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domingo, 13 de noviembre de 2016

Liberalismo y Batllismo: aportes para un debate 2




Librecambistas y proteccionistas: el dirigismo estatal.
Desde mediados del siglo XIX se desarrolló un gran debate entre librecambistas y proteccionistas tanto a nivel político como económico en nuestro país. Existían grupos políticos y económicos que respondían a la concepción liberal que vinculaba el desarrollo económico con el desarrollo de las actividades agropecuarias, mercantiles e industriales asociadas al sector primario de la economía. Esta corriente tenía representantes en los sectores intelectuales en lo político y en el periodismo. El desarrollo de la producción artesanal y de las industrias no tradicionales, que solo podrían desarrollarse con la protección del Estado, no era considerado por este grupo. El otro sector de la opinión pensaba diferente en la forma de consolidar el desarrollo del Uruguay: ponían énfasis en el desarrollo del mercado interno y el desarrollo de actividades industriales vinculadas. Para ello era imprescindible el accionar del Estado creando los estímulos indispensables para  el desarrollo de las manufacturas y mediante su accionar distribuir la riqueza.  A partir de 1870 era una  urgencia derivada de la situación económica internacional con una baja en los precios de las materias primas. En 1892 Batlle y Ordóñez expresaba que el proteccionismo “ es uno de  los medios más poderosos que pueden ponerse en práctica para combatir radicalmente el mal económico de la República, el de combatir de una manera eficacísima, por medio de exenciones y recargos en los derechos de aduana a todas las industrias que con posibilidades de éxito puedan implantarse en la República. Se daría así a la población del país el trabajo que le falta para subsistir dignamente y mejorar de posición pecuniaria y se limitaría el consumo de artículos producidos o elaborados en el extranjero, que importan a veces fortísimas erogaciones anuales”.
En 1903 fue sancionada la ley de protección a los vinos nacionales, en 1904 Don Pepe decreta que la “Unión Industrial” sea asesora del gobierno en materia industrial. En 1906 se aprobó las primas al cultivo de remolacha azucarera por un periodo de 5 años, en 1908 se protegía la producción del lino, en 1909 se quitan los derechos d aduna por un periodo de 25 años a todos los insumos necesarios para el desarrollo de la industria de astilleros y 1911 fue aprobada la ley que disponía la ampliación de la Usina Eléctrica Calcagno. La Ley más importante del periodo se realiza el 20 de octubre de 1912 mediante la cual de facultaba al Poder Ejecutivo a conceder franquicias aduaneras a ciertos productos  específicos y variedades de materias primas. El batllismo no fue otra cosa que el continuador de una política fiscal con leyes que se pueden rastrear desde los años de 1875, 1886 y 1888. Sin embargo no se previó en ninguna de ellas el montar una industria nacional sustitutiva de importaciones. La filosofía del batllismo tenía como soporte una serie de principios que proclamaban la necesidad de que el Estado asuma a su cargo los servicios públicos, incluso con riesgo de pérdidas, con el objetivo de que la sociedad fuera satisfecha en sus necesidades. El Estado debía monopoliza los servicios públicos y para don Pepe estos sería parte de un proceso en el cual el Estado suprimiera todos los impuestos excepto los aduaneros y los aplicados a la herencia y los latifundios. En definitiva para el batllismo el Estado es el organismo representativo de la sociedad y que debía intervenir donde el capital privado fuera tímido por miedo a perder su capital. Es clara la ideología del batllismo en el mensaje de creación del Banco de Seguros que en su parte final sostenía: “ Las condiciones de existencia de la sociedad moderna han ampliado el número y el campo de acción de los servicios públicos y de los de utilidad general. El interés colectivo, cada día más variable, al mismo tiempo que más poderoso y dominador, ha impuesto al Estado la intervención directa sobre todos esos servicios, ejercida por medio de régimen del contralor o por el de monopolio. Los términos concurrencia y monopolio han perdido su significado antiguo. Ni la competencia es siempre benéfica ni los monopolios son siempre condenables. El Estado como organización económica que es, asume ahora sin vacilaciones, la producción de determinados servicios, buscando el desarrollo y una repartición más justa de la riqueza nacional”
Para el batllismo la función del Estado no solo es la de promover la riqueza, sino intervenir con el afán de justicia para una mejor distribución de la misma en la comunidad. El propio Don Pepe escribe en El Día en 1923: “ Las actividades del Estado no deben ser fuente de oro sino de abaratamiento, de bienestar. A aquellas actividades que tiendan a combatir causas de desmejoramiento humano como las que se desarrollan con el alcohol y el tabaco se le pueden pedir rendimientos monetarios más no así a los servicios públicos de créditos, previsión, consumo transporte, cuyo mayor rendimiento consiste en la bondad y en la baratura de los servicios que es un bien general. Encarézcase en buena hora el consumo de bebidas alcohólicas  y de tabaco que el encarecimiento significa reducción del consumo, y por tanto, mayo salud, pero procuremos abaratar y facilitar los otros servicios públicos en lugar de cercenar sus actividades restringiendo su acción. Los enemigos del industrialismo del Estado saben bien que esos recursos que pretenden de extraer de los Entes autónomos están destinados a la consolidación y al progreso, al rápido crecimiento de las instituciones que los poseen. La tendencia al desarrollo de las Empresas Industriales del Estado es una característica de la  época actual. Ello obedece fundamentalmente a tres causas. En primer término, una causa fiscal, que radica en la necesidad de hallar nuevos recursos para proveer a los gastos cada vez más crecientes que reclama el progreso de la nación. En segundo lugar una causa social que tiende a poner freno a las ganancias sin tasas del capitalismo cuyos dividendos y beneficios se obtiene a base del dinero del pueblo. Por último, una causa política que consiste en la necesidad ineludible en las organizaciones democráticas al vincular lo más estrechamente posible en todos los aspectos de la actividad social al Estado con la masa de la nación de que es aquél expresión jurídica”

El batllismo tiene aspectos medulares. Espero que el debate tenga en cuenta el punto de partida ideológico para honrar sus aspectos básicos.

sábado, 12 de noviembre de 2016

Batllismo: Entre el liberalismo y la ética de la responsabilidad.


El batllismo tuvo su prueba de fuego durante la segunda presidencia del Dr. Sanguinetti. Entre la impaciencia de resultados y el mantener el concepto de “escudo de los débiles”  para comprender su gestión debemos ir a las fuentes. No hay dudas que estamos frente a un debate de un liberalismo potente frente a  la visión batllista del siglo XXI. Evidentemente debemos abrir un profundo debate sobre estos puntos, justicia social, rol del Estado y lo competencia mediante el desarrollo de una educación adecuada a las necesidades de la época. Veremos los puntos de vista del Dr. Sanguinetti y su accionar en temas complejos como la Seguridad Social y el respeto a rajatabla del programa de gobierno.
"Uruguay, como nación-aun antes de ser un Estado-se configuró en torno a un conjunto de valores espirituales emanados de la doctrina humanista del liberalismo. La esencia de la revolución artiguista fue esa y en torno a ese núcleo ideológico se configuró nuestra nacionalidad. No fue un sueño nacionalista exagerado el que alentó esa formación en un pueblo cuyo caudillo, acendradamente federalista, persistió toda su vida en la creencia de que la independencia de los orientales debía conducirlos a la hermandad con el resto de las provincias, desgajadas del tronco virreinal hispánico. No se hizo la emancipación para sustituir la dominación española por la de una oligarquía criolla como ocurrió en otras comarcas.(...) Nuestra nacionalidad se asienta en un espíritu de tolerancia. La libertad civil y religiosa que proclamaban las Instrucciones llega a ser una realidad y a su influjo llegan al país torrentes inmigratorios que se amalgaman con la población original, asumiendo intimamente sus mismos valores. Los hijos de italianos y españoles, armenios, valdenses y judíos coexisten en un país de tolerancia. Hombres y mujeres de orígenes históricos diversos, religiones distintas, situaciones sociales diferentes, se sienten parte de una misma empresa, a la que empiezan a integrarse desde los bancos de una escuela igualitaria, laica y gratuita, que constituye el núcleo central de su doctrina. De ese modo, termina de perfilarse el espíritu nacional. La libertad individual, la tolerancia filosófica-religiosa, la aspiración permanente al igualitarismo social, afirma el ser nacional. No se cultiva un nacionalismo asentado en el poderío material ni en la vocación expansionista ni la ambición de riquezas. Uruguay asumirá como conciencia existencial que su destino no es el de ser una potencia. Su orgullo de país se asentará en el prestigio de sus instituciones, el espíritu cívico de sus gentes, su libre y justiciera voluntad de trabajo y creación. Así fuimos aquello que en un tiempo se llamó la Suiza de América".
Sanguinetti, Julio M. Correo de los Viernes , Contratapa (fragmento) 5 de agosto de 1983.



