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miércoles, 17 de enero de 2018

Keynes, el rol del Estado y el batllismo.






La crisis de 1929 afectó seriamente la economía de base ganadera de nuestro país. Esto se debió a la contracción internacional de la demanda de productos primarios y a la caída muy fuerte de sus precios en los mercados que normalmente nos compraban nuestra producción. La realidad era que ya desde la década de 1920 el sector estaba estancado debido a la baja productividad. En los años treinta las dificultades para colocar nuestros productos se agudiza. Los Convenios de Ottawa de 1932 que establecía cuotas fijas para aquellos territorios que no era integrantes de los dominios británicos determinó la pérdida de nuestro principal mercado de exportación. Los mecanismos de comercialización de la carne cambiaran a partir de 1938 año en el que comienzan a desarrollarse convenios intergubernamentales que a pesar de manejar precios muy bajos otorgaban cuotas de mercado muy  interesantes y estables. A comienzos de la Segunda Guerra Mundial Uruguay firma un convenio con Inglaterra. Tras la Gran Depresión y hasta la década de 1940 el mundo capitalista atravesó uno de los períodos más críticos de su historia. Este periodo tuvo como característica un gran retroceso de la actividad económica y del empleo, perdida de salarios y  baja de precios todo sumado con las restricciones monetarias y financieras. La caída de la producción tiene dos desencadenantes, por un lado contracción de los mercados internacionales los que llevó a la disminución de la demanda de materias primas y la baja incontenible de sus precios. Los países industrializados se vuelven proteccionistas y esto determina la quiebra de los sistemas multilaterales de comercio y de pago. En latinoamérica la mayoría de los países entran en bancarrota, devalúan las monedas y sin poder afrontar sus deudas.  El sistema monetario internacional basado en el patrón oro dejó de funcionar de forma fluida debido a la mala distribución mundial del oro. En 1931 Estados Unidos y Francia tenía en conjunto las tres quintas partes del oro mundial, lo que obligaba al resto de los países a abandonar esta modalidad.
Las políticas intervencionistas.
La caída de la producción y la magnitud creciente de la desocupación y el parate absoluto de la economía determinó el inicio de las políticas intervencionistas. Era un momento de debate entre las escuelas neoclásicas, que sostenían que las crisis se superarían solo con el libre funcionamiento de las diferentes fuerzas del mercado. Surgen acá posturas intervencionistas siendo la del británico John Maynard Keynes la de más repercusión. Las medidas eran básicamente:
1)      Reducción de impuestos para aumentar el poder adquisitivo y motivar el consumo.
2)      Incremento de las tarifas aduaneras dirigidas a proteger la producción nacional
3)      Desarrollo del mercado interno a empresas nacionales.
4)      Grandes obras públicas.
5)      Manejo permanente del tipo de cambio
6)      Acuerdos para mantener la producción sin tener que desprenderse del oro.




El libro Teoría general del empleo, el interés y el dinero es uno de los trabajos del pensamiento económico más influyente y audaz desde el punto de vista intelectual que se han publicado. Demolió la creencia liberal decimonónica de la solidez y las ventajas sociales del libre mercado. Fue contra la corriente liberal una postura más contundente que la escrita por Carlos Marx en El Capital . A diferencia de Marx Keynes creía el capitalismo podía ser salvado mediante la intervención del gobierno sobretodo en emprendimientos con inversiones públicas a gran escala. El propio Keynes afirmó: “ Me siento más vinculado a  las ideas comparativamente simples y fundamentales que subyacen en mi teoría que a las formas concretas que he utilizado para expresarlas” Su argumento era revolucionario para los economistas de la época al sostener que la economía no tenía una tendencia natural hacia el pleno empleo, sino que el desempleo podía permanecer en niveles altos de forma indefinida si los gobiernos no intervenían para estimular el consumo. El dinero proporcionado por las Bancos Centrales no era suficientes. Atacaba en definitiva la tesis de la economía clásica que sostenía que el desempleo involuntario prolongado era el resultado de interferencias en la maquinaria de los precios y que para solucionarlo se requerían salarios flexibles.
Durante la crisis del 2001 que explota en el 2002, este debate se trasladó a opiniones de economistas planteadas en clave de enfrentamiento neoliberal o ideas keynesianas. La salida de la crisis con eje en la productividad fue económicamente excelente pero desde el punto de vista del Uruguay de matriz batllista generó un costo político tan grande al Partido Colorado que todavía no ha podido recomponer su visión liberal social en el ciudadano.
Las políticas neoliberales hacen centro en sus propuestas en la recuperación de la competitividad a través de reducciones de costos que, en general, se traducen en rebajas de salarios, rebajas de beneficios de la seguridad social y rebajas de gastos públicos.

Las políticas keynesianas hacen centro en la generación de demanda para los productos, con lo cual el aumento de salarios, de beneficios sociales y de gastos públicos es muy importante para sostener dicha demanda.

Tenemos el primer problema teórico para el desarrollo económico  capitalista que ya marcaba Marx, cuando planteaba la contradicción entre los salarios y los gastos públicos como costos de producción que eran necesario reducir para aumentar la tasa de ganancia y los salarios y gastos públicos como demanda que era necesario aumentar para garantizar la realización y venta de los productos de las propias empresas capitalistas.
En los últimos 30 años, (a diferencia del largo período de crecimiento capitalista entre 1945 y 1970 de exitoso predominio keynesiano) han predominado las políticas neoliberales, cuyo objetivo ha sido el de recuperar la competitividad por medio de la competencia entre empresas en un mercado mundializado y abierto y donde el instrumento fundamental ha sido reducciones de salarios, de beneficios sociales y de gastos públicos en especial de orden social.
 En función de lo anterior es necesario relanzar al debate las ideas keynesianas que permitieron una distribución de la riqueza diferente durante los años de la segunda posguerra.

 La política económica batllista sostenía como  idea central  que era posible conciliar la reducción de costos con el aumento de los mercados, en la medida en que se actúe sobre la distribución de las ganancias de productividad.  Y allí el rol del Estado y de las organizaciones sindicales y sociales es fundamental dentro de la visión batllista histórica para negociar estas ganancias. Tema de debate que hoy  la baja rentabilidad que tienen la gran cantidad de pequeños productores rurales nos demandan en las principales rutas de nuestro país.