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lunes, 10 de octubre de 2016

El batllismo, tan lejos y tan cerca.


El batllismo después de señalar la existencia de una gama infinita de posturas económicas entre los sectores empresariales y el universo laboral, apoyó su acción más en el sentido moral de los hombres que en su posición económica. No hace, por lo tanto ninguna exclusión a determinado grupo o clase social. El batllismo convoca a todos aquellos ciudadanos que amen y valoren la libertad y la justicia para alcanzar una justa distribución social. Por lo tanto el marco de acción del batllismo es la democracia. Sostenía don Pepe: “ Los procedimientos revolucionarios están buenos para los gobiernos absolutos que niegan todas las libertades. En las repúblicas los obreros tiene el voto que es la fuerza que fácilmente puede realizar sin una gota de sangre sus más altas aspiraciones. El batllismo es reformista, una reforma prepara la siguiente de una manera gradual para lograr transformaciones sin causar un desequilibrio social. El objetivo final es el traslado hacia la sociedad de los medios de riqueza, respetando la libertad de trabajo y el derecho de propiedad privada producto del esfuerzo y el trabajo- El Estado para el batllismo no es otra cosa que la sociedad organizada. El batllismo fue perdiendo sobre fines de los años 50 su capacidad de propuesta de modernización, sumado al proceso nacionalista de desbatllistizar la política mediante la economía en un proceso muy caótico. Se debe sumar además el radicalismo de izquierda y el inicio de la guerrilla. El problema del batllismo actual y que podemos rastrearlo desde fines de los años 50 son los bloqueos, las trancas, las divisiones y la soberbia de algunos referentes. A comienzos del siglo XX el batllismo fue integrador, a comienzos del siglo XXI fue retórico, alejado de la gente, soberbio y cercano a posturas de derecha conservadora. No es de extrañar, entonces, que su caudal electoral este en los guarismos actuales.
La ideología que primaba a comienzos del siglo XX era naturalmente la que traían los italianos o gallegos, o los hombres de tantas nacionalidades , que conformaban la mayoría de los operarios de los pequeños y medianos talleres novecentistas, motor de los avances hechos hasta el momento en ese campo en los centros industriales de la vieja Europa: el anarquismo.  “Sostenía Batlle que su verdadera vocación no había sido la política. Lo que ansiaba cuando empezó a sentirse hombre era una gran ilustración: hacerse en lo posible un sabio. Si no se hubiese entregado a la filosofía, se habría engolfado en el estudio de los astros”(Domingo Arena, 1926). En 1886 funda El Día, siempre como opositor, lo que le significa cárcel, asilo en una embajada, emigra una vez más a Buenos Aires. En 1889 funda por segunda vez El Día, ahora para apoyar la candidatura de Julio Herrera y Obes. En 1891 fue diputado por el departamento de Salto y en 1898 alcanza el Senado, ahora por Montevideo. Este cuerpo lo designa su presidente y en ese carácter actúa como presidente interino de la República en 1899.
Durante los años posteriores a la revolución de Aparicio Saravia en 1897, en que el país estaba gobernado desde Montevideo y desde la estancia El Cordobés, donde vivía el caudillo blanco, José Batlle propugnó la unidad del partido y defendió la tesis del gobierno partidario. El manifiesto del Partido Colorado de 1901 es de su redacción, y será reelecto presidente del Senado.
Las ideas de Batlle habían sido incorporadas al programa de su partido, “hasta ser la orientación primordial y característica del batllismo” (Guidici y Gonzalez Conzi). Una generación de hombres salidos de las filas de las clases medias, intelectuales, profesionales e industriales, creen en sus ideas. El inmediato éxito de los monopolios de la electricidad, portuario y bancario prestigia la política de nacionalizaciones.
Hizo más, transformó al Uruguay, aumentando las posibilidades de las clases medias, protegiendo a los trabajadores y evitando parcialmente el drenaje al extranjero de sus riquezas.( Carlos m. Rama. Batlle: la conciencia social. En Enciclopedia Uruguaya Número 34, Arca, junio 1968)
