad  en el medio.
Sobre la costa del Uruguay y en las islas, las excavaciones permitieron encontrar  una gran cantidad de  artefactos líticos. Algunos de ellos presentan una  técnica de manufactura para obtener hojas bifaciales.  Puntas de proyectil conocidas como "cola de pescado" que se consideran una evolución de ocho mil años de antigüedad.
Contrariamente a lo que comúnmente se maneja, el grupo indígena más grande no eran los charrúas sino el de los guaraníes. Se estima en unos 800 años de antigüedad cuando miembros de una gran familia de origen Tupí –Guaraní se integran a nuestro territorio por dos rutas: una proveniente del territorio del Paraguay actual y la otra  desde las costas atlánticas brasileñas. Grupo aguerrido se impuso a otras etnias que asumen su lengua.
 Surgen en todo el territorio, una sucesión de montículos, casi todos construidos artificialmente,  algunos están aislados, en  grupos de veinte o más. La función que estos cerritos cumplieron era variada, compleja y diferenciada suponemos  como las conductas de sus diversos constructores. Unas veces  fueron  formas de enterramiento individuales o colectivas. Los diferentes ornamentos fúnebres infieren una búsqueda de diferenciación social, lo que determinaría  la existencia de  división de tareas en los grupos. Otras veces los montículos simples depósitos para eventuales tareas de agricultura incipiente.
Se han encontrado en sus proximidades, elementos líticos  bifaces, núcleos y piedras que debieron ser utilizadas para manejar la madera producto de los bosques.
Si bien los Guaraníes habían logrado alcanzar el nivel neolítico practicando cultivos de huerta y maíz, viviendo en aldeas y con una primitiva organización política, el territorio del Uruguay no alcanzaba una población de más de 5000 individuos en el momento del contacto con los españoles.
Los charrúas también provienen de la Mesopotamia argentina, eran básicamente cazadores y en menor nivel recolectores. Vivían en pequeños grupos que se reunían para cazar. Con la introducción del caballo por los españoles se van a convertir en excelentes jinetes. El territorio estaba habitado a la llegada de los conquistadores españoles por diferentes tribus indígenas.
Los charrúas, estaban en la costa septentrional del Río de la Plata. Las demás tribus, de origen tupí-guaraní, eran más evolucionadas que la anterior: bohanes, guenoas, yaros, minuanes, arachanes.  El poblamiento, entonces , se produjo como resultado de la llegada de oleadas de grupos pequeños que fueron expulsados por culturas superiores.
El Uruguay es una excepción con referencia al resto de América Latina, no tenemos  restos materiales abundantes debido a que no hubo fortalezas, calzadas u otros elementos. Incluso los restos humanos son pocos. La leyenda charrúa   sobrevive al conformar  la libertad como el principal valor nacional y que es, además, la explicación mítica de país independiente. Estos grupos marcaron las características del proceso de conquista y posterior colonización. A diferencia de otras culturas fue difícil evangelizarlos, se opusieron a la violencia de los conquistadores, y realmente, la acción de las congregaciones religiosas impidió que algunas tribus fueran exterminadas. Hacia 1607 Hernandarias realizó una expedición a la "costa de los charrúas", y la recorrió desde la boca del río Negro hasta la bahía de Montevideo, al mismo tiempo que introdujo cien animales vacunos y algunos caballos y yeguas. En realidad los estudios que se llevan adelante hoy eliminan las informaciones erróneas, anecdóticas, con una visión europea y que no se limita a 200 años o poco más, presentando vestigios de hasta 12000 años de antigüedad de presencia humana en el territorio. Los recientes hallazgos y descubrimientos nos muestran sociedades con  complejidad sociocultural con una importante densidad demográfica y un sedentarismo mayor que el que manejábamos hasta hace poco tiempo.

El grupo Chaná-Timbúes  fue el más sofisticado logrando los mejores trabajos  en cerámica de la prehistoria uruguaya en rojo ocre y negro, con decoraciones con motivos geométricos. Tenían gran movilidad  a través de los  ríos haciendo posible el intercambio comercial con grupos  lejanos como los del altiplano andino, hecho demostrado por el hallazgo de aretes de cobre de uso personal.  El cobre es un producto que llega de los Andes. Estos descubrimientos dejan sin sustento la postura de los salvajes charrúas como dominadores de estas tierras y catapultan a los Chaná Timbúes como los  que mejor nivel de vida alcanzaron.
Todos estos grupos conformaron la primera visión de los españoles y portugueses sobre nuestro territorio. Tabaré, publicado por Zorrilla de San Martín en 1888 contribuyó a la creación enciclopédica de nuestra nacionalidad, hemos olvidado muchos de los aportes de las diferentes etnias en ese proceso.
Si bien su desarrollo cultural era muy primitivo tomaron de la cultura europea el instrumental, el armamento y van a integrarse posteriormente a los ejércitos revolucionarios. Les debemos mucho, incluso el nombre de nuestro país que significa Río de los Pájaros Pintados en guaraní. La palabra Uruguay proviene del  guaraní. Sin embargo hay varias explicaciones acerca de su origen:
§  "Río del país del urú". Una versión muy vinculada a la anterior es la del naturalista español Félix de Azara que afirma que el nombre proviene de un ave pequeña llamada  uru, que habita en parte de las costas del río Uruguay y significaría entonces "río del país del urú".
§  "Río de los pájaros pintados". La interpretación poética de Juan Zorrilla de San Martín
§  "Río de los caracoles". Por su parte, un colaborador de Félix de Azara da esta otra versión muy diferente, dividiendo la palabra en uruguá, "caracol", e ï o ý "agua", "río".


