Es interesante buscar en las fuentes lo que el batllismo
realizó en materia económica y como su modelo impactó en nuestra sociedad.
Estamos en un debate interesante en el Partido Colorado dentro del cual se
discuten varias posturas que pasan desde un liberalismo económico muy fuerte hasta
posturas que oscilan en un proceso de intervención radical. Pues bien
trabajando con fuentes disponibles en la WEB y con materiales muy serios desde
la perspectiva académica y desde visiones políticas de coyuntura me dedico a
meterle el diente a estos temas con la esperanza, nuevamente, que surjan debates
profundos sobre la visión batllista dentro del Partido Colorado con referencia
al rol de las Empresas Públicas, el Estado y la redistribución de la riqueza.
Comienzo quieren las cosas.
“La compra por parte del Estado de los ferrocarriles
británicos era una aspiración que no pudo concretarse en el período del denominado
primer batllismo. En esa dirección, el Estado comenzó la construcción o
adquisición de ferrocarriles. Ya en 1912 durante la segunda presidencia de Don
Pepe se estableció un fondo permanente
para la construcción de ferrocarriles y en los años siguientes el Estado
construyó o adquirió otras líneas de poca extensión. Ninguna de ellas entraba a
Montevideo, y el control del sistema ferroviario siguió estando en manos del
Ferrocarril Central, la más importante de las dos compañías británicas que
actuaban en el país. Como dato en el momento de la máxima extensión del sistema
ferroviario en 1930 las líneas explotadas por empresas privadas tenían una
extensión de 2.457 kilómetros y las del Estado sólo 288 kilómetros. El otro
punto sensible era el control de los puntos de entrada y salida de nuestra
producción cuando se inauguró el puerto de Montevideo en 1909 se creó una
comisión administradora que ejerció el monopolio del servicio hasta la creación
en 1916 de la Administración Nacional del Puerto de Montevideo. Bajo el
terrismo en 1933 se extendió sus
atribuciones a todos los puertos de país, constituyéndose la Administración
Nacional de Puertos (ANP). Antes de la construcción del puerto las operaciones
de embarque y desembarque y traslado de mercaderías estaban en manos privados
en régimen de competencia. Entre 1928 y 1933 se produce una radicalización de
las políticas reformistas, que fue denominado “segundo impulso batllista”. Ante la crisis de
1929 se toman diversas medidas de protección a la industria, se establece el
control de cambios, y en el plano que nos ocupa, se expande el Estado
empresario con la creación del Frigorífico Nacional en 1928, el monopolio portuario de la ANP (1933) y el
monopolio telefónico para UTE. Pero la obra más significativa fue la creación
de ANCAP, el “ente industrial del Estado” como se le llamó. La ley fundacional
le asignaba la misión de intervenir en tres ámbitos estratégicos. Respecto a
los combustibles, establecía el monopolio estatal de la importación y
refinación del petróleo crudo y, a partir de la producción del 50% de la nafta
consumida en el país, tendría el monopolio de la importación y exportación de
todo tipo de carburante. En cuanto a los alcoholes, establecía el monopolio
sobre la importación, exportación y fabricación de alcohol y de las bebidas
alcohólicas destiladas. Finalmente, se autorizaba la instalación de fábricas de
portland para abastecer las necesidades de las obras públicas. La empresa debió
enfrentar desde su creación la oposición de empresarios nacionales que se veían
afectados por el monopolio del alcohol y al trust internacional del petróleo
que suministraba al país los subproductos y que eran apoyados por sus
embajadas.
ANCAP debía importar combustible refinado hasta que instalara su
refinería y obtener el suministro de crudo del exterior a partir de ese
momento. Ante la hostilidad de las petroleras se llegó a un acuerdo para el
suministro de crudo con la empresa soviética Luyamtorg, que aceptaba productos
uruguayos como parte de pago. En los siguientes años ANCAP hizo efectivo el
monopolio sobre el alcohol con la instalación de la primera destilería y comenzó
la elaboración de varias bebidas alcohólicas. En 1937 se inauguró la refinería.
El golpe de Estado de 1933 protagonizado por el presidente en ejercicio Gabriel
Terra, significó el fin del impulso estatista.
