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miércoles, 29 de junio de 2016

Seregni, Vasconcellos y Zelmar Michelini:1970, La encrucijada del tercer polo batllista



Luego de los cierres de órganos de prensa y de quitar la personaría jurídica a varios sectores políticos dispuestos por Jorge Pacheco Areco, entre los que se destacaban” Epoca” y “El Sol” y se ilegalizaba y procesaba a los firmantes del “Acuerdo Epoca” por incitar a la violencia y adherirse a posturas emanadas desde Cuba, el MRO( Movimiento Revolucionario Oriental) decide crear las “Fuerzas Armadas Revolucionarias Orientales” para formar un frente común con otros grupos armados y en acción como el MLN y la OPR33. Los sucesos internacionales marcaban a fuego la realidad uruguaya: Estados Unidos tenía una hegemonía absoluta en América Latina y había intervenido en la República Dominicana y  estaba buscando el permanente apoyo de los países de la región en la contención del Comunismo para aislar la influencia de Cuba. En la izquierda uruguaya se debatían ardorosamente otros temas como el conflicto entre China y la URSS. Trataban de digerir de alguna forma la intervención de la URSS en Checoslovaquia, en tanto que en Cuba se desarrollaba la tricontinental con la conferencia  OLAS y su legitimación de modelos de Guerrilla Urbana en el Sur de Venezuela llevada adelante por MIR y la guerrilla rural desencadenada por el Che en Bolivia. Ambos episodios y teóricos como Regis Debray, Abraham Guillen, y Frantz Fanon van a influir notoriamente en la guerrilla tupamara. A nivel continental, entonces,  de un modo casi romántico se estaba gestando una insurrección  percibida como si fuese “ la segunda independencia de América” y el movimiento tupamaro justificaba la violencia en sus documentos afirmando que “(…) comprendiendo que son las acciones revolucionarias las que precipitan las condiciones revolucionarias” No podemos negar que el MLN consiguió adhesiones de todos los sectores de la sociedad y que sus integrantes fueron mayoritariamente pertenecientes a sectores medios y jóvenes. Como sabemos uno de los principales dirigentes fue Raul Sendic, estudiante universitario, que fundó la UTAA (Unión de trabajadores azucareros de Artigas) y proclamaban la creencia de un socialismo nacional, el artiguismo y que la lucha armada hacia tomar conciencia a hombres y mujeres de los problemas sociales que el Uruguay vivía. El episodio que muestra el accionar revolucionario, con crudeza ideológica, fue la toma por espacio de 30 minutos de la Ciudad de Pando en octubre de 1969 al cumplirse un año de la muerte del Che en Bolivia. El enfrentamiento más brutal de la lucha armada se desarrolló el 14 de abril de 1972. La conflictividad aumentaba y el mecanismo del Poder Ejecutivo para enfrentarla era el instrumento constitucional de la Medias Prontas de Seguridad. Conviene recordar que este recurso estaba previsto para casos graves de ataque exterior o conmoción interna y por el cual se suprimen las libertades individuales y derechos fundamentales de los ciudadanos. La prohibición a partir de 1969 de utilizar por los medios de prensa algunos términos que aludían al MLN: célula, comando, delincuente político, delincuente ideológico, subversivo, extremista y terrorista entre otros no se podían utilizar. La prensa lisa y llanamente se refería a los tupamaros como “los innombrables”. Durante los primeros meses de 1969 pareció llegar la paz entre los sectores colorados. Hubo una gran mediación de Héctor Grauert y por momentos  se logró algunos puntos de equilibrio entre los sectores. Tanto Zelmar Michelini como Amilcar Vasconcellos mantenían grandes discrepancia con el Gobierno de Pacheco Areco. De las negociaciones con el gobierno se logró que se levantaran las Medidas Prontas de Seguridad pero se mantenía muy firme en la política económica de congelar los precios y los salarios y sobretodo la intervención en algunos entes estatales. En la prensa batllista Michelini afirmaba “ Es un primer paso hacia la normalización del país(…)” Sin embargo sucesos posteriores llevaría a la interpelación de varios ministros que contaron con el apoyo de la lista 99 batllista, y en forma simultánea comienza a recibir el Parlamento muchas denuncias de victimas de represión y malos tratos por parte del gobierno. El frente común que trabajosamente llevan adelante Michelini y Vasconcellos comienza a tener fisuras. Michelini toma con mucha pasión la investigación de las acusaciones de torturas. Había un buen ambiente entre Alba Roballo, Amilcar Vaconcellos y el propio Michelini para buscar un foco batllista ,una suerte de convergencia de la “izquierda batllista” Y es acá el principio del fin del batllismo radical, unificado y trascendente cuando surge el nombre del general Líber Seregni para comandar este nuevo sector de cara a las elecciones de 1971. El propio Seregni afirmaba tener una buena relación con los jóvenes turcos, con Michelini, con Flores Mora y con Vasconcellos. Según cuenta Enrique Martinez Moreno  en una entrevista citada en el libro de Mauricio Rodríguez sobre Zelmar Michelini que al visitar con Michelini a Seregni le plantearon: “(…)estamos tratando de formar un nuevo grupo colorado capaz de oponerse al de Pacheco y al de Jorge(…) venimos a pedirle autorización para hacer uso de su nombre” Como sabemos el acuerdo final no se logró porque el Dr. Vasconcellos  afirmaba que por razones de estrategia y peso político el titular de la fórmula debería ser él mismo. Este fracaso de la postura de Michelini y su idea de tercer polo cambió radicalmente el futuro político del batllismo y del país. La 99 y otros se irían. Entre noviembre y diciembre de 1970 el Comité Ejecutivo de la 99 decidió promover  en su Convención la separación del Partido Colorado. Y el 8 de enero se constituyó el Frente del Pueblo integrado por la lista 99 y el Partido Demócrata Cristiano y que convocaban a otras fuerzas políticas a construir un Frente Amplio de cara a las elecciones de 1971. En una entrevista realizada por César Di Candia a Pedro Michelini , hermano de Zelmar,  afirmó en forma lapidaria: “ El Frente Amplio es la consecuencia de la negativa de Vasconcellos ante la candidatura de Seregni para la tercera fuerza batllista(…)si este hombre negativo mil por mil no se hubiera hecho proclamar en un acto en Salto, rompiéndose así la tercera posición del Partido. Hoy el  flaco estaría con vida. Y el batllismo quién sabe para dónde habría agarrado(…)[1] A estos hechos debemos agregar que la ciudadanía debería expresarse sobre la reforma del artículo 152 de la Constitución que buscaba la reelección inmediata del Presidente de la República. El partido Colorado se presentó a los comicios con cinco fórmulas presidenciales. Muy lejos se estaba del sistema colegiado, de la justicia social y del batllismo que sin saberlo estaba cumpliendo uno de sus últimos momentos como propuesta avancista social.



[1] Rodriguez, M. Zelmar Michelini su vida, La voz de todos. Montevideo 2016. Fin de Siglo. Página. 224.

lunes, 27 de junio de 2016

Pacheco Areco: 1968 "La supervivencia del Uruguay..."