Ver:
§   Consens, Mario. "Prehistoria del Uruguay". CIARU 1997



lunes, 17 de enero de 2011

Una insurrección Universitaria: La Revolución del Quebracho.

Una insurrección Universitaria: La Revolución del Quebracho.
 Miguel J. Lagrotta

“…Esas medidas deben buscarse preferentemente en la leal aplicación de los principios que sirven de base al movimiento revolucionario y que han hecho posible la aproximación de los partidos, proclamando(…) que la patria es de todos y que todos tienen derecho a compartir las funciones de los poderes públicos.”
(Carta orgánica de la Revolución del Quebracho suscrita en Buenos Aires el 27 de enero de 1886 por los ciudadanos Enrique Castro, José M. Arredondo, Lorenzo Btlle, Juan José de Herrera, Juan A, Vazquez, Gonzalo Ramirez, Martín Aguirre y Carlos Gaudencio)

En el año 1885 el desgaste del régimen del Gral. Santos era evidente. Se suman revueltas, denuncias de corrupción y el personalismo del propio Santos. Por otro lado existía una profunda restricción a las libertades públicas y la economía del Estado no toleraba más los despilfarros del gobierno. Los opositores eran los nacionalistas, el partido constitucional y ahora se suma el Partido Colorado. Era el momento de que se pueda producir un levantamiento  revolucionario multipartidario por encima de los sectores políticos. En Buenos Aires un comité revolucionario prepara el levantamiento con la esperanza de contar con el apoyo de la opinión pública en nuestro país y se afirmaba, además, por parte del  Gral. León Muñoz(combatiente a los 17 años) que muchos integrantes del ejército estaban comprometidos con el levantamiento, además que eran apoyados o por lo menos tolerados por el gobierno argentino y que contarían, incluso con una batería de artillería.

El comité revolucionario estaba integrado por civiles y militares. Eran sus miembros, los generales Lorenzo Batlle, Enrique Castro y José María Arredondo y los doctores Juan José de Herrera, Juan A. Vázquez, Gonzalo Ramírez y Martín Aguirre, se le debe sumar la figura del coronel Carlos Gaudencio. Se había determinado que en el caso de triunfar, el gobierno provisorio estaría integrado por los generales Lorenzo Batlle, Castro y Arredondo. La jefatura de las fuerzas revolucionarias la obtiene el Gral. Castro quién aseguraba el pasaje a la revolución de sus hermanos el general Gregorio Castro y el coronel Antolín Castro con soldadesca que harían posible el triunfo sin derramamiento de sangre. Suponen, además, que la plana mayor del ejército se plegaría a l movimiento.

Los efectivos de la Revolución fueron distribuidos en la Plana Mayor y  cuatro compañías. La Plana mayor tenía como jefe al teniente coronel Rufino Domínguez y mayoritariamente elementos universitarios: aparece como segundo jefe el sargento mayor Luis Rodríguez Larreta; ayudante mayor Juan Campisteguy; subteniente Claudio Williman; subteniente de bandera Alfredo Vidal y Fuentes; sargento primero Juan Cat. La primera compañía tenía por jefe al capitán José Batlle y Ordóñez, de 30 años y de segundo jefe al teniente primero Dionisio Trillo. De la segunda compañía era jefe el capitán Luis Melian Lafinur, con 36 años figurando en la misma Bernardo Berro, Carlos Travieso, Alfredo Nin Reyes, León Muñoz, Manuel Quintela, Saturnino Alvarez Cortés. La Tercera compañía era jefe el capitán Juan A. Smith y de la cuarta el capitan  Felipe Segundo.