La segunda presidencia del Dr. Julio María Sanguinetti constituyó uno de los períodos de mayor impulso reformista en materia de recursos humanos y estructura organizativa de la Administración Central. También se instrumentaron algunos cambios estructurales en educación, pero sobre todo en el área de la Seguridad Social. Dentro de estas reformas los cambios implementados a nivel educativo tuvieron una impronta claramente estatista, la reforma provisional tuvo una orientación de mercado.  En materia de reforma de la Administración Central: la mayoría de disposiciones entraron dispersas en la rendición de cuentas de 1995. Durante este período se elaboró un intento coherente de implementación de una reforma administrativa de tipo gerencial y se intentó definir los objetivos  de cada unidad ejecutora, para poder organizar la situación del personal excedente de acuerdo a las funciones que desempeñaban y el personal que no estuviera implicado con los objetivos de cada unidad. Se programó que las actividades excedentarias, debían tercerizarse o descentralizarse a actores privados. También se volvió a limitar el ingreso a la Administración Pública de nuevos funcionarios y al mismo tiempo se generaron diversos mecanismos de ingreso como los contratos de Alta Especialización o los contratos de función pública. Durante el primer gobierno de Julio María Sanguinetti (1985 – 1989), muchas de las medidas adoptadas estuvieron orientadas básicamente a la reinstitucionalización del sistema democrático: recomposición del cuerpo de funcionarios de la Administración Pública como la restitución de 11.000 funcionarios cesados en la dictadura, prohibición del ingreso de nuevos funcionarios, políticas de capacitación con apoyo de la Escuela Nacional de Administración Pública (ENA) de Francia y creación de un nuevo sistema de calificaciones y ascensos . Por otra parte, también se realizaron acciones de reforma en algunas empresas del Estado, tales como AFE  que se disuelve y redistribuyen 7000 funcionarios, y UTE  en un ambicioso proceso de reingeniería con apoyo de FENOSA –España .  Dentro del conjunto de intereses primordiales de las administraciones del Dr. Sanguinetti la Seguridad Social era la mayor preocupación. El propio Sanguinetti sostenía en agosto del 2000 en una entrevista: “ La Reforma de la Seguridad Social era la madre de todas las batallas” y en una entrevista más extensa realizada por Carlos Lujan al secretario de la Presidencia, Elías Bluth sostenía: “ La reforma de la Seguridad Social era considerada el objetivo número uno, a partir de los lineamientos planteados en –El Uruguay para todos- programa de gobierno elaborado por el Partido Colorado para las elecciones de 1994, seguida por la Reforma Educativa, la Reforma Política en tercer lugar y la Seguridad Pública en cuarto(…) La Seguridad Social era la madre de todas las batallas. La derrota o triunfo iba a marcar el tono del gobierno de ahí en más. Si la reforma se hacía, se abría un espectro de posibilidades; si no el peligro era el fracaso total. En este sentido, el éxito era externo e interno, y el peligro era la pérdida de confianza(…) Claramente existía variedad en las posiciones frente a los puntos de la agenda. Desde aquellos que pretendían que el Presidente electo se comprometiera a una política más liberal hasta aquellos que pretendían una política menos liberal.(…) El presidente Sanguinetti en la mayoría de los casos actuó como árbitro y nunca abandonó el Programa. En la reforma de la seguridad social el Presidente actuó como un encantador de serpientes.” Era un problema grave y muy sensible y el gobierno utilizó mecanismos batllistas de resolución, atender a los débiles y beneficiar a la mayoría de la población. El Economista Luis Mosca sostenía en una nota realizada en Búsqueda en el mes de febrero de 1995: “ La reforma de la seguridad social es esencial para la estabilización económica(…) y Sanguinetti la toma como una oportunidad de  cambio y sostenía: “ Hay que tratar de lograr un sistema que a la vez sea más equilibrado, también disminuya el peso del número de jubilados sobre la población activa porque se hace imposible sostenerlo”  Ya en su discurso de asunción decía Sanguinetti: “ La Reforma del sistema de Seguridad Social es uno de los mayores desafíos que nos aguarda para salvarlo en sus bases esenciales” El gobierno envió al Parlamento un proyecto de Ley de Seguridad Ciudadana que aumentaba las penas para determinados delitos y creaba la figura de la rapiña y sanciones para la conducta  de las “barras bravas” en el fútbol. Además  otro proyecto de reordenamiento tributario tendiente a la mejora de la competitividad. El 29 de junio se ingresa el proyecto de Seguridad Social y fue apoyado por el Partido Nacional con la oposición del Frente Amplio y el PIT-CNT.  En una situación muy difícil, Sanguinetti demostró capacidad para manejar los reclamos militares que se oponían a los juicios por violaciones a los derechos humanos y la economía en una fase crítica. La prioridad fundamental del Partido Colorado era asegurar la democracia, la del Frente Amplio su crecimiento electoral. La ética de la responsabilidad y los costos electorales que todavía paga el batllismo.
Ver:
AAVV. Uruguay: La reforma del Estado y las políticas públicas en la democracia restaurada (1985-2000)EBO. Montevideo 2002

Maiztegui, L. Orientales. Tomo 5 1985-2005. Planeta. Montevideo.2010

domingo, 6 de noviembre de 2016

Liberalismo y batllismo: aportes para un debate.


“Me he convencido, desde hace mucho tiempo, de que la prevaleciente tendencia a considerar como innatas y fundamentalmente inalterables todas las diferencias de carácter que se observan en los seres humanos, y a ignorar las pruebas irrebatibles que demuestran que la mayor parte de esas diferencias —ya sea entre individuos, razas o sexos— no son otras que las producidas por diferencias de tipo circunstancial, es uno de los grandes impedimentos para tratar racionalmente las grandes cuestiones sociales, y uno de los grandes obstáculos que impiden el progreso de la Humanidad.” John Stuart Mill (1806-1873) constituyó un puente hacia nuevos planteamientos del capitalismo. Mill pretendió en sus escritos, entre los que se destaca sus “ Principios de economía política”, contribuir a la solución del problema social al moderar las pretensiones de liberad y conceder al Estado un cierto papel intervencionista. La creciente desigualdad social y la crisis del capitalismo constituyeron razones justificadas para sus teorías.  Todo mercado tiene dos lados: la oferta y la demanda. Luego de examinar cada una de ellas podemos llegar a conclusiones de cómo funciona el mercado. Está en discusión permanente el rol del batllismo en las empresas del Estado y múltiples análisis desde sectores liberales o colectivistas tratan de mostrar, y en algún momento tiene razón, el fracaso del modelo batllista en esta área.
Un poco de Historia sobre los monopolios.
En las últimas tres décadas del siglo XIX Estados Unidos experimentó un gran crecimiento económico desarrollado entre sobornos, tecnología y gran corrupción. Estos monopolios generaron una gran riqueza. En 1861 Estados Unidos contaba tres millonarios en 1900 había 4000. Esta enorme riqueza provocó, además, un consumo ostentoso. En Uruguay, luego de los enfrentamientos armados, lograda cuando el Estado ejerció el monopolio de la fuerza. Desde el Estado se dieron los pasos necesario para fortalecer el Derecho de Propiedad y cambios en el aparato productivo que incluyó el mejoramiento de las razas bovinas y se incorporó la producción ovina. Se desarrollo el comercio. El modelo tenía debilidades, por un lado se sostenía en una oferta de base ganadera y con una gran lentitud en asumir nuevas tecnologías. Por otro lado el aumento de las importaciones debido a la modernización y al crecimiento de la población presionaba sobre la balanza comercial.
El modelo batllista intentó desalentar la explotación ganadera extensiva la cual era vista como un freno para aumentar la producción y mejorar la calidad del rodeo. Los cambios en la política impositiva intentaron diversificar las fuentes de recaudación del Estado. Se apostó, sin éxito, a aumentar la explotación agrícola estimulando la rotación en el uso de la tierra, sin embargo solo favoreció a la ganadería. Lo positivo del período fue la racionalización conseguida mediante las estatizaciones y nacionalizaciones a partir de 1911. Lo más positivo para el gobierno batllista en ese momento fue el control de las áreas estratégicas de un modo monopólico. En 1947 asume Luis Batlle Berres con el objetivo primordial de crear crecimiento mediante la industrialización por sustitución de importaciones. Con tal propósito el Estado se convirtió, mediante un rol interventor en la garantía de las rentas de los inversores privados en el área industrial y en el sector de los asalariados. Una serie de medidas se establecieron en materia económica durante este período: Contralor de Exportaciones e Importaciones, el sistema de cambios múltiples, crecimiento de Empresas Públicas y un modelo claro de fijación de precios. Hoy está en discusión el modelo creado en 1943 de los Consejos de Salarios que fueron y en parte sigue siendo un mecanismo de intervención del Estado en el mercado de trabajo a través de la regulación de los salarios. Los Consejos en aquel momento estaban integrados por tres representantes del gobierno, dos de los empresarios y dos de los trabajadores. Funcionaban por rama  de actividad y eran unos 40 en los años 50, hoy son unos 200, y merece un análisis profundo en su organización sin perder sus objetivos iniciales. El número de funcionarios públicos creció en el periodo de un 2% de la PEA a un 7% de la misma y ya en 1953 se iniciaron medidas con incentivos para bajar la plantilla de funcionarios del Estado. En 1966 ganó nuevamente las elecciones el Partido Colorado y veníamos de la profunda crisis de 1965 y se avecinaba la crisis del petróleo. El presidente Jorge Pacheco Areco estableció la Congelación de Precios y Salarios y crea la Comisión de Precios e Ingresos con el objetivo de controlar los precios y contener la inflación. La CIDE había definido la crisis como estructural ya que era evidente que se debía reformular la estructura productiva del Uruguay y las propuestas coincidian en: a) la tenencia de la tierra, la reorganización del comercio exterior que permitiera la diversificación y ampliación de mercados exteriores y c) el sistema educativo que debía ser vinculado a la creación de tecnología adecuada a nuestro perfil productivo.
Sin embargo la discusión se centra y creo que sigue así en las ideas del liberalismo económico elaborado a partir del siglo XVIII en las cuales la economía está regulada por leyes naturales a las que hay que dejar actuar libremente. Todos los individuos actuando libremente constituyen el mercado cada uno decidirá según su conveniencia la forma de enriquecerse. Si todos actúan así finalmente la sociedad se enriquecerá. Este debate fue profundo en el Uruguay y sobretodo en el marco de la expansión ideológica del batllismo. Con referencia a los criterios de justicia distributiva de los recursos materiales de la sociedad, predominaban las ideas, que  a partir de las ideas de Stuart Mill y de Henry George se expresaron sobre la legitimidad de la propiedad y su valor social, su posible redistribución y el papel de la herencia en la justicia intergeneracional. De ambos el batllismo tomó la necesidad de desviar la renta de los propietarios hacia el conjunto del pueblo mediante la acción del Estado. Eduardo Acevedo sostenía: “ Las desigualdades sociales pueden y deben ser combatidas por medios más racionales: una amplísima difusión de la enseñanza gratuita en todos sus grados y variedades, una legislación protectora del obrero, que solucione los problemas del salario, del horario, del seguro, de la vivienda, del mejoramiento de la vida en general; un plan de ensanche del camino colectivo, a base de expropiaciones y de monopolios industriales, que permitan a la colectividad, a la vez que abaratar varios artículos, suprimir o disminuir impuestos perjudiciales y ejecutar obras de progreso” (Acevedo, E, Curso de Finanzas, 1904, Pag. 546) Un ejemplo claro de esto en el impuesto al ausentismo propuesto por Baltasar Brum en 1924.
El fin de la utopía batllista frente al liberalismo.
A partir del retorno a la democracia en 1985 comienza a verificarse un intento de liberalizar al Estado en relación a sus funciones económicas y sociales. Se le quitó injerencia en las políticas de “bienestar” y por un breve lapso de una década a la negociación colectiva. Esto dejó a su suerte a los asalariados a las dinámicas del mercado. Se inició un mecanismo lento y paulatino dedesarmar el sistema de Empresas Públicas iniciado, desarrollado y sostenido por el batllismo en beneficio del capital privado. La excusa era, y es,  la inviabilidad finaciera o la mala gestión. Esto repercutió en los fines sociales cuyos costos los vemos hoy cada noche en los informativos.