En un nuevo aniversario del Golpe de Estado de 1973 se han producido como todos los años interpretaciones, justificaciones, reivindicaciones, recuerdos heroicos y de los otros. El huevo de la serpiente estaba incubándose desde los cincuenta. Y en el momento de mayor necesidad el batllismo se encontraba fragmentado y dividido. Y el proceso posterior lo llevó hacia una radicalización interna y a que varios dirigentes de primer nivel  se vieran obligados a buscar otros caminos. Según un trabajo de César Di Candia citado en el excelente libro de Mauricio Rodríguez “ Zelmar Michelini. La voz de todos” la esposa de Zelmar, Elisa sostuvo “ Al morir Gestido todo el mundo se quedó de una pieza. Pacheco no sabía nada de nada, había que soplarle al oído, darle una mano. Zelmar suspendió entonces un viaje que teníamos programado a Inglaterra para ayudarlo un poco. Pero sucedió que Pacheco se fue todo el verano a Punta del Este a la pachanga…(risas)” Ver Mauricio Rodriguez, Zelmar..Fin de Siglo Pág210. La realidad era que por segunda vez en el siglo XX un presidente fallecía en el transcurso de su presidencia.  Y asume Jorge Pacheco Areco que  pertenecía a una familia de extracción política y que había sido diputado por Montevideo y director del diario “El Día”.
A la semana de asumir la presidencia un decreto con fecha 12 de diciembre iniciaría una línea distinta a la del Presidente Gestido y a la batllista en general. Se dispuso la disolución del Partido Socialista, la Federación Anarquista Uruguaya, el Movimiento Revolucionario Oriental, El movimiento de Acción Popular Uruguayo el Movimiento de Izquierda Revolucionario La clausura de semanario socialista “El Sol” y el diario “Epoca”. Luego del verano se realizó un recambio del Gabinete en mayo de 1968 dirigido a sostener la nueva visión económica con representantes, al decir de la prensa marxista de la época, de los sectores económicamente dominantes y especialmente del sector bancario. Esto siguió con decretar Medidas Prontas de Seguridad y posteriormente el congelamiento de precios y salarios. El Partido Colorado quedó escindido entre la UCB y la 15 que aportaba líneas económicas por un lado y por otro los sectores batllistas liderados por Michelini  y por Vasconcellos. A esto se debe sumar las renuncias a sus cargos ministeriales de Manuel Flores Mora y de Alba Roballo. Un fuerte sostén del gobierno de Pacheco eran las Gremiales Empresariales que veían en su “mano dura” una solución a los problemas de inestabilidad social y sindical. Por su lado el Propio Presidente Pacheco Areco buscaba el apoyo de la ciudadanía con discursos en los que planteaba lisa y llanamente que estaba en juego “la supervivencia del Uruguay” “el gobierno tiene  el deber de ejercer la autoridad con la dureza y la energía que las circunstancias impongan para garantizar las libertades amenazadas. El harakiri, el auto inmolamiento de una sociedad es una filosofía que no aceptaremos jamás. No solo los que atacan el orden son nuestros enemigos. Los desertores y los indiferentes también lo son(…)” Para la izquierda y para los sectores progresistas de los Partidos Tradicionales a partir de 1968 estos nuevos sectores políticos y económicos que controlaban al Estado recurren a medidas impopulares siendo la más resistida el congelamiento de los salarios. Muchos desocupados encuentran su lugar como luchadores sociales. Los sindicatos fomentaron el asociacionismo obrero para enfrentarse a las patronales. En esta etapa grupos armados robaban almacenes para distribuir alimentos en zonas marginales denunciando una pésima distribución de la riqueza. Es en este marco que  en setiembre de 1968 en una intervención en el Parlamento Michelini sostenía. “Quiero que sea mi voz la que interprete lo que es, en realidad, una opinión del Partido Colorado expresándose esta noche. Debo hacerlo como ciudadano enemigo de la violencia Quizás si algún defecto se me puede señalar es el de que por la paz pagué, a veces, un precio excesivo(…)” (Obra citada)

Comienzan gestiones con el Presidente Pacheco para detener la espiral de violencia utilizando los mecanismos del Partido Colorado y se manejó la posibilidad de convocar la Agrupación de Gobierno, pero se dilataba por una razón u otra. El tema pasó de ser del Partido de Gobierno a tema del Parlamento y comienzan una serie de censuras a ministros, Michelini y Vasconcellos dieron sus votos para la censura al ministro Héctor Luisi, en tanto que desde filas nacionalistas Wilson Ferreira Aldunate censuraba al ministro Guzmán Acosta y Lara. Esto generó el cambio del gabinete. La censura a la prensa fue bastante común así como denuncias permanentes de malos tratos policiales. Estaba ocurriendo una centralización autoritaria del poder del Estado con intervenciones en los Entes, militarización del funcionariado público, compra de bancos en dificultades o actuaciones discrecionales en lanzamientos judiciales. Las Medidas Prontas de Seguridad permitían la detención de dirigentes políticos, sindicalistas y líderes estudiantiles. El 24 de junio de 1969, bajo este mecanismo, se produjo la detención de varios dirigentes sindicales entre ellos José D´Elía. En el Parlamento se denunció en varias oportunidades violaciones a los derechos humanos. Se formó una Comisión Investigadora de denuncias de torturas y malos tratos y surgió el informe titulado “ Violaciones de los Derechos Humanos y Comisión de Actos de tortura a detenidos”. En Agosto los Tupamaros secuestraron a Ulises Pereyra Reverbel, director de UTE. Lo liberaros 11 meses más tarde. El 21 d junio volaron las instalaciones de la General Motors en Sayago y el 8 de Octubre intentaron la toma de Pando. En marzo de 1970, ante el desconocimiento por parte del Poder Ejecutivo del levantamiento de las Medidas Prontas de Seguridad el senador nacionalista Wilson Ferreira Aldunate sostenía: “ El Uruguay ha venido sufriendo un proceso lento pero inexorable de descaecimiento de las normas constitucionales. Poco a poco el Poder Ejecutivo ha ido asumiendo cada vez mayor poder. Y en estas horas hay una inercia. Es difícil dar marcha atrás y aun es difícil detenerse  a este proceso de asunción cada vez mayor de facultades que conducen a esta suma de poder público de que el presidente se cree atribuido(…) el problema no es si se interpreta bien o mal la Constitución. Sino el de preguntarse dónde se va a detener, si es que se detiene este proceso”  El final será un golpe de Estado, el fin del batllismo como actor principal y el inicio de la dispersión ideológica del batllismo hasta obligar a sus integrantes a buscarlo en otras tiendas.

sábado, 25 de junio de 2016

Gestido: “El Presidente está aislado en medio de la multitud”.