Entre los ciudadanos que intervinieron encontramos a Gonzalo, José Pedro, Octavio y Carlos María Ramírez, Luis Batlle, Eugenio Garzón, Luis Romeo, Javier de Viana y Mateo Magariños. Los revolucionarios fueron transportados desde Buenos Aires por embarcaciones de la Prefectura Marítima Argentina hasta el vapor Litoral con el cual remontan el Río Paraná y se instalan el 22 de febrero de 1886 en las cercanías de Entre Ríos. Se arman con fusiles Remington y se uniformizan  con vestimenta azul con vivos rojos. El 28 de marzo desembarcan en la barra del arroyo Guaviyú. ¡300 hombres con solo 150 caballos. El 31 se produce el enfrentamiento con las tropas del gobierno en las cuchillas de las Puntas de Soto, en las cercanías del Arroyo Quebracho, siendo fácilmente derrotados por los experientes soldados del gobierno que sumaban cinco mil efectivos. El comienzo fue sanguinario siendo los revolucionarios lanceados y sableados por  las caballerías del gobierno. Ante esta situación el Comandante Domínguez se dirige al galope  hacia donde se encuentra el jefe de las fuerzas adversaria Coronel Villar, solicitandole que ponga fin a la matanza de vidas jóvenes y valiosas. El General Máximo Tajes, con su Estado Mayor aparece en el campo de combate y ordena que la garantía de vida era el ser oriental. Tajes ordena “ ¡Cuidado! ¡pena la vida del que atente contra un prisionero!¡El nombre de Oriental debe ser garantía de vida para los vencidos!
Estas instrucciones se las había enviado Santos, en su carácter de General en Jefe de las fuerzas de mar y tierra de la República, para cuyo cargo había sido designado por el Presidente Vidal. El telegrama que había enviado Santos decía: (…)Entre los enemigos, mercenarios en su mayor parte incluso el que los comanda, hay, sin embargo muchos jóvenes orientales, que engañados por su inexperiencia, han ido a ingresar en filas de los traidores a la patria. Venzámosla, si, pero vencida, salvémosla, que la sangre de los orientales es demasiado preciosa para que sea vertida por sus hermanos(…)Recomienda muy particularmente a todas tus tropas que se tenga la mayor consideración con nuestra juventud, que el grito de <soy oriental> sea una coraza invulnerable para el que lo exclame” Te saludo Máximo Santos. Sin embargo, a continuación y en carácter cifrado ordena a Tajes “ Darás en la cabeza sin compasión ninguna a los del comité, a esa canalla de Arredondo, los Ramírez, el Aguirre, los Larreta; si no volveremos a empezar con las mismas dentro de seis meses o un año y es preciso acabar con esto”
El 6 de abril llegan a Montevideo 639 prisioneros siendo alojados los heridos en el Hospital Maciel y el resto en el cuartel del Quinto de Cazadores.
A la mañana siguiente, Santos ordena a los prisioneros formarse en la Plaza de Armas, Santos vestido de Civil saluda a los prisioneros y convoca a Garzón y a Tajes y les informa que están todos los prisioneros en libertad, homenajeando en ellos a Eugenio Garzón y al extinto coronel Francisco Tajes.
Si observamos detenidamente la composición de la conducción de la revolución encontramos:
Ex presidentes: Lorenzo Batlle.
Futuros Presidentes; José Batlle y Ordóñez, Juan Campisteguy y Claudio Williman
Ex rectores de la Universidad: Dres Gonzalo Ramirez y José Pedro Ramírez
Abogados, profesores y estudiantes de la Facultad de Derecho: Carlos María Ramírez, Luis Melián Lafinur, Saturnino Alvarez Cortez, Luis Romeo Burgues, Mateo Magariños Veira.
Médicos: Alfredo Vidal y Fuentes, Manuel Quintela.
Jóvenes estudiantes de derecho: Mario L. Gil, Juan Zorrilla de San Martín, Juan Andrés Vazquez, Juan José Herrera, Teófilo Daniel Gil( uno de los mártires de la Revolución, muere en el Quebracho) Segundo José Posada(otro de los mártires universitarios muere en el quebracho)  Juan Pedro Sampere( Martir universitario fallece en el quebracho) Carlos A. Berro, Salvador T. Milans, Ricardo Julio Areco, Ildefonso García Lagos, Martín Aguirre, Eusebio Conlazo, Aureliano Rodríguez Larreta, Pablo de María, Domingo Aramburu.
Como conclusión podemos afirmar (Luis María Delio Machado) que la Generación del Quebracho fue la generación de jóvenes que, nacidos entre 1850 y 1860, en su mayoría universitarios, ateneístas y antimilitaristas   fueron compañeros de generación de José Batlle y Ordóñez cuya actuación fue destacada por integrantes revolucionarios de filiación blanca. Javier de Viana sostuvo “pocos oficiales fueron más justamente queridos por sus soldados que el teniente Batlle; amigo siempre y ante todo, jamás olvidó que mandaba compañeros y nunca pensó en ser un oficial santista con amplio derecho para apalear soldados, como lo hizo más de uno”
Sin embargo, la revolución derrotada en el campo de batalla, renace victoriosa en la opinión pública y que según Barran fue la revolución de la juventud universitaria del Quebracho,  que preanunciaba el retorno del civilismo.


Ver:
Gerardo Caetano.Antología del discurso Político en el UruguayTomo I. Taurus 2004.Pp.332 y Ss.
W. Reyes Abadie/A. Vazquez Romero.Crónica General del Uruguay Tomo 5. EBO 2000. Pp.278-281
Luis María Delio Machado.Nuevo enfoque sobre los orígenes intelectuales del batllismo.FCU 2007.Pp. 159-170

19th Century - Timeline Inventions of the 19th Century

19th Century - Timeline Inventions of the 19th Century

Eric Hobsbawm: a conversation about Marx, student riots, the new Left, and the Milibands | Books | The Observer

Eric Hobsbawm: a conversation about Marx, student riots, the new Left, and the Milibands | Books | The Observer

YouTube - Martin Luther King "I have a dream"

YouTube - Martin Luther King "I have a dream"

sábado, 15 de enero de 2011

Una guerra sin fin · ELPAÍS.com

El historiador Anthony Pagden da las claves de 2.500 años de encuentros y desencuentros entre Oriente y Occidente

Una guerra sin fin · ELPAÍS.com

Uruguay en la era del Fascismo:Alfredo Alpini (c) relaciones

Tomado de la WEB:
Serie: Memoranda (XIX )
Uruguay en la era del Fascismo



Alfredo Alpini

(c) relaciones

Revista al tema del hombre

relacion@chasque.apc.org


Uruguay, al igual que el mundo, convivió con la era del fascismo. Aproximadamente entre 1923 y 1940, en nuestro país existieron distintos portavoces de ideas antiliberales, que iban desde conservadores que simpatizaban con las instituciones fascistas hasta agrupaciones y movimientos extremos que pretendían instaurar un régimen nacionalista corporativo.