En tiempos de derrota y luego de la destrucción del Partido Colorado como consecuencia de la Crisis económica del año 2002 y con el advenimiento como mayorías partidarias de un sector neoconservador de base tecnocrática y lejano del batllismo, esta ideología no ha podido trascender ni en las ideas ni en la acción. En realidad desde el año 2005 (…)” Las políticas económicas implementadas desde 2005 en Uruguay no modificaron, sino más bien continuaron y profundizaron, el régimen de acumulación forjado durante el período neoliberal, orientado a dinamizar el crecimiento económico en base a la inversión extranjera directa (IED). En particular no se modificó la orientación general de las políticas macroeconómicas ni se sustituyó el andamiaje legislativo neoliberal. Las principales diferencias con respecto a gestiones anteriores se han relacionado con el énfasis en la reducción del desempleo y con una gestión del endeudamiento externo que buscó su reducción con respecto al PBI y su reestructuración en el mediano y largo plazo. En el andamiaje jurídico utilizado para la promoción de este modelo de desarrollo encontramos otra de las continuidades: en este período no se eliminó ninguna de las leyes señeras del período neoliberal sino que incluso se han promovido nuevas leyes que sostienen el régimen de acumulación. Algunas de las principales leyes que provienen del período anterior son la Ley Forestal (1987), la Ley de Zonas Francas (1987), la Ley de Puertos (1992),  la Ley de Promoción y Protección de Inversiones (1998), La Ley de Marco Regulatorio de la Energía (1997) y La Ley de Seguridad Social (AFAPS) (1995). Por otra parte, las nuevas leyes que se han introducido en este período son: la ley que redujo el impuesto a las ganancias (con la reforma tributaria de 2007), la Ley de Participación Público Privada, la Ley de Puerto de Aguas Profundas para Rocha y la ley de minería. La ruptura más significativa con el neoliberalismo la encontramos en el modo de regulación social: derechos sociales y políticas públicas compensatorias. En este plano podemos encontrar la reinstalación de los consejos de salario –con un nuevo marco para la negociación colectiva- y leyes como la de trabajo doméstico, la ley de ocho horas del trabajo rural y la reciente Ley de Responsabilidad Penal Empresarial (http://www.zur.org.uy). El batllismo surge desde el Estado, esto porque nace desde el Partido Colorado, siendo éste un partido que gobernaba hacía más de cuatro décadas y siguió haciéndolo durante el periodo denominado batllista, “(. . . ) el batllismo (. . . ) nació “en la cuna de oro” del Estado, (...)” (CAETANO, 2011, p. 24), Ya el FA, surge de la conformación de otros partidos políticos que se agruparon bajo un lema común. Al momento de su fundación el Frente Amplio reunió a distintas fuerzas políticas, tanto fueran partidos preexistentes (Socialista, Comunista, Demócrata Cristiano, POR), como sectores progresistas provenientes de los partidos Colorado y Blanco (tal es el caso de los movimientos liderados por los entonces Senadores y ex Ministros Zelmar Michelini y Alba Roballo del Partido Colorado y Francisco Rodríguez Camusso del Partido Blanco) y ciudadanos no sectorizados (entre ellos el Gral. Líber Seregni, quien luego sería su primer Presidente y candidato presidencial). (Disponible en: http://www.frenteamplio.org.uy/frenteamplio/historia, acceso en 10/11/2014). El rol estratégico de las empresas públicas se manejó con la misma preocupación por parte de los modelos batllista y frentista. No entro acá en los errores de gestión y de sospechas de corrupción en la justicia. (...) la modernización batllista supuso una notable alteración de la pauta liberal predominante en la modernización del siglo XIX. El intervencionismo se expandió bajo la modalidad estatista: el Estado montó un conjunto de empresas públicas que controlaron sectores clave de la economía nacional (transportes, crédito, seguros, electricidad, agua y gas). (YAFFÉ, 2001, p. 6) Pues bien, el FA propone en sus programas de gobierno la continuidad de las empresas estatales, incluso ataca a los anteriores gobiernos por el intento de privatización de las empresas públicas. “(...) necesitamos recuperar para el Estado el control de las áreas estratégicas, de modo de transformarlo en una herramienta a favor de los intereses nacionales.” (Grandes lineamientos programáticos para el gobierno 2005-2009, 2003, p. 1) También atacan el intento de desarticular a los trabajadores y la pérdida de los derechos que estos conquistaron históricamente, proponiendo volver a cumplir con ellos, proponiendo, incluso la restauración de los Consejos de Salarios. Con este aspecto, el FA avanzó en la discusión un poco más que el batllismo, ya que regula el mercado salarial. Este ítem es en el único que tanto el batllismo como el FA desobedecen al sistema liberal o neoliberal. Es el único en el cual la modernidad no penetra, pero de todas formas, el Estado es puesto al servicio del “progreso” o del “desarrollo”, dependiendo de la época la palabra utilizada. En fin, el batllismo solo puede estar en el Partido Colorado. Los principios batllistas y sus utopías el electorado lo busca en varias tiendas. El retorno del batllismo pasa por hacer batllismo. Ni más ni menos.
Ver:
 LA IDEOLOGÍA BATLLISTA EN EL FRENTE AMPLIO Mariana Elizabeth Fernández Presa.
Reflexiones del Batllismo. Artículo de Manuel Flores Silva.
Estudios de Historia Conceptual. Raquel García Bouzas.


jueves, 22 de septiembre de 2016

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Partido Colorado: 180 años. Por el Dr. Enrique E. Tarigo.