Los intelectuales y analistas de izquierda manejan la debacle de los valores democráticos en los 60 como la resultante del “ círculo vicioso del estancamiento e inflación” (Gillespie,1995) por lo tanto serían las condicionantes económicas las que determinaron la conflictividad social. A esto se le debe sumar que la unidad sindical, luego de que se fundara la CNT en 1966, unifica en un solo discurso la postura ideológica con el reclamo social con una estructura y maquinaria de movilización inédita hasta ese momento. A partir del Congreso del Pueblo se establece un claro programa de acción de base socialista que incluía la reforma agraria, la nacionalización de la banca y el control del comercio exterior. Esto culminará en un proyecto superior cuando se establezca la opción Frente Amplio a partir de 1971. El resultado lógico de estas movilizaciones fue la tendencia combativa y el espíritu revolucionario sesentista con un fuerte descreimiento en el sistema democrático y representativo. Desde los colegiados de mayoría nacionalista, la respuesta a estos desbordes llevaron a la pérdida de los derechos individuales, la represión como opción para contener los reclamos sociales que culminaron en deslegitimar el sistema democrático. La izquierda había tomado el camino de las movilizaciones callejeras, continuas ocupaciones de lugares de trabajo construyendo un sentimiento de participación ainstitucional con  la visión política del pueblo en las calles:” si esto no es el pueblo, el pueblo donde está”. Desde el gobierno se generan anticuerpos con claros elementos legitimadores de procedimientos autoritarios en una relación binaria que al caos debe enfrentarse el orden. Estos aspectos también contribuyen a la perdida de los valores democráticos. Luego de la reforma constitucional de 1966, a todos estos argumentos debemos agregarle la fragmentación de los Partidos Políticos con gran diversidad de listas, sectores, debates más o menos bizantinos que alejaban lentamente al ciudadano del respeto a esos grupos de ideas.
Cuando asume Oscar Gestido a la presidencia su primera tarea fue tratar de lograr un entendimiento con la CNT.  El 18 de enero de 1967 recibió en su domicilio particular a una delegación sindical comandada por el presidente de la central José D’Elia acompañado por Wladimir  Turiansky  e Ignacio Huguet, no se llegó a ningún acuerdo. En febrero ya había una huelga general de los funcionarios públicos que se levantó cuando el saliente Colegiado acordó aprobar los presupuestos públicos. “Es hora de acción y no de palabras” fueron las apreciaciones que quedaron sonando luego del discurso de toma de posesión del Presidente Gestido. Totalmente opuesto a tomar medidas represivas, sus nueve meses de gobierno estuvieron envueltos en una espiral de violencia y de reclamos sociales de todo tipo. Un conflicto en Salud Pública lo hizo debutar a días de haber asumido el cargo y logró controlarlo sin medidas represivas. Decretó la intervención de la Caja de Jubilaciones y su primera derrota política se produce cuando el sector de  Jorge Batlle se negó a  votar las venias delos dirigentes blancos que había designado para los entes autónomos. Su política económica  se dirigió a través de una Ley de Emergencia a ordenar la economía, contener el contrabando, redefinir la política monetaria y coordinar los esfuerzos del capital y el trabajo. Fue bombardeada por los propios integrantes de su gobierno, Faroppa la consideraba inconstitucional, Vasconcellos la definió como continuista de la propuesta del Cr. Nacionalista Azzini y Jorge Batlle la consideraba demasiado ambiciosa e impracticable. A estos debates debemos agregar la conflictividad sindical, la ocupación de la Universidad de la República y la manifestación de los estudiantes universitarios que debió ser reprimida con gases y vehículos lanza agua. El 1 de mayo durante el acto sindical se definió su política como represiva y antiobrera. La respuesta de Gestido fue promover a dos figuras provenientes del ala izquierda del batllismo que pregonaban una línea desarrollista y nacionalista en materia económica: Zelmar Michelini en Industrias y Amilcar Vasconcellos en Hacienda. Carlos Manini Ríos fue a Cultura. Se esperaba que la línea desarrollada por Vasconcellos lograse una paz sindical,  esta se resistía al FMI y era muy comprensivo con el movimiento sindical, pero la realidad fue otra, invierno muy crudo, suba de precios, pérdida de cosechas llevaron a una gran radicalización del movimiento sindical. Se había anunciado un gran paro general para el 20 de julio, el día 19 Vasconcellos se reunió con la cúpula sindical para manifestarles que sin su apoyo no había política económica posible. Fracasó esta mediación y vincularon a gobernantes con el conflicto de la prensa: Michelini era el dueño de “Hechos”, Carlos Manini Ríos de  “La mañana” y “El Diario”. Continuaron los paros y el caos económico y social  y comienzaron a escucharse pedidos de mano dura con el movimiento sindical. El diario opositor “Extra” editorializaba: “ Paros, huelgas, trabajo a reglamento, están creando un clima social de alta tensión que impide el trabajo fecundo. El presidente está aislado en medio de la multitud”.
El 6 de diciembre de 1967 fallece repentinamente  el presidente Gestido, y con él el seis largas décadas de batllismo. Asume Jorge Pacheco Areco y firma un decreto semanas más tarde por el cual se retiraba la personería jurídica al Partido Socialista, al Movimiento Revolucionario Oriental, la Federación Anarquista Uruguaya, al Movimiento de Izquierda Revolucionaria y al Movimiento de Acción Popular Uruguayo. Además clausuraba el vocero socialista “El Sol” y “Epoca” acusado de fomentar las directiva de la OLAS que auspiciaba la lucha armada para llegar al poder.

El Uruguay tolerante, de justicia social, de economía controlada por el Estado, en definitiva el Uruguay batllista entró en fase terminal.

viernes, 24 de junio de 2016

Gestido: la etapa final del batllismo.