Inmediatamente después de la "marcha sobre Roma" (1922) políticos del Partido Nacional y del Colorado (antibatllistas), empresarios y medios de prensa uruguayos comenzaron a considerar imitables algunas instituciones del régimen de Mussolini. Desde muy temprano políticos como Osvaldo Medina, Julio María Sosa, Pedro Manini Ríos, y los diarios "El Siglo" y "La Razón" asumieron una clara postura antidemocrática.

Desde el golpe de Estado de Gabriel Terra (1933) hasta la culminación su régimen en 1938, las posturas antiliberales y conservadoras en sus distintas modalidades profascistas saltaron a la palestra pública con notoriedad.

Estas posiciones antiilustradas sólo desaparecieron cuando en la polaridad que produjo la Segunda Guerra Mundial, la democracia liberal, instaurada con Alfredo Baldomir, adoptó en 1940 distintos mecanismo legales (Comisión de Actividades Antinazis, Ley de Asociaciones Ilícitas) para suprimir las actividades antidemocráticas.

Luis Alberto de Herrera fue, quizás, uno de los protagonistas políticos más importantes en esta era del fascismo que vivió nuestro país. Su actitud nacionalista contraria a asumir un alineamiento proaliado durante la guerra, llevó a que lo calificaran, desde distintos sectores políticos, de "nazi" o "fascista". De este modo, el reciente libro de Antonio Mercader "El año del león. 1940: Herrera, las bases norteamericanas y el complot nazi" (1) pretende hacer una "reivindicación de Herrera" como pensador y político que bregó por "la defensa de la neutralidad y de algo más importante: la integridad del suelo uruguayo amenazado por unas bases militares que el presidente de Estado Unidos, Franklin Delano Roosevelt y su estado mayor"(2) intentaban construir en Uruguay.

Herrera en la encrucijada

Mercader le asigna a Herrera la importancia de haber salvado la soberanía nacional de las pretensiones estadounidenses de construir bases militares en la zona de Laguna del Sauce. Según el autor, el embajador inglés Eugen Millington Drake, corresponsales del New York Times y principalmente Edwin Carleton Wilson, jefe de la misión de Estados Unidos en Uruguay y gestor de la negociación de las bases, construyeron el miedo al "complot nazi" con el objetivo de defender esa zona de América por medio de bases militares a instalarse en Uruguay. Según Mercader "se alzaba el espantajo nazi, al tiempo que se planeaba proponer un trato que incluiría la construcción de bases militares en suelo uruguayo, controladas total o parcialmente por Estados Unidos. De este modo, nazis y bases se ligan desde el principio, lo que tenía su lógica: para defender a Uruguay de los nazis nada mejor que levantar las bases con la ayuda de un poderoso aliado"(3).

La lista de los nazis que supuestamente tomarían el poder era amplísima. Empezaba por políticos reconocidos como Herrera, César Charlone, Julio Roletti, comerciantes alemanes y terminaba con el desmontado "Plan Fuhrman" que pretendía convertir a Uruguay en una colonia agrícola de Alemania. "Hoy está claro -sostiene Mercader- que Fuhrman era un enemigo imaginario y su plan un mero trozo de papel"(4).

Baldomir y su canciller Alberto Guani justificarán la construcción de las bases en ese "complot que nunca existió".

La oposición de Herrera a la política proaliada del gobierno creó "el eslogan `Herrera nazi' y la leyenda del complot en Uruguay, a sabiendas de que el senador blanco no era nazi ni encabezaba conjura alguna"(5).

Según Mercader las acusaciones a Herrera eran falsas y fueron producto de una conspiración estadounidense, "basta hojear una biografía de Herrera para entender que fue un animador de la democracia uruguaya y un obsesionado por el valor del sufragio". Su tarea parlamentaria prueba "su fe en la democracia" y "su apoyo a Terra puede considerarse una mancha que no alcanza a tiznar su trayectoria, ni mucho menos a probar que fuera nazi"(6).

Pero Herrera tenía varias "manchas" que oscurecían su fe democrática. Coincidimos con Mercader cuando sostiene que Herrera no era nazi, ni fascista, pues estas concepciones políticas nacionalistas fuera de Europa pierden su significado y se convierten en absurdos.

Un compañero político de Mercader y prologuista de las obras de Herrera, Walter Santoro, también entiende que su líder adhería al proyecto ilustrado y decía que "Herrera fue un liberal en la más amplia acepción del término, con una ancha franja de tolerancia en lo ideológico, filosófico y religioso"(7). A continuación afirma, contrariando todo lo anterior, que su formación intelectual "obtuvo vigorosa inspiración en las lecturas de Burke, Renan, De Maistre, Taine y Barrés"(8). Pensadores, estos, antiliberales furiosos que contribuyeron a formar las ideas nacionalistas de derecha y fascistas de la Europa de principios del siglo XX.