Especial 25 aniversario Babelia: Una nueva época, un mundo infeliz | Babelia | EL PAÍS

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martes, 1 de noviembre de 2016

Batllismo: liberal radical libertario.



Algunos de los hombres que desde 1873 intentaron limitar al Estado casi hasta su desaparición, son los que diez años más tarde entre 1884 y 1888 aprueba leyes ferroviarias que obligaron al más amplio modelo de intervención estatal ya sea en control de tarifas y autorizaciones para desarrollar ferrocarriles propios. En 1901 es obra del Estado la construcción del Puerto de Montevideo y muy pocos meses después también se encargó de la producción eléctrica. Fue un proceso que parte de la iniciativa privada

jueves, 27 de octubre de 2016

El batllismo sin Jorge Batlle. El batllismo sin la usina de ideas removedoras.



La muerte del Dr. Jorge Batlle me motivó a escribir sobre la justicia distributiva y el debate  dentro del sector batllista del Partido Colorado. Evidentemente partimos en el marco del nacimiento del Dr. Jorge Batlle a fines de la década de 1920 y cerca de que falleciera Don José Batlle y Ordóñez. Era un momento de gran tensión entre la visión reformista y avancista del batllismo con el advenimiento, al decir del Dr. Caetano, de la República Conservadora. Se debatía en la Convención del Partido Colorado en dos vertientes (García  Bouzas, R. CSIC, UDELAR,2014) los principios éticos vinculados al universo del trabajo y su valor social y la relación del mismo con el sistema capitalista en desarrollo. Siguiendo la excelente recopilación de documentos sobre José Batlle y Ordóñez encontramos en el debate de la política fiscal que llevara a la justicia social y defendiera la viabilidad del Estado. Entre los Convencionales encontramos al mismo Don Pepe, Domingo Arena, Lorenzo Batlle Pacheco, Eduardo Acevedo Alvarez, Baltasar Brum, Enrique Rodriguez Fabregat.  La Comisión de Programa se manejaba de acuerdo a las directivas redactadas por el propio Batlle y Ordóñez:
“ En el concepto de la Comisión de Programa, deben figurar en el Programa del Partido todas aquellas aspiraciones que están llamadas a encontrar resistencias y que requieren lucha para imponerlas, y no deben figurar en nuestro programa aquellos principios que todos comparten, porque ellos no van a encontrar grandes dificultades en su realización. Hay conveniencia en no incluir en el programa sino lo que importe lucha, porque si enumeráramos todo lo que queremos hacer, los verdaderos principios importantes, aquellos que requieren un gran esfuerzo, quedarían perdidos entre los otros principios que todo el mundo acepta y que no es necesario hacer un esfuerzo para realizarlos” (Batlle y Ordóñez, actas, PL 1989, 337)
Siguiendo nuevamente la interpretación del Dr. Caetano, el intento de Batlle y Ordóñez era diferenciar al batllismo ideológicamente de otras posturas dentro del Partido y del espectro político de la época. En definitiva volver a la República Solidaria. Como sabemos, y lo sufrimos hoy, el batllismo estaba marcado por el debate periodístico de las ideas donde se desarrolló el proceso con niveles de debate agresivo  sobre todo al debatir  temas como política distributiva y los derechos y obligaciones de los ciudadanos. El principio de Justica se refiere en el debate de la Convención en buscar la felicidad para la mayoría y el menor dolor para la minoría social. Es claro que debate se inicia con el tema de la tierra, muy debatido y analizado pero vale  la pena meternos en algunos puntos de debate:
“ Cuando se proyecta una mejora, una obra cualquiera, y, como es natural, se requieren recursos para realizarla, se echa mano de lo primero que se presenta a la imaginación, y, desgraciadamente, con frecuencia, se busca el recurso necesario, no en las fuentes más abundantes y donde podía obtenerse con más facilidad y con menos dolor para los que tiene que abonar, sino en las fuentes escasas y gravando a menudo a los necesitados. La herencia, la tierra, son gravadas con dificultad. Es más fácil establecer un impuesto a la aduana, que indirectamente afecta a todos, mucho más fácil establecer un impuesto al trabajo, que establecer un impuesto a la herencia.” (Batlle y Ordóñez, PL 1989, 83)
De este debate surge claramente la visón del batllismo con referencia al progresismo, concepto tomado inteligentemente por el  frentismo, el avancismo y el reformismo. Todos conceptos que marcan claramente la ideología del batllismo utilizados sin criterio y según las coyunturas independientemente , don Pepe nos acerca al concepto:
“ El progreso consiste en mejorar cada vez más la vida y hacer que todos la pasen lo mejor, en rodear de garantías y comodidades a los habitantes del país y nada de esto se consigue sin emplear medios pecuniarios. Lejos de consistir el progreso en disminuir el presupuesto, consiste en aumentarlo. No para hacer gastos innecesarios, porque esto es digno de gobiernos corruptores y de partidos que no tengan la noción de su deber, pero si para emplear esos gastos cada vez mejor en la satisfacción de las necesidades públicas y en impulsar el país hacia adelante” (Batlle y Ordóñez, PL , actas 35)
En este punto del análisis el texto corregido por Batlle del trabajo clásico de González Conzi en 1928 define el batllismo en época del nacimiento del Dr. Jorge Batlle: “ El batllismo es una tendencia claramente reformista: una primera reforma prepara una segunda, y esta a su vez una tercera, y cada una apoyándose en la anterior y derivando de ella, no brusco o repentno cambio, sino gradual transición.(…) Las conquistas se irán sucediendo, una tras otra hasta la última. Sin violencias ni sacudidas. Armoniosamente.( González Conzi, 1928, 37)
Años después el joven Jorge Batlle en 1956 asiste en Buenos Aires a una conferencia de economistas de la escuela austriaca, Federico Hayek  y Ludwig von Mises, quedando influenciado desde ese momento  por el liberalismo económico e iniciado otro debate dentro del batllismo hasta la actualidad. Luego del periodo denominada neobatllismo  Jorge Batlle fue electo diputado en esa ocasión, con 31 años. Desde mediados de la década de 1950, fuertemente influenciado  como mencionamos anteriormente, por Ludwig Von Mises y Friedrich Hayek, patrocinó las ideas económicas liberales, un giro sorprendente al estatismo y burocratismo y dirigismo estatal para redistribuir la riqueza en el marco de una estado paternalista que, en diferente grado, impusieron su padre y su tío abuelo, y que caracterizan al batllismo  tradicional. La línea de trabajo de Mises se mantuvo siempre dentro de la teoría económica pura, publicando en Estados Unidos su libro más conocido: La acción humana (1949), un amplio tratado de 889 páginas que sintetiza las ideas del autor sobre el método económico, el proceso del mercado, la teoría monetaria y de los ciclos económicos y los sistemas económicos comparados .
Hayek, en cambio, luego de haber publicado varios trabajos sobre la teoría austriaca del capital y de los ciclos económicos, destacando La teoría monetaria y el ciclo económico (1929, 1933), Precios y producción (1931, 1935), La teoría pura del capital (1941) el objetivo era combatir las ideas intervencionistas keynesianas y las políticas anticíclicas, decidió abandonar la teoría económica pura para· concentrarse en los temas filosóficos y políticos que están detrás del funcionamiento de la economía de libre mercado y el socialismo. Esto puso fin al enfrentamiento teórico con Keynes pero al mismo tiempo le permitió ampliar su audiencia a un público más amplio, de científicos sociales y de intelectuales.
 De este debate que incluye el rol estratégico de las empresas públicas, el rol del Estado y el papel del batllismo en el siglo XXI depende mucho la viabilidad del Partido Colorado en su rol estratégico de seguir siendo el Escudo de los débiles.
Ver:
Batlle y Ordóñez, J. Documentos para el estudio de su vida y su obra, PL CR tomo II 1989
García Bouzas, R. Estudios de Historia Conceptual del pensamiento político, UDELAR. 2014

Gonzalez Conzi, E., Giudici, R. Batlle y el batllismo. Medina. 1959

lunes, 10 de octubre de 2016

El batllismo, tan lejos y tan cerca.