El proceso de desbatllistizar al país había comenzado con el triunfo de los blancos a partir de 1958, una década después en 1968 la situación era de extrema violencia. No se pudo mantener la matriz ideológica y ni siquiera articular los principios batllistas durante esos años. A esto le sumamos que fallece Luis Batlle, que constan sus esfuerzos por mantener la unidad del batllismo aunque no fue del todo flexible con las propuestas de Michelini y de Batalla. Jorge Batlle se postuló a la Presidencia de la República y compartía la formula con Julio Lacarte Muró. Sus propuestas en exceso liberalizadoras se contraponían fuertemente con la postura de su padre que era estatista y proteccionista van a resentir sus posibilidades y la del batllismo por extensión. Además, Jorge, hablaba directamente y propuso un fuerte golpe en la economía para encauzarla de una vez por todas. Esta visión demasiado radical para la época, ahuyentó a grandes cantidades de votantes. La UCB, Unión Colorada y Batllista se decide por la candidatura del general Oscar Diego Gestido que ejercía como Consejero Nacional de Gobierno y que debía renunciar para postularse a la Presidencia de la República. Era crítico de las Carta Intención que el gobierno había comprometido con el FMI, iniciando el penoso proceso de deuda externa que hoy se nos muestra como incontrolable y también era partidario de la reforma anticolegialista. El problema era designar a su compañero de fórmula lo que  generó  múltiples interpretaciones. Se la propone a Jorge Batlle que declina sosteniendo su propia candidatura, la hermana de Michelini sostuvo que se le ofreció la candidatura afirmando: “ Michelini, si no voy con Ud. No voy con nadie” y según cuenta Lincoln Maiztegui, Felipe, hermano de Michelini recordaba que Zelmar le dijo: “ Gestido me acaba de decir que quiere que yo sea candidato a vicepresidente” y que luego se abrazaron. Pero luego el propio Zelmar sostendría “ nunca reclamamos ni nos fue ofrecida la vicepresidencia de la República”. Como idea de unidad se propone a Julio Lacarte Muró la vicepresidencia en las dos planchas la de la 15 y la de la UCB, sin embargo la postura de Jorge Batlle fue tajante: “ el señor Lacarte Muró es candidato solo conmigo, en Unidad y Reforma, o seguirá en su casa”. El derrotero siguió con Enrique Iglesias, con Luis Faroppa. De esta forma el candidato termina siendo Jorge Pacheco Areco no sin haberse generado en la opinión pública una paupérrima imagen de desunión y mal manejo de la formula.
Se ha intentado ver a Gestido como un individuo un tanto irresoluto y demasiado precavido en sus decisiones en momentos en que la realidad imponía mucho nervio. Sin embargo su actuación en las relaciones hemisféricas fue contundente.  Ante un pedido de la URSS el 3 de mayo de 1965 se reunió el Consejo de Seguridad de la ONU para tratar el tema de la República Dominicana, Uruguay y Bolivia integraban el Consejo como miembros no permanentes, para que la moción de la Unión Soviética fuese incluida se necesitaban votos. Por solicitud de Gestido se estudió si el voto de Uruguay en el Consejo de Seguridad sería ejercido en nombre del país o del bloque sudamericano. El tema de fondo era la jurisdicción de la OEA en el tema o era del Consejo de Seguridad. En tiempos de la Guerra Fría no era un tema menor. Para Gestido el gobierno uruguayo debía tomar los aspectos que más protección le diera al país, sobre todo en un momento de expansionismo brasileño. Siguiendo a Clara Aldrighi  en su obra Estados Unidos y Uruguay: 1964-1966 sostenía Geestido: “ Vamos a suponer que Uruguay es invadido en condiciones semejantes a las de Santo Domingo. La OEA inactiva no puede hacer nada¿ y vamos a renunciar al último recurso mundial que nos queda, que es recurrir al Consejo de Seguridad? El Uruguay va a quedar esperando que intervenga la OEA ¿ y vamos a dejar, desde ahora, que no intervenga más el Consejo de Seguridad hasta que la OEA resuelva? Pero la OEA se cruzó de brazos, y estuvo mirando como Estados Unidos invadía, sin hacer nada” En los hechos Gestido se proyectaba con la postura de que Uruguay proponga a la ONU adoptar medidas concretas para solucionar el problema de la República Dominicana. Lentamente Gestido se fue perfilando como el hombre de la unidad, fue construyendo la imagen de líder firme que creía en un gran acuerdo nacional. Su prédica era moderada en lo reformista y de gran peso moralizador en la función pública y proclama imprescindible derogar los privilegios de la ley de “autos baratos” y colocar gente capaz al frente de las empresas públicas. Su plan de gobierno presentado en 1964  tenía como objetivos: contener la inflación, sostener el valor de la moneda a través de la compra de oro financiado por colectas populares y suprimir los cargos vacantes en la administración pública. La gran crisis económica de 1965, la unidad sindical, la división del batllismo en varios sectores comenzó a polarizar ideologías, expulsar militantes y lentamente a construirse un sentimiento batllista que se adaptaba a varias propuestas políticas dentro y fuera del Partido Colorado. Gestido conocedor de la realidad y la situación del país la muestra con claridad en el discurso de toma del mando.  No se equivocó.
“Señor Presidente de la Asamblea General; señores Representantes de las naciones amigas; señores legisladores. De acuerdo a lo dispuesto por nuestro orden institucional se inicia hoy un nuevo período de Gobierno. Este hecho normal, afortunadamente casi rutinario en nuestra tradición cívica, está marcado por un acontecimiento de singular trascendencia: entra hoy en plena vigencia una nueva Constitución, ratificada por la más alta mayoría de la ciudadanía que registra nuestra historia constitucional, procedente de múltiples partidos políticos. Este hecho auspicioso nos permite augurar con optimismo que sobrellevaremos el duro período que debemos enfrentar de inmediato todos los uruguayos. Muy poco es lo que corresponde que diga hoy, porque este no es momento de palabras sino de acción. Nuestra acción pasada ya la conoce la República. Hemos hecho una Constitución, una Constitución redactada sin banderías políticas, redactada con la única intención de tener una Constitución que fuera un instrumento adecuado para gobernar. La ciudadanía uruguaya, dando una prueba de extremada madurez política en lo que puede describirse como tal vez la más grande confusión que ningún electorado del mundo tuvo jamás que afrontar, supo intuir el camino de su salvación. Cumplida esta etapa de organización institucional, iniciado hoy la etapa de recuperación social y económica le damos a la República un Gabinete integrado por personas honestas y capases. El pueblo uruguayo tiene, pues, ahora, una Constitución que será un instrumento adecuado para gobernar. Tendrá un equipo gubernativo honesto, capaz y dedicado. Pero esta feliz conjunción de circunstancias de nada servirá, si no logramos la condición más importante, la condición imprescindible para que el Uruguay pueda salvarse. No hay Constitución, no hay Parlamento, no hay Gobierno, por honesto y capaz que sea, que puedan salvar un país que no quiera salvarse. La coyuntura política como toda coyuntura, es transitoria, efímera, y no debe nunca oscurecer la perspectiva; la verdadera perspectiva, que es la marcha del Uruguay hacia el futuro, la marcha del Uruguay que está viviendo la era interespacial. Si el pueblo uruguayo no toma conciencia de su responsabilidad, si el pueblo uruguayo no toma conciencia de que no hay organización jurídica ni sistema de represión por brutal que sea, que pueda sustituirse a una sociedad que no está dispuesta a coexistir pacíficamente como una sociedad civilizada, entonces todos nosotros, y desde ya, debemos saber que no hay salvación posible. Si el pueblo uruguayo estuviera dispuesto a despedazarse; si el pueblo uruguayo estuviera dispuesto a convertir la sociedad uruguaya en una agrupación de tribus, cada una luchando por sus intereses, en una regresión a la más brutal ley de la selva, para satisfacer intereses sectoriales, sin tener presente los intereses de la comunidad, entonces tendríamos desde ya que declarar todos los uruguayos que somos irrecuperables. Abunda en ejemplos la historia de que no solo las sociedades de la edad de piedra tienen el patrimonio exclusivo de la ley de la selva, del tribalismo y del caos, sino que también sociedades con un alto nivel cultural como el nuestro, como un sistema educativo como el nuestro, pueden llegar a proceder como proceden las sociedades sumidas en las más primitivas y negras etapas de la evolución humana. No es el momento hoy, ni lo justifica la hora que estamos viviendo, para hacer consideraciones de índole económica o políticas, por más desesperantes que fuera nuestra situación económica – que esta última lo es- fáciles serían, aún así, nuestros problemas, si estos fueran los únicos. No hay situación económica que no pueda ser superada por un pueblo dispuesto a hacer sacrificios. No hay crisis política que no pueda ser superada por un pueblo dispuesto a hacer sacrificios. No hay crisis política que no pueda ser superada si los líderes políticos anteponen el interés del país a las transitorias exigencias electorales, pero no hay situación social que pueda superarse si el pueblo no quiere salvarse. Las coyunturas políticas, las coyunturas económicas – insisto son esencialmente transitorias y tienen solución por la acción concertada de los hombres de buena voluntad. Pero hay algo que la historia demuestra más allá de toda duda, y es que hay sociedades condenadas a la desaparición porque están minadas en su mentalidad, porque por su manera de pensar y su manera de reaccionar están más allá de toda posible recuperación. Sociedades donde los intereses de cada grupo se anteponen al interés nacional no pueden sobrevivir, aunque tengan un Gobierno de dioses. El Uruguay tiene, tan solo tendrá un gobierno de hombres. Si el pueblo uruguayo quiere suicidarse, no habrá Gobierno que pueda impedirlo si el pueblo uruguayo quiere salvarse, está en sus manos, y en las de nadie más, el hacerlo. Estoy seguro que el pueblo uruguayo quiere y va a salvarse, y con ello salvará a las futuras generaciones. “

Unos meses después fallece Gestido y el Partido Colorado se derechizó y endureció sus posturas y tolerancia. La vuelta al batllismo sería a partir de 1985 pero sin la contundencia ideológica que lo caracterizaba, o sea un batllismo sin batllistas.

lunes, 20 de junio de 2016

Luis Batlle: La unidad del Partido Colorado.



