martes, 5 de mayo de 2015
domingo, 3 de mayo de 2015
sábado, 2 de mayo de 2015
Buscando al batllismo como ideología y modelo a seguir.
La discusión entre ser Colorado o ser batllista resulta interminable y por momentos decepcionante. Para Don Pepe el tema nunca fue un problema, nunca acepto que se pudiera ser batllista sin ser colorado y siempre se sitio depositario de las tradiciones de Don Frutos, de la Defensa, de Flores y puso un fuerte énfasis sobre estos puntos luego de la derrota del batllismo en 1916. Sin embargo cada vez que ocurre un cisma o una lucha interna se marca claramente las diferencias por ejemplo Manini Ríos y su Partido Colorado General Fructuoso Rivera o Feliciano Viera con el Partido Colorado Radical o Julio María Sosa con el Partido Colorado por la Tradición y Muchos que se consideraban batllistas y no colorados como Grauert, Michellini y Alba Roballo. Desde el punto de vista histórico es imposible comprender la evolución del batllismo sin vincularlo con los hechos y personajes que construyeron la tradición partidaria desde el Siglo XIX. Comenzaremos a buscar las raíces filosóficas con el espiritualismo eclectico.
La corriente filosófica del espiritualismo sostiene que el mundo se encuentra integrado en su fondo último por lo espiritual lo que que le da certezas le permite reflexionar sobre lo inmaterial. En tanto el eclecticismo como doctrina toma lo mejor de las doctrinas que lo preceden. El espiritualismo ecléctico combina ambos pensamientos. En nuestro país fue introdicudo por el francés Victor Cousin mediante los textos de Eugene Geruzez.
Victor Cousin(1792-1867) parisino, concibió la historia como fases o etapas del espíritu y su conformación se logra a través de la historia de la filosofía. Era el filosofo oficial de Luis Felipe y logró una gran influencia en la evolución filosófica francesa del siglo XIX.
Esta corriente fue difundida en nuestro país por la Universidad de Montevideo que había sido establecida en 1849, y siguió las líneas del pensamiento imperante en toda latinoamérica. José Luis de la Peña fue el catedrático de filosofía que llevó adelante esta cátedra, el texto que utilizaron los jóvenes estudiantes de la época fue el Curso de Filosófía de E. Geruzez, que era el mismo que Francia utilizaba durante el período de auge de Victor Cousin. Este manual se encontraba organizado en: psicología, lógica, moral y teodicea, como era muy claro en sus conceptos fue un éxito en los ambientes intelectuales tanto franceses como uruguayos.
El representante académico más importante del espiritualismo en el Uruguay fue el Dr. Plácido Ellauri, hermano de de José y ejerció su cargo hasta que 1877 fue destituido por el Coronel Lorenzo Latorre, su producción se basó en tareas de aula, sin embargo quedó como producción material un manual cuyo título era: Gramática general y retórica. Según Ardao este manual sostenía, no de un modo original que "el espiritualismo como doctrina reconocía en el espiritu tanto las ideas, el pensamiento, como un poder activo, libre y personal creador de la materia y el mundo" En la moral consideraba, Ellauri, al eclecticismo como la corriente que era capaz de servirse de todos los sistemas de pensamiento anteriores para sacar de ellos lo más importante. El propio Ardao sostiene como influyó en la política nacional: "El pricipismo uruguayo no hubiera sido seguramente posible, con los perfiles históricos que asumió en el terreno de la acción cívica, sin la concepción del universo y de la vida proporcionada por la filosofía espiritualista de la época, sin su absolutismo ético, basado a priori en la metafísica de Dios y el libre albedrio que daba un imperioso sentido trascendente a la personalidad humana. Nuestra grandilocuencia principista estuvo presidida por la figura de Victor Cousin(...) y difundida por Plácido Ellauri"(Ardao,A. Espiritualismo y positivismo pág,39-41. Esta corriente se vinculó con el racionalismo, que fue el origen del libre pensamiento y la tendencia antidogmática que se va a desarrollar `posteriormente. La consecuencia fue generar un espíritu cristiano que niega la Iglesia Católica como dueña hegemónica de la espiritualidad. El racionalismo metafísico fue la bandera contra la Iglesia. Esta, además, influye directametne en el laicismo, cuyo protagonista fue la Sociedad de Amigos de la Educación Popular y el antecedente directo fue el Club Universitario de tendencia espiritualista.