Las adhesiones de Herrera

Entonces, ¿Herrera era demócrata, como entiende Mercader, o nacionalista de derecha como parece presentarlo Santoro según los pensadores que cita? Pero dejemos hablar a Herrera para saber a qué pensamiento político adhería.

En 1941, Herrera contestaba a una publicación española, por medio de El Debate, que "nuestra fe en la democracia no ha cedido en lo mínimo". El órgano madrileño, recordaba a sus lectores que "Herrera, al igual que las naciones de Europa, ya no tiene fe en los anticuados sistemas políticos que se basan en la opinión popular"(9).

Los españoles falangistas sabían, o presuponían, que Herrera sentía profundas desconfianzas hacia el proyecto ilustrado, fuese liberal o democrático. En efecto, Herrera era miembro de la Falange en Uruguay. En 1940, en medio de las acusaciones que se hacían de "Herrera nazi", José de Torres, dirigente de la Falange le escribía a Herrera: "Yo quiero aprovechar esta ocasión para testimoniarle cuanto agradecemos Falange y yo personalmente el interés y el afecto con que Ud. mira esta Organización, como así mismo su labor en el terreno político a favor de Falange. También lamentamos las molestias que pudieran ocasionarle compañeros de prensa motivados por su interés en Falange, que si estuviese en nuestra mano, evitaríamos gustosamente (...) no dude que todos los afiliados ven con honda simpatía su labor política y están en espíritu con Ud. que tanto nos distingue y nos ayuda. Para evitar que indiscreciones de los empleados de Administración puedan dar fundamento a las críticas antes mencionadas he mandado retirar su ficha administrativa de las oficinas de administración, pero la conservo en mi fichero particular considerando que ella honra los ficheros de Falange, como así mismo recibiré con mucho gusto y como un honor los donativos que en forma periódica u ocasional Ud. haga para la obra social de Falange en el Uruguay (...)"(10)

¿Cómo puede explicar Mercader la "fe en la democracia" que sentía Herrera y su simultánea adhesión a la Falange española? Esta agrupación no sólo era antiliberal y antidemocrática, sino que se encontraba dentro de la línea fascista europea. Fue la agrupación que creó el programa oficial del régimen de Franco: los Veintisiete Puntos, que tenían todas las características principales del fascismo italiano (11).

Su pasión cívica y democrática tampoco concuerda con los elogios que hizo del régimen fascista de Mussolini. En 1937, en su viaje por Europa, Mercader no menciona que además de visitar Inglaterra, pasó por Italia. Mussolini lo recibió personalmente en el Palacio Venecia. Al retirarse de la reunión, Herrera le dijo a la prensa italiana que "la Italia que vi es muy distinta a aquella [de hace 15 años], existe un espíritu nuevo que me ha maravillado. (...) El gran cambio fue obra del mismo pueblo y de su Jefe". Refiriéndose específicamente a la reunión con Mussolini, Herrera dijo que "Mussolini ha mostrado una insólita comprensión de los asuntos sudamericanos y expresó mejoradas las relaciones culturales y económicas entre Italia y Uruguay"(12). Luego fue invitado por la Radio Italiana, donde dijo que "veo ahora aquí, lo que antes nunca viera: colosal despliegue de energías morales y materiales, infatigable acción reconstructiva (...) y en lo alto una bandera gloriosa y una gran afirmación colectiva. ¡La Nueva Italia! (...) En el centro de este formidable movimiento anímico, cívico, patriótico y social, cual propulsor de la obra inmensa, la figura extraordinaria de Benito Mussolini, que llena la época contemporánea"(13).

La "Nueva Italia" que admiró Herrera no se había creado en base a ideas liberales ni democráticas, sino gracias al Gran Consejo Fascista, el órgano deliberante más elevado del Gobierno, con facultades para aprobar todas las leyes importantes y los cambios constitucionales. Y el Parlamento, estaba muy lejos de ser una institución liberal, pues era una Cámara de Faces y Corporaciones que formalizó la estructura corporativista (14).

Sería apresurado y absurdo afirmar que Herrera se hubiese inspirado en preceptos fascistas. Si nos guiamos por las ideas políticas que desarrolló en sus libros "La Revolución Francesa y Sudamericana" y "El Uruguay Internacional" y por los pensadores que le inspiraron y que él gustaba hacer referencia -Edmund Burke, Hyppolite Taine, Alexis de Tocqueville, Paul Deroulède- podemos sostener que se encontraba en la línea del pensamiento liberal conservador. Las ideas nacionalistas que siempre defendió lo llevaron a abrazar la causa falangista en España y cosechar unas amistades nada liberales, los argentinos nacionalistas Manuel Gálvez y Carlos Ibarguren que no sentían demasiado entusiasmo por la democracia.

Por un Uruguay fascista

Mercader basa la hipótesis central de su libro en que "el complot nazi nunca existió". Que hubiese una reducida colonia alemana simpatizante del nazismo "no probaba que existiera el complot" y era "excesivo considerarlos un peligro para la seguridad nacional"(15).