Estoy trabajando hace semanas sobre el tema de la descomposición del batllismo. Hemos hablado con varios dirigentes actuales y líderes históricos, no he recibido ninguna confirmación por parte de ninguno de ellos de que hubiese existido tal fragmentación ideológica que determinará finalmente la pérdida de identidad del batllismo dentro del Partido Colorado. O sea la batllidad, al decir de Yamandú Fau, comenzó mucho antes de que el Dr. Caetano,  mi profesor y diría que amigo a través de sus libros, comenzara a escribir su República Batllista. Alcanza con ver los debates y el accionar de los batllistas en el fin de la década del 50 y comienzo de los 60, para comprender que el batllismo tenía dos vertientes, la de sus líderes todos batllistas con visiones enfrentadas  y las de los electores que lo buscaban permanentemente. Algunos se fueron y otros fundaron un partido de partidos que hoy nos gobierna. Por eso creo importante preguntarle a Don Luis Batlle a través de un discurso que pronunció en La Casa del Partido Colorado en 1960:
“ Nosotros, el sector que representa la mayoría del Partido y, por tanto, el Partido mismo, hemos luchado siempre por la unidad del Partido Colorado. No tenemos un solo acto del que arrepentirnos. Desde que estamos en la lucha dentro del Batllismo y del Partido Colorado hemos actuado siempre en favor de la unidad. Y cuando tuvimos el respaldo de la mayoría del Partido Colorado, pusimos siempre esa mayoría al servicio de la unidad del Partido. Como gobernantes no cometimos nunca el atropello de utilizar nuestra fuerza para herir, conspirar o desatender la unidad del Partido. Algunos han creído que la forma de unidad es transformar al Consejo Nacional en un Consejo con representación proporcional. Para nosotros esa no es la forma de defender la idealidad colegialista de Batlle; para nosotros, la unidad se hace llegando al gobierno y poniendo la fuerza del gobierno al servicio de todo el Partido. Y lo hemos hecho siempre, sin ninguna debilidad. Gobernando yo como Presidente de la República busqué ministros de todos los sectores del Partido; y además en los entes autónomos, llevé a hombres de todas las fracciones del Partido. La noche de la victoria  de 1955 desde la Radio Ariel, en nombre de Partido Colorado, pusimos esa victoria al servicio del Partido; y hemos luchado siempre por esta unidad. Desgraciadamente han hablado respecto a esta unidad, ideas confusas y apreciaciones equivocadas. En este momento volveremos a hablar de la unidad partidaria. Nosotros no creemos que la unidad  se haga desde una secretaría, entre hombres dirigentes, la unidad se hace en la calle, consultando a la opinión pública. (…) La derrota del Partido Colorado frente al nacionalismo nos plantea un nuevo y grave problema. Ahora este problema está planteado en el alama misma del pueblo;  el pueblo es el que va a decidir si el el que tiene que vencer en las urnas en la próxima elección es el Partido Colorado o el Partido Nacional. Tendremos todos que acercarnos para compartir el gobierno, en nuestra responsabilidad y obligación común para salvar al país de los malos años que está atravesando. La unidad estará hecha por la exigencia que tendremos como gobernantes y por  la exigencia que tendremos como expresión popular de la voluntad misma del pueblo” (16 de setiembre de 1960, Casa del Partido Colorado, discurso a lideres seccionales)

Los hechos posteriores mostraron disidencias dentro de la propia 15, una agria disputa sobre la visión colegialista y un enfrentamiento duro sobre la ortodoxia y la nueva visión del batllismo en una sociedad fragmentada, económicamente atormentada y con la Guerra Fría a las pedradas por 18 de Julio. El batllismo no tuvo respuestas al momento de crisis y de interpelación que la sociedad le hizo al modelo. A partir de allí el batllismo será el sentimiento de muchos compatriotas encarnado  dentro de varias tendencias dentro y fuera del Partido Colorado.

domingo, 12 de junio de 2016

La descomposición del proyecto batllista: 1962-1967.



Resulta muy claro argumentar que en las elecciones de 1962 los Partidos Tradicionales se enfrentaron con sus  propias discrepancias y fraccionamientos. En el Partido Colorado el grupo del diario “ El Día” promueve la candidatura del retirado general Oscar Diego Gestido fundamentando la elección en su categoría de “ hombre honesto y probo administrador”. La lista de Luis Batlle, la 15, mantenía su programa político basado en el proteccionismo, reorganización financiera, industrialización desarrollo del agro y el comercio, en definitiva una receta que no pudo superar la crisis económica y el estancamiento post Guerra d Corea. También se produce la escisión de integrantes de la lista 15 , Michelini y Batalla, y de la lista 14, Renan Rodriguez y Enrique Martínez Moreno, formaron la lista 99. El objetivo era debatir el Colegiado y aggiornar al batllismo.  Tulio Halperin Dongi había escrito décadas atrás que “ el batllismo no tenía programa sino para tiempos de prosperidad”. Don Pepe vivió en un tiempo de relativa prosperidad, la crisis de 1913 fue un punto fuerte, pero Luis Batlle se enfrentó a duras condiciones económicas, ideológicas y sociales en el marco de la Guerra Fría y  la dura derrota electoral de 1958. Desde el llano el batllismo se vio en figurillas para mantener unidad y cohesión en un marco difícil.  La sociedad uruguaya vivía procesos de cambios bastante profundos que encuentra la propuesta batllista fragmentada y enfrentada. Sin embargo el batllismo  quincista tuvo buena votación en Montevideo lo que complicó mucho el accionar de colegiado. A esto le debemos agrega la muerte de varios líderes políticos trascendentes en el momento:  Benito Nardone en marzo, Luis Batlle Berres y Daniel Fernández Crespo en julio. Esta situación dejó la situación en manos de los caudillos menores y contribuyó a fragmentar todavía más el espectro partidario general. El ruralismo trataba de mantener influencia pero la muerte de Benito Nardone marcó el final orgánico del grupo.  Aunque siguió el proceso de participación a partir de allí más gremial que político, las figuras principales a partir de allí fueron Juan José Gari, Juan Maria Bordaberry y Benito Medero.

