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martes, 18 de diciembre de 2012


Laicismo y anticlericalismo.

El laicismo es una posición por la que alguien guarda neutralidad frente a todos los credos y organizaciones religiosas. Implica equidistancia respecto de todas las religiones y desvinculación respecto de cualquier iglesia. El laicismo así considerado es un aspecto del liberalismo. El anticlericalismo constituye un punto de vista referido a la Iglesia antes que a la religión; rechaza la influencia política del clero en nombre de la soberanía del Estado; rechaza la intervención eclesiastica en la enseñanza en nombre del laicismo; se opone a una gravitación demasiado sensible de los clérigos sobre la vida social, teniendo en cuenta la naturaleza eminentemente civil de la sociedad contemporánea. En defintiva el anticlericalismo trata de evitar que los miembros del cuerpo eclesiástico desborden el ámbito funcional de lo estrictamente religioso.
El anticlericalismo de cepa liberal no persigue al Clero, desde que protege a la libertad de conciencia y la libertad de cultos, sino que rechaza, de aquél, influencias consideradas inconvenientes para la naturaleza del Estado y de la  sociedad. Laicismo y anticlericalismo constituyen, pues, dos concepciones distintas y diferenciables, aunque puedan consustanciarse en grado mayor o menor, según las circunstancias. Solo con referencia a un punto permanecen siempre en contacto; este punto es el de la enseñanza oficial. En efecto, desde que la función del clérigo es, por naturaleza, proselitista, se infiere que el Estado laico no pueda admitir a los miembros del clero en el cuerpo docente de sus instituciones de enseñanza.
El pensamiento laicista en el Uruguay admite, por lo menos dos orígenes. Uno de ellos es la resistencia de intelectuales y dirigentes al pontificado de Pio IX. Consiste otro en las corrientes filosóficas que primaron en los círculos intelectuales a partir de 1880. 
El 8 de diciembre de 1864 el Papa Pío IX publica la Enciclica "qunata Cura", complementada con un documento aclaratorio, el "Syllabus" o catalogo de errores por los cuales Roma fija la posición oficial de la Iglesia Católica ante la gradual y extendida secularización intelectual y política del mundo cristiano. La Santa Sede pone en evidencia, y niega considerándolos errores ora intelectuales, ora políticos, algunos de los principios que forman la base del Estado y de la sociedad. Estos hechos tuvieron su repercusión en nuestro país. En 1884 se constituyó la Liga Liberal, dirigida por Juan Paullier y Manuel Otero que condenó enérgicamente el Syllabus. Entre los años 1852 y 1885 la doctrina oficial de nuestro mundo universitario era el Espiritualismo Ecléctico. Esta doctrina creación del filosofo francés Victor Cousin había surgido en Francia en 1830. Era espiritualista, pues afirmaba la importancia de entidades conceptuales que están más allá de la captación de nuestros sentidos físicos y el razonamiento que en ellos se apoya para estimular el verdadero alcance del conocimiento humano. Era ecléctica, desde que admitía el equilibrio entre la Razón y la Fe, entre filosofía y religión. las dos hermanas inmortales, de acuerdo a la expresión del mismo Cousin.
El espiritualismo ecléctico había primado en la enseñanza universitaria de Francia durante la monarquía de Julio(1830-1848) y a aprtir de 1852, la enseña Plácido Ellauri, profesor de Filosofía de nuestra Universidad. En 1886 ocupa la cátedra el profesor Federico Escalada y, con este cambio, el Positivismo hace su entrada en la enseñanza oficial. Esta dortrina era ya conocida por la juventud culta de la época; sus principios se discutían en el Ateneo de Montevideo y en el Club Católico. El positivismo era de origen francés y había surgido y se había desarrollado paralelamente con el Espiritualismo ecléctico. El positivismo negaba la influencia de la razón abstracta y de la intuición, como instrumentos efectivos y fecundos del conocimiento humano. Ningún hombre puede descubrir la oculta esencia de las cosas, a todo lo que puede aspirar es a saber que leyes rigen el acontecer de las mismas y las relaciones existentes entre esas leyes. El conocimiento deriva de la experiencia u observación organizada del mundo físico, por lo tanto el positivismo es materialista y empirista.
El positivismo aceptado por los universitarios del país era spenceriano, filosofía del pensador inglés Hebert Spencer, quien agregaba una interpretación evolutiva del Universo y del Hombre derivada concepción del naturalista Charles Darwiin.
Los intelectuales uruguayos de confesión católica no podían admitir el punto de vista materialista del positivismo y emprendieron la defensa de la posición espiritualista. Las controversias realizadas en el Ateneo y en el Club Católico en torno de estos temas, constituyen una de las expresiones  más fecundas de la intelectualidad uruguaya.
Desde el año 1875 el diario "El Siglo" inicia campañas de prensa en pro del racionalismlo, el laicismo y el anticlericalismo. En 1878 aparece un diario católico "El Bien", dirigido por Juan Zorrilla de San Martin. En esta época aparece también "La Razón", dirigida por Daniel Muñoz. En 1886 durge "El Día" de José Batlle y Ordóñez orientado en la misma dirección filosófica. El proceso de escisión entre el Estado y la Iglesia se cumple en una triple dirección:
a) Laicización de la enseñanza oficial: tiene lugar en la Escuela Primariai. El decreto-ley de Educación común sancionado el 24 de octubre de 1877 bajo el gobierno del Coronel Latorre se pone a medio camino de una laicización integral.
b) Reasunción por el Estado de funciones públicas que este confiara a la Iglesia Católica: Secularización de los cementerios, 18 de abril de 1861, secularización del Registro del Estado Civil, 11 de febrero de 1879 y sometimiento de las instituciones religiosas al fuero civil de la Nación, con las leyes del 22 de mayo de 1885 que impone el matrimonio civil obligatorio  y previo a la ceremonia religiosa. Además dispone que todas las causas judiciales relativas al matrimonio deben ser resueltas por los tribunales de la Nación. Por ley del 14 de junio de 1885 sujeta a la autorización gubernamental la fundación de nuevas instituciones religiosas, reglametna la organización de las existentes y negaba validez civil a los votos monásticos.
 Ver: Historia del Siglo XX uruguayo, Juan Antonio Arcas, La Casa del Estudiante, Montevideo 1950. Paginas 34-40.