En setiembre de 1931, el Dr Gabriel Terra comenzó
una gira por el interior del país, donde se dedicó a criticar la Constitución,
el trabajo desarrollado por el CNA y marcó principios generales de reformas a
relizar. En tanto los herreristas y los riveristas se unieron políticamente al
plan de reforma constitucional del Presidente de la República en las elecciones
de 1932. El Dr. Terra con la excusa de los comicios reaunuda las giras por el
interior presentando un plan concreto de Reforma Constitucional, todo esta hace
presumir la inminencia de un golpe de Estado. Las ideas del Dr. Terra se
dirigen a un sistema más parlamentarista con mayor autoridad de los Ministros y
responsables ante el Parlamento y trataba de encontrar soluciones a la política
finaciera del Gobierno. Argumentaba que el plebiscito como manifestación de la
soberanía nacional estaba por encima d elos procedimientos que estabeciía la
propia Constitución para su reforma. La Campaña por la reforma constitucional
se aceleró. El 8 de abril de 1933, que era la fecha prevista para la
mussoliniana marcha sobre Montevideo, tuvo lugar una manifestación callejera en
Montevideo en tanto el Presidente realizaba una emisión radial. El golpe
se había realizado de un modo expeditivo e incruento. Terra había acusado a la
oposición de instigar al caos público. "El Día" y "El
Ideal" realizan denuncias y Terra realiza censura a la prensa. El 30 de
marzo se produce una declaración de estudiantes batllistas que acusa a Terra de
" estar preparando el motin más vergonzoso de nuestra historia". Tras
las medidas dispuestas por Terra al manifiesto estudiantil, la Asamblea General
desconoce su fundamento y las deja sin efecto. Se inicia una lucha de poderes
que al canza su punto culminate en la madrugada del 31 cunado Terra decreta
desde el Cuartel de Bomberos la disolución de las Cámaras y del CNA poniendo
fin a la Constitución de 1919. Solo el hecho heroico y solitario del resistente
Baltasar Brum llenó, al decir de Juan Oddone, el vacío de la resistencia.
Durante el período terrista que llega
hasta 1938, se advierte que, sin que se produjera un cambio radical respecto al
proceso estatista, este se debilita, lo que es congruente con las tendencias
antiestatistas que predominaban en el régimen dictatorial. Esto se evidencia en
las trabas puestas a la implementación del monopolio por parte de ANCAP y en la
forma organizativa privada que adoptó CONAPROLE, la otra importante empresa industrial creada por
iniciativa estatal en el período. El auge del Estado empresario La etapa de
culminación del intervencionismo estatal y del Estado empresario, coincide con
el período de industrialización por sustitución de importaciones (ISI) en
Uruguay, entre la Segunda Guerra Mundial y los inicios de la década del
setenta. Con la particularidad que en este país el éxito de la
industrialización referida tuvo corta duración y desde los últimos años
cincuenta se entró en un largo estancamiento económico, desocupación y
deterioro del Estado de bienestar construido en los años anteriores, y también
de sus empresas públicas. El Estado empresario en los primeros años exitosos de
la ISI tuvo una gran expansión debido al crecimiento de la cobertura y de las
funciones de UTE y de ANCAP, así como al aumento del número de empresas
principalmente por la estatización de las empresas británicas de servicios , el
pasaje de la línea aérea PLUNA de empresa privada a empresa mixta en 1944 y a
empresa estatal en 1952, y la fundación del SOYP, que en 1976 pasó a denominarse
ILPE. En 1947 UTE logra el monopolio eléctrico en todo el país. En el mismo
año estableció una estructura de tarifas
única nacional, con independencia de los costos de producción del servicio, lo
que significó una importante rebaja para el Interior. El mayor destino de la
electricidad fue el industrial y comercial, pero el uso residencial registró un
fuerte crecimiento, en el marco de caída persistente y significativa de las
tarifas reales. Otra característica fue la importancia de las inversiones,
entre 1945 y 1960 se construyen las dos primeras represas hidroeléctricas del
país y se amplió significativamente la principal central térmica del sistema
mixto. Obras financiadas a través de los primeros préstamos internacionales que
toma la empresa, principalmente con el BIRF. La expansión de ANCAP fue muy
importante en la posguerra luego de la situación crítica vivida durante la
Segunda Guerra Mundial. Para 1940 comercializaba casi la mitad del combustible
líquido consumido en el país y había impulsado la baja de las tarifas. Mediante
sucesivas remodelaciones de la refinería de La Teja estuvo en condiciones desde
1947 de suministrar la totalidad de los combustibles líquidos requeridos por la
demanda doméstica y de producir el fuel Oil necesario para el desarrollo
industrial que estaba viviendo el país. Los cincuenta fueron años de gran
expansión e inversiones, construyéndose una nueva refinería inaugurada en 1961.
La ampliación de la capacidad de las destilerías de alcohol permitió hacia 1949
satisfacer la demanda interna de alcohol y bebidas. Paralelamente ANCAP
promovía los cultivos de maíz y cebada para la producción de alcohol, así como
el cultivo del azúcar de caña en las tierras adquiridas en El Espinillar,
inaugurándose el ingenio en 1952. En estos años también se construyó una planta
de portland, inaugurada en 1956. En 1948, aprovechando que el Estado tenía
congeladas en Inglaterra 17 millones de libras provenientes de los suministros
efectuados durante la Segunda Guerra Mundial, se compraron a las empresas
británicas los ferrocarriles por 7,15 millones de libras, fundándose AFE en
1952. Desde la segunda posguerra, los ferrocarriles dieron pérdidas en diversas
regiones y países, y además presentaban
atraso en las inversiones. Las propias leyes de creación de las primeras
empresas públicas determinaron la asignación de las utilidades que produjeran.
