Datos personales

domingo, 13 de noviembre de 2016

Liberalismo y Batllismo: aportes para un debate 2




Librecambistas y proteccionistas: el dirigismo estatal.
Desde mediados del siglo XIX se desarrolló un gran debate entre librecambistas y proteccionistas tanto a nivel político como económico en nuestro país. Existían grupos políticos y económicos que respondían a la concepción liberal que vinculaba el desarrollo económico con el desarrollo de las actividades agropecuarias, mercantiles e industriales asociadas al sector primario de la economía. Esta corriente tenía representantes en los sectores intelectuales en lo político y en el periodismo. El desarrollo de la producción artesanal y de las industrias no tradicionales, que solo podrían desarrollarse con la protección del Estado, no era considerado por este grupo. El otro sector de la opinión pensaba diferente en la forma de consolidar el desarrollo del Uruguay: ponían énfasis en el desarrollo del mercado interno y el desarrollo de actividades industriales vinculadas. Para ello era imprescindible el accionar del Estado creando los estímulos indispensables para  el desarrollo de las manufacturas y mediante su accionar distribuir la riqueza.  A partir de 1870 era una  urgencia derivada de la situación económica internacional con una baja en los precios de las materias primas. En 1892 Batlle y Ordóñez expresaba que el proteccionismo “ es uno de  los medios más poderosos que pueden ponerse en práctica para combatir radicalmente el mal económico de la República, el de combatir de una manera eficacísima, por medio de exenciones y recargos en los derechos de aduana a todas las industrias que con posibilidades de éxito puedan implantarse en la República. Se daría así a la población del país el trabajo que le falta para subsistir dignamente y mejorar de posición pecuniaria y se limitaría el consumo de artículos producidos o elaborados en el extranjero, que importan a veces fortísimas erogaciones anuales”.
En 1903 fue sancionada la ley de protección a los vinos nacionales, en 1904 Don Pepe decreta que la “Unión Industrial” sea asesora del gobierno en materia industrial. En 1906 se aprobó las primas al cultivo de remolacha azucarera por un periodo de 5 años, en 1908 se protegía la producción del lino, en 1909 se quitan los derechos d aduna por un periodo de 25 años a todos los insumos necesarios para el desarrollo de la industria de astilleros y 1911 fue aprobada la ley que disponía la ampliación de la Usina Eléctrica Calcagno. La Ley más importante del periodo se realiza el 20 de octubre de 1912 mediante la cual de facultaba al Poder Ejecutivo a conceder franquicias aduaneras a ciertos productos  específicos y variedades de materias primas. El batllismo no fue otra cosa que el continuador de una política fiscal con leyes que se pueden rastrear desde los años de 1875, 1886 y 1888. Sin embargo no se previó en ninguna de ellas el montar una industria nacional sustitutiva de importaciones. La filosofía del batllismo tenía como soporte una serie de principios que proclamaban la necesidad de que el Estado asuma a su cargo los servicios públicos, incluso con riesgo de pérdidas, con el objetivo de que la sociedad fuera satisfecha en sus necesidades. El Estado debía monopoliza los servicios públicos y para don Pepe estos sería parte de un proceso en el cual el Estado suprimiera todos los impuestos excepto los aduaneros y los aplicados a la herencia y los latifundios. En definitiva para el batllismo el Estado es el organismo representativo de la sociedad y que debía intervenir donde el capital privado fuera tímido por miedo a perder su capital. Es clara la ideología del batllismo en el mensaje de creación del Banco de Seguros que en su parte final sostenía: “ Las condiciones de existencia de la sociedad moderna han ampliado el número y el campo de acción de los servicios públicos y de los de utilidad general. El interés colectivo, cada día más variable, al mismo tiempo que más poderoso y dominador, ha impuesto al Estado la intervención directa sobre todos esos servicios, ejercida por medio de régimen del contralor o por el de monopolio. Los términos concurrencia y monopolio han perdido su significado antiguo. Ni la competencia es siempre benéfica ni los monopolios son siempre condenables. El Estado como organización económica que es, asume ahora sin vacilaciones, la producción de determinados servicios, buscando el desarrollo y una repartición más justa de la riqueza nacional”
Para el batllismo la función del Estado no solo es la de promover la riqueza, sino intervenir con el afán de justicia para una mejor distribución de la misma en la comunidad. El propio Don Pepe escribe en El Día en 1923: “ Las actividades del Estado no deben ser fuente de oro sino de abaratamiento, de bienestar. A aquellas actividades que tiendan a combatir causas de desmejoramiento humano como las que se desarrollan con el alcohol y el tabaco se le pueden pedir rendimientos monetarios más no así a los servicios públicos de créditos, previsión, consumo transporte, cuyo mayor rendimiento consiste en la bondad y en la baratura de los servicios que es un bien general. Encarézcase en buena hora el consumo de bebidas alcohólicas  y de tabaco que el encarecimiento significa reducción del consumo, y por tanto, mayo salud, pero procuremos abaratar y facilitar los otros servicios públicos en lugar de cercenar sus actividades restringiendo su acción. Los enemigos del industrialismo del Estado saben bien que esos recursos que pretenden de extraer de los Entes autónomos están destinados a la consolidación y al progreso, al rápido crecimiento de las instituciones que los poseen. La tendencia al desarrollo de las Empresas Industriales del Estado es una característica de la  época actual. Ello obedece fundamentalmente a tres causas. En primer término, una causa fiscal, que radica en la necesidad de hallar nuevos recursos para proveer a los gastos cada vez más crecientes que reclama el progreso de la nación. En segundo lugar una causa social que tiende a poner freno a las ganancias sin tasas del capitalismo cuyos dividendos y beneficios se obtiene a base del dinero del pueblo. Por último, una causa política que consiste en la necesidad ineludible en las organizaciones democráticas al vincular lo más estrechamente posible en todos los aspectos de la actividad social al Estado con la masa de la nación de que es aquél expresión jurídica”

El batllismo tiene aspectos medulares. Espero que el debate tenga en cuenta el punto de partida ideológico para honrar sus aspectos básicos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.