La salida del militarismo y el nacimiento de los partidos populares(1887-1894) por Juan E. Pivel Devoto


Después de la conciliación, es decir, después de un silencio casi absoluto de diez años, durante los cuales solo medrosa e ineficazmente habían dicho su palabra, vuelven los partidos a actuar en la vida pública con la espontaneidad que habían perdido durante el militarismo.
Las circunstancias les reclamaban grandes cambios; y ellos respondieron a sus naturales exigencias de evolución. Desde luego, en lo que se refiere al problema de la organización, se les nota la necesidad de imponer a su corriente interna la fuerza cohesiva de las formas más definidas, de cuadros regulares y estables. Comienzan a moverse los partidos como máquinas de rodaje complicados o mejor aun, de estructuras organizadas.
Hasta ese momento en los programas partidistas no habían aparecido sino como aspiraciones de carácter ideológico, político, electoral; a lo más algunas ideas relativas a reformas institucionales, administrativas o a problemas de cultura. Puede decirse que la conquista de las libertades políticas habían sido la tarea exhaustiva que se habían impuesto los partidos. El progreso material del país se había realizado sin su concurso, sin su estimulo, a veces hasta con desdén. Lo había intentado realizar efectivamente el militarismo en su primera etapa, imponiendo silencio absoluto a todas las opiniones.
Al reaparecer después de diez años los partidos de principios comienzan también a manifestar su interés por las aspiraciones de mejoramiento material que no tardarían en inscribir en sus programas. Otro aspecto que debemos señalar, quizá el más sintomático de una profunda evolución, es la superación de la antigua y estéril etapa de luchas entre el elemento popular y la intelectualidad que siempre había pretendido reservarse el papel conductor. Ahora se nota en primer término el esfuerzo de los partidos en el sentido de injertarse profundamente a la masa llena de pasión y colorido, llevándola a la acción política dentro de una organización estable y bajo una dirección intelectual. El caudillismo es valorado como una realidad rememorado como una tradición gloriosa, invocado como un instrumento de sugestión política. la palabra de orden no es ya más la lucha contra el caudillismo, sino contra el militarismo a quién hay que despojar definitivamente de sus pretensiones políticas, consagrando el triunfo del régimen civil.
El proceso de la anulación del militarismo, iniciado con la renuncia de Santos, se proseguía ahora con energía por etapas, paulatinamente, por obra de la política llamada de evolución. Comienza otra vez la tarea en el sentido de reconstruir los partidos. Los primeros trabajos fueron los del Partido Nacional. En diciembre de 1886 apareció "La República" que programaba sobre la base del principismo de 1872, una nueva organización, con la rememoración de Giró y de Berro (no de Oribe). Se quería la reunión de Comisiones Departamentales y de una Convención General integrada por delegados de todos los departamentos. Este movimiento recibió el apoyo de los emigrados en Buenos Aires. En diciembre se recibió la adhesión de Eustaquio Tomé, Jose M. Arredondo y Agistín de Vedia. Y en ese mismo mes de diciembre la Comisión Directiva Provisoria del Partido Nacional se dirigió a los integrantes del mismo, exhortando a la moderación y preconizando el esfuerzo para conseguir una representación propia independiente y digna en la Asamblea Legislativa a elegirse en noviembre de 1887. Y el 17 de febrero de 1887 la Comisión hizo un solemne llamamiento a la opinión, en que se hablaba de la necesidad de los partidos "elementos indispensables de orden social que por su acción recíproca difunden el espíritu de tolerancia, atenúan los errores, limitan los abusos de autoridad y fomentan la emulación benéfica".
También se hicieron trabajos de reorganización colorada, aunque era más difícil armonizar los elementos discordantes que integraban el partido. En enero de 1887 la Comisión Provisoria, heterogénea y conciliadora, hizo la convocatoria para una reunión en el Circo San Martín. Un grupo de ciudadanos colorados adhirió a la iniciativa de la manifestación del 19 de abril de 1887, desde Buenos Aires, lugar de su residencia. Entre ellos José Ellauri, Eugenio Abella, Segundo Flores, Antoni Bachini, Eugenio Garzón, Duncan Stewart, Bartolomé Mitre y Vedia, Pascual Costa, etc. Y el 19 de abril de 1887 se realizó esa gran manifestación partidaria que recorrió el camino entre las dos plazas y que, desde la Casa de Gobierno fue saludada por el Presidente y el Ministro de Gobierno. Era la primera vez que un partido organizaba un acto de esta naturaleza. Y esa noche apareció en la torre de la Luz electrica la bandera colorada, que según se dijo, se debió a la inspiración de Julio Herrera y Obes, decididamente empeñado en una política de Partido. El hecho provocó los comentarios desfavorables en la prensa y especialmente de "El Siglo" notas del 20 y 21 de abril de 1887.
También recrudeció la propaganda política del partido Constitucional, que tomó la iniciativa de la conciliación electoral, convocando para una reunión a realizarse en el mismo mes de mayo de 1887. Habló de ella José P. Ramírez y dijo:" Si desde nuestro origen fuimos una idea, una gran idea, hoy somos una fuerza, una gran fuerza de opinión que aun cuando no se traduzca en hechos materiales, constituirá de hoy en más el primer factor en el desenvolvimiento de los sucesos políticos". Recordó el origen del Partido Constitucional, remontando su nacimiento al 10 de enero de 1875. "No fue que digamos ni muy apacible, ni muy regalada, ni muy aristocrática su iniciación en la vida pública(...)el partido constitucional no es un mito, ni una oligarquía, ni una clase, ni una escuela, sino la reacción de todo el país que se opera paulatinamente contra el antagonismo de los recuerdos y de los odios sustituidos a las cuestiones de presente y porvenir que sólo deben preocuparnos en la actualidad de la República"(El Siglo,Montevideo,22 de marzo de 1887)
Entonces el Partido Constitucional levantó la idea de la conciliación electoral, por la formación de un Centro Electoral a que debían concurrir los ciudadanos de los diversos partidos políticos bajo una denominación común y transitoria, y no siendo esto posible, por el acuerdo de los partidos conservando cada uno su autonomía aun para el acto electoral.
Ver: Historia de los Partidos políticos en el Uruguay(1865-1897). Montevideo, Claudio García y Cía. Editores, 1943, Tomo II, Pp. 286-292.