En la década de 1870 todavía era un corriente muy fuerte, hasta la década de 1880 tiene su momento de auge el positivismo generandose durísmos debates que involucran a Mariano Soler, Julio Herrera y Obes y Prudencio Vázquez y Vega. Julio Herrera y Obes publica "Crisis de la filosofía" siendo la suya una de las defensas más fuertes del espiritualismo realizadas en El Ateneo. Pofr supuesto que cuando asume la presidencia a partir de 1890 genera un retorno del espiritualismo a la Universidad en época de apogeo del positivismo. Julio Herrera y Obes fue el último defensor de esta corriente desde la política.
Prudencio Vázquez y Vega con la publicación de una serie de artículos titulados "La base de la moral emana de la ley eterna del deber". Lo más trascendente dsesde el punto de vista filosófico lo encontramos en su " Crítica de la Moral Evolucionista" conferencia dictada en El Ateneo el 24 de diciembre de 1881 y sostuvo:"(...) toda definición y toda teoría de la moral, entraña, con especialidad, la idea de un propósito o de un fin al que deben tender las acciones humanas(...)El imperativo categórico de la conciencia, he ahí el sentimiento más extraordinario e importante del orden moral(...)paralelamente a la corriente positivista que se ha producido entre nosotros, se ha desarrollado una corriente egoísta y utilitaria que es necesario combatir" Estos conceptos marcaron a la generación de la cual era integrante el jóven José Batlle y Ordóñez.
La tradición del Partido Colorado es de libertad y de justicia. Sustento estos principios en la Defensa; combatió por ellos, con Venancio Flores, contra los enemigos de adentro y de afuera, fueron sus hombres los que más rudamente atacaron las tiranías. La constante adaptación a las necesidades de cada momento de la vida nacional; la continua renovación de sus valores históricos e ideológicos, completan su tradición. Esta podría definirse así: adaptación incesante del concepto tradicional - libertad y justicia- a las necesidades de cada época.
El batllismo, que es el verdadero Partido Colorado, tiene, pues, esa tradición. Nació luchando por la libertad, y su gran obra realizada y sus propósitos bien definidos del presente se apoyan en aquellas tendencias tradicionales para establecer el nuevo régimen en el que, total y definitivamente triunfen la libertad y la justicia.
Es el batllismo quien mantiene firmemente la tradición colorada porque, obedeciendo a la ley histórica del Partido, realiza una revisión completa de los valores para establecer la libertad de los oprimidos y la justicia para todos, acomodando su acción política a los reclamos de la hora presente.
La tradición de libertad y justicia vincula, pues, a todos los batllistas, ya que la acción del Partido- como lo dice su programa- se apoya en esas tendencias históricas, en general. No puede originar divisiones, por lo tanto, aquellos que debe ser razón de estrecha solidaridad. Cada afiliado está en el perfecto derecho de criticar uno o más hechos históricos del Partido, si a su juicio ellos contrariaron la justicia o la libertad. Más aún; siempre que un afiliado se apoye en los principios tradicionales de libertad y justicia puede atacar casi totalmente el pasado del Partido. Demostrará ser así más tradicionalista que los que aceptaren en toda su integridad aquel pasado, sin haberlo sometido a examen.(...)Batlle que es el que más ha hecho en la República por la libertad y la justicia es por eso el más tradicionalista de los Colorados. Y las generaciones venideras que inspirándose en Batlle y siguiendo su ejemplo den termino a la obra por él comenzada serán la síntesis misma de la tradición del Partido Colorado, implantando un régimen social en el que reinarán sin trabas la libertad y la justicia : " Sostener que un pueblo debe luchar por establecer la justicia y la libertad entre los elementos componentes y sostener que no debe luchar y prepararse para luchar en defensa de esa misma justicia y de esa misma libertad, es sencillamente absurdo" EStos puntos entre otros más que pore spacio nop odemos desarrollar aquí resulta evidente que el batllismo surge de fuentes de larga duración tomando aspectos y mecanismos de un forma de hacer política, una concepción estatalista de promover la legislación y por extensión a la nación.
Los pasos reformistas.
