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sábado, 11 de junio de 2016

1958: “ …el Sr. Luis Batlle Berres le está costando demasiado caro al país”



El desarrollo político es el cambio que experimentan las instituciones políticas a lo largo del tiempo. No debemos confundirlos con los cambios que se producen en la política y el marco normativo. Los presidentes y los legisladores van y vienen, las leyes pueden modificarse. La clave está en las normas a través de las cuales se organizan las sociedades y las definen como orden político. Los principios básicos de instituciones que conforman el orden político son el Estado, la legalidad y la responsabilidad. El Estado es una organización jerárquica y centralizada y con la capacidad de ostentar  el monopolio de la fuerza legítima en un territorio determinado.  Un Estado moderno debe tratar a los ciudadanos de un modo impersonal,  aplicando las leyes, reclutando funcionarios y aplicando sus políticas sin caer en el favoritismo. No era el caso del Estado Uruguayo a mediados de los años 50. El  Estado de Derecho se debe distinguir de lo que denominamos gobierno mediante leyes. En este último caso se convierten en “órdenes” dadas por el gobernante. Y claramente en los 50 empezó una espiral de crecimiento y violencia con claro autoritarismo del Estado que llevó a una pérdida de valores democráticos que llevaron lentamente al posterior golpe de Estado en 1973. El 1 de marzo de 1955 asume el nuevo colegiado con mayoría batllista y definitivamente quincista. También ocupa el colegiado por la minoría  Luis Alberto de Herrera, Ramón Viña por el herrerismo y Daniel Fernández Crespo  por la corriente popular nacionalista. El drama del batllismo fue sus divisiones y la necesidad de lograr acuerdos entre la 14 y la 15 para poder alcanzar gobernabilidad en el Parlamento. A la crisis política s ele suma una crisis económica que erosionaba sus vínculos con el electorado que se basó en el apoyo social a diferentes sectores de la actividad nacional. En este marco el sector agropecuario comienza a reclamar el fin del dirigismo y control de cambios, eliminar el proteccionismo al sector industrial. Los industriales por el contrario exigen mayor control de la competencia externa y que dejara de intervenir en la regulación entre el capital y el trabajo.
Dentro de toda esta gama de situaciones el accionar del gobierno colegiado fue difuso, estático y con falta de reflejos para sostener la situación en medio una creciente crisis. Cuando Luis Batlle abandona la presidencia del Consejo Nacional de Gobierno las señales del gobierno no fueron suficientes para limitar o detener la creciente pérdida de credibilidad. Se desarrolla una política de vaivén favoreciendo a un sector hoy y luego a otro dejando al primero a su suerte. Esto fue utilizado inteligentemente por la oposición política muy virulenta dentro del propio Partido Colorado. Queda claro que la hegemonía dentro del Partido no la tenía el quincismo, tampoco el catorcismo y que la brecha entre ambos sectores provocaría una escisión dentro  del paraguas ideológico del batllismo. Según relata Amilcar Vasconcellos, el 9 de mayo de 1956, como consecuencia de una interpelación realizada por el Senador de la 14 Carlos Mattos, el Ministro de Salud Pública Dr. Julio Estrella presenta renuncia y esta situación llevó a la ruptura definitiva entre ambos grupos batllistas. A partir de allí la 15 debió gobernar sin respaldo parlamentario. No debemos olvidar que desde el año 1956 el ruralismo, el herrerismo y los colorados reformistas cuestionaban con dureza al gobierno y las palabras de Benito Nardone suenan fuerte aun hoy: “ …el Sr. Luis Batlle Berres le está costando demasiado caro al país” fue el puntapié inicial de la futura alianza herrero-ruralista que llevaría al gobierno a los blancos en las próximas elecciones.

El año 1958 marca lentamente el fin del proyecto batllista en una lenta agonía que llegará con la reforma de 1966 y con el advenimiento del proceso Gestido-Pacheco Areco-Bordaberry que culminó en el Golpe de Estado de 1973. Fue un año de gran actividad política con una andanada opositora increíble frente a la postura de la lista 15. El gobierno no encontraba mecanismos para superar la crisis económica y en algunos sectores de su administración la sospecha de corrupción, la creciente burocracia y el clientelismo había encarnado en la opinión pública. En esta situación ocurre, además, la conformación de un grupo que sostenía imprescindible la eliminación del Colegiado y que era liderada por el joven y carismático batllista Zelmar Michelini acompañado por un equipo de valores también jóvenes escindidos de la lista 15. Bajo las arengas de “comunistas chapa 15” la popularidad de Nardone no dejaba de crecer, tampoco la escalada sindical y como corolario a 10 días de la elección un acto de Luis Batlle Berres en Cerro comenzó con gritos hostiles, pedradas, golpes de puño y un apagón que obligó a Luis Batlle escabullirse en la oscuridad. Sin saberlo la oscuridad había llegado también al proyecto reformista del batllismo. Después serán títulos, definiciones y en terminología moderna, etiquetas. Como dice el Dr. Gerardo Caetano “ el país necesita al batllismo”. Es verdad.

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