viernes, 14 de diciembre de 2012

El primer golpe de Estado
Por Felipe Pigna

El nuevo gobernante asumía en medio de la expectativa general. Era por todos conocida su trayectoria de hombre honesto y democrático, un verdadero luchador por los derechos civiles que había escrito en un periódico que dirigía: “No os azoréis, aristócratas, por esta aparición. El nombre con que sale a la luz este periódico, sólo puede ser temible para los que gravan con la sustancia de los pueblos; para los que hacen un tráfico vergonzoso, defraudándoles en el goce de sus intereses más caros; para los que todo lo refieren a sus miras ambiciosas y engrandecimiento personal; en fin, para aquellos lógicoligarquistas que, sin sacar provecho de las lecciones que han recibido en la escuela del infortunio, preservan firmes en adoptar los mismos medios, de que usaron antaño, para dominar, en lugar de proteger, para destruir, en vez de crear.” 
Sus primeras medidas de gobierno fueron contundentes: suspender el pago de la deuda externa que se llevaba casi un tercio del presupuesto, ordenar las finanzas públicas, combatir a rajatabla la corrupción y fijar precios máximos para los artículos de consumo popular. 
Era demasiado para aquella clase terrateniente conservadora acostumbrada a engordar sus cuentas bancarias junto con sus vacas. A mediados de 1828, la prolongación de la guerra con el Brasil afectaba las exportaciones y el poder económico le negó al gobernador a través de la Legislatura los recursos necesarios continuar la guerra. Dorrego tuvo que firmar la paz con el Brasil, aceptando la mediación inglesa que impuso la independencia de la Banda Oriental. Así nacía la República Oriental del Uruguay en agosto de 1828.
La derrota diplomática de la guerra con el Brasil y el descontento de las tropas que regresaban desmoralizadas, fueron utilizados como excusa por los unitarios para conspirar contra aquel gobernador federal y popular. Dice Guillermo Furlong que “Julián Segundo de Agüero, el íntimo y el más grande admirador y colaborador de Rivadavia y su ex ministro predilecto, reunió en una casa de la calle Parque, hoy Lavalle, el día 30 de noviembre de 1828, a los que, al siguiente día, habrían de sublevarse contra el gobernador legal de Buenos Aires” 
Al amanecer del 1° de diciembre, las tropas de Lavalle, que estaban acantonadas desde la noche anterior en la Recoleta, fueron ingresando al centro de la ciudad por las actuales Florida, San Martín y Reconquista, hasta ocupar la Plaza de Mayo.
Dorrego pronto comprendió que sus pocos efectivos no le respondían y decidió marchar en busca de auxilios. 
Lavalle fue electo gobernador de facto en una fraudulenta ceremonia. Como lo harían en el futuro sus discípulos golpistas, prestó juramento ante el escribano mayor de Gobierno y nombró su gabinete compuesto por militares y civiles “respetables”.
Mientras toda la farsa se cumplimentaba, Dorrego llegaba a Cañuelas y se disponía a resistir. Se le unieron las fuerzas del general Nicolás Vedia, comandante de las costas del Salado y muchos gauchos “vagos y malentretenidos” que fueron a engrosar sus filas, haciendo caso omiso a las citaciones de los jefes unitarios.
La ayuda de Rosas no llegó a tiempo y Dorrego fue capturado. Algunos unitarios rivadavianos se dirigieron a Lavalle opinando sobre qué debía hacerse con el gobernador depuesto.
”Prescindamos del corazón en este caso. La Ley es que una revolución es un juego de azar, en la que se gana la vida de los vencidos cuando se cree necesario disponer de ella.” 
Juan Cruz Varela fue otro de los “asesores” de Lavalle: “Este pueblo espera todo de usted y usted debe darle todo. Cartas como éstas se rompen”. Por suerte Lavalle no rompió la carta y podemos leer con toda claridad la infamia y cobardía de aquellos hombres.
A Dorrego sólo le quedaban tiempo y ganas para escribir unas pocas cartas de despedida:

“Señor gobernador de Santa Fe, don Estanislao López.
”Mi apreciable amigo:
”En este momento me intiman morir dentro de una hora. Ignoro la causa de mi muerte; pero de todos modos perdono a mis perseguidores.
”Cese usted por mi parte todo preparativo, y que mi muerte no sea causa de derramamiento de sangre.
”Soy su afectísimo amigo
”Manuel Dorrego”

A su esposa le decía: “Mi querida Angelita: En este momento me intiman que dentro de una hora debo morir; ignoro por qué; más la Providencia Divina, en la cual confío en este momento crítico, así lo ha querido. Perdono a todos mis enemigos y suplico a mis amigos que no den paso alguno en desagravio de lo recibido por mí. De los cien mil pesos de fondos públicos que me adeuda el Estado, sólo recibirás las dos terceras partes; el resto lo dejarás al Estado. Mi vida, educa a esas amables criaturas, sé feliz, ya que no has podido ser en compañía del desgraciado.”
Y a sus hijas: “Querida Angelita: Te acompaño esta sortija para memoria de tu desgraciado padre. Querida Isabel: te devuelvo los tiradores que hiciste a tu infortunado padre.”31
El 13 de diciembre, Lavalle fusiló a Dorrego y así lo anunció en un bando destinado a pasar a la historia: “Participo al gobierno delegado que el coronel Dorrego acaba de ser fusilado por mi orden, al frente de los regimientos que componen esta división. La historia juzgará imparcialmente si el coronel Dorrego ha debido morir o no morir, y si al sacrificarlo a la tranquilidad de un pueblo enlutado por él puedo haber estado poseído de otro sentimiento que el del bien público.” 
San Martín, que llegó hasta Montevideo poco después del golpe de Lavalle, no tenía duda alguna sobre quién era el principal responsable del crimen y así se lo decía en una carta a su amigo O’Higgins: “los autores del movimiento del 1° de diciembre son Rivadavia y sus satélites, y a usted le consta los inmensos males que estos hombres han hecho, no solamente a este país, sino al resto de América, con su conducta infernal. Si mi alma fuese tan despreciable como las suyas, yo aprovecharía esta ocasión para vengarme de las persecuciones que mi honor ha sufrido de estos hombres, pero es necesario enseñarles la diferencia que hay entre un hombre honrado y uno malvado”. 
Casi como en un anuncio de los tiempos por venir, Salvador María del Carril, le aconsejaba a Lavalle falsificar un documento que hiciera las veces de acta judicial: “Me tomo la libertad de prevenirle que es conveniente recoja usted un ‘acta’ del consejo verbal que debe haber precedido a la fusilación. Un instrumento de esta clase, redactado con destreza, será un documento histórico muy importante para su vida póstuma. Que lo firmen todos los jefes y que aparezca usted confirmándolo. [...] Si para llegar siendo digno de un alma noble, es necesario envolver la impostura con los pasaportes de la verdad, se embrolla; y si es necesario mentir a la posteridad, se miente y se engaña a los vivos y a los muertos.” El que aconsejaba inventar un juicio que nunca existió sería designado años más tarde como vicepresidente de la primera Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Pero Lavalle, un poco más digno que Del Carril le contestó: “No soy tan despegado de la gloria, que si la muerte del Coronel Dorrego es un título a la gratitud de mis conciudadanos, quisiera despojarme de él; ni tan cobarde, que si ella importase un baldón para mí no pretenda hacer compartir la responsabilidad de ese acto con personas que no han tenido parte alguna en mi resolución.”
A Ángela Baudrix, la viuda de Dorrego, el Estado nunca le pagó el dinero del que le hablaba su marido en la carta de despedida. Tuvo que coser y hacer “tareas de doméstica” para sobrevivir junto a sus dos hijas, Isabel de 12 años y Angelita de 7. En 1845 Juan Manuel de Rosas le concederá una pensión de la que vivirá hasta su muerte.

www.audhe.org.uy/images/stories/upload/Revista/Revista_N_2/etchechury_mas alla del metal.pdf


MAS allá del METAl. CREDITO Y USOS MONTARIOS
DE LA DEUDA INTERNA EN EL MERCADO
FINANCIERO DE MONTEVIDEO, 1837-1855
Mario Etchechury Barrera



www.audhe.org.uy/images/stories/upload/Revista/Revista_N_2/etchechury_mas alla del metal.pdf

LA CIDE COMO INVITACIÓN A REPENSAR EL URUGUAY EN EL CONTEXTO DE LAS ESTRATEGIAS de deSarrollo de la PoSGUerra 1 estefanía Galván* Cecilia Moreira** daniela Vázquez*

www.audhe.org.uy/images/stories/upload/Revista/Revista_N_2/galvan et al cide como invitacion.pdf

martes, 11 de diciembre de 2012

Panorama histórico, político y cultural: civilización romana

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ROMA LA ULTIMA FRONTERA.mp4

Las diez grandes revoluciones de Egipto, de los faraones a Mubarak » La Aventura de la Historia, revista de divulgación elaborada por expertos y catedráticos de prestigio