La Reforma Constitucional, verdadera transformación institucional de forma y entraña cuyo planteamiento Batlle renueva en seguida de asumir por segunda vez el gobierno, inaugura un intenso período de lucha. La lucha cobra de inmediato violencia, pero sobretodo calidad. Batlle no es un reformador de trastienda de los que elaboran Constituciones ocasionales. No ofrece panaceas reformistas de aquellas que traen un articulo transitorio en beneficio del reformador.La Constitución que Batlle proyecta es, acaso, la primer Constitución hispanoamericana original, no proviene ni de comentaristas ni de teorizantes. Batlle vio y estudió "en el lugar" los diferentes regímenes de Europa. Hasta entonces, eran las instituciones inglesas las que cautivaban a los ensayistas, conjuntamente con el modelo norteamericano.Para Batlle las instituciones inglesas eran adaptables al Imperio británico y eran un poco alejadas para nuestra realidad. El parlamentarismo francés tampoco lo deslumbró debido más que nada a los problemas de las Tercera República. Lo obsesiona cuanto signifique en lo teórico o en lo práctico la disminución de las facultades del poder central. Desde Suiza le escribe a Domingo Arena: "Imagínese que aquí nadie sabe quién es el gobierno". Las Constituciones latinoamericanas tienen como propósito robustecer el Poder Central. Así fue también en los Estados Unidos.
Planteada la reforma electoral Batlle propone:
A) Democracia Política.- Supresión de la Presidencia de la República, Institución del Gobierno Colegiado. Parlamento que si se quiere puede ser bicameral. Autonomía de las comunas. Voto directo, Voto secreto. Representación proporcional.
B) Democracia Económica.-Potestad superior del Estado sobre la actividad social. Creación y ampliación del dominio industrial del Estado. Organización autónoma de los Cuerpos Técnicos de dirección para las actividades técnicas. Intervencionismo del Estado sobre aprovechamiento individual o de empresa de los rendimientos del trabajo. Lucha anti imperialista, Nacionalización de todos los servicios públicos de interés social. Plan estatal de colonización. Régimen bancario del Estado. Sustitución de las concesiones al capital financiero internacional por Monopolios del Estado.
C) Democracia Social.- Leyes obreras. Seguros de trabajo e invalidez. Enseñanza Secundaria , Preparatoria y superior gratuita en todos sus grados. Organización de la Universidad del Trabajo y funcionamiento de las Escuelas Industriales en las diferentes regiones del país. Leyes sociales. Divorcio. Igualdad absoluta de derechos entre hijos legítimos y naturales. Respeto de los Derechos del Niño. Acceso de la mujer a las carreras liberales, a las funciones públicas, a los cargos políticos. Voto de la mujer. Seguro de la vejez. Salario Mínimo. Estado laico. Separación de la Iglesia y del Estado. Absoluta libertad de cultos y de ideas.
Batlle se opone de este modo a la liberal -democracia vacía e individualista, poniendo al Estado como regulador. En definitiva la reforma de un Estado Económico que para Batlle significaba alcanzar unEstado Moderno. La pregunta es de que modo se puede honrar al batllismo hoy sin convertirlo en una etiqueta vacia de contenido.
Ver:
Rodriguez Fabregat, E. "Batlle yOrdóñez: El Reformador". Editorial Claridad, Buenos Aires 1942. Pág. 394 a 397.
Victor Cousin(1792-1867) parisino, concibió la historia como fases o etapas del espíritu y su conformación se logra a través de la historia de la filosofía. Era el filosofo oficial de Luis Felipe y logró una gran influencia en la evolución filosófica francesa del siglo XIX.
Esta corriente fue difundida en nuestro país por la Universidad de Montevideo que había sido establecida en 1849, y siguió las líneas del pensamiento imperante en toda latinoamérica. José Luis de la Peña fue el catedrático de filosofía que llevó adelante esta cátedra, el texto que utilizaron los jóvenes estudiantes de la época fue el Curso de Filosófía de E. Geruzez, que era el mismo que Francia utilizaba durante el período de auge de Victor Cousin. Este manual se encontraba organizado en: psicología, lógica, moral y teodicea, como era muy claro en sus conceptos fue un éxito en los ambientes intelectuales tanto franceses como uruguayos.
