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martes, 28 de marzo de 2017

El civilismo 1890-1897: La libertad política.



En este periodo se logran dos grandes conquistas: las garantías civiles y la igualdad electoral. El periodo civil se impuso con cierta facilidad, iniciado durante el período del Gral. Máximo Tajes y con un espíritu amplio y tolerante del nuevo presidente Dr. Julio Herrera y Obes. En lo referente al sistema de búsqueda de la equidad electoral que significaba la igualdad política costó mucho más. Se necesitó una revolución y el asesinato de un presidente en ejercicio para lograrla.
El 1 de marzo de 1890 fue electo Julio Herrera y Obes, con una actividad política muy profunda desde tiempo antes. Era Principista y opositor al latorrismo, fue uno de los desterrados en la barca Puig. Su visión política desde la presidencia era absolutamente partidista, aunque en el gabinete dio participación a un Constitucionalista como Blas de Pena y a Carlos Berro nacionalista. Solo dio tres jefaturas  a los nacionalistas que quedaron muy desconformes debido a lo acordado de palabra en la paz de 1872.


Dentro del Partido Colorado tuvo una gran oposición desde el sector popular liderada por José Batlle y Ordóñez que desde su periódico “El Día” lo atacaba permanentemente. En realidad el Presidente Julio Herrera y Obes quería imponer una forma de participación política selectiva, convencido de que el pueblo no tenía aun aptitudes de elector. La influencia del gobierno en los comicios era para Herrera y Obes fundamental. En su mensaje del 15 de febrero de 1893 y la ley de elecciones expuso su teoría de la influencia directriz:
“Es indudable que el gobierno  tiene y tendrá siempre, y es necesario y conveniente que la tenga una poderosa y legítima influencia de los candidatos del partido gobernante, y entonces de lo que puede acusársele es del bueno o mal uso que haga de esa influencia directriz, pero no de que la ejerza, y mucho menos podrá decirse racionalmente que el ejercicio de esa facultad importa el despojo del derecho electoral de los ciudadanos”
En lo referente a la ley de reforma electoral no le dio participación a la oposición que a su vez le pedía cada vez más participación y representación de las minorías, como condición de la paz social y política. En 1892 envía un proyecto de ley de Registro Cívico Permanente del cual dos puntos originaron airados debates: 1) la prohibición de vota a los guardias civiles y 2) la conformación y las atribuciones de las Juntas electorales.
El gobierno de Herrera y Obes fue difícil, era un momento de crisis económica con las perturbaciones de la caída del Banco Nacional y se le debe sumar sequías, plaga de langostas y epidemias sanitarias. Sin embargo más allá de las críticas el gobierno alcanzó varios aspectos importantes: Régimen de garantías civiles, respecto a los derechos individuales, amplia libertad de prensa e integrando en el gobierno a varios críticos de su gestión como Manuel Herrera y Espinosa, Francisco Bauzá y Carlos María Ramírez. Su relación con la opinión pública fue difícil.
Al finalizar su mandato su grupo partidario manifestó no aceptar ningún candidato que un fuera de la “ colectividad”. Esta postura complicó la situación política, por más de 20 días ninguno de los candidatos presidenciales lograba las mayorías necesarias. El ejército que pudo sacar partido de esta situación de inestabilidad esperó estoicamente que se elegiera el nuevo presidente para rendirle honores, este fue uno de los mayores éxitos de la administración de Julio Herrera y Obes, imponer el principio de que el Poder Político está por encima de la fuerza.
Finalmente fue electo Juan Idiarte Borda. Integrante del Colectivismo, pero no era un gran político ni un estadista de vuelo. En nuestro país ocurría que un gobierno bien intencionado, recto, electoral pero incapaz de comprender los nuevas visiones políticas y sociales que se estaban dando. Era un momento en que los partidos políticos habían alcanzado un gran empuje y organización lo que determinada que la participación social masiva fuese un hecho.
El Partido Nacional en pleno estaba decidió a romper el exclusivismo del oficialismo que en realida lo mantenía en un proceso de abstención casi permanente. En abril de 1896 el Partido Nacional proclamó  la abstención. Y en un manifiesto sostuvo:
“ El Presidente anterior declaraba que debía existir y que era necesario que existiese, la influencia directriz oficial. El presidente actual, lejos de reaccionar contra semejantes prácticas demuestra por el contrario sus tendencias a permanecer dentro del atentado y de abuso, y sin ninguna de las consideraciones de reparo, de vergüenza y de decoro propio…”
En aquél momento la abstención significaba la revolución. El 2 de setiembre de 1896, se constituyó  en Buenos Aires la Junta de Guerra del Partido Nacional, las elecciones de 1896 fueron de gran apatía. No votaron ni un fuerte sector del Partido Nacional, ni el sector popular liderado por José Batlle y Ordóñez del Partido Colorado.
El 30 de enero de 1897 frente a la inminente revolución blanca la oposición colorada reunida en el Teatro Cibils luego de varios oradores José Batlle y Ordóñez condenó a la revolución y al gobierno de Borda y sostuvo:
“Dice el Partido Blanco que viene a restablecer las garantías individuales y las libertades públicas…pero no le creamos! Viene ante todo a derrocar al Partido Colorado! Y en ese ataque, que un seños Idiarte Borda en su vanidad delirante, cree que va dirigido contra su persona, y pretende repelerlo con el concurso de sus amigos particulares solamente, ese ataque es uno de los más formidables que se han preparado contra nuestro partido-y si se produce- tendremos que repelerlo nosotros mismos con nuestros propios brazos, bajo las ordenes de nuestros mejores Jefes”