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creartehistoria: Inmigración en Uruguay a comienzos del siglo XX

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La Peste Negra de 1348 « APHU

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lunes, 26 de noviembre de 2012

Los hijos de Hitler (documental) european spanish (1 de 3)


La enseñanza de valores para la vida: Lorenzo Batlle a su hijo José. Anécdota narrada por el Prof. Enrique Rodríguez Fabregat

de Miguel Lagrotta, el domingo, 25 de noviembre de 2012 a la(s) 18:27 ·
"Fue en carnaval. Tal vez en el carnaval de 1869. El pequeño Batlle andaba por sus 14 años(...). Miraba desde un ventanal de su casa a un grupo de máscaras. Y el grupo vino a detenerse en la puerta de Don Lorenzo Batlle, entonces presidente de la República. Don Lorenzo habías restablecido todas las libertades que encontró conculcadas, a comenzar lor la libertad de expresión. T aquellas máscaras-individuos que, sin duda en los anteriores gobiernos tenían muda la lengua y el alma en suspenso- venían ahora hasta la puerta del presidente liberal a cantarle canciones con las que lo satirizaban y zaherían. El hijo miró acercarse las máscaras con curiosidad. Las vio con alegría dispuestas al canto. Y comenzó este. Y con el volaban las más tremendas críticas contra su padre. Las primeras pasaron. Las segundas subieron de punto. A las terceras el muchacho no pudo más. Y probó su temple. Devolvió de pronto con un denuesto rotundo la coplilla injuriosa y brutal. Los enmascarados, aguerrido grupo de hombres, redoblaron la canción, repitieron el estribillo e insultaron por fin al muchacho. Este no pudo más. Y blasfemando, tomó de su cuarto lo que encontró más a mano: un jarrón lleno de agua y arrojó contra las máscaras agua y jarrón. Luego, para que no pudieran considerarlo en seguro, salió a la calle. Y descargó un violento manotón sobre el primer mascarita que se le cruzó al paso. Comenzó la pelea. El muchacho daba golpes y los recibía. la calle se llenó de gritos. Hasta que de pronto aparece el propio don Lorenzo. Bastó su presencia para que la lucha cesase. Llamó a su hijo que acudió a su lado mascando iras. Lo reconvino con serena palabra. Y rogó a los enmascarados que continuasen libremente sus canciones.  Y el padre le dijo después al niño: -Esta es una fiesta popular. Cuando estos hombres llegan a mi puerta a cantar estas cosas proclaman, sin quererlo, que ahora tienen lo que no tenían: libertad. Cuanto más me critican, mayor homenaje le rinden a mi conducta de gobernante y grande es la satisfacción que me da escucharlos.- -¿ Es justo acaso-le interrumpe el niño- que digan de ti tantas cosas y que yo lo tolere?. Y al niño se le nublan los ojos. Pero el Padre continúa imperturbable:
-Es justo que ellos digan hasta la injusticia. Teme la crítica quién tiene ocultas culpas. A veces puede salir la verdad de una canción de enmascarados. Hay criaturas que se sienten libres solo en Carnaval, bajo la careta. A ellos llega especialmente mi amparo, para que se acostumbren a ser libres todos los días del año. Estos que ahora me hieren temblaron antes. Cuando recuperen su dignidad civil no necesitarán agraviar ni enmascararse. Por otra parte piénsalo bien: el pueblo que tanto sufrió goza en estas fiestas. Todo esto lo pensaba yo, escuchándolos desde la otra ventana hasta que tú interrumpiste el canto. Y el niño no olvidará jamás estas generosas palabras. Tal vez cincuenta años después oíamos de sus propios labios este relato"
Lorenzo Batlle legó a sus hijos: honestidad, transparencia, sinceridad, capacidad y confianza, valoración de la educación y un espíritu profundamente liberal.
Enrique Rodriguez Fabregat. José Batlle y Ordóñez : El Reformador.Editorial Claridad. Buenos Aires 1942- Pagina 132.
Nota: el Prof Rodriguez Fabregat es familiar directo, Abuelo de mi señora: Lic. Psic. Salomé Rodríguez.

El liberalismo político desde las páginas de El Siglo. 1863-1870

de Miguel Lagrotta, el jueves, 22 de noviembre de 2012 a la(s) 13:10 ·
La generación liberal del partido colorado tuvo en El Siglo a partir de 1863 su espacio de resonancia. Allí realiza su bautismo político José Pedro Ramírez luego de desarrollar periodismo literario desde el diario El Plata. Ramírez fue uno de los primeros redactores políticos junto con el Dr. Carlos de Castro, el Dr. Gregorio Pérez Gomar, Adolfo Vaillant y Dermidio de María. Al cenáculo del El Siglo ingresa ya durante la Presidencia de Lorenzo Batlle una camada juvenil que se caracterizaba por ser romántica y batalladora y que llevaría adelante los deseos y anhelos del principismo doctrinario: ingresan Carlos María Ramírez, Julio Herrera y Obes recién llegado de la campaña militar en el Paraguay, José Pedro Varela y muchos más. En torno al diario El Siglo, la juventud del Club Universitario, seguidora fiel de Benjamin Constant y Alexis de Tocqueville, se iniciaba en el  librepensamiento racionalista por las enseñanzas de Plácido Ellauri y las lecturas apasionadas de Francisco de Bilbao con una gran simpatía por la democracia norteamericana le daran forma a una doctrina civilista y liberal que le permitiran desarrollar una recta conducta cívica y moral. Desde este medio de prensa cumplen el aprendizaje político dentro del Partido Colorado una verdadera elite de jóvenes que escribían en las columnas de la prensa.. El Siglo asistió todo el desarrollo intelectual de esta generación a través del análisis de la problemática política forjada en los rígidos moldes  del constitucionalismo liberal y en el ejemplo de la democracia norteamericana. En la atmósfera problemática que siguen al asesinato del General Flores, surge la presidencia de Lorenzo Batlle, que representaba dentro del partido Colorado la mediación ecléctica(J.A.Oddone, 1956) entre el caudillismo y el principismo: "Hombre de principios, soldado de la Defensa de Montevideo, no me apartaré del estricto cumplimiento de la ley. Propenderé a la unión del Partido Colorado gobernando con los hombres más dignos de ese partido, sin esclusión de matices y sin exigir otra cosa para los cargos públicos que el patriotismo, la capacidad, la honradez...(Lorenzo Batlle, Manifiesto, 1868). Su temperamento contemporizador le generó la oposición de los grupos colorados que desde el principismpo o el caudillismo, condenaban cualquier intento conciliatorio. La gran crisis económica de 1868:" Estos tres años 1868-1870, fueron infaustos; todo en ellos fue contrario a la prosperidad pública, causa políticas y naturales: el cólera en 1868 interrumpiendo la faena de los saladeros y rediciendo a la mita las exportaciones, conmociones políticas, epidemisa rurales, terribles lluvias, liquidación de negocios(...) produjeron la terrible crisis finaciera que todos hemos presenciado..."(Fernando Torres, memoria sobre la Hacienda pública,1871). Simultaneamente Carlos María Ramírez reaccionaba violentamente contra la administración de Lorenzo Batlle, calificando su política como nefasta y a sus colaboradores de adulones, mientras el Ministro de Gobierno de Batlle, José Cándido Bustamante amenazaba al periodismo combativo con el jurado, la cárcel y el destierro. El principismo muestra ante la opinión pública al gobierno como causante de todos los males. Desde El Siglo se definió a la presidencia de Lorenzo Batlle como "la más funesta de las administraciones que nuestro soportara" Esto alentó el levantamiento y a la reacción blanca liderada por Anacleto Medina y Timoteo Aparicio.