El representante académico más importante del espiritualismo en el Uruguay fue el Dr. Plácido Ellauri, hermano de de José y ejerció su cargo hasta que 1877 fue destituido por el Coronel Lorenzo Latorre, su producción se basó en tareas de aula, sin embargo quedó como producción material un manual cuyo título era: Gramática general y retórica. Según Ardao este manual sostenía, no de un modo original que "el espiritualismo como doctrina reconocía en el espiritu tanto las ideas, el pensamiento, como un poder activo, libre y personal creador de la materia y el mundo" En la moral consideraba, Ellauri, al eclecticismo como la corriente que era capaz de servirse de todos los sistemas de pensamiento anteriores para sacar de ellos lo más importante. El propio Ardao sostiene como influyó en la política nacional: "El pricipismo uruguayo no hubiera sido seguramente posible, con los perfiles históricos que asumió en el terreno de la acción cívica, sin la concepción del universo y de la vida proporcionada por la filosofía espiritualista de la época, sin su absolutismo ético, basado a priori en la metafísica de Dios y el libre albedrio que daba un imperioso sentido trascendente a la personalidad humana. Nuestra grandilocuencia principista estuvo presidida por la figura de Victor Cousin(...) y difundida por Plácido Ellauri"(Ardao,A. Espiritualismo y positivismo pág,39-41. Esta corriente se vinculó con el racionalismo, que fue el origen del libre pensamiento y la tendencia antidogmática que se va a desarrollar `posteriormente. La consecuencia fue generar un espíritu cristiano que niega la Iglesia Católica como dueña hegemónica de la espiritualidad. El racionalismo metafísico fue la bandera contra la Iglesia. Esta, además, influye directametne en el laicismo, cuyo protagonista fue la Sociedad de Amigos de la Educación Popular y el antecedente directo fue el Club Universitario de tendencia espiritualista.
En la década de 1870 todavía era un corriente muy fuerte, hasta la década de 1880 tiene su momento de auge el positivismo generandose durísmos debates que involucran a Mariano Soler, Julio Herrera y Obes y Prudencio Vázquez y Vega. Julio Herrera y Obes publica "Crisis de la filosofía" siendo la suya una de las defensas más fuertes del espiritualismo realizadas en El Ateneo. Pofr supuesto que cuando asume la presidencia a partir de 1890 genera un retorno del espiritualismo a la Universidad en época de apogeo del positivismo. Julio Herrera y Obes fue el último defensor de esta corriente desde la política.
Prudencio Vázquez y Vega con la publicación de una serie de artículos titulados "La base de la moral emana de la ley eterna del deber". Lo más trascendente dsesde el punto de vista filosófico lo encontramos en su " Crítica de la Moral Evolucionista" conferencia dictada en El Ateneo el 24 de diciembre de 1881 y sostuvo:"(...) toda definición y toda teoría de la moral, entraña, con especialidad, la idea de un propósito o de un fin al que deben tender las acciones humanas(...)El imperativo categórico de la conciencia, he ahí el sentimiento más extraordinario e importante del orden moral(...)paralelamente a la corriente positivista que se ha producido entre nosotros, se ha desarrollado una corriente egoísta y utilitaria que es necesario combatir" Estos conceptos marcaron a la generación de la cual era integrante el jóven José Batlle y Ordóñez.
La tradición del Partido Colorado es de libertad y de justicia. Sustento estos principios en la Defensa; combatió por ellos, con Venancio Flores, contra los enemigos de adentro y de afuera, fueron sus hombres los que más rudamente atacaron las tiranías. La constante adaptación a las necesidades de cada momento de la vida nacional; la continua renovación de sus valores históricos e ideológicos, completan su tradición. Esta podría definirse así: adaptación incesante del concepto tradicional - libertad y justicia- a las necesidades de cada época.
El batllismo, que es el verdadero Partido Colorado, tiene, pues, esa tradición. Nació luchando por la libertad, y su gran obra realizada y sus propósitos bien definidos del presente se apoyan en aquellas tendencias tradicionales para establecer el nuevo régimen en el que, total y definitivamente triunfen la libertad y la justicia.
Es el batllismo quien mantiene firmemente la tradición colorada porque, obedeciendo a la ley histórica del Partido, realiza una revisión completa de los valores para establecer la libertad de los oprimidos y la justicia para todos, acomodando su acción política a los reclamos de la hora presente.