El batllismo después de señalar la existencia de una gama infinita de posturas económicas entre los sectores empresariales y el universo laboral, apoyó su acción más en el sentido moral de los hombres que en su posición económica. No hace, por lo tanto ninguna exclusión a determinado grupo o clase social. El batllismo convoca a todos aquellos ciudadanos que amen y valoren la libertad y la justicia para alcanzar una justa distribución social. Por lo tanto el marco de acción del batllismo es la democracia. Sostenía don Pepe: “ Los procedimientos revolucionarios están buenos para los gobiernos absolutos que niegan todas las libertades. En las repúblicas los obreros tiene el voto que es la fuerza que fácilmente puede realizar sin una gota de sangre sus más altas aspiraciones. El batllismo es reformista, una reforma prepara la siguiente de una manera gradual para lograr transformaciones sin causar un desequilibrio social. El objetivo final es el traslado hacia la sociedad de los medios de riqueza, respetando la libertad de trabajo y el derecho de propiedad privada producto del esfuerzo y el trabajo- El Estado para el batllismo no es otra cosa que la sociedad organizada. El batllismo fue perdiendo sobre fines de los años 50 su capacidad de propuesta de modernización, sumado al proceso nacionalista de desbatllistizar la política mediante la economía en un proceso muy caótico. Se debe sumar además el radicalismo de izquierda y el inicio de la guerrilla. El problema del batllismo actual y que podemos rastrearlo desde fines de los años 50 son los bloqueos, las trancas, las divisiones y la soberbia de algunos referentes. A comienzos del siglo XX el batllismo fue integrador, a comienzos del siglo XXI fue retórico, alejado de la gente, soberbio y cercano a posturas de derecha conservadora. No es de extrañar, entonces, que su caudal electoral este en los guarismos actuales.
La ideología que primaba a comienzos del siglo XX era naturalmente la que traían los italianos o gallegos, o los hombres de tantas nacionalidades , que conformaban la mayoría de los operarios de los pequeños y medianos talleres novecentistas, motor de los avances hechos hasta el momento en ese campo en los centros industriales de la vieja Europa: el anarquismo.  “Sostenía Batlle que su verdadera vocación no había sido la política. Lo que ansiaba cuando empezó a sentirse hombre era una gran ilustración: hacerse en lo posible un sabio. Si no se hubiese entregado a la filosofía, se habría engolfado en el estudio de los astros”(Domingo Arena, 1926). En 1886 funda El Día, siempre como opositor, lo que le significa cárcel, asilo en una embajada, emigra una vez más a Buenos Aires. En 1889 funda por segunda vez El Día, ahora para apoyar la candidatura de Julio Herrera y Obes. En 1891 fue diputado por el departamento de Salto y en 1898 alcanza el Senado, ahora por Montevideo. Este cuerpo lo designa su presidente y en ese carácter actúa como presidente interino de la República en 1899.
Durante los años posteriores a la revolución de Aparicio Saravia en 1897, en que el país estaba gobernado desde Montevideo y desde la estancia El Cordobés, donde vivía el caudillo blanco, José Batlle propugnó la unidad del partido y defendió la tesis del gobierno partidario. El manifiesto del Partido Colorado de 1901 es de su redacción, y será reelecto presidente del Senado.
Las ideas de Batlle habían sido incorporadas al programa de su partido, “hasta ser la orientación primordial y característica del batllismo” (Guidici y Gonzalez Conzi). Una generación de hombres salidos de las filas de las clases medias, intelectuales, profesionales e industriales, creen en sus ideas. El inmediato éxito de los monopolios de la electricidad, portuario y bancario prestigia la política de nacionalizaciones.
Hizo más, transformó al Uruguay, aumentando las posibilidades de las clases medias, protegiendo a los trabajadores y evitando parcialmente el drenaje al extranjero de sus riquezas.( Carlos m. Rama. Batlle: la conciencia social. En Enciclopedia Uruguaya Número 34, Arca, junio 1968)
En tiempos de derrota y luego de la destrucción del Partido Colorado como consecuencia de la Crisis económica del año 2002 y con el advenimiento como mayorías partidarias de un sector neoconservador de base tecnocrática y lejano del batllismo, esta ideología no ha podido trascender ni en las ideas ni en la acción. En realidad desde el año 2005 (…)” Las políticas económicas implementadas desde 2005 en Uruguay no modificaron, sino más bien continuaron y profundizaron, el régimen de acumulación forjado durante el período neoliberal, orientado a dinamizar el crecimiento económico en base a la inversión extranjera directa (IED). En particular no se modificó la orientación general de las políticas macroeconómicas ni se sustituyó el andamiaje legislativo neoliberal. Las principales diferencias con respecto a gestiones anteriores se han relacionado con el énfasis en la reducción del desempleo y con una gestión del endeudamiento externo que buscó su reducción con respecto al PBI y su reestructuración en el mediano y largo plazo. En el andamiaje jurídico utilizado para la promoción de este modelo de desarrollo encontramos otra de las continuidades: en este período no se eliminó ninguna de las leyes señeras del período neoliberal sino que incluso se han promovido nuevas leyes que sostienen el régimen de acumulación. Algunas de las principales leyes que provienen del período anterior son la Ley Forestal (1987), la Ley de Zonas Francas (1987), la Ley de Puertos (1992),  la Ley de Promoción y Protección de Inversiones (1998), La Ley de Marco Regulatorio de la Energía (1997) y La Ley de Seguridad Social (AFAPS) (1995). Por otra parte, las nuevas leyes que se han introducido en este período son: la ley que redujo el impuesto a las ganancias (con la reforma tributaria de 2007), la Ley de Participación Público Privada, la Ley de Puerto de Aguas Profundas para Rocha y la ley de minería. La ruptura más significativa con el neoliberalismo la encontramos en el modo de regulación social: derechos sociales y políticas públicas compensatorias. En este plano podemos encontrar la reinstalación de los consejos de salario –con un nuevo marco para la negociación colectiva- y leyes como la de trabajo doméstico, la ley de ocho horas del trabajo rural y la reciente Ley de Responsabilidad Penal Empresarial (http://www.zur.org.uy). El batllismo surge desde el Estado, esto porque nace desde el Partido Colorado, siendo éste un partido que gobernaba hacía más de cuatro décadas y siguió haciéndolo durante el periodo denominado batllista, “(. . . ) el batllismo (. . . ) nació “en la cuna de oro” del Estado, (...)” (CAETANO, 2011, p. 24), Ya el FA, surge de la conformación de otros partidos políticos que se agruparon bajo un lema común. Al momento de su fundación el Frente Amplio reunió a distintas fuerzas políticas, tanto fueran partidos preexistentes (Socialista, Comunista, Demócrata Cristiano, POR), como sectores progresistas provenientes de los partidos Colorado y Blanco (tal es el caso de los movimientos liderados por los entonces Senadores y ex Ministros Zelmar Michelini y Alba Roballo del Partido Colorado y Francisco Rodríguez Camusso del Partido Blanco) y ciudadanos no sectorizados (entre ellos el Gral. Líber Seregni, quien luego sería su primer Presidente y candidato presidencial). (Disponible en: http://www.frenteamplio.org.uy/frenteamplio/historia, acceso en 10/11/2014). El rol estratégico de las empresas públicas se manejó con la misma preocupación por parte de los modelos batllista y frentista. No entro acá en los errores de gestión y de sospechas de corrupción en la justicia. (...) la modernización batllista supuso una notable alteración de la pauta liberal predominante en la modernización del siglo XIX. El intervencionismo se expandió bajo la modalidad estatista: el Estado montó un conjunto de empresas públicas que controlaron sectores clave de la economía nacional (transportes, crédito, seguros, electricidad, agua y gas). (YAFFÉ, 2001, p. 6) Pues bien, el FA propone en sus programas de gobierno la continuidad de las empresas estatales, incluso ataca a los anteriores gobiernos por el intento de privatización de las empresas públicas. “(...) necesitamos recuperar para el Estado el control de las áreas estratégicas, de modo de transformarlo en una herramienta a favor de los intereses nacionales.” (Grandes lineamientos programáticos para el gobierno 2005-2009, 2003, p. 1) También atacan el intento de desarticular a los trabajadores y la pérdida de los derechos que estos conquistaron históricamente, proponiendo volver a cumplir con ellos, proponiendo, incluso la restauración de los Consejos de Salarios. Con este aspecto, el FA avanzó en la discusión un poco más que el batllismo, ya que regula el mercado salarial. Este ítem es en el único que tanto el batllismo como el FA desobedecen al sistema liberal o neoliberal. Es el único en el cual la modernidad no penetra, pero de todas formas, el Estado es puesto al servicio del “progreso” o del “desarrollo”, dependiendo de la época la palabra utilizada. En fin, el batllismo solo puede estar en el Partido Colorado. Los principios batllistas y sus utopías el electorado lo busca en varias tiendas. El retorno del batllismo pasa por hacer batllismo. Ni más ni menos.
Ver:
 LA IDEOLOGÍA BATLLISTA EN EL FRENTE AMPLIO Mariana Elizabeth Fernández Presa.
Reflexiones del Batllismo. Artículo de Manuel Flores Silva.
Estudios de Historia Conceptual. Raquel García Bouzas.


jueves, 22 de septiembre de 2016

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Partido Colorado: 180 años. Por el Dr. Enrique E. Tarigo.