El otro problema serio es la influencia de la Guerra Fría, la Revolución Cubana y el accionar de la CIA en Uruguay. Un anticomunismo creciente comenzó a manifestarse a comienzos de los años 60. El 25 de mayo de 1961 un proyecto de Ley enviado al Consejo Nacional de Gobierno titulado “ Ley de Defensa de las bases de la  nacionalidad y de los derechos individuales” varios importantes juristas del momento proponían revitalizar  normas transitorias del periodo de la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de restablecer “disposiciones represivas” con el objetivo de llenar vacíos de poder frente al accionar subversivo que  atentaba contra las bases mismas de la nación. En la nota adjunta al proyecto los firmantes ubicaban el origen del proyecto en unos ofrecimientos que se habían elevado anteriormente  al Consejero Benito Nardone. Paralelamente una organización de padres demócratas denunciaban que en la Enseñanza Secundaria estaba actuando el Comunismo con mucha fuerza. Surge acá la idea de que para integrar la administración pública se debía brindar una notoria filiación democrática y que se debía utilizar los medios de comunicación respetuosos de la democracia, entre ellos El Día, El País, El Plata, La Mañana y el Diario Rural que mostraran la realidad de la vida en el mundo soviético. Es en este momento que el Consejero por la minoría colorada y representando a la lista 14 César Batlle Pacheco consideró como insuficiente un simple planteamiento de fe democrática y propone afirmarlo con  “atención sobre los profesores comunistas(…) denunciándolos con nombre y apellido con el objetivo de logra algo concreto” y terminando su intervención con un lapidario “ hay que eliminar a los comunistas”. En 1962 luego de una serie de incidentes violentos, a mediados del mes de julio, Benito Nardone atribuyó la responsabilidad a los comunistas argumentando que “ el propósito de atentar a nuestras instituciones viene de organizaciones foráneas” y culmina sugiriendo la ilegalidad del Partido Comunista sosteniendo: “ Al comunismo lo tenemos que combatir de todos modos. Hay que ve las libertades que goza (…) y les permitimos calificaciones contra nosotros que las toleramos en nombre de la libertad y el hecho de que las toleremos no quiere decir que las admitamos” Los Consejeros de la minoría no apoyaron la propuesta, Héctor Grauert consideró peligrosa y de dudosa legalidad la propuesta y que podría servir como excusa para cualquier tipo de excesos. Y en esa misma línea de pensamiento el Consejero Amilcar Vasconcellos sostuvo: “ (…)la lista 15, es un sector denominado Chapa 15 comunista, como es notorio, por algún locutor, con esas apreciaciones se puede llegar a cualquier extremo y a cualquier parte. Las normas legales deben proteger y se debe reglamentar la filiación política, pero, una presunción de no pertenecer al sistema democrático representativo me parece llevarlo más allá de lo que la Constitución permite” a estos conceptos Grauert agregó: “ (…) también se nos llamó comunistas chapa 15 por la radio del Consejero Nardone y también cuando defendimos la República Española . Digo estas palabras al margen de toda posición política, de blancos o colorados porque también a varios se los tildó de nazistas, falangistas, etc. (…)no debería ser tipificados como una causal de cesantía en la función pública” El proyecto salió sin el apoyo de la minoría batllista. Circunstancia que sería moneda común desde este momento histórico. La Reforma Constitucional marcará el fin del proyecto batllista progresista y radical en lo social. Resulta interesante ver la afirmación del joven Dr. Jorge Batlle cuando se planteó el tema de la reforma constitucional que baja definitivamente el principal proyecto de Don Pepe: “ Es preciso reencontrar una formula institucional para el Poder Ejecutivo que evite dos grandes males que la experiencia histórica viene señalando: un Ejecutivo fuerte y arbitrario o un Consejo irresponsable” Al decir del Dr. Gerardo Caetano el Dr. Jorge Batlle hizo una suerte de parricidio político como forma de aggiornamiento  que él veía como viable y necesario. La realidad es que el empuje desbatllistizador iniciado por por el Cr.  Azzini desde otras tiendas, ahora  en vísperas de la reforma electoral el propio  Dr. Jorge Batlle propuso una economía y una sociedad abierta cerrando definitivamente el Neo batllismo. La división del batllismo, la división del quincismo, la nueva propuesta de la 99 y el fin del proyecto principal del Colegiado hizo trizas el proyecto batllista que quedó en el ADN social siendo batllistas los no batllistas y convirtiendo lentamente el modelo en una suerte de impulsos batllistas dentro de concepciones diferentes. El caso inmediato fue el gobierno de Gestido y la experiencia pachequista que ocupó parte del espectro batllista con visiones muy alejadas en la práctica política. A partir de allí Jorgistas,  pachequistas, la 99, Vasconcellos y Flores Mora en el Partido Colorado se declararon batllistas. Todas las interpretaciones deterioraron el ser batllista. Quedando en el inconsciente social que el batllismo fue  un período de grandes realizaciones que había que encontrarlo fuera de la propuesta Colorada.

sábado, 11 de junio de 2016

1958: “ …el Sr. Luis Batlle Berres le está costando demasiado caro al país”



El desarrollo político es el cambio que experimentan las instituciones políticas a lo largo del tiempo. No debemos confundirlos con los cambios que se producen en la política y el marco normativo. Los presidentes y los legisladores van y vienen, las leyes pueden modificarse. La clave está en las normas a través de las cuales se organizan las sociedades y las definen como orden político. Los principios básicos de instituciones que conforman el orden político son el Estado, la legalidad y la responsabilidad. El Estado es una organización jerárquica y centralizada y con la capacidad de ostentar  el monopolio de la fuerza legítima en un territorio determinado.  Un Estado moderno debe tratar a los ciudadanos de un modo impersonal,  aplicando las leyes, reclutando funcionarios y aplicando sus políticas sin caer en el favoritismo. No era el caso del Estado Uruguayo a mediados de los años 50. El  Estado de Derecho se debe distinguir de lo que denominamos gobierno mediante leyes. En este último caso se convierten en “órdenes” dadas por el gobernante. Y claramente en los 50 empezó una espiral de crecimiento y violencia con claro autoritarismo del Estado que llevó a una pérdida de valores democráticos que llevaron lentamente al posterior golpe de Estado en 1973. El 1 de marzo de 1955 asume el nuevo colegiado con mayoría batllista y definitivamente quincista. También ocupa el colegiado por la minoría  Luis Alberto de Herrera, Ramón Viña por el herrerismo y Daniel Fernández Crespo  por la corriente popular nacionalista. El drama del batllismo fue sus divisiones y la necesidad de lograr acuerdos entre la 14 y la 15 para poder alcanzar gobernabilidad en el Parlamento. A la crisis política s ele suma una crisis económica que erosionaba sus vínculos con el electorado que se basó en el apoyo social a diferentes sectores de la actividad nacional. En este marco el sector agropecuario comienza a reclamar el fin del dirigismo y control de cambios, eliminar el proteccionismo al sector industrial. Los industriales por el contrario exigen mayor control de la competencia externa y que dejara de intervenir en la regulación entre el capital y el trabajo.
Dentro de toda esta gama de situaciones el accionar del gobierno colegiado fue difuso, estático y con falta de reflejos para sostener la situación en medio una creciente crisis. Cuando Luis Batlle abandona la presidencia del Consejo Nacional de Gobierno las señales del gobierno no fueron suficientes para limitar o detener la creciente pérdida de credibilidad. Se desarrolla una política de vaivén favoreciendo a un sector hoy y luego a otro dejando al primero a su suerte. Esto fue utilizado inteligentemente por la oposición política muy virulenta dentro del propio Partido Colorado. Queda claro que la hegemonía dentro del Partido no la tenía el quincismo, tampoco el catorcismo y que la brecha entre ambos sectores provocaría una escisión dentro  del paraguas ideológico del batllismo. Según relata Amilcar Vasconcellos, el 9 de mayo de 1956, como consecuencia de una interpelación realizada por el Senador de la 14 Carlos Mattos, el Ministro de Salud Pública Dr. Julio Estrella presenta renuncia y esta situación llevó a la ruptura definitiva entre ambos grupos batllistas. A partir de allí la 15 debió gobernar sin respaldo parlamentario. No debemos olvidar que desde el año 1956 el ruralismo, el herrerismo y los colorados reformistas cuestionaban con dureza al gobierno y las palabras de Benito Nardone suenan fuerte aun hoy: “ …el Sr. Luis Batlle Berres le está costando demasiado caro al país” fue el puntapié inicial de la futura alianza herrero-ruralista que llevaría al gobierno a los blancos en las próximas elecciones.