Es probable que "el complot nazi" para apoderarse del Uruguay no existiese. Pero éste no era necesario para convertir a Uruguay en un Estado autoritario, cuando nosotros teníamos a nuestros propios fascistas-criollos. Para qué buscarlos fuera, si a partir de 1930 aparecieron periodistas filofascistas, instituciones antisemitas, ideólogos corporativistas, movimientos nacionalistas autoritarios, que sentían, una profunda desconfianza, no sólo en la democracia, sino en el liberalismo, y los más radicales, directamente rechazaban el proyecto ilustrado entendiendo que había sido un fracaso desde la aparición de las ideas de 1789.

Durante el régimen terrista (1933-1938) varios dirigentes políticos expresaron sus intenciones de incorporar ciertas premisas fascistas al Uruguay. Gabriel Terra, César Charlone no ocultaron sus simpatías hacia el fascismo. Este último enfatizaba en la necesidad de introducir el corporativismo en la legislación uruguaya, planteando "pactos gremiales" y conceptos del "novísimo derecho obrero" tomados de la Carta del Lavoro de Mussolini. Estas ideas tuvieron vigencia real con la creación del Consejo Superior del Trabajo en 1933 con el imperativo de ser integrado por sindicatos que gozarían de personería jurídica.

También en las discusiones sobre la reforma constitucional de 1933 se presentaron varios proyectos corporativistas. Los más definidos eran los de los doctores Morelli y Chioza, el de Andrés Podestá y el más radical y netamente fascista el de Teodomiro Varela de Andrade que posteriormente formará un grupo ultranacionalista la "Acción Revisionista del Uruguay"(16).

Existió, además, una notoria influencia fascista en la enseñanza pública. En la memoria del Conejo de Enseñanza Primaria y Normal, se afirmaba que "`el fascismo admite y fomenta el sentimiento de familia, el de nacionalidad, el de tradición, sentimientos todos ellos favorables a la cohesión y a la continuación de la organización social característica de la civilización de Occidente'"(17).

Grupos y publicaciones

La lista de los diarios y periodistas que adhirieron al fascismo es extensísima. "El Pueblo", "La Tribuna Popular", "La Mañana", "El Diario", "El Imparcial", "Libertad" y periodistas y publicistas reconocidos como Juan A. Zubillaga, Adolfo Agorio, Bernardo Kayel hicieron una prédica antiliberal hasta el decenio de los cuarenta.

No sólo existieron simpatizantes y apologistas del fascismo europeo, también nosotros tuvimos ideólogos que tenían para el Uruguay un proyecto teórico-político de inspiración fascista. A partir de la segunda mitad del decenio de los treinta comenzaron a surgir un conjunto de agrupaciones políticas y publicaciones que se autodefinían como nacionalistas y que tenían pensado suplantar el sistema democrático liberal por medio de una revolución.

La primera de las publicaciones en saltar a la palestra pública fue la revista "Corporaciones" (noviembre 1935-mayo 1938), órgano oficial del movimiento "Acción Revisionista del Uruguay" fundado en 1937. Dentro de las figuras más representativas de esta agrupación se encontraban Adolfo Agorio, Ernesto Bauzá y Teodomiro Varela de Andrade.

El "Movimiento Revisionista" liderado por Leslie Crawford tenía cómo órgano de prensa al periódico "Fragua" (1º de junio 1938-15 de marzo de 1940). La publicación "Audacia" (mayo 1936-agosto 1940) era el órgano de prensa de la agrupación "Acción Nacional". En este grupo militó -cabe recordarlo- Carlos Real de Azúa, quien paralelamente colaboraba con el periódico "España Nacionalista", medio de propaganda política de la "Vanguardia Nacionalista Española en el Uruguay", agrupación de los grupos de derecha -católicos y antisemitas- que defendían la causa fascista en Europa.

El periódico "El Orden" (setiembre de 1936-enero de 1937), bajo la dirección de José Castellanos, fue el medio de difusión ideológica del movimiento "Unión Nacional del Uruguay". La publicación "Combate" (enero-abril de 1940), dirigida por G. Marichal, era el órgano de prensa del movimiento "Renovación Nacional". Por último, el periódico "Atención" (agosto de 1938-diciembre de 1940), bajo la dirección de Julio Varela, colaboraba con el "Movimiento Comercial Nacional Antijudío".

Su incidencia en la vida política del país no era menor. El tiraje de las publicaciones iba de 3.000 a 10.000 ejemplares, publicitaban a profesionales reconocidos, a colegios y empresas todavía existentes. Además, dos de estas agrupaciones ("Acción Nacional" y "Vangurdia Nacionalista Española") contaron con la militancia de un intelectual de fuste: Carlos Real de Azúa.

Estas agrupaciones políticas se movían por fuera del sistema de partidos y pretendían sustituir el Estado democrático liberal por un sistema corporativo. "El objetivo inmediato de nuestro movimiento Nacionalista Corporativo -decía la publicación "Audacia"-, es el desplazamiento del Estado liberal y burgués. En su lugar erigiremos un régimen Nacionalista, necesariamente autoritario (...) El Estado liberal es una de las barreras que se levanta deteniendo el impulso de la Revolución Nacionalista"(18).