“Un 19 de setiembre de 1936 nacieron las divisas de los Partidos tradicionales en los campos de Carpintería. Blanca la de Oribe, colorada, desgarrada del revés de los ponchos, la de Don Frutos Rivera. De este modo comenzaba el Dr. Enrique Tarigo un artículo publicado en el vespertino El Diario el viernes 19 de setiembre de 1986. El Partido Colorado, sigue el Dr. Tarigo, como lo dijera de manera estupenda en el Senado un mes atrás el senador don Carlos W. Cigliutti, no tiene una fecha precisa de nacimiento-como tampoco ha tenido, para la Historia, su ilustre fundador- puesto que fue naciendo en los campamentos artiguistas y en los fogones criollos al calor de las primeras e imprecisas reflexiones sobre la patria y su destino. Pero puestos a elegir, esta fecha de la batalla de Carpintería y ese gesto de desgarrar los ponchos para con un trozo de bayeta hacer la vincha que ha de anudarse alrededor de la frente para distinguirse del adversario, adquiere la simbología fundacional de este Partido que nació a caballo en las horas augurales de la República. Conmemoramos en Durazno la fundación del Partido Colorado. De este Partido que reconoce con respeto y con admiración, a don Frutos Rivera como su fundador. Ese don Frutos que, después de la Guerra Grande, después de superadas sus desinteligencias con los hombres de la Defensa, después de quince años de luchas, de dolor y de luto, cuando llegan a su fin el exilio y la prisión de don Frutos en el Janeiro, cuando el Partido Colorado parece hallarse en camino a su extinción, acepta, de plano y sin hesitación, el convite de Melchor Pacheco y Obes: “Lo que nos aseguraría verdaderamente sería la reorganización del Partido Colorado, como yo lo entiendo, como solo podrá ser conveniente para el Partido y para el país…” conformes todos “ en que Ud. Venga al seno del Partido Colorado para tomar parte en la dirección de los trabajos que él debe iniciar y darle con el apoyo de su influencia la posibilidad de ser útil y no perderse como partido…”
Otros tiempos, duros y difíciles como aquellos primeros veinte años de la República vendrán después para el país. La tiranía santista encontrará en la juventud, en la valentía y en el talento de otra de las figuras inmensas del Partido Colorado, la oposición cerrada y tenaz que la combatirá con las armas en la mano y sin suerte en el combate, en los campos del Quebracho, cincuenta años más tarde. Y otra vez, como luego de la Guerra Grande el Partido Colorado resurgirá de lo que en ese momento pareció su ocaso., para, al impulso formidable de  don José Batlle y Ordóñez reorganizarse y revitalizarse, para dejar, porque los tiempos y las exigencias eran otras, de ser un partido de elites y, a través de los clubes seccionales y de las convenciones, ir forjando su perfil de partido popular, de partido de masas. Y abatida la tiranía, sofocada la última de la revoluciones, consolidada definitivamente la paz, vendrán los maravillosos años de forja en los que el Uruguay se pondrá al acompás de lso pueblos civilizados del mundo y en muchos aspectos servirá de lección y de ejemplo, al sumarle a la pasión libertaria que fue siempre sustancia indestructible, una visión avancista del papel del Estado y una concepción solidarista de la sociedad.
Y hoy, en este año en que se cumplen los ciento ochenta años de Carpintería y del nacimiento de la divisa colorada, en este año en también se conmemor el aniversario  de la batalla perdida del Quebracho  el mismo año en que se había fundado El Día que fuera para Batlle una de sus más preciosas herramientas para construir infatigablemente, lo que en su tiempo dio en llamarse el Uruguay moderno, los colorados hacemos una pausa en nuestros quehaceres para evocar, con emoción, con recogimiento esta trayectoria. Puesta, invariablemente, al servicio de la República y a la que la República tanto le debe. Para meditar sobre ese superior legado histórico y sobre este presente complejo y difícil, a la salida de una dictadura militar que nos dejó como legado tantos infortunios y tantas desventuras. Para tantos infortunios y tantas desventuras. Para pensar que, apenas un año y medio de  recuperada la libertad y la democracia- recuperación en la que el Partido Colorado tuvo, como tantas otras veces, un papel decididor- La república recompone, paso a paso pero con firmeza y con seguridad, su convivencia social y política, su economía. La fe en su destino y en su porvenir.

A ciento cincuenta (ochenta) años de Carpintería y a modo de resumen apretado, solo atinamos a gritar con la voz del corazón: ¡Viva don Frutos Rivera! ¡Viva Batlle! ¡Viva el Partido Colorado! ¡Viva la República!( Tarigo, E. A 150 años del nacimiento de la divisa y el Partido. La Mañana y El diario, suplemento, pág. 2. Viernes 19 de setiembre de 1986)

sábado, 3 de septiembre de 2016

El batllismo y el Estado. Usina de oportunidades.




El 26 de junio de 1948, en Salto, Luis Batlle Berres defendía el dirigismo económico y el desarrollo estratégico del Estado. “ La economía dirigida no es sino economía ordenada y en beneficio de la sociedad; no se intenta con ello destruir el principio de la libertad de comerciar para sustituirlo por  el – Estado comerciante-. Sino que es, frente a las circunstancias presentes, necesidad de reglar y dirigir la economía en beneficio de la sociedad. Esto no se ha querido comprender y se prefiere, por algunos, la libertad, sin advertir que la libertad es el desborde de los precios y una marcha rápida hacia el desorden. Si no existiera la Ancap y en nuestro país se vendiera la nafta y el keroseno y el gasoil a los precios que se cotizan en el mercado internacional…nuestro pueblo estaría pagando 18 millones de pesos más de lo que paga en la actualidad… la desaparición de las empresa del Estado podría aparejar la presencia de consorcios internacionales para dirigir nuestra industria que es nuestra y que debemos defender… somos el único país del mundo que tenemos el monopolio de los teléfonos y el monopolio del petróleo por el Estado y esto lo hemos conquistado sin tirar un solo tiro y sin realizar ninguna clase de despojo” Lo cierto es que durante el primer batllismo el incremento poblacional, el avance de los medios de comunicación y la consolidación del mercado interno permitieron el desarrollo de nuevas actividades productivas mayoritariamente urbanas. El batllismo, ya como proyecto a largo plazo, se convirtió en una síntesis política de diversos sectores sociales. La legislación laboral fue determinante para conciliar las diferentes clases sociales, desde el proletariado industrial naciente, el desplazamiento de la mano de obra rural y  además se sumaba el interés del capitalista industrial que necesitaba orden, estabilidad y legalidad. El proyecto reformista incluyó un fuerte dirigismo que durante el neobatllismo logró un gran impulso al nivel de vida. El rol estratégico de las empresas públicas era y es para el batllismo la búsqueda de nivelación destinada a favorecer una distribución más igualitaria de los ingresos: “apresurarse a ser justos es luchar por el orden y asegurar el orden”. En ese período el PBI tuvo un fuerte crecimiento en el entorno del 7,9% anual. Aumentaron los puestos de trabajo generado por las nuevas empresas del Estado y por las industrias. Los ingresos crecientes generaron una legislación social, con un fuerte protagonismo sindical y el control de precios sobre bienes de consumo básico y sobre la vivienda. El Estado amplió el rol redistributivo ampliando infraestructura y servicios. En 1947 se nacionliza la compañía inglesa de aguas corrientes naciendo la OSE, se completó el tendido de redes eléctricas siendo la más alta de América Latina en relación  a los habitantes. Las obras publicas crearon la infraestructura vial imprescindible con infinidad de puentes y caminos lo que permitió un explosivo crecimiento del transporte carretero. En el editorial de Reflexiones del batllismo, en febrero de 1986, concluíamos con Claudio Rama: “ El Partido y el Gobierno son instituciones con fines y objetivos distintos. Solo las dictadura los partidos y los gobiernos son lo mismo. Cuando el partido dirige el gobierno, o viceversa cuando el gobierno maneja la partido se está violando la base del sistema político.(…) El partido debe ser la fuente generadora de nuevas ideas, debe movilizar a la ciudadanía en la organización de un amplio tejido social, debe buscar promover los líderes sociales, debe facilitar el dialogo entre el pueblo y el Estado. Pero por sobre todas las cosas debe alimentar  un sistema de ideas, debe ser el instrumento de la lucha ideológica en el seno de la sociedad civil”.  Como siempre sostuvo el batllismo, el Estado, sus empresas y el principio de voluntad reformista sobre la base de que “el orden social vigente conlleva injusticias y que debe ser profundamente transformado” que debe “garantizarse una efectiva igualdad de oportunidades en el punto de partida para que cada uno desarrolle libremente sus capacidades sin ventajas ni privilegios heredados” Entonces el discurso batllista perdido en una serie de divagues tecnocráticos, con soberbia y distancia de la gente y siendo un minoría dentro del Partido Colorado y en el sistema electoral debe volver a jerarquizar al Estado. Si, jerarquizar al Estado, a sus empresas, a sus funcionarios para “ejecutar un proyecto solidario, orientando de acuerdo con una propuesta deliberada los distintos sectores de la actividad, no para sofocar a la iniciativa privada, cuyo dinamismo la hace indispensable para el desarrollo, pero sí para informarla, orientarla ajustando su actuación al interés general” Este fue y debe ser el debate batllista.

sábado, 20 de agosto de 2016

El batllismo y el Estado: El crecimiento desde lo social.