Julio Herrera y Obes en la Redacción del Diario El Siglo 1868
" En el año 1868 era "El Siglo" el diario de mayor importancia de este país, no solamente por la autoridad de su palabra, sino por su circulación(...)El director político era José Pedro Ramírez que se hallaba entonces en el cenit de su popularidad y de su prestigio, conquistado con su elocuencia tribunicia, con su pujanza de polemista y su autoridad moral(...) A mi lado, en la redacción, estaba Carlos María Ramírez, casi un niño, pero como Pitt entraba en la vida pública precedido de los fulgores esplendorosos que anuncian desde su Oriente a esos grandes astros del mundo moral(...)

Sin formar parte de la redacción, pero colaborando activamente en la propaganda, estaban el  doctor Pedro Bustamante, crítico sagaz, carácter honrado y austero como Catón, de quién tenía también la aspereza del lenguaje y la altivez cívica(...) Bonifacio Matínez, bohemio de nacimiento, talento intuitivo, adorador de los principios absolutos, los exponía en forma de brillantes apotegmas, pero eslabonados con tal arte que el lector no advertía que aquellas proposiciones sentenciosas carecían de demostración.

José Pedro Varela, escéptico entusiasta y crédulo; ateo místico; partidario sin partido; utilitario y egoísta en teoría, en los hechos generoso y abnegado(...)Su fecundidad era inagotable. En aquellos días que falta tema y el regente pide " material para tres columnas", acudíamos a José Pedro que, de inmediato, se sentaba a escribir y al cabo de dos horas nos daba las tres columnas de prosa fluida, elegante, amena y tan sustanciosa como era posible(...)

Juan Augusto Ramírez era el francotirador de la legión. Su independencia de carácter era refractaria a toda disciplina, y por eso peleaba siempre solo y por su cuenta en las líneas avanzadas(...) Miguel Herrera y Obes, carácter du una pieza, inteligencia clara y vigorosa, pero apática para producir. Sus artículos eran buenos, pero de diez que empezaba concluía uno...Adolfo Cabrjo, que corregía el diario, y de cuando en cuando se acordaba de los malos tiempos de 1857, en que redactaba "El Sol Oriental" a razón de paliza por artículo. Esteban Nin, el traductor de noticias y de artículos sacados con exquisito gusto de diarios y revistas europeas, era una verdadera inteligencia esterilizada por el alcohol que, sin embargo, no le hacía perder el tino ni el " esprit"(...) La Cabrionera bulluciosa, discutidora, activa, era un club jacobino permanente, cuya intemperancia de opiniones y de lenguaje trascendía con frecuencia a las columnas del diario..."

Raíces del sistema político uruguayo. El Pluralismo, examen de la experiencia uruguaya.Por Castellanos-Pérez

de Miguel Lagrotta, el domingo, 25 de noviembre de 2012 a la(s) 19:27 ·
Tomado de El Pluralismo en la experiencia Uruguaya. Tomo II, Montevideo 1981. Pp. 241-244.

"El sistema político uruguayo durante todo el periodo de vigencia de la Constitución de 1830, fue esencialmente bipartidista; no alcanza para desvirtuar tal afirmación el surgimiento esporádico de otros pequeños grupos partidarios, de vida efímera y escasa gravitación en la vida pública, como lo fueron el Partido Radical en 1872 y el Partido Constitucional en 1880, ninguno de los cuales alcanzó el siglo XX.
Se ha expresado con demasiada frecuencia la atribución de este bi-partidismo a sus orígenes históricos vinculados a los jefes-caudillos de la "Patria Vieja" Rivera y Oribe, adversarios en la Batalla de Carpintería el 19 de setiembre de 1837 donde se exibieron por primera  vez las tradicionales divisas blancas y coloradas.
Sin dejar de reconocer la influencia que ambos pudieron tener en la formación de nuestros primeros bandos multitudinarios, su caracter de milicias o huestes convocadas y reunidas con fines bélicos, les quitaba todo carácter de partidos politcos propiamente dichos. Acaso el Presidente Oribe(1834-1838) intentó sin éxito la formación de un partido nacional que apoyara la obra de su gobierno,"partido que aspiraba a ser, no solo un sector de opinión, sino un principio de la unificación política, que uniformara a todos los amigos del orden bajo el lema Defensores de las leyes"(Pivel, Historia de los Partidos Politicos, tomo I pág.62)
En la lucha eleccionaria llevada a cabo en el país luego de finalizada la lucha entre 1837 y 1851, fue la perfiló los partidos nacionales, por cuanto bandos o facciones formadas anteriormente en torno a aquellos(Rivera-Oribe). Tuvieron manifiestas alianzas con los partidos argentinos durante el desarrollo de aquella lucha: Oribe con los federales acudillados por el gobernador de Buenso Aires, don Juan Manuel de Rosas, y Rivera con los unitarios, enemigos de éste y asilados en Montevideo como Juan Lavalle, Juan Bautista Alberdi, José María Paz, José Rivera Indarte, enter otros.
El sistema electoral establecido por la Constitución de 1830 contribuyó a nuestro bipartidismo tradicional, pues según Duverger es casi una ley sociológica que la votación mayoritaria tiende al dualismo de los partidos.(M.Duverger,Los partidos Políticos, México, 1957. Pág.243)
La lucha por la hegemonía política tal cual lo determina el sistema de mayoría excluyente y minoría excluída del gobierno de la República, hace que la primera se agrupe para defender sus posiciones gubernativas, y la segunda se organice para su conquista en las subsiguientes instancias electorales; en el fondo no son otra cosa que el oficialismo y la oposición sin mayor contenido ideológico ni programático.(...)
El antagonismo se hizo manifiesto a la hora de la revolución; los grandes y pequeños hacendados, en su mayoría hijos del país, se plegaron a ella; los comerciantes montevideanos, en su mayoría españoles, guardaron fidelidad a la Corona; casi dos partidos: el de la campaña, exploliada por los tributos y prestaciones de las autoridades españolas de Montevideo; y el de la ciudad beneficiaria de los cortos auxilios de la Real Hacienda para obras de utilidad pública.
Al dominio español 1724-1814 siguió la dominación directorial bonaerense 1814-1815 y tras un breve gobierno patriota 1815-1816 la dominación luso brasileña 1816-1828: en todas ellas la burguesía mercantil montevideana se plegó, la primera, al dominador, en tanto la campaña resistió hasta 1820.
Entretanto una élite intelectual urbana montevideana se aprestaba a asumir la dirigencia política de aquellas masa, poniéndose al amparo de los caudillos como redactores de sus proclamas y manifiestos públicos; serán los doctores del Gobierno de la Defensa y del Gobierno del Cerrito que a la hora de la fusión renegarán de los caudillos...
Al termino de la lucha que presidieron ambos gobiernos, quedaron igualmente tendidas las líneas antagónicas: la ciudad imbuida de un espíritu liberal nacido del aporte de una numerosa inmigración extranjera, en su mayoría de orígen europeo, franceses, italianos, ingleses, en tanto la campaña por naturaleza conservadora, reacia a la penetración de gentes e ideas.-
Liberales y Conservadores fueron las denominaciones más corrientes de los partidos políticos de Hispanoamérica, fue el germen de los partidos tradicionales uruguayos respectivamente; el primero con su base principal en la capital incluyendo a la burguesía mercantil, industrial e intelectual. El segundo con su asiento mayoritariamente en la campaña con el patriciado terrateniente, el campesinado y el proletariado rural.
El triunfo de la revolución del General Flores,1863-1865 contra el último gobierno fusionista del presidente Berro, 1860-1864, introdujo una variante fundamental en el bi partidismo uruguayo: la del Partido dominante, categoría política inventada por Duverger en 1951, especie de intermedio entre el pluralismo y el partido único; este partido dominante fue el Partido Colorado desde 1865 hasta 1917.
El gobierno de Partido pregonado por el presidente Lorenzo Batlle, 1868-1872 fue la fórmula del Partido Dominante en nuestra estructura política bi partidista. La política de co participación entronizada a partir de 1872 y la de acuerdos a partir de 1897, no modificó sustancialmente la situación del Partido Colorado como dominante, desde la Presidencia del General Santos, 1882-1886 hasta la del Dr. Feliciano Viera 1915-1918 fue el partido de Gobierno, excepto el periodo dictatorial del Coronel Latorre,1875-1879, quién contó con el apoyo de hombres de ambos partidos tradicionales en distintos planes de su acción gubernativa. Con el establecimiento de la representación proporcional en la Constitución 1918 se inicia el multipartidismo en la historia política uruguaya y su participación el gobierno de la República."
Ver: Cuadernos de Ciencia Política.Los Partidos Uruguayos y su Historia(I). El Siglo XIX Prologos de G.Caetano-J.Rilla.ICP-FCU Montevideo, abril 1990.Pás46-48