El sistema fascista les servía como modelo para instaurar un orden autoritario. Si bien el fascismo era un partido italiano, sostenía Varela de Andrade, "las causas que determinaron su resurgimiento están vivas en todos los ambientes": desorden moral causado por el materialismo contemporáneo y decadencia de los regímenes democráticos. Por eso, Varela de Andrade afirmaba que "somos conscientes de la misión que le corresponde al Fascismo"(19).

Las ideas corporativistas que formaban la médula central del proyecto político de las agrupaciones nacionalistas eran tomadas directamente del fascismo italiano. Según la publicación "Fragua", su movimiento político crearía un Estado "estructurado por Sindicatos integrados en las corporaciones, sustituyendo las Cámaras políticas por Cámaras Corporativas. Esta organización traerá aparejada la supresión de los partidos políticos, expresión degradada de intereses particulares"(20). El sistema de partidos era, según los nacionalistas, la expresión de los antagonismos de clases y entorpecía el buen funcionamiento del gobierno con el enfrentamiento de diferentes intereses sociales. El Estado corporativo sería un intento de suprimir la sociedad de clases integrando la sociedad en el Estado. La representación de la nación en el Estado se lograría organizando a la sociedad conforme a sus respectivas actividades (corporaciones). Ningún grupo estaría fuera o contra el Estado porque toda la sociedad estaría dentro del Estado.

La nación y sus agresores

El antisemitismo también tuvo sus respresentantes en nuestro país y la propaganda antijudía no se limitó a quedar escrita en la prensa sino que existieron varios grupos políticos dispuestos a concretar "verdaderos progroms que, a seguir como estamos, necesariamente han de producirse"(21).

Las manifestaciones antisemitas no se expresaron sólo en los diarios "La Tribuna Popular" o "El Debate". Existieron leyendas en las paredes ("el judío es más dañino que la sandía con vino")(22), volantes que se hacían circular entre la población alertando de la inmigración ("¿El Uruguay futuro Estado judío?")(23) y publicaciones de listas de comerciantes judíos junto a advertencias del tipo "No compre a judíos". También una institución como la Cámara Nacional de Comercio enviaba notas al Ministro de Relaciones Exteriores, Alberto Guani, solicitando la limitación de su ingreso al país, pues "el aportamiento de fuertes contingentes judíos acrecentaría así, en los momentos actuales, la acumulación de elementos raciales que tienden a desnacionalizar y descaracterizar al país"(24).

Las agrupaciones nacionalistas -"Acción Revisionista", "Acción Nacional", "Movimiento Revisionista", "Unión Nacional del Uruguay", etc.-, en colaboración con el "Movimiento Comercial Nacional Antijudío", eran las principales defensoras de la "nación uruguaya" contra la inmigración judía. Ahora bien, sólo se puede comprender este rechazo si explicamos previamente el concepto de nación que compartían.

Para el movimiento nacionalista, la nación no era, como lo entendía el liberalismo democrático, una simple suma de individuos, sino un organismo que tenía fines completamente distintos a los particulares. Para éstos, la comunidad nacional era una entidad viva, un organismo espiritual al que pertenecían todos los individuos de la comunidad y a la que podían asimilarse individuos de orígenes similares, como los españoles, los italianos o los franceses. La integridad de esta vida comunal debía salvaguardarse del mal que podían ocasionarle los enemigos exteriores.

Según estas concepciones, el pasado estaba unido en un sentido real con el presente. Consideraban que la nación era una cosa que persistía a lo largo del tiempo. Es así que el sujeto de la Historia era la nación, un fenómeno natural y objetivo: "no como expresión retórica -sostenía "Audacia"-, sino como ideal actuante en las conciencias, expresión de un pasado que guardar, un presente que superar y sobre todo de un futuro"(25).

La nación estaba formada por todos los individuos de la comunidad uruguaya que poseían rasgos culturales comunes, objetivamente discernibles y que los diferenciaban de los no miembros: "Nuestra fisonomía nacional, racial e idiomática, es hispánica y latina". Para los nacionalistas existían elementos extraños provenientes de fuera del país que amenazaban la integridad nacional. Sostenían que el país estaba siendo invadido "por un pueblo extraño (...) los judíos [que] forman un islote étnico y ético peligroso para la unidad espiritual y racial del pueblo que los alberga"(26).

El responsable de la inmigración judía y de la descaracterización nacional era, según estos antisemitas, el Estado democrático. El sistema de partidos, con el debate parlamentario, habían permitido que el comunismo, el judaísmo y el liberalismo destruyeran la unidad nacional. El objetivo de estos grupos políticos era la "formación de una Nación unida, grande y fuerte, moral, espiritual y materialmente" (27). La "Unión Nacional del Uruguay" sostenía que "cuando más fuertes y unidos seáis; más fuerte y firme será la Patria. Si ella es grande vosotros también lo sois. (...) Que cada uno se sacrifique por la Patria, pues el sacrificio es la más alta vocación y elevación en la tierra. TODO POR LA PATRIA, es la voz de orden"(28). Para estos grupos, la democracia liberal era antinacional porque dividía a la sociedad en base a intereses particulares. La democracia había creado un hombre egoísta y antinacional, incapaz de creer en valores heroicos y de sacrificio hacia la patria.