La filosofía de la empresa pública batllista sostenía que las utilidades debían
quedar en las empresas. En el caso de UTE, por ejemplo, su ley de creación de
1912 estableció que se formara un fondo de reserva con el 10% de sus utilidades
y que con el resto se bajaran tarifas y se ampliaran las instalaciones. No obstante,
la propuesta de no utilizar los beneficios de las empresas públicas con fines
fiscales, fue rápidamente matizada frente a los apremios fiscales que impuso la
Primera Guerra Mundial. Así, por ejemplo
UTE y con la asistencia del Banco de la
República fue convocada a contribuir en dicha situación, aportando incluso por
encima de sus utilidades entre 1916 y 1919. En 1931 y 1932, debido al impacto
de la crisis de 1929, se deciden contribuciones extraordinarias de las empresas
públicas. En 1934, bajo la dictadura de
Terra, aumentaron en dos ocasiones los aportes, llegando a 80% sobre
utilidades, lo cual triplicó lo aportado por las empresas públicas en 1935
respecto a 1931. Estas nuevas contribuciones, si bien se planteaban como
transitorias, quedaron en aplicación hasta el final del gobierno de Terra (1938).
Nuevamente se establecieron contribuciones extraordinarias de varias empresas
públicas frente a los apremios fiscales durante la Segunda Guerra Mundial, a
partir de leyes de 1942 y 1944 y su renovación hasta 1946.”
¿Cuál fue
entonces el lugar y el rol del primer batllismo (1903-1916) que el sentido
común de los uruguayos, alimentado a lo largo del ciclo de enseñanza escolar y
liceal, tiende persistentemente a identificar como un momento casi rupturista y
a la vez fundacional del Uruguay moderno y del Estado empresario y social? Con
él, la expansión del Estado encontró un momento de culminación en el proceso
que vengo describiendo. El Estado intervencionista en lo económico y lo social
no germinó con José Batlle y Ordóñez pero sí se afirmó y expandió bajo sus
gobiernos. El aporte específico de este primer batllismo fue el de profundizar
ese intervencionismo ya existente y darle una orientación preferencial hacia
los sectores populares urbanos de aquel Uruguay de principios de siglo. Con el
batllismo no nació el Estado intervencionista sino el Estado deliberadamente
interventor y popular (Barrán – Nahum 1984).
Sin embargo y
como conclusión la visión de Luis Batlle va a marcar con claridad el rol del
Estado en el Uruguay. Hoy el debate pasa
por la búsqueda de nuevos paradigmas económicos, pero si realmente queremos
volver a ser un partido de masas debemos transitar la adecuación económica a
los tiempos actuales pero sin perder de vista la esencia del batllismo de
justicia social y justa redistribución de la riqueza.
"El discurso de Luis
Batlle se entronca con la tradición liberal, tal como había sido reinterpretada
por el batllismo de Don Pepe. Luis Batlle hizo frecuentes invocaciones a la
justicia social, con un énfasis claro del papel tutelar del Estado para proteger
a los más necesitados de la sociedad. También Luisito atacó a los que
consideraba demasiado ricos a los que consideraba enemigos de la sociedad pero
lejos de considerse un discurso que presentase a la sociedad enfrentada en
lucha de clases. Para Batlle Berres los demasiado ricos y los necesitados era
casos límite de una sociedad en la cual la mayoría de la población estaba bajo
el amigable paraguas del Estado batllista. Por esta razón el neobatllismo
tuvo un gran apoyo en la clase obrera, pero con un discurso no clasista
presentándose como una alternativa a una postura de lucha de clases. Los
trabajadores participaban en la vida política no en cuanto tales, sino en
cuanto ciudadanos del Estado Batllista( y clientes de la maquinaria política
del Partido Colorado) El hecho de que el orden social fuera libre y en armonía
y sin antagonismos sociales no obedecía a un orden natural preestablecido, por
le contrario al resultado directo de la estategia anticipatoria de los
gobiernos batllistas. Más claro que el primer batllismo, la visión neobatllista
es la mediación entre los distintos sectores sociales a través de la tutela
estatal" Ver Panizza, Francisco."Uruguay, batllismo y después"
EBO MVD 1990. Pág 96..
Ver.
Varios autores : “CIEN
AÑOS DE EMPRESAS PÚBLICAS EN URUGUAY: EVOLUCIÓN Y DESEMPEÑO” Revista de Gestión
Pública | Volumen II, Número 1 | Enero-Junio 2013 | issn 0719-1820 pp. 25-66
Barran, J.P., Nahum, B. Batlle los estancieros y el Imperio
Británico.
Panizza, Francisco."Uruguay, batllismo y
después" EBO MVD 1990. Pág 96