A lo largo de las décadas del 30 y del 40 se debatía intensamente dentro del Partido Colorado. Sea a favor o en contra del Golpe de Estado del Dr. Gabriel Terra o los alcances estratégicos de las empresas públicas o el rol del Estado. Era un momento en el que se integraban sin complejos técnicos especializados al Estado.  Durante el terrismo el Estado uruguayo profundizó radicalmente sus mecanismos de regulación aumentando su capacidad técnica. A partir de 1931 se establece el Contralor de Cambios, antecedente del Contralor de Exportaciones e Importaciones en 1941 con el rol estratégico de llevar adelante la promoción industrial. En 1931 se establece la ANCAP, en 1935 se realizó una profunda reestructura del BROU llevándolo al rol de Banco Central al desarrollar y perfeccionar su departamento de emisión. Tomás Berreta y el Ing. José Luis Buzzetti publican en octubre de 1946 el libro  “Esquema de un planeamiento económico y social” sostenían en su trabajo la necesidad de planificar para orientar el ritmo del progreso en aras de un mejoramiento social y “ esta planificación ha de alcanzar objetivos económicos y sociales, a través de planes industriales, agrario, de obras pública, saludo pública y vivienda, régimen monetario, fomento de la instrucción pública, nacionalización de los servicios públicos(…) La iniciativa privada debe y puede desenvolverse paralelamente a esta planificación” Posteriormente bajo la conducción del neobatllismo desde el Poder Ejecutivo a través de su ministro de Economía, Nilo Berchesi se desarrolló un complejo sistema de planificación integrado por distintos organismos: 1) Consejo de la Economía Nacional previsto desde la Constitución de 1934. 2) Oficina Nacional de Planificación como órgano asesor del Poder Ejecutivo. 3) Comisiones de Planificación.  En este momento comienza a diluirse la estrecha relación entre los técnicos y los políticos. Y en definitiva comienza a debilitarse la capacidad técnica del Estado.
Históricamente el rol del Estado era y es el suporte ideológico del batllismo. El desarrollo de las capacidades del Estado se asocia con la capacidad que tiene el País y la defensa del interés nacional frente al capital extranjero. De allí viene la protección a los sectores populares frente a la deshumanización capitalista. La Instalación de numerosas empresas y servicios públicos llevaron al Estado a tener la capacidad de control de actividades estratégicas para el país: economía, finanzas, transportes, comunicaciones y energía. En un informe sobre el “capitalismo de Estado” ( The Economist 2002) se aggiorna la visión histórica del batllismo en la relación empresas estratégicas-Estado. En ese artículo hace referencia a empresas públicas o públicas controladas por el Estado. Y como conclusión afirma que de las 200 compañías más grandes del mundo, el 10% son de propiedad de diferentes Estados.
En la mayoría de las ocasiones, cuando el Estado utiliza la palabra innovación lo hace  con esquemas oxidados y anclados a comienzos del Siglo XX. Se repiten discursos que recetan soluciones para las empresas pero sin aplicarlo en el propio Estado.. O bien se reparten subvenciones y cargos sin ningún impacto significativo más que el efímero clientelismo político. Siguiendo el trabajo dirigido por el Dr. Gerardo Caetano en la obra “ la provocación del Futuro” queda claro que el Estado debe reforzar y fortalecer su capacidad de aprendizaje y cooperación entre las diferentes instituciones que lo componen, fortalecer sus mecanismos de rendición de cuentas, los procesos de contratación de funcionarios. Es en este contexto que se desarrolló en la visión del batllismo con énfasis en la modernización con eje estratégico en el Estado y las empresas públicas. El Estado es el gran protagonista del batllismo como agente económico y como regulador. Las políticas sectoriales tuvieron un rol trascendente. Se puso el eje en las políticas sociales y en los derechos de los trabajadores promoviendo el intervencionismo cuyo ejemplo más concreto fue la política de nacionalizaciones y estatizaciones. Para el siglo XXI el desafío del batllismo es ser fiel a sus principios  de que una idea genera otra  y una reforma antecede a otra buscando adelantarse a los requerimientos de la sociedad y del progreso.
Siempre se ha discutido el modelo batllista de desarrollo desarrollado entre 1911 y 1930 en el cual el debate entre la diversificación productiva, proyectada y con éxitos relativos, o  la construcción de un modelo urbano con servicios y  desarrollo fuerte del sector público.  Se puede afirmar que el modelo batllista apuntaba a tres objetivos: modernizar y diversificar la estructura de producción con énfasis en la industria y la expansión de un modelo agrícola. Se debía, entonces, desarrollar el mercado interno generando un buen entorno de bienestar social y nacionalizar la economía para reducir los riesgos de la dependencia extranjera y sus crisis y euforias cíclicas. La retención de la mayoría de los recursos del país van de la mano de que las compañías extranjeras reduzcan su accionar siendo sustituidas por empresas del Estado. Finalmente redistribuir los ingresos elevando el poder adquisitivo de la población y universalización el acceso de la población a bienes y servicios.
Desde el punto de vista económico el batllismo planteaba:
1) Modernización de la ganadería y expansión de la agricultura de forma combinada.
2) Desarrollo de la industria manufacturera nacional sustituyendo las importaciones.
3) Expansión de servicios en las finanzas, los transportes, comunicaciones, turismo, enseñanza y salud.
4) El incremento de la participación del Estado en los aspectos productivos y comerciales.
5) Reforma fiscal con el objetivo de estabilizar y aumentar la recaudación del Estado con el objetivo  de una mejor redistribución. También desconcentra la propiedad de la tierra. (georgismo)
Siguiendo a Benjamin Nahum el Estado para el primer batllismo tenía estos componentes: “La idea básica era que el Estado representaba a toda la sociedad y por encontrarse por encima de todas las clases sociales debía no solo arbitrar sus disputas, sino también impulsar su progreso mediante un crecimiento sostenido de la economía. Esa finalidad social era lo que daba derecho al Estado para -invadir- el campo de la actividad económica privada, desde que - el interés general- era superior al particular de las empresas”. El propio ministro José Serrato sostenía en 1911 que “ los monopolios constituirán un poderoso recurso fiscal a fin de que las cargas nuevas no contribuyan a hacer más desigual la distribución de la riqueza”

Entre 1920  y1921 el Uruguay enfrentó la fuerte caída de los precios internacionales y en especial el de la lana, cae la faena en los mataderos, lo que originó desocupación y perdidas salariales, pero entre 1920 y 1930 se retornó al crecimiento económico lo que mostró que el modelo de desarrollo del poder del Estado asignándole un rol en el proceso económico y social era todavía viable.  Fue un proceso de reforma política pacífica, basado en el apoyo de grupos sociales interesados en contar con un gobierno eficiente y no corrupto sostenido en la modernización mediante el crecimiento económico, división del trabajo. La industrialización incipiente trajo la urbanización y esta exigió mejoras en los niveles educativos y de formación ciudadana. La consecuencia fueron nuevos actores sociales separados de la sociedad agrícola y el desarrollo político. El problema latente será la relación entre el desarrollo político y el fantasma del clientelismo y la corrupción.
Corresponde ahora hacer referencia a Francis Fukuyama en su obra “Origen y decadencia de la política” (Deusto, 2015, pág. 261) que cita a Ernest Gellner: “ Una sociedad que vive para el crecimiento tiene que pagar necesariamente un determinado precio . El precio del crecimiento es la innovación permanente. La innovación permanente a su vez, presupone una incesante movilidad ocupacional, tanto entre generaciones como en ocasiones, en el curso de una vida(…) el perfil general de una sociedad moderna es ser alfabetizada, con movilidad social, con cultura compartida, homogénea, trasmitida por la alfabetización e inculcada desde la escuela…” Ese fue el Modelo batllista de desarrollo, y debe ser el motor ideológico en el siglo XXI.


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domingo, 7 de agosto de 2016

El rol estratégico de las empresas públicas en tres enfoques de la Historia Económica.


Las empresas públicas forman parte del ser uruguayo. Han desarrollado su rol desde fines del siglo XIX y hoy por hoy  son objeto de permanente debate. En este enfoque utilizaremos tres posturas polémicas sobre su rol. Un simple aporte a un debate permanente. Tomaremos la génesis de la visión estratégica desde el la visión de José Batlle y Ordóñez, luego un trabajo de la Facultad de Ciencias Económicas bajo el enfoque de Jaime Yaffé y finalmente un fragmento de la ponencia de Magdalena Bertino sobre la reforma de las empresas públicas.
Durante el denominado primer batllismo se inició un proceso de nacionalizaciones y estatizaciones que estaba dirigido a incorporar al dominio industrial y comercial del Estado diferentes empresas de servicios públicos que deberían atender áreas de interés prioritario para el desarrollo económico del país. Lo que buscaba el batllismo era elevar la calidad de vida de la población, abatir índices negativos como la mortalidad infantil, incrementar políticas sociales de avanzada en educación, salud, legislación del trabajo buscando la armonía social en un entorno de desarrollo global en el cual el rol estratégico de las empresas públicas era innegable. El propio Batlle sostenía en 1891: “ Tenemos un país en que la luz es extranjera y privilegiada entorno a la Compañía del Gas, en que el agua se halla en las mismas condiciones en forma de Empresa de Aguas Corrientes, en que la locomoción representada por tranvías, ferrocarriles, vapores, es también extranjera, etc. ¿ a qué seguir?”
“ el costo de la protección industrial es el precio con que el país paga su engrandecimiento, acreciendo su población a base de crear trabajo” El Día, 19 de enero de 1912.
“las empresas públicas son un activo del Estado, y por tanto debe optimizarse el proceso de creación de valor, que podrá ser económico y/o social”. Dibarboure planteó una agenda de trabajo en la que “es necesario pensar las empresas públicas en el largo plazo, al servicio del desarrollo nacional y diseñar su modelo de gobernanza, a través de amplios acuerdos políticos de códigos marco de conducta”. (Subdirector de OPP, Martín Dibarboure)

“El intervencionismo económico del Estado supondría por un lado la tonificación de su rol regulador de la actividad económica general, y por otro (he aquí el énfasis fundamental del programa batllista en materia de intervencionismo), la expansión de su área de intervención directa como agente económico a través de empresas estatales monopólicas en su área de actividad específica. La apuesta firme a la instalación de empresas estatales encargadas de ciertos servicios de interés público, preferentemente en forma monopólica, fue una nota distintiva del batllismo, dando origen al Estado empresario que se articularía con la concepción e impulso del Estado asistencial. El intervencionismo económico y el social se articulaban en el modelo batllista, propugnando el desarrollo articulado de un estado empresario y  asistencial (Frega y Trochón 1991).