El año 1958 marca lentamente el fin del proyecto batllista en una lenta agonía que llegará con la reforma de 1966 y con el advenimiento del proceso Gestido-Pacheco Areco-Bordaberry que culminó en el Golpe de Estado de 1973. Fue un año de gran actividad política con una andanada opositora increíble frente a la postura de la lista 15. El gobierno no encontraba mecanismos para superar la crisis económica y en algunos sectores de su administración la sospecha de corrupción, la creciente burocracia y el clientelismo había encarnado en la opinión pública. En esta situación ocurre, además, la conformación de un grupo que sostenía imprescindible la eliminación del Colegiado y que era liderada por el joven y carismático batllista Zelmar Michelini acompañado por un equipo de valores también jóvenes escindidos de la lista 15. Bajo las arengas de “comunistas chapa 15” la popularidad de Nardone no dejaba de crecer, tampoco la escalada sindical y como corolario a 10 días de la elección un acto de Luis Batlle Berres en Cerro comenzó con gritos hostiles, pedradas, golpes de puño y un apagón que obligó a Luis Batlle escabullirse en la oscuridad. Sin saberlo la oscuridad había llegado también al proyecto reformista del batllismo. Después serán títulos, definiciones y en terminología moderna, etiquetas. Como dice el Dr. Gerardo Caetano “ el país necesita al batllismo”. Es verdad.

domingo, 5 de junio de 2016

Batllismo a fines de los 50. Entre la identidad y la responsabilidad. Segunda parte.



Sin darnos cuenta vivimos el fin del batllismo a mediados de la década de 1950. Posteriormente se produjo un desarrollo de interpretaciones más o menos respetuosas de los principios batllistas hasta llegar a la implosión de esta corriente de ideas en una estructura conservadora, primero, macartista  después y autoritaria finalmente, Esto también definió el final de la tolerancia política y en definitiva una pérdida de valores democráticos que nos llevó en la década del 70 al advenimiento del factor militar y posteriormente la responsabilidad de la salida democrática apelando a una entereza y racionalidad aun no valorada como corresponde. La realidad es que, viendo hoy la realidad del batllismo, honrar principios básicos del batllismo no parece afirmarse en los liderazgos partidarios. Por otra parte se afirma que sus principios están en otras tiendas o que son el ADN político del Uruguay. Las encuestas marcan un total descreimiento de las posturas batllistas porque la gente no puede corporizar ese ADN en candidatos partidarios que representan una visión de vida lejana a las clases media, a los sectores populares y que, según la voz del pueblo, se enriquecieron en forma desproporcionada. Son imágenes, pero es real que la mayoría de los compatriotas festejaron que no se otorgara una venia diplomática a un dirigente de primer nivel el Partido Colorado.  Así las cosas, continúo, en una suerte de Grasmcismo al revés tratando de ver las culpas y los merecimientos que de ellas tenemos.
Entre 1955 y 1959 el batllismo colapsó y me atrevo a afirmar que nunca más tuvo una recuperación plena tanto en lo ideológico con en los liderazgos. Sobretodo si tenemos en cuenta el fallecimiento de los principales líderes, por biología nomás, y algunos sustitutos que se vieron obligados a tomar caminos separados dentro del Partido Colorado,y que incluso colaboraron a formar utopías de izquierda encarnadas finalmente en la fundación del Frente Amplio. El fracaso del neobatllismo hizo fracasar también al proyecto de vanguardia que se había iniciado medio siglo antes. Incluso culminó con la hegemonía de casi un siglo de gobiernos colorados y si bien son siempre injustas y subjetivas es importante mencionar algunos aspectos del período:
Se produjo una pérdida paulatina pero permanente del liderazgo de Luis Batlle Berres, simultaneamente a un crecimiento en las políticas de reunificación del Partido Nacional que mediante algunas alianzas sui generis llegará al poder en 1958. El viejo partido de ideas, referente intelectual de varias generaciones como lo era el Partido Socialista comienza a cambiar sus posturas que podríamos definirlas como socialdemócratas a  definiciones revolucionarias contemporáneas a la Guerra Fría y a la realidad latinoamericana de ese momento. En el Partido Comunista comienza a brillar la estrella de Rodney Arismendi y que siguiendo las directivas de Moscú, y tratando de disciplinar a los revoltosos guerrilleros latinoamericanos intentará y logrará posteriormente crear la cultura de los Frentes Populares para pelearle a la burguesía el liderazgo desde el sistema electoral. Con estos antecedentes no podemos obviar al movimiento sindical que va lentamente limando diferencias y según el viejo principio marxista con su arenga de “proletarios del mundo, uníos” avanza hacia la unidad sindical. Ninguna teoría prende en las masas en términos de bonanza económica, pues bien, estamos en el escenario de la tormenta perfecta puesto que a partir de 1956 comienza una crisis económica profunda originada tanto por factores nacionales como externos y frente a los cuales el neobatllismo enfrascado en una lucha por obtener el capital del desarrollo indutrial no tuvo respuestas. Sobre el final del período la discusión sobre la Reforma Universitaria en la cual las calles de Montevideo se convirtieron en el escenario de un debate más de prepotencia que de reflexión académica y si bien se logró todo lo que pedían los estudiantes a los ojos de la intelectualidad quedó marcado en camino gramsciano que la izquierda tomará desde allí hasta controlar todos los resortes culturales. La política internacional del neobatllismo fue independiente, tolerante y respetuosa, sin embargo era inocultable un alineamiento político con los Estados Unidos en el marco de la Guerra Fría pero no en el económico rechazando una y otra vez las injerencias y las presiones del Fondo Monetario Internacional.
El final del batllismo lo podemos avizorar cuando en dos discursos Luis Batlle define la política económica y redefine los mecanismos para hacer frente al déficit fiscal que se agrandaba día a día: “ El capitalista tiene el derecho  a los beneficios de su capital invertido, pero el obrero tiene el derecho de su capital-trabajo, que es igualmente o más respetable que el capital-dinero, porque al fin capital-trabajo es sudor, es desgaste, es esfuerzo personal y permanente y es lo único que tiene los hombres para poder ir atendiendo y resolviendo sus problemas diarios...” Pero luego agregaba Luis Batlle: “ En materia de seguridad social también nos encontramos con el déficit y con la crisis, perturbando y poniendo en peligro servicios de interés general que afectan de manera profunda y directa a la sociedad y especialmente a sus clases laboriosas(...) nos embarcaremos en el desarrollo y en la ampliación de nuevos beneficios en el orden de la pasividad hasta que(...) los patrimonios y las rentas han recuperados los niveles adecuados” En realidad nunca más recuperaron sus niveles adecuados y  60 años después podemos decir que el batllismo en ese rubro finalizo en aquél período.

Dentro del Partido Colorado la división entre la 14 y la 15 se fue radicalizando. Desde el diario “El Día” la postura opositora entre batllistas crecía y crecía al punto de que si se observa la prensa de la época no hay diferencias con los diarios opositores como “El País” o  “El Debate” y además dentro del propio Consejo Nacional de Gobierno la figura opositora de Luis Alberto de Herrera era permanente, desgastante e insoportable. Conviene recordar la definicón de Herrera, hoy que tenemos tantos romances con el herrerismo, que realizó en 1984 Manuel Flores Mora “Maneco” sobre el caudillo blanco: “ Con ochenta y pico de años de edad, Herrera, vencido 50 años por el batllismo, se sentó en el Consejo en 1955 para reparar el fiasco de su vida aniquilando en vendavales toda posibilidad de gobierno. Nombrar a un portero podía dar lugar a un escándalo. La táctica del vendaval, ensayada ya eficazmente contra el presidente Amézaga fue llevada esta vez a limites de orgía. Sintaxis, coherencia, sombrero y escrúpulos los colgaba en el perchero antes de cada sesión(...)”. En definitiva, si le sumamos el debate por la reforma Constitucional, y el abandono de lideres jovenes en en período posterior menor a 5 años, podemos decir el comienzo del final del batllismo como tal fue en esa década que va desde 1955 a 1966.

sábado, 4 de junio de 2016

El fin del batllismo como ideología.