“Un 19 de setiembre de 1936 nacieron las divisas de los Partidos tradicionales en los campos de Carpintería. Blanca la de Oribe, colorada, desgarrada del revés de los ponchos, la de Don Frutos Rivera. De este modo comenzaba el Dr. Enrique Tarigo un artículo publicado en el vespertino El Diario el viernes 19 de setiembre de 1986. El Partido Colorado, sigue el Dr. Tarigo, como lo dijera de manera estupenda en el Senado un mes atrás el senador don Carlos W. Cigliutti, no tiene una fecha precisa de nacimiento-como tampoco ha tenido, para la Historia, su ilustre fundador- puesto que fue naciendo en los campamentos artiguistas y en los fogones criollos al calor de las primeras e imprecisas reflexiones sobre la patria y su destino. Pero puestos a elegir, esta fecha de la batalla de Carpintería y ese gesto de desgarrar los ponchos para con un trozo de bayeta hacer la vincha que ha de anudarse alrededor de la frente para distinguirse del adversario, adquiere la simbología fundacional de este Partido que nació a caballo en las horas augurales de la República. Conmemoramos en Durazno la fundación del Partido Colorado. De este Partido que reconoce con respeto y con admiración, a don Frutos Rivera como su fundador. Ese don Frutos que, después de la Guerra Grande, después de superadas sus desinteligencias con los hombres de la Defensa, después de quince años de luchas, de dolor y de luto, cuando llegan a su fin el exilio y la prisión de don Frutos en el Janeiro, cuando el Partido Colorado parece hallarse en camino a su extinción, acepta, de plano y sin hesitación, el convite de Melchor Pacheco y Obes: “Lo que nos aseguraría verdaderamente sería la reorganización del Partido Colorado, como yo lo entiendo, como solo podrá ser conveniente para el Partido y para el país…” conformes todos “ en que Ud. Venga al seno del Partido Colorado para tomar parte en la dirección de los trabajos que él debe iniciar y darle con el apoyo de su influencia la posibilidad de ser útil y no perderse como partido…”
Otros tiempos, duros y difíciles como aquellos primeros veinte años de la República vendrán después para el país. La tiranía santista encontrará en la juventud, en la valentía y en el talento de otra de las figuras inmensas del Partido Colorado, la oposición cerrada y tenaz que la combatirá con las armas en la mano y sin suerte en el combate, en los campos del Quebracho, cincuenta años más tarde. Y otra vez, como luego de la Guerra Grande el Partido Colorado resurgirá de lo que en ese momento pareció su ocaso., para, al impulso formidable de  don José Batlle y Ordóñez reorganizarse y revitalizarse, para dejar, porque los tiempos y las exigencias eran otras, de ser un partido de elites y, a través de los clubes seccionales y de las convenciones, ir forjando su perfil de partido popular, de partido de masas. Y abatida la tiranía, sofocada la última de la revoluciones, consolidada definitivamente la paz, vendrán los maravillosos años de forja en los que el Uruguay se pondrá al acompás de lso pueblos civilizados del mundo y en muchos aspectos servirá de lección y de ejemplo, al sumarle a la pasión libertaria que fue siempre sustancia indestructible, una visión avancista del papel del Estado y una concepción solidarista de la sociedad.
Y hoy, en este año en que se cumplen los ciento ochenta años de Carpintería y del nacimiento de la divisa colorada, en este año en también se conmemor el aniversario  de la batalla perdida del Quebracho  el mismo año en que se había fundado El Día que fuera para Batlle una de sus más preciosas herramientas para construir infatigablemente, lo que en su tiempo dio en llamarse el Uruguay moderno, los colorados hacemos una pausa en nuestros quehaceres para evocar, con emoción, con recogimiento esta trayectoria. Puesta, invariablemente, al servicio de la República y a la que la República tanto le debe. Para meditar sobre ese superior legado histórico y sobre este presente complejo y difícil, a la salida de una dictadura militar que nos dejó como legado tantos infortunios y tantas desventuras. Para tantos infortunios y tantas desventuras. Para pensar que, apenas un año y medio de  recuperada la libertad y la democracia- recuperación en la que el Partido Colorado tuvo, como tantas otras veces, un papel decididor- La república recompone, paso a paso pero con firmeza y con seguridad, su convivencia social y política, su economía. La fe en su destino y en su porvenir.

A ciento cincuenta (ochenta) años de Carpintería y a modo de resumen apretado, solo atinamos a gritar con la voz del corazón: ¡Viva don Frutos Rivera! ¡Viva Batlle! ¡Viva el Partido Colorado! ¡Viva la República!( Tarigo, E. A 150 años del nacimiento de la divisa y el Partido. La Mañana y El diario, suplemento, pág. 2. Viernes 19 de setiembre de 1986)

sábado, 3 de septiembre de 2016

El batllismo y el Estado. Usina de oportunidades.