Los debates de prensa sobre los cuestionamientos de los Partidos: 1833. Por Juan E. Pivel Devoto.

de Miguel Lagrotta, el lunes, 26 de noviembre de 2012 a la(s) 11:45 ·
La idea de lo que podía ser un partido político, de la función que debía cumplir, aparece todavía confusa en los debates periodísticos de la época. Admitiéndose en general la conveniencia de que existiera un periódico de oposición y crítica a la opinión "ministerial", no se consideraba beneficioso para el país la existencia de un partido estable con calidad de opositor. En 1833, "El Universal" negaba que alguna vez hubiera existido entre nosotros una fuerza política a lo que en realidad se pudiera calificar de partido. "No podrá decirse, expresaba, sino con suma impropiedad que haya existido nunca en el País un partido organizado de oposición al Poder, consagrado a defender la libertad y los derechos del pueblo"(El Universal, 24 de enero de 1833). Lo que había existido según Antonio Díaz, era una "facción rebelde"
En el concepto del mismo comentarista:"Partido político es aquel que se forma por la discrepancia de opiniones sobre el modo de conseguir una cosa; bien sea ella de una utilidad o interés público positivo, o bien seaq ilusoria porque los partidos  tienen también sus pasiones". Las diferencias de opiniones doctrinarias en torno a problemas de gobierno, a cuestiones de economía política, era lo que a su modo de ver podía acordar a los partidos un origen legitimo, mientras no atacasen a las instituciones. Consideraba perjudiciales aquellos partidos nacidos de las discrepancias que suscitaba el sistema de gobierno después de constituído el país, como ocurría en Argentina. "Felizmente en este Estado no hay esa clase de Partidos, ni Dios lo permita"("El Universal", 22 de marzo de 1833)
El carácter revolucionario que después de 1832 tuvo el choque entre los ministeriales y la facción opositora lavallejista, fortaleció la idea de que toda crítica sistemática a la marcha del gobierno resultaba perjudicial para las instituciones. Pero después de 1835, una vez que el gobierno de Oribe definió su orientación en lo administrativo, cunado ya se podía saber cual sería su tendencia política, se renovó con ardor la idea de que la lucha entre la oposición y el gobierno debía ser un fenómeno natural en el juego de las opiniones y los intereses.
"El Independiente" y "El Nacional" defendieron con brillo la idea de que la crítica a los actos del gobierno era el principio sobre el cual reposaba la estabilidad del sistema republicano. Santiago Vázquez escribió al respecto comentarios muy sagaces: "En los pueblos más bien gobernados del orbe ilustrado en quienes las garantías y las leyes son cosas menos quiméricas que lo que lo han sido para los antiguos subditos de los españoles, los opositores y los ministeriales, discutiendo en público son los que ilustran las masas, conservan el espíritu nacional, e inspiran amor a las instituciones, a los poderes y publicistas que satisfacen los pedidos de la sociedad, y han eternizado los nombres de los maestros del hombre y sus derechos. Allí, donde escritores animan y conservan esa división que sostiene la libertad del pueblo, y los derechos de los poderes, se hallan contrabalanceadas las aspiraciones, refrenados los avances de los que mandan, contenidas las exigencias exageradas de la ambición, y castigada por la ley y el desprecio público, la licencia de escribir"(El Independiente, 27 de junio de 1835)"Entre nosotros, la censura, es lo que en otros pueblos la oposición: una necesidad social destinada a economizar errores y arrepentimientos, la salvaguardia de los derechos y el agente más apropósito para desarraigar el interés"El Independiente,27 de junio de 1833)
El Universal, que continuó siendo un órgano adicto a la opinión ministerial señaló el peligro de que la censura sistemática de los actos del gobierno por la prensa estimulara esa inclinación anarquica, sin que llegara a formarse un partido opositor en el plano de las ideas. Por su parte El Nacional definía cual debía ser el carácter de ese partido de oposición: "El partido de oposición hablando con propiedad está formado por sí mismo sin combinación ni artificio, en los países adelantados en la carrera de la civilización, uno de sus focos naturales es la prensa periódica; sus armas jamás salen de la esfera de la razón; sus simpatías son siempre hijas del convencimiento, sus resultados no pueden ser otros que los progresos"(El Nacional, 10 de octubre de 1835)
Dos años más tarde, cuando la experiencia de los hechos había ratificado cuan dificil resultaba lograr en nuestro medio que una fuerza permanente limitara su acción al plano de la censura sin llegar a convertirse en revolucionaria, El Universal persistía en que la oposición no debía teñirse de color político, no debía sujetarse a un sistema, ni identificarse con un partido. De tal modo decía, "hoy se opone a una cosa, mañana a otra, pasado aprueba lo que parece bueno", sin el exclusivismo que resultaba de la sujeción a la divisa partidaria.(El Universal, 2 de setiembre de 1837)
La idea de que pudieran constituirse organizaciones políticas con carácter permanente chocaba con el concepto que se tenía de cual debía ser libertad del individuo. ¿Qué es un hombre que se declara o confiesa miembro de un partido?

