Tienen que ver con el 27 de junio de 1973. Golpe de Estado en Uruguay.
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“Quiero decir, simplemente, en mi calidad de Presidente de estos dos Cuerpos legislativos, que si un día –Dios no lo quiera así–, la prepotencia de la fuerza se alzara nuevamente contra ellos habré de defender su dignidad y con ella la Constitución de la República con un arma en la mano y no habré de salir de este recinto sino muerto.
En el día de hoy he guardado, en un cajón del escritorio de la Presidencia del Senado, un revólver y una pequeña caja de balas; un revólver que debí adquirir hace ya muchos años, catorce o quince años, cuando las autoridades policiales de la época –antes del golpe de estado– me informaron del hallazgo, en uno de aquellos escondites, que en su época se denominaban ‘Berretines’, de una serie de datos sobre mi persona, mi domicilio, mi cargo de abogado de una institución a la que he tenido el honor de prestar mi asesoramiento durante muchos años, antes y después de aquel episodio, y que hacían temer la posibilidad de la preparación de un atentado contra mi persona; un revólver y una pequeña caja de balas que, felizmente, jamás tuve necesidad de utilizar.
Naturalmente, no se me escapa que esos instrumentos habrán de ser absolutamente ineficaces contra el malón, si éste se desatara, alguna vez en este quinquenio, contra las instituciones.
“Quiero decir, simplemente, en mi calidad de Presidente de estos dos Cuerpos legislativos, que si un día –Dios no lo quiera así–, la prepotencia de la fuerza se alzara nuevamente contra ellos habré de defender su dignidad y con ella la Constitución de la República con un arma en la mano y no habré de salir de este recinto sino muerto.
En el día de hoy he guardado, en un cajón del escritorio de la Presidencia del Senado, un revólver y una pequeña caja de balas; un revólver que debí adquirir hace ya muchos años, catorce o quince años, cuando las autoridades policiales de la época –antes del golpe de estado– me informaron del hallazgo, en uno de aquellos escondites, que en su época se denominaban ‘Berretines’, de una serie de datos sobre mi persona, mi domicilio, mi cargo de abogado de una institución a la que he tenido el honor de prestar mi asesoramiento durante muchos años, antes y después de aquel episodio, y que hacían temer la posibilidad de la preparación de un atentado contra mi persona; un revólver y una pequeña caja de balas que, felizmente, jamás tuve necesidad de utilizar.
Naturalmente, no se me escapa que esos instrumentos habrán de ser absolutamente ineficaces contra el malón, si éste se desatara, alguna vez en este quinquenio, contra las instituciones.
Pero quiero afirmar, sí, que ese revólver y esas pocas balas, la última de las cuales dispararé contra mí mismo, estarán destinadas a ser la última defensa, si no de la integridad, sí de la dignidad republicana, democrática y representativa del Parlamento Nacional.
Comprendo perfectamente que estas son cosas no para decirse, sino para hacerse.
Pero creo que en la especial coyuntura que vive el país no está mal que se digan también. Y tengan ustedes la certidumbre absoluta de que, si el caso se diera, habré de ajustar mis actos a mis dichos”.
Comprendo perfectamente que estas son cosas no para decirse, sino para hacerse.
Pero creo que en la especial coyuntura que vive el país no está mal que se digan también. Y tengan ustedes la certidumbre absoluta de que, si el caso se diera, habré de ajustar mis actos a mis dichos”.
Ver:Eduardo Irigoyen García Facebook,