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lunes, 26 de noviembre de 2012


Raíces del sistema político uruguayo. El Pluralismo, examen de la experiencia uruguaya.Por Castellanos-Pérez

de Miguel Lagrotta, el domingo, 25 de noviembre de 2012 a la(s) 19:27 ·
Tomado de El Pluralismo en la experiencia Uruguaya. Tomo II, Montevideo 1981. Pp. 241-244.

"El sistema político uruguayo durante todo el periodo de vigencia de la Constitución de 1830, fue esencialmente bipartidista; no alcanza para desvirtuar tal afirmación el surgimiento esporádico de otros pequeños grupos partidarios, de vida efímera y escasa gravitación en la vida pública, como lo fueron el Partido Radical en 1872 y el Partido Constitucional en 1880, ninguno de los cuales alcanzó el siglo XX.
Se ha expresado con demasiada frecuencia la atribución de este bi-partidismo a sus orígenes históricos vinculados a los jefes-caudillos de la "Patria Vieja" Rivera y Oribe, adversarios en la Batalla de Carpintería el 19 de setiembre de 1837 donde se exibieron por primera  vez las tradicionales divisas blancas y coloradas.
Sin dejar de reconocer la influencia que ambos pudieron tener en la formación de nuestros primeros bandos multitudinarios, su caracter de milicias o huestes convocadas y reunidas con fines bélicos, les quitaba todo carácter de partidos politcos propiamente dichos. Acaso el Presidente Oribe(1834-1838) intentó sin éxito la formación de un partido nacional que apoyara la obra de su gobierno,"partido que aspiraba a ser, no solo un sector de opinión, sino un principio de la unificación política, que uniformara a todos los amigos del orden bajo el lema Defensores de las leyes"(Pivel, Historia de los Partidos Politicos, tomo I pág.62)
En la lucha eleccionaria llevada a cabo en el país luego de finalizada la lucha entre 1837 y 1851, fue la perfiló los partidos nacionales, por cuanto bandos o facciones formadas anteriormente en torno a aquellos(Rivera-Oribe). Tuvieron manifiestas alianzas con los partidos argentinos durante el desarrollo de aquella lucha: Oribe con los federales acudillados por el gobernador de Buenso Aires, don Juan Manuel de Rosas, y Rivera con los unitarios, enemigos de éste y asilados en Montevideo como Juan Lavalle, Juan Bautista Alberdi, José María Paz, José Rivera Indarte, enter otros.
El sistema electoral establecido por la Constitución de 1830 contribuyó a nuestro bipartidismo tradicional, pues según Duverger es casi una ley sociológica que la votación mayoritaria tiende al dualismo de los partidos.(M.Duverger,Los partidos Políticos, México, 1957. Pág.243)
La lucha por la hegemonía política tal cual lo determina el sistema de mayoría excluyente y minoría excluída del gobierno de la República, hace que la primera se agrupe para defender sus posiciones gubernativas, y la segunda se organice para su conquista en las subsiguientes instancias electorales; en el fondo no son otra cosa que el oficialismo y la oposición sin mayor contenido ideológico ni programático.(...)
El antagonismo se hizo manifiesto a la hora de la revolución; los grandes y pequeños hacendados, en su mayoría hijos del país, se plegaron a ella; los comerciantes montevideanos, en su mayoría españoles, guardaron fidelidad a la Corona; casi dos partidos: el de la campaña, exploliada por los tributos y prestaciones de las autoridades españolas de Montevideo; y el de la ciudad beneficiaria de los cortos auxilios de la Real Hacienda para obras de utilidad pública.
Al dominio español 1724-1814 siguió la dominación directorial bonaerense 1814-1815 y tras un breve gobierno patriota 1815-1816 la dominación luso brasileña 1816-1828: en todas ellas la burguesía mercantil montevideana se plegó, la primera, al dominador, en tanto la campaña resistió hasta 1820.
Entretanto una élite intelectual urbana montevideana se aprestaba a asumir la dirigencia política de aquellas masa, poniéndose al amparo de los caudillos como redactores de sus proclamas y manifiestos públicos; serán los doctores del Gobierno de la Defensa y del Gobierno del Cerrito que a la hora de la fusión renegarán de los caudillos...
Al termino de la lucha que presidieron ambos gobiernos, quedaron igualmente tendidas las líneas antagónicas: la ciudad imbuida de un espíritu liberal nacido del aporte de una numerosa inmigración extranjera, en su mayoría de orígen europeo, franceses, italianos, ingleses, en tanto la campaña por naturaleza conservadora, reacia a la penetración de gentes e ideas.-
Liberales y Conservadores fueron las denominaciones más corrientes de los partidos políticos de Hispanoamérica, fue el germen de los partidos tradicionales uruguayos respectivamente; el primero con su base principal en la capital incluyendo a la burguesía mercantil, industrial e intelectual. El segundo con su asiento mayoritariamente en la campaña con el patriciado terrateniente, el campesinado y el proletariado rural.
El triunfo de la revolución del General Flores,1863-1865 contra el último gobierno fusionista del presidente Berro, 1860-1864, introdujo una variante fundamental en el bi partidismo uruguayo: la del Partido dominante, categoría política inventada por Duverger en 1951, especie de intermedio entre el pluralismo y el partido único; este partido dominante fue el Partido Colorado desde 1865 hasta 1917.
El gobierno de Partido pregonado por el presidente Lorenzo Batlle, 1868-1872 fue la fórmula del Partido Dominante en nuestra estructura política bi partidista. La política de co participación entronizada a partir de 1872 y la de acuerdos a partir de 1897, no modificó sustancialmente la situación del Partido Colorado como dominante, desde la Presidencia del General Santos, 1882-1886 hasta la del Dr. Feliciano Viera 1915-1918 fue el partido de Gobierno, excepto el periodo dictatorial del Coronel Latorre,1875-1879, quién contó con el apoyo de hombres de ambos partidos tradicionales en distintos planes de su acción gubernativa. Con el establecimiento de la representación proporcional en la Constitución 1918 se inicia el multipartidismo en la historia política uruguaya y su participación el gobierno de la República."
Ver: Cuadernos de Ciencia Política.Los Partidos Uruguayos y su Historia(I). El Siglo XIX Prologos de G.Caetano-J.Rilla.ICP-FCU Montevideo, abril 1990.Pás46-48