En marzo de 1897 estalló la revolución dirigida por un militar de escuela Diego Lamas y por un prestigioso caudillo Aparicio Saravia. La Revolución era popular y el 17 de marzo Diego Lamas obtuvo la victoria de Tres Arboles.  Aparicio Saravia aparece en escena en esta Revolución, había nacido en el 16 de agosto de 1856 en Cerro Largo, criado y educado en el campo. Su padre Ciriaco Saravia tenia bienes de fortuna y lo envía a estudiar a Montevideo, se escapa y vuelve al medio rural, participa con su hermano Gumersindo en la revolución federal de Río Grande de 1893. No escucho la órdenes del Honorable Directorio del Partido Nacional y se levantó en armas con Borda en noviembre de 1896, luego en 1897 participa en la revolución. Luego de la victoria de Tres Arboles  son derrotado por el ejército nacional al mando de Justino Muniz, caudillo rival de Saravia. El 16 de julio de 1897 se pactó en Aceguá una tregua de 20 días y se concreta una paz bajo las siguientes condiciones: El ejército renunciaría a la lucha armada. El cuerpo legislativo contrae el compromiso de elegir Presidente de la República a José Pedro Ramirez y se darían jefaturas políticas al Partido Nacional en los siguientes departamentos:  San José, Florida, Minas, Flores, Rocha, Treinta y Tres, Cerro Largo y Artigas.
Las gestiones fracasaron el 25 de Agosto el gobierno solo estaba dispuesto a conceder cuatro jefaturas  y comienzan desde la prensa ataque contra el gobierno de Borda. Esa tarde Idiarte Borda que acababa de asistir al Te Deum celebrado en la catedral, es asesinado por  Avelino Arredondo mediante un disparo de pistola.



“En un nuevo aniversario de la Declaratoria de la Independencia. Idiarte Borda asistiió pasado el mediodía a un tedéum en la Iglesia Matriz, cuyo oficio será impartido por el arzobispo Mariano Soler. La actividades de ese día para el primer mandatario incluirán el traslado de la iglesia hasta la Casa de Gobierno, bajo salva de cohetes y los acordes del Himno Nacional, para luego ver desfilar el ejército por la Plaza Independencia desde los balcones de la sede presidencial. Luego, se serviría un lunch para el cuerpo diplomático y por la noche habría una función de gala en el Teatro Solis.
Pero no pudo ser. Al retirarse de la Catedral, la comitiva de Idiarte Borda empezó su recorrido a pie hasta la Casa de Gobierno. Al llegar frente al Club Uruguay, un joven veinteañero, de nombre Avelino Arredondo, estudiante universitario, según unos medios de prensa, y empleado de comercio, afirmado por algunos historiadores, se abrió camino a través de la fila de soldados escalonados en la calle Sarandí frente a la Plaza Constitución, y le disparó un balazo a quemarropa, que le interesó la aorta. A su lado se encontraba el arzobispo Mariano Soler, que lo acompañaba dentro de la comitiva, y le dio al Presidente la absolución. Arredondo fue detenido en el mismo lugar del crimen y posteriormente declaró a la Policía que su plan tenía una semana de preparación, aunque lo venía madurando desde hacía meses, que no contaba con cómplices y que había matado al Presidente por considerarlo culpable de la situación de guerra que vivía el país. “ (http://www.lr21.com.uy/politica/53865-un-crimen-politico-a-fines-del-siglo-xix)
Ver:
Pivel Devoto, J. Ranieri de Pivel Devoto,A. Historia de la República Oriental del Uruguay.