En un partido Colorado deprimido en el cual convivimos teóricos, intelectuales, conservadores más o menos radicales el debate siempre es el batllismo. No ocurre lo mismo fuera de estas tiendas donde es aceptado a rajatabla como el ADN de nuestro país. Se bastardeó el termino batllista adaptándolo como un chicle a casi todo. Y lo peor llegando a lo máximo que puede un partido hacer, expulsar a sus integrantes. Hemos estado en discusión, yo mismo, sobre si podía ser merecedor de definirme como batllista. Algunos integrantes del sector Colorado tradicional, hoy mayoría, me han criticado por sentir que estoy cerca del socialismo. En tanto algunos batllistas  ortodoxos han sostenido que de ninguna manera lo soy por ser existencialista cristiano. Sin embargo hemos tratado en unas 50 notas de buscar el ser batllista, y con respeto a todas las opiniones así me considero. Por lo tanto seguiremos buscando al ciudadano que se fue buscando su utopía en otras tiendas, y mire que los entiendo. Estamos enfrascados en la década del 60, en la época del fin del batllismo para algunos y en el despegue de un Partido Colorado moderno, post dictadura para otros. El resultado demuestra lo primero, aunque lo segundo, excepto por la soberbia de algunos fue trascendente.
El 30 de noviembre de 1958 con una mezcla de sorpresa y expectativa los blancos alcanzan el poder gracias al sistema colegiado de gobierno. Su anterior experiencia había sido en el lejano 1868 cuando Atanasio Aguirre había comandado el Poder Ejecutivo. Llegaron al gobierno de la mano de un gran deterioro económico y el sentir de la gente, más allá de los números que lo aseguraban, era que cada vez se exportaba menos y nuestros productos perdían constantemente valor en los mercados. El proyecto industrializador que había creado un excelente stado de bienestar bajo el denominado Neobatllismo tenía ahora la gran contra del despegue de los precios de los insumos industriales. Había un gran desequlibrio en el comercio exterior y que se solucionaba con la pérdida de reservas y con el fantasma por entonces corporizado, de la inflación que había subido un 20% entre los años 1957 y 1958. La política de Industrialización por Sustitución de Importaciones estaba llegando a su fin debido a que el instrumento del control de cambios a través del Sistema de Cambios Múltiples  no podía seguir transfiriendo el capital del  agro a la industria.
A comienzos de los 60 el Uruguay tenía como características predominantes en materia social ser rutinario, pacífico y con unos sectores medios conformistas y mayoritariamente urbanos. La efervescencia estaba en el movimiento estudiantil que reclamaba la Reforma de la Carta Orgánica de la Universidad de la República. es el momento de los primeros enfrentamientos de la Policía y los estudiantes en las calles de Montevideo. Desde el punto de vista político la novedad era la trascendencia del ruralismo que se había aliado con los blancos para alcanzar el poder. Luis Alberto de Herrera luego de logrado el objetivo y con la frase de que se había infiltrado  dentro del Partido Nacional una “ comadreja colorada” rompe con la alianza con Benito Nardone y se fractura el sector mayoritario que había logrado la mayoría en el gobierno. En tanto el sector minoritario que era la UBD ( Unión Blanca Democrática) había sido relegada por alrededor de 10.000 votos. Lo primero que deciden enfrentar con una doble aspiración era la crisis económica y desballistizar la política nacional. La campaña electoral fue en base a la crisis económica y el eje era limitar el poder del Estado. Por lo tanto entra en escena el Fondo Monetario Internacional que desde 1947 el Uruguay estaba afiliado pero nunca , hasta ese momento, había aceptado sus recetas. Lo que proponía el FMI por ese  entonces era el librecambismo y una apertura comercial que explicaba la inflación como exceso de demanda de los asalariados. Era la referencia permanente en el debate político y económico del momento. Surge el instrumento económico y político del gobierno colegiado blanco que fue la Reforma Cambiaria y Monetaria llevada adelante por el Cr. Juan Eduardo Azzini que incluía un conjunto de normas que incluían la fijación de normas monetarias, la liberalización de importaciones y  exportaciones. En definitiva le daba al Poder Ejecutivo la facultad de hacer reformas económicas sin consultar al parlamento.
Esta política tuvo muchos problemas a las que se debe sumar  una serie de fenómenos naturales como las grandes inundaciones de 1959, la sequía profunda de 1960 que trajo como consecuencia pérdidas agropecuarias muy grandes y el colapso de la producción de energía hidroeléctrica. Nada es gratis y estas penurias inician la reacción de diversos sectores sociales a los cuales la Suiza de América se  alegaba en forma inexorable de sus bolsillos y del estado de bienestar superior generado durante el neobatllismo. La respuesta fue el inicio de la búsqueda de la unidad sindical por un lado y tendencias conservadoras extremistas de perfil macartista por otro que incluía ambos fenómenos a sectores de los Partidos Tradicionales que comulgaban con una u otra opción. En los sectores populares y de la izquierda tradicional el problema mayor era la existencia de dirigencias y visiones diferentes, los anarquistas, los socialistas y los comunistas formaron y desarrollaron sus propios sindicatos y hasta este momento todos los intentos de unidad había fracasado. Había también subgrupos derivados de cada postura.. Evidentemente la solidaridad se había complicado por el desarrollo radicalizado de la Guerra Fria. La temperatura política sube cuando nos visita  Fidel Castro en 1959 y siguiendo el juego de ajedrez ideológico en 1960 el presidente norteamericano Dwight Eisenhower. Hubo incidentes con estudiantes de la Facultad de Agronomía y frente a la Universidad cuando pasa la comitiva por 18 de Julio. En este momento podemos ver el fin de la Suiza de América, la fragmentación del Partido Colorado y el fin , además de la unidad ideológica del batllismo.  Los partidos políticos sintieron la crisis económica y para las elecciones de 1962 los cambian: EL Partido Comunista, el Partido Socialista y la Unión Cívica  desaparecen siendo sustituídos por diferentes alianzas entre las que se destacan la Unión Popular, el FIDEL y el Partido Demócrata Cristiano comienzan a jugar un partido que posteriormente conformaran el Frente Amplio. Tambin el Herrerismo se dividió en sectores comandados por Martín Echegoyen del eje ruralista y Eduardo Víctor Haedo representado al Herrerismo ortodoxo. Comienzan, además, lentamente los movimientos guerrilleros. La tormenta con forma de pérdida de los valores democráticos se estaba formando lentamente sobre la otrora Suiza de América.

El Partido Colorado dividido entre la 15 dirigida primero por Luis Batlle y luego por Jorge Batlle. La 14 dirigida por César Batlle Pacheco que va a fallecer en 1966 y la 99 ahora escindida de la 15 dirigida por Zelmar Michelini. Por otro lado  de la 15 tambíen se fue Amilcar Vasconcellos que funda su propio sector y un grupo de senadores entre ellos, Carrere Sapriza, Alba Roballo, Glauco Segovia que pasan a apoyar a Oscar Gestido en la Unión Colorada y Batllista. El panorama para el batllismo era oscuro. Y de hecho quizás allí fue su último accionar. En 1966, el batllismo como tal deja de existir para iniciarse, al decir de Yamandú Fau una batllidad. O sea seguidores de diferentes  parcialidades  e interpretaciones sobre el ser batllista que inexorablemente llevaran a la descomposición del Partido Colorado devenido en sectores ultraconservadores y otras apreciaciones de sectores nostálgicos del Uruguay que había sido un laboratorio social.