lunes, 19 de noviembre de 2012

domingo, 18 de noviembre de 2012

La Crisis del sistema político uruguayo hasta 1973. Por Dr. Luis Costa Bonino.

www.costabonino.com/CrisisSPU.pdf

La formación de la CNT.

de Miguel Lagrotta, el domingo, 18 de noviembre de 2012 a la(s) 15:17 ·
El proceso comienza a concretarse en 1960 con la CTU, que no era un punto de llegada sino que era una etapa hacia el proceso de unidad, más que nada por  sus estatutos y por su mecánica de funcionamiento su actuación buscó la coordinación con todos los gremios, incluso con los que no estaban afiliados. A estos últimos se los invitó para que participaran con voz y voto en un Congreso Ordinario realizado en 1963. Fue el paso previo a que en 1965 en el mes de setiembre se convocara a la reunión de una Convención Nacional de Trabajadores. Se trataría de una instancia coordinadora que resuelve entre otras cosas una Plataforma y un Programa de Soluciones que orientarían la lucha sindical hacia objetivos concretos. Se establece, además, la aprobación de una moción que establecía que en caso de Golpe de Estado, los obreros ocuparían inmediatamente los lugares de trabajo. Este punto, se maneja con la memoria puesto que no se ha encontrado esta decisión en las resoluciones de 1964 ni en los estatutos de 1966. Según Héctor Rodríguez: "El movimiento sindical adoptó un estado de alerta frente a este tema y se afirmó la conciencia de los trabajadores como tales y los sindicatos como tales podían hacer algo contra un golpe de estado: y era declarar la huelga general con ocupación de los lugares de trabajo"
Los pasos importantes para la unificación fueron varios pero se considera relevante la resolución sobre la integración y el funcionamiento de los organismos centrales redactados por Gerardo Gatti, militante anarquista que representaba al Sindicato de Artes Gráficas, gremio no perteneciente a CTU y que fue aprobada por todos los asistentes con mayoría socialista y comunista. Allí comienza la convivencia entre orientaciones sindicales que hasta el día anterior habían sido fuertemente antagónicas. Este proceso  es el resultado de las experiencias anteriores que se orientaban al mantenimiento del salario y en la defensa de las libertades sindicales. La principal caracteristica de la CNT fue la preocupación de enfocar los problemas de los trabajadores que integraban los distintos sindicatos con una visión global. A comienzos de abril de 1965 se realizó el primer paro general, en los meses de setiembre y octubre de 1966 la CNT aprueba sus estatutos y se establece la central única. Una de las primeras decisiones de la Convención en el año 1964 había sido la convocatoria de un Congreso del Pueblo en donde tuvieran representación todos los trabajadores y las agrupaciones de diferentes sectores populares. El planteo era la búsqueda de un plan de soluciones nacionales coordinando todos los sectores. El Congreso se reúne en aqosto de 1965 y se integró con delegados de muchas organizaciones, desde iglesias hasta comisiones barriales, pasivos cooperativistas, la CTU, etc- En el mismo se crea un organismo permanente denominado Asamblea Representativa Nacional. En Marcha se escribe el 13 de agosto de 1965:"el congreso(...) no se opone al orden estatuído sino que es una forma de petición organizada de todos los sectores a quienes tienen el poder: cuando proponga al Gobierno sus soluciones, éste tendrá que escucharlas" Hubo todo tipo de acusaciones por parte de los sectores conservadores, desde la prensa se afirmó que la Embajada Soviética había financiado el Congreso y que el Municipio de Montevideo integrado por el Partido Colorado había facilitado el alojamiento a las delegaciones del interior. Uno de los principios fundamentales que surgió de este Congreso fue que " ...debía mantenerse como un movimiento social que actuara al margen de los partidos políticos" de este modo sería una organización de todo el pueblo sin exclusiones. Las resoluciones del Congreso se convirtieron en el programa de toda la izquierda, sobretodo el Plan de Soluciones a la Crisis que fue el soporte ideológico que tomaría luego el Frente Amplio.
Ver: El Uruguay de la Dictadura. El preambulo: los años 60. Carlos Demassi. Paginas 27-28.

creartehistoria: Propuesta económica del artiguismo: sobre la poses...

creartehistoria: Propuesta económica del artiguismo: sobre la poses...: "Reglamento Provisorio de la Provincia Oriental para el Fomento de la Campaña y Seguridad de sus Hacendados:  Articulo 1:  El señor alcal...

sábado, 17 de noviembre de 2012


El legado político del Siglo XIX. Gerardo Caetano-José Rilla.