La tradición de libertad y justicia vincula, pues, a todos los batllistas, ya que la acción del Partido- como lo dice su programa- se apoya en esas tendencias históricas, en general. No puede originar divisiones, por lo tanto, aquellos que debe ser razón de estrecha solidaridad. Cada afiliado está en el perfecto derecho de criticar uno o más hechos históricos del Partido, si a su juicio ellos contrariaron la justicia o la libertad. Más aún; siempre que un afiliado se apoye en los principios tradicionales de libertad y justicia puede atacar casi totalmente el pasado del Partido. Demostrará ser así más tradicionalista que los que aceptaren en toda su integridad aquel pasado, sin haberlo sometido a examen.(...)Batlle que es el que más ha hecho en la República por la libertad y la justicia es por eso el más tradicionalista de los Colorados. Y las generaciones venideras que inspirándose en Batlle y siguiendo su ejemplo den termino a la obra por él comenzada serán la síntesis misma de la tradición del Partido Colorado, implantando un régimen social en el que reinarán sin trabas la libertad y la justicia : " Sostener que un pueblo debe luchar por establecer la justicia y la libertad entre los elementos componentes y sostener que no debe luchar y prepararse para luchar en defensa de esa misma justicia y de esa misma libertad, es sencillamente absurdo" EStos puntos entre otros más que pore spacio nop odemos desarrollar aquí resulta evidente que el batllismo surge de fuentes de larga duración tomando aspectos y mecanismos de un forma de hacer política, una concepción estatalista de promover la legislación y por extensión a la nación.
Los pasos reformistas.
La Reforma Constitucional, verdadera transformación institucional de forma y entraña cuyo planteamiento Batlle renueva en seguida de asumir por segunda vez el gobierno, inaugura un intenso período de lucha. La lucha cobra de inmediato violencia, pero sobretodo calidad. Batlle no es un reformador de trastienda de los que elaboran Constituciones ocasionales. No ofrece panaceas reformistas de aquellas que traen un articulo transitorio en beneficio del reformador.La Constitución que Batlle proyecta es, acaso, la primer Constitución hispanoamericana original, no proviene ni de comentaristas ni de teorizantes. Batlle vio y estudió "en el lugar" los diferentes regímenes de Europa. Hasta entonces, eran las instituciones inglesas las que cautivaban a los ensayistas, conjuntamente con el modelo norteamericano.Para Batlle las instituciones inglesas eran adaptables al Imperio británico y eran un poco alejadas para nuestra realidad. El parlamentarismo francés tampoco lo deslumbró debido más que nada a los problemas de las Tercera República. Lo obsesiona cuanto signifique en lo teórico o en lo práctico la disminución de las facultades del poder central. Desde Suiza le escribe a Domingo Arena: "Imagínese que aquí nadie sabe quién es el gobierno". Las Constituciones latinoamericanas tienen como propósito robustecer el Poder Central. Así fue también en los Estados Unidos.
Planteada la reforma electoral Batlle propone:
A) Democracia Política.- Supresión de la Presidencia de la República, Institución del Gobierno Colegiado. Parlamento que si se quiere puede ser bicameral. Autonomía de las comunas. Voto directo, Voto secreto. Representación proporcional.
B) Democracia Económica.-Potestad superior del Estado sobre la actividad social. Creación y ampliación del dominio industrial del Estado. Organización autónoma de los Cuerpos Técnicos de dirección para las actividades técnicas. Intervencionismo del Estado sobre aprovechamiento individual o de empresa de los rendimientos del trabajo. Lucha anti imperialista, Nacionalización de todos los servicios públicos de interés social. Plan estatal de colonización. Régimen bancario del Estado. Sustitución de las concesiones al capital financiero internacional por Monopolios del Estado.
C) Democracia Social.- Leyes obreras. Seguros de trabajo e invalidez. Enseñanza Secundaria , Preparatoria y superior gratuita en todos sus grados. Organización de la Universidad del Trabajo y funcionamiento de las Escuelas Industriales en las diferentes regiones del país. Leyes sociales. Divorcio. Igualdad absoluta de derechos entre hijos legítimos y naturales. Respeto de los Derechos del Niño. Acceso de la mujer a las carreras liberales, a las funciones públicas, a los cargos políticos. Voto de la mujer. Seguro de la vejez. Salario Mínimo. Estado laico. Separación de la Iglesia y del Estado. Absoluta libertad de cultos y de ideas.
Batlle se opone de este modo a la liberal -democracia vacía e individualista, poniendo al Estado como regulador. En definitiva la reforma de un Estado Económico que para Batlle significaba alcanzar unEstado Moderno. La pregunta es de que modo se puede honrar al batllismo hoy sin convertirlo en una etiqueta vacia de contenido.
Ver:
Rodriguez Fabregat, E. "Batlle yOrdóñez: El Reformador". Editorial Claridad, Buenos Aires 1942. Pág. 394 a 397.
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