Frente al modo de vida burgués, antipatriota y antiheroico, creado por la democracia liberal, los nacionalistas exigían actos altruistas de sacrificio hacia la patria. Había llegado el tiempo de la autoridad que desplazaría la época de la democracia. Ante la libertad individual se alzaba la realidad de la Nación uruguaya.

A modo de conclusión

Si consideramos que durante la década de los años treinta y parte del cuarenta, el liberalismo practicamente había sido desplazado en todos los países europeos y sudamericanos y el mundo se debatía entre fascismo y comunismo, no debemos minimizar la incidencia o la probable oportunidad que tuvieron los representantes uruguayos del fascismo para crear un orden conservador.

Como nosotros conocemos el final de la historia, la derrota militar de los fascismos más importantes, quizás tendamos a desconsiderar la posibilidad, aunque no remota, de triunfo del conservadurismo antiilustrado de nuestros uruguayos.

Es conveniente recalcar que en Uruguay tuvimos una gama bastante amplia de proyectos antiliberales y antidemocráticos, y que esas posturas, nuevas en aquel tiempo, se mantienen como potencialidad y como peligro siempre presente. Como sostiene Hannah Arendt, al margen de sus derrotas temporales, pueden renacer: los nuevos fascismos que conoce el mundo contemporáneo recuerdan muy bien las enseñanzas de sus progenitores.

Referencias

(1) Mercader, Antonio; "El año del león. 1940: Herrera, las bases norteamericanas y el complot nazi", Mdeo., Aguilar, 1999.

(2) Ibid., p.26.

(3) Ibid., p.58.

(4) Ibid., p.67.

(5) Ibid., p.68.

(6) Ibid., p.199.

(7) Santoro, Walter; Introducción a Herrera, L. A. de; "La Tierra Charrúa", Mdeo., Cámara de Representantes, 1987, p.24.

(8) Ibid., p.25.

(9) Herrera, L. A. de; "Selección de discursos y escritos periodísticos", Mdeo., Cámara de Representantes, 1998, p.371.

(10) Archivo del Dr. Luis A. de Herrera. Correspondencia, 1940, Tomo XLIX. Museo Histórico Nacional.

(11) Payne, Stanley; "El fascismo", Madrid, Alianza, 1996, p.152.

(12) Archivo del Dr. Luis A. de Herrera. Correspondencia, 1937, Tomo XLVI. Museo Histórico Nacional.

(13) Ibid.

(14) Payne, S.; "El fascismo", op. cit.

(15) Mercader, A.; "El año del León", op. cit., p.102.

(16) Varela de Andrade, T.; "América y la revisión constitucional", Mdeo., Peña y Cía., 1938.

(17) Citado por Camou, M.; "Resonancia del nacional-socialismo en el Uruguay", Mdeo., F.H.C., 1988, pp.18-19.

(18) "Audacia", junio 1937, nº22, año II.

(19) "Corporaciones", noviembre de 1936, nº9, año I.

(20) "Fragua", 8 de noviembre de 1938, nº10, año I.

(21) "Atención", abril de 1939, nº16, año I.

(22) "Atención", marzo de 1939, nº14, año I.

(23) "Atención", diciembre de 1939, nº27, año II.

(24) Informe Anual de la Cámara Nacional de Comercio, 1936-40, Mdeo., Peña y Cía Impresores, 1939, p.43.

(25) "Audacia", 23 de mayo de 1936, nº2, año I.

(26) Ibid.

(27) "Fragua", 8 de noviembre de 1938, nº10, año I.

(28) "El Orden", 26 de setiembre de 1936, nº36, año II.



Memoranda

Artículos publicados en esta serie:

(I) El centro y la periferia (Daniel Vidart, Nº122)

(II) Tres variaciones sobre el tema (Daniel Vidart, Nº 123)

(III) Recuerdo para la cordura (Laura Bermúdez, Nº126)

(IV) Oralidad y mentalidades en el Montevideo colonial (J. G. Milán, M. Coll, Nº 127)

(V) La pedagogía lingüística en la Banda Oriental del siglo XVIII (Claudia Brovetto, Nº130)

(VI) La revolución patas arriba (Simon Schama, Nº 134)

(VII) 1600: La revolución intelectual (Thomas Munck, Nº 135)

(VIII) Sexualidad en la Banda Oriental (Alfredo Alpini, Nº 140/41)

(IX) 1794: el fin del drama Robespierre ¿culpable de qué? (François Furet, Nº 146)

(X) Los "hachepientos" del 68 (Alfredo Alpini, Nº 147)

(XI) Una generación sin dioses, los jóvenes under (Alfredo Alpini, Nº 150)

(XII) Historia: un nuevo territorio (Ramón Destal, Nº 155)

(XIII) Prácticas matrimoniales de una subcultura (Alfredo Alpini, Nº 156)

(XIV) El mesianismo de Colón (Alain Melhou, Nº 161)

(XV) Los "huevos del Plata" y el 68 (Alfredo Alpini, Nº 167)

(XVI) El mayo francés. A 30 años (Alfredo Alpini, Nº 168)

(XVII) La Revolución Francesa (Eric Hobsbawn, Nº 170)

(XVIII) Sade, otra Revolución. Bajo el signo de los gótico (Eliane Robert, Nº 182)