de Miguel Lagrotta, el Sábado, 17 de noviembre de 2012 a la(s) 23:33 ·
Aunque tal vez hundan sus raíces en las tensiones de la Patria Vieja, es sabido que los bandos políticos del Uruguay se definieron, con imprecisión, una vez concluida la primera fase de las crisis independentistas (1820-1830) y concluída también la estructuración del primer marco constitucional, la configuración moderna del sistema partidario(1910-1934) responde en gran medida a dos singularidades facilmente apreciables de nuestra historia política: la del legado del siglo XIX y las de nuestro proceso de modernización. No es posible aludir al legado decimonónico sin partir de una lúcida interpretación de Carlos Real de Azúa que no evitaremos transcribir: "Si hay que partir de un hecho- mejor dicho de un cuadro de fenómenos- este no puede ser otro que la patente, innegable debilidad que en el Uruguay del siglo XIX presentó la constelación típica de poder del continente. La hegemonía económico social de los sectores empresarios agrocomerciales y su entrelazamiento con la Iglesia y las fuerzas armadas como factores de consenso y respaldo coactivo, respectivametne, no asumió-se decía- la misma consistencia que poseyó en casi todo el resto del área latinoamericana". Cuando asome el nuevo siglo será tarde para conformar esa cosntelación, pero quedará abierto el espacio para el impacto de los fenómenos políticos de la modernidad, que se desplegará con comodidad durante las primeras décadas del siglo XX.
Puede considerarse también parte del legado, la consolidación efectiva del tradicionalismo bipartidista. El mismo implico, en un proceso de tensión y alimentaciones recíprocas la definición de un estilo casi siempre reductible a las respectivas historias partidarias, ordenadas en torno a implicancias socioeconómicas, símbolos y fidelidades genealógicas. Correlato de tales persistencias es el fracaso de los sucesivos intentos de su superación. Aquellos partidos del siglo XIX, tal vez de masas pero no de masas electorales lograron superar la embestida que desde su interior o el exterior pretendió quebrar el bipartidismo básico. El fusionismo(1853-1863), el Principismo(1872-1876) y el Constitucionalismo a partir de 1881 no supieron convocar aquellas masas y más bien sirvieron de precedente al carácter marginal de  los partidos de ideas más modernos. Dicho esto sin perjuicio de reconocer que tal marginalidad no supuso en forma alguna un aislamiento: no es magra la lista de sus aportes a los partidos tradicionales. Seguramente ellos también fueron partidos picana como diría mas adelante del suyo don Emilio Frugoni.
Es indudable, además, una debilidad congénita del Estado patricio de 1830, incapaz de acotar una población de un marco territorial largamente indefinido y extraerle recursos para su mantenimiento. Fue con el militarismo que la presencia del Estrado se vovió notoria( consolidó la propiedad privada, comenzó a implantar  un sistema educacional de masas, eclipsó al caudillismo, reasumió compromisos financieros internacionales) transformándose en referencia ineludible de poder político- De alguna manera la ubicación en el proceso político nacional comenzará a depender desde entonces de los actores con el aparato del Estado.
Diversas instancia problemáticas contribuyeron a dar perfil a las distintas opciones partidarias.Así por ejemplo la enconada lucha por la tierra, mientras persistió alimentó una dinámica de premios y castigos por le accionar político y un estilo de confrontación predominantemente bélico y rural. Las Guerra Civiles al confundir la lucha por la tierra con la lucha por las divisas le dieron a ésta un contenido épico que nutrirá su carácter de tradicional. Agreguemos que, como es sabido, una cierta hegemonía blanca significó una acotación ambiental que podría explicar el acento más conservador y la dirección más regionalizada. Es obvio que lo completamente opuesto no pertenece al Partido Colorado que si bien se apostó en la ciudad-puerto, tuvo sus orígenes no menos rurales y tal vez más genuinamente caudillescos que su adversario.
El orden político expresado en la Carta Magna de 1830 fue también un permanente núcleo de controversias(...)
No es menor el problema de la identidad nacional. Configurado el Uruguay con alguna antelación a los uruguayos, las fronteras estatales demoraron en coincidir con las fronteras partidarias. Partidos políticos restringidamente nacionales, no hubo hasta el fracaso de la experiencia nacionalista de Bernardo Berro y más aún hasta concluida la segunda fundación del Estado durante el militarismo.
También fue un legado del Siglo XIX un estilo de hacer política en cada uno de los partidos, que será retomado por ellos hasta la actualidad, se basa en la relación del Partido con el Estado. Cuatro décadas de posesión del gobierno y del Estado enlazaron al Partido Colorado al proceso de formación de la burocracia política y del Ejército Nacional. Tal privilegio lo aventajó respecto a lso blancos, en la medida que significó poseer instrumentos de control socio-política, las relaciones con la sociedad, en cambio, no permiten detectar tal predominio de uno de los partidos. En tal sentido, blancos y colorados podían ocupar un espacio vertical en la socieda uruguaya de comienzos del siglo XX.
Ver: Los partidos Políticos Uruguayos y su historia. FCU-ICP. Gerardo Caetano-José Rilla. Prologo. Paginas 12-15

El "partido obrero" por Carlos Zubillaga. Nota aparecida en "Sindicatos y política. Historia de proyectos y bloqueos" Brecha.

de Miguel Lagrotta, el Sábado, 17 de noviembre de 2012 a la(s) 14:29 ·
Cuando la crisis estaba en su momento clave surgió en Montevideo un nuevo órgano de prensa contestatario. Titulado El Partido Obrero , vio la luz el 19 de agosto de 1890, dando cabida en sus páginas a una prédica de matriz socialista que marcó desde el inicio la distancia ideológica existente con el anarquismo, a la vez que permitió combatir al católico El Bien , por inconsecuencia con lo que denominó "socialismo de las nuevas encíclicas" El periódico levantó una plataforma reivindicativa de los derechos de los asalariados, a la vez que propugnó la creación de una fuerza política de clase, que configurara el instrumento eficaz para el logro de aquella, eludiendo así el compromiso de los trabajadores con un sistema político fuertemente excluyente.
Resulta de interés apreciar en que grado el marco institucional generado era incapaz de ofrecer a los asalariados -un alto porcentaje de extranjeros- un canal de participación legítimo. Por un lado los partidos tradicionales con sus condicionamientos orgánicos y su indefinición programática, y por otro lado el sistema electoral restrictivo y marginador, contribuían a plantear a los sectores asalariados la única alternativa para sus necesidades de participación: la vía sindical. Una vía que aparecía, por lo demás, al margen del sistema, por no existir una normativa jurídica que reconociera el fenómeno laboral como un ámbito del conflicto a cuya solución debía recurrir el Estado.
De la percepción de esa alternativa surgió la idea de crear una fuerza partidaria integrada por obreros, sustentada en el respaldo de las organizaciones gremiales y proyectada como instrumentos de acción política en el marco de un régimen representativo que ofreciera posibilidades de participación en la toma de decisiones. En esta propuesta que el Partido Obrero levantó había un fuerte componente de descreimiento en el papel del sistema político tradicional. En agosto de 1890 ese sentimiento se traducía en la cruda interrogante sobre el destino del  país: "Ya es cosa conocida, S.E. no precisa gobernar con la opinión que profesan los hambrientos y los numerosos obreros que se encuentran sin trabajo, sería demasiado. Pero si nuestra palabra llegara a sus oídos le preguntaríamos:Eh a dónde vamos?"
También traduce la iniciativa de El Partido Obrero la preocupación de los trabajadores extranjeros por encontrar formas idóneas de integración al sistema político, contraponiendo su condición de "factores del trabajo productor"(de fuerzas vivas) a la condición de elementos superfluos (de fuerzas inertes) de aquellos que se mantenían "en el dulce far niente de las oficinas y los cuarteles.

Un programa de cambio

El programa del Partido Obrero configuró un resumen ( a la vez que un antecedente significativo) de las reivindicaciones de los asalariados, que debería esperar un cuarto de siglo para comenzar a verse consagradas legalmente, así como un planteo de formas organizativas que demorarían aun más tiempo en plasmarse en la realidad social del país. Las bases contenidas en el programa contemplaban los siguientes aspectos: 1)Federación de todos los gremios nacionales y extranjeros; 2)Ocho horas de trabajo diarios, 3) Abolición del trabajo nocturno, 4)Abolición del trabajo de los niños en los talleres; 5)Conversión de los abonos mensuales en semanales, 6)Promulgación de una ley garantizando la vida de los trabajadores y asegurando pensiones a sus viudas; 7)Abolición delas leyes restictivas de las huelgas;8) Confección de un reglamento general estableciendo las prescripciones higiénicas a observar en los talleres,9) Promulgación de una ley de naturalización para los extranjeros; 10 Representación del elemento obrero en el Poder Legislativo.

Ver: El Partido Obrero por Carlos Zubillaga "Sindicatos y política. Historia de proyectos y bloqueos" Brecha., Montevideo, 23/5/86. Página 13.