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martes, 29 de octubre de 2013

Montevideo del futuro. Por José Batlle y Ordóñez (1907)


En carta fechada el 11 de junio en París, Batlle pensaba el futuro de nuestra capital: "(...)Pienso en Montevideo al ver estas cosas y me digo que la Junta debería de tener valor para no ahorrar en la apertura de calles, ahí donde la tierra es todavía barata, ni en la formación de jardines. El bosque de Boloña me hace pensar particularmente en mi  de un gran paseo en Carrasco, de dos mil hectáreas y me imagino que podríamos hacer algo mejor todavía que este bosque. Tendríamos el auxilio del mar, de que aquí no se ha podido disponer y que lo tendríamos a la mano. El automóvil y el tranvía eléctrico suprimirán todas las distancias. Podemos tenr una buena razón para animarnos a todo y  lo que sea embellecer Montevideo no debe considerarse como un lujo sino como un buen negocio hecho con nuestros vecinos los porteños, llamados a darnos cada día mejores rendimientos. Creo que el gobierno o Asamblea, debería estimular la acción de la municipalidad y ayudándola con algunos fondos que le permitiesen por ejemplo, unir con una gran avenida de 150 metros por lo menos de ancho, el Parque Urbano y el que va  a hacerse en los campos del Chivero.(...) en presencia de estas grandes ciudades europeas, no es el desaliento ni un sentimiento de inferioridad, lo que se produce en el sentimiento de los que aquí venimos. Al contrario, he notado, como fenómeno casi general que nos sentimos superiores a lo que nos creímos, y que nos sentimos bien dispuestos para afrontar, bajo muchos puntos de vista, comparaciones que podrían resultarnos ventajosas. Por ejemplo nuestro alumbrado público es igual o mejor que el de París; el alumbrado a luz eléctrica para particulares es más barato ahí que acá y lo será enormemente con la transformación; nuestros tranvías son superiores; el aspecto general de la población no es inferior al de la población de esta ciudad. Si tenemos administraciones honradas durante veinte años, lo que no me parece difícil y creo que es poco pedir, y si somos un poco medidos para regalarles los pesos a las empresas que tienen su asiento en el extranjero, creo que podemos hacer maravillas."(Del señor Batlle y Ordóñez desde París. El Día. Julio 7 de 1907). El papel del turismo también era un objetivo de Don Pepe:"(...) son inmigrantes-económicamente considerados- de una clase especial. No producen, no incorporan su actividad al país que visitan; pero gastan en él y en ese sentido hacen producir en proporciones enormes. Cuando forman una corriente poderosa, estable, permanente, hacen vivir por sí solos ciudades y comarcas enteras. Niza y toda su encantadora "cote d`azur" en el mediodía de Francia; Lucerna y su luminoso lago entre las montañas de Suiza; Ostende y su magnífica playa en Bélgica ¿ a qué deben el secreto de su propsperidad sino a las inmensas caravanas de paseantes de todas las nacionalidades que las visitan año por año?"(La transformación del Parque Urbano. El Día, Julio 20 de 1908)

Ver:
Pelúas, Daniel, Piffaretti, Alfredo. Ideología Batllista, componentes y modelo. Montevideo, Solaris 1997. Páginas 242-243.

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