El 26 de junio de 1948, en Salto, Luis Batlle Berres defendía el dirigismo económico y el desarrollo estratégico del Estado. “ La economía dirigida no es sino economía ordenada y en beneficio de la sociedad; no se intenta con ello destruir el principio de la libertad de comerciar para sustituirlo por  el – Estado comerciante-. Sino que es, frente a las circunstancias presentes, necesidad de reglar y dirigir la economía en beneficio de la sociedad. Esto no se ha querido comprender y se prefiere, por algunos, la libertad, sin advertir que la libertad es el desborde de los precios y una marcha rápida hacia el desorden. Si no existiera la Ancap y en nuestro país se vendiera la nafta y el keroseno y el gasoil a los precios que se cotizan en el mercado internacional…nuestro pueblo estaría pagando 18 millones de pesos más de lo que paga en la actualidad… la desaparición de las empresa del Estado podría aparejar la presencia de consorcios internacionales para dirigir nuestra industria que es nuestra y que debemos defender… somos el único país del mundo que tenemos el monopolio de los teléfonos y el monopolio del petróleo por el Estado y esto lo hemos conquistado sin tirar un solo tiro y sin realizar ninguna clase de despojo” Lo cierto es que durante el primer batllismo el incremento poblacional, el avance de los medios de comunicación y la consolidación del mercado interno permitieron el desarrollo de nuevas actividades productivas mayoritariamente urbanas. El batllismo, ya como proyecto a largo plazo, se convirtió en una síntesis política de diversos sectores sociales. La legislación laboral fue determinante para conciliar las diferentes clases sociales, desde el proletariado industrial naciente, el desplazamiento de la mano de obra rural y  además se sumaba el interés del capitalista industrial que necesitaba orden, estabilidad y legalidad. El proyecto reformista incluyó un fuerte dirigismo que durante el neobatllismo logró un gran impulso al nivel de vida. El rol estratégico de las empresas públicas era y es para el batllismo la búsqueda de nivelación destinada a favorecer una distribución más igualitaria de los ingresos: “apresurarse a ser justos es luchar por el orden y asegurar el orden”. En ese período el PBI tuvo un fuerte crecimiento en el entorno del 7,9% anual. Aumentaron los puestos de trabajo generado por las nuevas empresas del Estado y por las industrias. Los ingresos crecientes generaron una legislación social, con un fuerte protagonismo sindical y el control de precios sobre bienes de consumo básico y sobre la vivienda. El Estado amplió el rol redistributivo ampliando infraestructura y servicios. En 1947 se nacionliza la compañía inglesa de aguas corrientes naciendo la OSE, se completó el tendido de redes eléctricas siendo la más alta de América Latina en relación  a los habitantes. Las obras publicas crearon la infraestructura vial imprescindible con infinidad de puentes y caminos lo que permitió un explosivo crecimiento del transporte carretero. En el editorial de Reflexiones del batllismo, en febrero de 1986, concluíamos con Claudio Rama: “ El Partido y el Gobierno son instituciones con fines y objetivos distintos. Solo las dictadura los partidos y los gobiernos son lo mismo. Cuando el partido dirige el gobierno, o viceversa cuando el gobierno maneja la partido se está violando la base del sistema político.(…) El partido debe ser la fuente generadora de nuevas ideas, debe movilizar a la ciudadanía en la organización de un amplio tejido social, debe buscar promover los líderes sociales, debe facilitar el dialogo entre el pueblo y el Estado. Pero por sobre todas las cosas debe alimentar  un sistema de ideas, debe ser el instrumento de la lucha ideológica en el seno de la sociedad civil”.  Como siempre sostuvo el batllismo, el Estado, sus empresas y el principio de voluntad reformista sobre la base de que “el orden social vigente conlleva injusticias y que debe ser profundamente transformado” que debe “garantizarse una efectiva igualdad de oportunidades en el punto de partida para que cada uno desarrolle libremente sus capacidades sin ventajas ni privilegios heredados” Entonces el discurso batllista perdido en una serie de divagues tecnocráticos, con soberbia y distancia de la gente y siendo un minoría dentro del Partido Colorado y en el sistema electoral debe volver a jerarquizar al Estado. Si, jerarquizar al Estado, a sus empresas, a sus funcionarios para “ejecutar un proyecto solidario, orientando de acuerdo con una propuesta deliberada los distintos sectores de la actividad, no para sofocar a la iniciativa privada, cuyo dinamismo la hace indispensable para el desarrollo, pero sí para informarla, orientarla ajustando su actuación al interés general” Este fue y debe ser el debate batllista.