El batllismo que fue y no será. La 99
batllista y su visión del Uruguay en la crisis de los 60.
Cuando entramos en el debate,
desgastante e inútil, del batllismo en los tiempos que corren no
podemos dejar de lado a corrientes de pensamiento claves en su
conformación. Hemos avanzado en profundidad sobre las realidades y
utopías de Domingo Arena (Arca,2010). Sobre la libertad como
Revolución de Enrique Rodríguez Fabregat (Ponencia en UCU,Cátedra
de Judaísmo, sobre la creación del Estado de Israel,2017) y la
monumental figura del Dr. Enrique Tarigo y sus muchas razones
(Planeta 2015 con Esteban Leonís) Sin embargo nunca logramos que el
debate prenda en los líderes partidarios excepto con el Prof.
Yamandú Fau que siempre nos apoyó. Pues bien estamos ahora
incursionando nuevamente en la figura de Zelmar Michelini, ya lo
hicimos en tres artículos en el blog profelagrotta,blogspot.com. Y
contamos con el apoyo del Prof. Jorge Genta. Y me propongo continuar
ahora con una serie de documentos que me ha proporcionado
generosamente el Diputado Tabaré Viera y con las últimas
publicaciones coordinadas por mi profesor en el Claeh, Dr. Gerardo
Caetano..
En un artículo publicado el 21 de
enero de 1964( Zelmar Michelini, razones de una conducta. Acción y
pensamiento, Planeta,2017) titulado: “Por nuestro propio camino”
comenzamos a trabajar con la vigencia real y absoluta del radicalismo
liberal y progresista de Don Pepe.
“ Nuestro punto de partida es la
igualdad en el ámbito de la libertad, no aceptamos otra base para
las relaciones de los hombres entre si. Rechazamos todas las
discriminaciones sociales que se fundamentan en los privilegios,
originados en la fortuna, en la familia, en la religión, en la raza
o en el partido. Sostenemos como base de la arquitectura social el
principio de la dignidad humana. Y no hay dignidad posible para el
hombre si carece de libertad o si no se siente igual entre iguales.
No aceptamos, no podemos aceptar, que haya un orden democrático y
justo allí donde los hombres se reconocen súbditos de otros, en
razón de privilegios azules de familias elegidas por principios
aristocráticos, por imposiciones dictatoriales o por interese
oligárquicos. No aceptamos, no podemos aceptar, que se se pretenda
imponer una sujeción económica y una subordinación financiera, una
calificación de nacionalidades en superiores o inferiores, de
pueblos a pueblos, de gobierno a gobiernos, porque unos sean
poderosos y otros seamos débiles e incipientes. Menos podemos
aceptar aun que quienes invocan defender la Justicia Social. Arrasen
los derechos naturales del hombre y los políticos del ciudadano allí
donde mandan, y se proclamen reivindicadores de esos mismos derechos
allí donde pretenden llegar a mandar. No queremos ideologías
importadas ni aceptamos servilismos económicos ni dependencias de
pueblos o intereses foráneos. Luchamos por una estructura económica
que suprima el latifundio asfixiante, la propiedad improductiva y la
tenencia sin fundamentos de los bienes colectivos; por una estructura
social que asegure iguales puntos de partida para todos y metas para
cada uno, de acuerdo a los talentos, esfuerzos, virtudes y
rendimientos personales. Por una estructura política que permita la
libre y cabal expresión de todos los sectores que componen la
voluntad popular sin las cortapisas que los intereses particulares de
personas o grupos imponen. Por una estructura jurídica que sea el
escudo del derecho de los débiles y muralla contra la prepotencia de
los fuertes. Luchamos por la justicia integral, como única fórmula
para la convivencia digna de los hombres.(...)Los conservadores que
están apegados a una posición privilegiada, y quienes sin tenerla
la ambicionan, se afanan por mantener la sociedad actual tal como
está, no quieren cambios ni modificaciones estructurales, las
reformas los asustan y los descontrolan. Los resentidos sociales, de
ambos extremos, predican en cambio por la ruptura, por la violencia
del orden actual. El procedimiento es conocido y pudo ser válido
para otros pueblos y para otras épocas, no lo aceptaremos para
nosotros. La violencia es sangre fraterna derramada, destrucción,
muerte, ruina y trae como secuela natural la entronización de los
gobiernos fuertes y autoritarios que imponen la supresión de las
libertades. Unos y otros conspiran contra el progreso.(...) La
evolución democrática de nuestro país, impulsada-en un momento
histórico- por José Batlle y Ordóñez al frente del Partido
Colorado, fue acelerada y ejemplar.(...) Es necesario seguir
avanzando para no perecer(...) (Planeta,2017. Pág 63)
Estos conceptos en la dura
confrontación en la década del 60 muestra claramente el reformismo
batllista y su republicanismo radical en la pluma de Zelmar
Michelini.
Estamos en un momento crucial para el
batllismo, que oscila entre una etiqueta que sirve a casi cualquier
interpretación y sus fuentes genuinas, muy alejado de la
interpretación del votante que hace mucho se fue a buscar estos
principios en otros sitios. Hay temas que no se deben dejar de
debatir y ser claros con los militantes batllistas: 1) flexibilidad
laboral, 2) renta básica, 3) Estado y sus empresas, 4) propuestas en
educación claras y contundentes. Pero respetando esos principios que
sostenía Zelmar Michelini, batllista.