Al fundamentar la necesidad y pertinencia de la creación de estas empresas, el batllismo señaló diversos argumentos económicos, además de los sociales, que pueden agruparse  en cinco objetivos que van de lo concreto a lo general: abaratar los servicios prestados, mejorar su calidad, incrementar los ingresos del Estado y con ello habilitar la reducción de las cargas fiscales, reducir el “drenaje” de oro al exterior (las remesas de las ganancias de compañías extranjeras), amortiguar la dependencia e impulsar el desarrollo nacional (Nahum 1993). Como buena parte de las actividades a estatizar estaban en manos de empresas de origen europeo, el Estado, al hacerse cargo de ellas, desplazó al capital privado extranjero. En esos casos, la estatización se volvió también nacionalización (Barrán y Nahum 1983). El fortalecimiento y crecimiento del Estado, además de las motivaciones económicas y sociales señaladas, respondía también a razones estrictamente políticas en tanto consolidaba la hegemonía colorada y ampliaba los recursos disponibles para la acción política (Finch 1980).

Las empresas estatales debían cumplir el fin de sustituir a las empresas extranjeras, reduciendo la salida del oro y cortando la dependencia externa al tiempo que permitían elevar el nivel de vida de la población al brindar servicios mejores y más baratos. Pero para financiar la expansión del área estatal debía recurrirse al crédito externo que si bien generaba fuga de oro por pago de intereses, permitiría reducirla a largo plazo al ir achicando las remesas de las empresas extranjeras nacionalizadas. De allí la preocupación de Batlle y Ordoñez por el equilibrio fiscal y la fortaleza de la moneda, ya que esos elementos eran esenciales ante los potenciales acreedores. De esta forma la política de estatizaciones del batllismo estaba estrechamente ligada a su política de endeudamiento externo y ésta a su política fiscal. El endeudamiento financiaría la expansión estatal y ésta era una pieza clave para los planes de desarrollo económico y social.”( Facultad de Ciencias Económicas y de Administración Universidad de la República. EL INTERVENCIONISMO BATLLISTA: ESTATISMO Y REGULACION EN URUGUAY (1900-1930)  por Jaime Yaffé


“La prestación de servicios públicos por el Estado se inicia cuando se afirma el poder estatal en todo el territorio, a partir de la década de 1870. Se establece el primer telégrafo estatal, se regula el accionar de las empresas ferroviarias privadas y, luego de la crisis de 1890, se crea el Banco República. La incipiente compañía privada de electricidad de Montevideo también pasa a ser administrada por el Estado. Durante el impulso modernizador e intensamente reformista que caracterizó a los gobiernos batllistas de las tres primeras décadas del siglo XX se crean las bases del estatismo. Se fundan los tres grandes bancos públicos: el Banco República (BROU) se institucionaliza como banco íntegramente estatal, se estatiza el Banco Hipotecario del Uruguay (BHU) y se crea el Banco de Seguros del Estado (BSE). Se funda la empresa Usinas de Trasmisiones Eléctricas del Estado (UTE) y se establece el monopolio estatal de los telégrafos y teléfonos, haciéndose efectivo en 1931 cuando la red telefónica se integra a UTE, que pasa a llamarse Usinas y Teléfonos del Estado hasta la creación de ANTEL en 1974. Comienza la construcción y estatización de las vías férreas, creándose la empresa Ferrocarriles y Tranvías del Estado, y se establece el monopolio estatal de la gestión de los puertos con la creación de la Administración Nacional de Puertos (ANP). Bajo un nuevo impulso reformista, ambientado por los avances de la acción estatal durante la Gran Depresión, se funda la Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland (ANCAP). Todas estas empresas fueron concebidas como entes autónomos o servicios descentralizados regidos por el derecho público. En general, sus objetivos planteaban brindar un servicio de calidad y bajo precio y extenderlo al conjunto de la población (Boneo, 1973; Solari y Franco, 1983; Nahum, 1993; Nahum et al., 2006; Bertino et al., 2012). Aunque sus cartas orgánicas no lo establecían, las grandes empresas, generalmente superavitarias, aportaban parte de sus beneficios al gobierno central —transferencias positivas— y las empresas deficitarias recibían subsidios de éste —transferencias negativas— (Azar et al., 2009; Bertino et al., 2011; Bertino et al., 2012a, 2012b, 2012c, 2012d). Durante el período de industrialización dirigida por el Estado, el llamado “Dominio Industrial y Comercial del Estado” experimentó una gran expansión, debido al crecimiento de la cobertura y las funciones de las dos principales empresas, UTE y ANCAP. También incidió la creación de nuevas empresas, principalmente a partir de la estatización de las compañías británicas de servicios (la mayor parte de los ferrocarriles existentes, los tranvías de Montevideo y la compañía de Aguas Corrientes de Montevideo), fundándose AFE y OSE en 1952. En el mismo año la empresa mixta PLUNA (Primeras Líneas Uruguayas de Navegación Aérea) pasa a ser totalmente estatal. También se fundan el Instituto Nacional de Colonización (INC) y el Servicio Oceanográfico y de Pesca (SOYP) —refundado como Instituto Lobero y Pesquero (ILPE) en 1976—. UTE se expande a todo el país expropiando las usinas eléctricas privadas, estableciendo una tarifa única en todo el país y extendiendo también la red telefónica nacional, cesando las concesiones a las empresas telefónicas privadas. ANCAP expande la capacidad de su refinería y cubre la totalidad del mercado de derivados. La ampliación de la capacidad de las destilerías de alcohol permitió hacia 1949 satisfacer la demanda interna de alcohol y bebidas alcohólicas. Paralelamente, la empresa asumía el cultivo de azúcar de caña en las tierras adquiridas en El Espinillar, inaugurando su ingenio en 1952, así como el cultivo de viñedos para la producción de vinos destinada a la elaboración de coñac. La primera fábrica de portland de ANCAP empezó a producir en 1956. Finalmente, desde fines de la década de 1960 y comienzos de la siguiente, durante los años de crisis y estancamiento, se producen las últimas creaciones de empresas públicas siguiendo el estilo de “hospital de empresas”. Pasan a la administración estatal varias empresas industriales en crisis (tres frigoríficos y una textil) y el Estado adquiere la británica —y también en crisis— Compañía del Gas.” (Bertino, Magdalena. 2013 La reforma de las empresas públicas en Uruguay una lectura desde la Historia Económica)

La Presidencia del Dr. Julio Herrera y Obes. 1890-1894.