Los debates de prensa sobre los cuestionamientos de los Partidos: 1833. Por Juan E. Pivel Devoto.

de Miguel Lagrotta, el lunes, 26 de noviembre de 2012 a la(s) 11:45 ·
La idea de lo que podía ser un partido político, de la función que debía cumplir, aparece todavía confusa en los debates periodísticos de la época. Admitiéndose en general la conveniencia de que existiera un periódico de oposición y crítica a la opinión "ministerial", no se consideraba beneficioso para el país la existencia de un partido estable con calidad de opositor. En 1833, "El Universal" negaba que alguna vez hubiera existido entre nosotros una fuerza política a lo que en realidad se pudiera calificar de partido. "No podrá decirse, expresaba, sino con suma impropiedad que haya existido nunca en el País un partido organizado de oposición al Poder, consagrado a defender la libertad y los derechos del pueblo"(El Universal, 24 de enero de 1833). Lo que había existido según Antonio Díaz, era una "facción rebelde"
En el concepto del mismo comentarista:"Partido político es aquel que se forma por la discrepancia de opiniones sobre el modo de conseguir una cosa; bien sea ella de una utilidad o interés público positivo, o bien seaq ilusoria porque los partidos  tienen también sus pasiones". Las diferencias de opiniones doctrinarias en torno a problemas de gobierno, a cuestiones de economía política, era lo que a su modo de ver podía acordar a los partidos un origen legitimo, mientras no atacasen a las instituciones. Consideraba perjudiciales aquellos partidos nacidos de las discrepancias que suscitaba el sistema de gobierno después de constituído el país, como ocurría en Argentina. "Felizmente en este Estado no hay esa clase de Partidos, ni Dios lo permita"("El Universal", 22 de marzo de 1833)
El carácter revolucionario que después de 1832 tuvo el choque entre los ministeriales y la facción opositora lavallejista, fortaleció la idea de que toda crítica sistemática a la marcha del gobierno resultaba perjudicial para las instituciones. Pero después de 1835, una vez que el gobierno de Oribe definió su orientación en lo administrativo, cunado ya se podía saber cual sería su tendencia política, se renovó con ardor la idea de que la lucha entre la oposición y el gobierno debía ser un fenómeno natural en el juego de las opiniones y los intereses.
"El Independiente" y "El Nacional" defendieron con brillo la idea de que la crítica a los actos del gobierno era el principio sobre el cual reposaba la estabilidad del sistema republicano. Santiago Vázquez escribió al respecto comentarios muy sagaces: "En los pueblos más bien gobernados del orbe ilustrado en quienes las garantías y las leyes son cosas menos quiméricas que lo que lo han sido para los antiguos subditos de los españoles, los opositores y los ministeriales, discutiendo en público son los que ilustran las masas, conservan el espíritu nacional, e inspiran amor a las instituciones, a los poderes y publicistas que satisfacen los pedidos de la sociedad, y han eternizado los nombres de los maestros del hombre y sus derechos. Allí, donde escritores animan y conservan esa división que sostiene la libertad del pueblo, y los derechos de los poderes, se hallan contrabalanceadas las aspiraciones, refrenados los avances de los que mandan, contenidas las exigencias exageradas de la ambición, y castigada por la ley y el desprecio público, la licencia de escribir"(El Independiente, 27 de junio de 1835)"Entre nosotros, la censura, es lo que en otros pueblos la oposición: una necesidad social destinada a economizar errores y arrepentimientos, la salvaguardia de los derechos y el agente más apropósito para desarraigar el interés"El Independiente,27 de junio de 1833)
El Universal, que continuó siendo un órgano adicto a la opinión ministerial señaló el peligro de que la censura sistemática de los actos del gobierno por la prensa estimulara esa inclinación anarquica, sin que llegara a formarse un partido opositor en el plano de las ideas. Por su parte El Nacional definía cual debía ser el carácter de ese partido de oposición: "El partido de oposición hablando con propiedad está formado por sí mismo sin combinación ni artificio, en los países adelantados en la carrera de la civilización, uno de sus focos naturales es la prensa periódica; sus armas jamás salen de la esfera de la razón; sus simpatías son siempre hijas del convencimiento, sus resultados no pueden ser otros que los progresos"(El Nacional, 10 de octubre de 1835)
Dos años más tarde, cuando la experiencia de los hechos había ratificado cuan dificil resultaba lograr en nuestro medio que una fuerza permanente limitara su acción al plano de la censura sin llegar a convertirse en revolucionaria, El Universal persistía en que la oposición no debía teñirse de color político, no debía sujetarse a un sistema, ni identificarse con un partido. De tal modo decía, "hoy se opone a una cosa, mañana a otra, pasado aprueba lo que parece bueno", sin el exclusivismo que resultaba de la sujeción a la divisa partidaria.(El Universal, 2 de setiembre de 1837)
La idea de que pudieran constituirse organizaciones políticas con carácter permanente chocaba con el concepto que se tenía de cual debía ser libertad del individuo. ¿Qué es un hombre que se declara o confiesa miembro de un partido?