Julio Herrera y Obes nació el 9 de enero de 1841 hijo de Manuel Herrera y Obes y Bernabela Martínez. Nieto a su vez del Dr. Nicolás Herrera. Por parte materna era nieto del rico hacendado y comerciante Juan Francisco Martínez. Por lo tanto era uno de los hijos del patriciado nacional. Estudió la carrera de Derecho, aunque nunca se presentó a retirar su título. En 1865 fue nombrado secretario del General Flores y con él combatió en la Guerra del Paraguay. Al retornar se dedicó al periodismo, fue desterrado junto a José Pedro y Carlos María Ramírez por el presidente Lorenzo Batlle. Integró la generación principista de 1870, fue ministro de Relaciones Exteriores y en noviembre de 1872 integra las cámaras. Durante el gobierno del general Máximo Tajes integró la transición al civilismo. Como Presidente de la República fue el hombre de la “influencia directriz” y del “colectivismo”, también fue el “dandy”, el espiritualista, el último romántico, el crítico al espiritualismo y el Primer Jefe Civil del Partido Colorado. En forma paralela  la sociedad si integraba a la vida política. Los hijos de inmigrantes y los apellidos italianos entraban en escena sustituyendo lentamente al viejo patriciado. Comienza  la tensión entre los distintos grupos sociales ahora con los obreros y artesanos, la naciente clase media tomaba forma. Acá comienza el debate  entre los modernos partidos populares, el proletariado rural siguiendo a Aparicio Saravia y el urbano conducido por José Batlle y Ordóñez. La rivalidad entre Batlle y Herrera y Obes por el liderazgo comienza bajo estas circunstancias. Herrera y Obes representaba a los “galerudos” del colectivismo, Batlle a los integrantes del sector popular. El enfrentamiento con Batlle se desarrolla en etapas que culmina con el ocaso de Julio Herrera y Obes: el asesinato de Juan Idiarte Borda y su oposición al Pacto de la Cruz en 1897, el golpe de estado de 1898 que le hace perder la mayoría parlamentaria y su propia banca de senador, el posterior exilio y su propia muerte. Viejo, pobre de solemnidad, soltero pero enamorado de Elvira Reyes, se alojaba en un humilde piso alto de la vivienda del que fuera su mayordomo en tiempos mejores. El 16 de agosto de 1912 falleció. El Poder Ejecutivo, presidio por su enemigo político Batlle y Ordóñez le niega el decreto de honores oficiales votado por el Parlamento. El cadáver esperaba en el Cabildo, sede del Poder Legislativo, velado por voluntarios. Al día siguiente, la Asamblea General, debate en medio de un tumulto estimado en 50 mil personas, y levanta las objeciones y la multitud lo traslada la Panteón Nacional sobre sus hombros.
El Presidencialismo y la influencia directriz.
La presidencia de Julio Herrera y Obes tuvo un significado doble, en primer lugar fue vista como un triunfo del principismo y del patriciado, al que no pertenecían  ni Latorre ni Santos. Por otro lado el Partido Colorado se convierte en un instrumento de poder y será el “ verdadero soporte del Presidente, en una tendencia a concentración del poder” ( Reyes Abadie). En realidad aparece el presidencialismo legalista con formal observancia de la Constitución y conviene recordar la descripción de Alberto Zum Felde: “ En el centro, el Presidente, rodeado de un núcleo de doctores y personajes solemnes, gozando de altas prebendas(…) el ejército será un órgano presidencialista” El centralismo se hizo favoreciendo a Montevideo, en tanto que la campaña estaba sometida a la ley, a una administración a un Presidente que se manifestaba abiertamente hacia una concepción unitaria del Estado.  La presidencia de Julio Herrera se sostenía en el concepto de la influencia directriz que fue enunciada por él mismo en el Mensaje enviado a la Asamblea General el 15 de febrero de 1893: “ Es indudable que el gobierno tiene y tendría siempre, y es necesario y conveniente que la tenga, una poderosa y legítima influencia en la designación de los candidatos del partido gobernante y entonces del que puede acusársele es del buen o mal uso que haga de esa influencia directriz; pero mucho menos podrá decirse racionalmente que el ejercicio de esa facultad importa el despojo del derecho electoral de los ciudadanos”. Herrera tenía una concepción aristocrática del poder, este debía ser ejercido por los más cultos. El resultado de esta política fue la formación del colectivismo, un grupo cerrado y exclusivo dentro del Partido.
Batlle y Ordóñez lucha contra el fraude electoral
En noviembre de 1890, en plena crisis económica, debían realizarse elecciones legislativas. El Partido Nacional se abstiene de participar declarando grandes irregularidades en el registro cívico, en tanto era el propio Batlle el que denunciaba con más vehemencia aun  el manejo fraudulento de las elecciones. Se acusaba, por parte de Batlle, directamente a Herrera y Obes de la comisión de fraudes y en acto político realizado en 1920 recordaba: “ Herrera y Obes ordenó que se llevara a su casa el registro cívico del departamento y lo hizo reformar desde la cruz hasta la fecha agregándole inscripciones fraudulentas(…)no resultó electo un solo diputado cuya candidatura no hubiera sido del beneplácito del doctor Herrera” en tanto que ante el hecho real en Minas El Día denunciaba: “ Esta elección de Minas, en la que se ha pasado por encima de todo para llevar al senador Prudencio Ellauri, cuya significación política no va más allá de las que le dan sus vinculaciones con el presidente de la República, es un colmo de vergüenza. Manejos en intrigas electorales que han rebajado al Poder Ejecutivo hasta el nivel en que actúa un núcleo de traficantes en política” Batlle estaba en este momento  en la tarea de organizar el Partido Colorado sobre las bases de la participación popular a través de los Clubes Seccionales como expresión de las clases medias.
Obra de la administración Herrera y Obes.

En 1890 fue sancionada la ley 2096 que se convirtió en el estatuto inmigratorio del Uruguay. La gran crisis económica de 1890 opacó la aplicación de esta ley. Esta ley tendía a favorecer el desarrollo agrícola. En 1891, la Asamblea autorizó el cambio del nombre del Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública por el de Ministerio de Fomento. Se cumple un auge ferroviario alcanzando la red a 1572 km. Por lo tanto en su período se avanzó en la modernización pero fue marcado por la crisis económica.  Se firmaron tratados de navegación con Francia y Alemania. Se unificó la deuda pública transformada en deuda consolidada del Uruguay mérito de la gestión del doctor José Ellauri y Obes en Londres en 1891. Se iniciaron las obras de la construcción de la Universidad de la República y la Estación Central de los Ferrocarriles.

sábado, 30 de julio de 2016

Anclado en el Pasado, 100 años después. José Batlle y Ordóñez y la derrota de 1916.



Feliciano Viera iba a resolver todos los problemas políticos en forma simultánea mediante una negociación entre los nacionalistas, colorados y anticolegialistas colorados sobre la reforma constitucional. El objetivo de Feliciano Viera era superar tácticamente en votos a Batlle.
El 30 de setiembre de 1916 los nacionalistas comienzan su acción publicando su Proyecto de Reforma Constitucional. Se parecía más al trabajo de un Corte de Apelaciones que el formular una nueva Constitución. El proyecto tenía como fundamento la pureza electoral. El Presidente de la República y el Vicepresidente serían electos por un Colegio Electoral con voto secreto. Los miembros del Colegio Electoral serían elegidos por votación proporcional por los votantes con voto secreto. El registro de votantes y el voto serían obligatorios. Los departamentos tendrían gobiernos departamentales en sus capitales y principales ciudades. El Presidente continuaría nombrando al Jefe Político de cada departamento: “El Estado no sostiene religión alguna. Reconoce a la Iglesia Católica el dominio de todos los templos que hayan sido construidos, total o parcialmente con fondos del Erario Nacional. Declara también exentos de toda clase de impuestos a los bienes destinados o consagrados al culto de las diversas religiones”
Este proyecto facilitaba  a los nacionalistas elegir a un Anticolegialista como Presidente de la República. En el Colegio Electoral nacionalistas y anticolegialistas podían acordar el voto para un candidato anticolegialista.  Batlle fue el único crítico con fundamentos del proyecto nacionalista. Don Pepe prefería una elección directa del Presidente de la República, podría aceptar un Colegio Electoral pero no uno elegido por representación proporcional sosteniendo “ un deplorable error que no puede producir otra cosa que un calamitoso engendro de camaraderías logradas al bajo precio de la renuncia a las ideas y de las concesiones acomodaticias de los peores intereses” El fundamento era que el parlamentarismo funcionaba bien en el exterior pero no en el Uruguay y que dejar a las iglesias construidas con fondos públicos en manos de la Iglesia Católica y eximirla de impuestos “ es una manera de sostener constitucionalmente el culto aparentando que no se sostiene”.
Feliciano Viera acelera el proceso y el 2 de octubre de 1916 en su periódico publicó la noticia de que el voto nacionalista para elegir a un anticolegialista como Presidente de la Asamblea Constituyente era “ un acto de evidente hostilidad al Presidente de la República que no podía de ningún modo mirar con buenos ojos una resolución que tiende, evidentemente a contrariar sus tendencias de armonizar y suavizar las aspiraciones políticas del momento” (La Razón,4 de octubre de 1916). Para explicar el alcance de esta nota se reúne con su ministro anticolegialista Amézaga y que la intención era calmar las relaciones y aspiraciones entre los nacionalistas y anticolegialistas. Gallinal, que fue al autor de la idea de nombra un presidente anticolegialista visitó a Amézaga para informarle que la idea no era contra el Presidente de la República. Nuevamente el periódico de Feliciano Viera incide  sosteniendo: “ el Presidente de la República mediará de un momento a otro ante la Convención de Constituyentes Colorados para que estudie la mejor manera de cambiar ideas con los constituyentes nacionalistas sobre los puntos más fundamentales de la reforma”(La Razón, 7 de octubre de 1916)
Batlle criticó el accionar del Feliciano Viera: “ Aclárese todo esto. Digase al fin a donde va y lo que se quiere. El País tiene derecho a saberlo. Y termínese con este atropellamiento de sucesos y cosas que dan la sensación de lo incierto e inestable. Y el Partido Colorado sobre todo, en estas elecciones, ha de saber qué rol desempeñar por él mismo” (El Dia, Acciones y hechos, 9 de octubre de 1916). Días después Batlle agregaba: “seguiremos fieles a nuestras ideas porque si la derrota del 30 de julio demostró una falta de organización en nuestras fuerzas partidarias, no demostró de ningún modo que estuviéramos equivocados en nuestro programa de adelanto moral y material”(El Día, 12 de octubre de 1916).  Al día siguiente a las 3 de la tarde el mediador anticolegialista para la unidad colorada, Blas Vidal se reúne con Feliciano Viera y este le informa:” que no tendría ningún inconveniente en propiciar una solución rápida ante las autoridades de su Partido pero consideraba como condición indispensable que los anticolegialistas redujeran sus pretensiones deducidas en la gestión anterior”. Paralelamente Rodolfo Mezzera el delegado colorado y hombre de confianza de Viera invitó a los delegados Nacionalistas y Anticolegialistas a un encuentro para “estudiar la posibilidad de un acuerdo sobre los puntos más fundamentales de la reforma” (La Razón, 14 de octubre de 1916).
Era el tiempo del contubernio entre nacionalistas y anticolegialistas y un discurso de Emilio Frugoni citado por el Dr. Caetano en la República Conservadora  que resume lo ocurrido hace 100 años y la efervescencia hoy entre antibatllistas y oportunistas:

“ El Partido del Poder ha renegado por completo de aquel hermoso y avanzado programa de reformas que Batlle quisiera hacer verdad y que fue sustentado por todos los colorados, cuando creían que Batlle había descubierto el secreto de conservar al Partido en una situación inconmovible, pero que aquellos y el Presidente de la República en su célebre manifiesto repudiaron al sentir que algunas de esas reformas haría peligrar las posiciones del Partido(…) no es lógico entonces que la clase trabajadora vote por el Partido del Poder que hoy no tiene programa porque repudió el de Batlle, que hasta ayer era el mejor”