"Corría el año 1822, y una tranquilidad perfecta reinaba en la Cisplatina. Todo estaba sometido al orden de la dominación portuguesa. Votada por el Congreso la incorporación de la Provincia al reino de los Braganza, don Lucas Obes había sido enviado a la Corte de Lisboa para gestionar la firma del monarca. Lecor gobernaba a su arbitrio desde el Fuerte, manejando todos los resortes de la máquina administrativa. Los cabildantes eran sus obsecuentes cortesanos, y a sus convites, en que se desplegaba la pompa colorista del gusto brasileño - penachos, entorchados, alhajas,colgaduras, luminarias- concurrian las damas patricias más conspicuas, dando su brazo a la bizarra oficialidad del Rey. Rivera y Lavalleja, comandaban como jefes realistas, el Regimiento de Dragones de la Unión.
Lecor pudo creer en tal momento, que la Provincia por él conquistada estaba aportuguesada por entero, que la Cisplatina era un hecho definitivo, y que el viejo pleito de limites entre España y Portugal se había decidido a favor de la corona lusitana.
Pero la Cisplatina era una masa social rebelde pronta a estallar y romper la férrea dominación cuando alguna circunstancia lo permitiera. El grito de Ipiranga creó, de modo inesperado tal situación.
Aprovechando el alejamiento de Juan VI, vuelto con su corte a Lisboa, el partido independentista de Brasil lográ la rebelión del príncipe Don Pedro, a cuyas manos había entregado el monarca el gobierno de esta vasta posesión de América. En septiembre de 1822 el Brasil proclamó su independencia de Portugal, constituyéndose en Imperio bajo el cetro de la casa de Alcantara. En Montevideo se divide el poder debido a que el general Lecor, gobernador supremo, era brasileño; el general Da Costa. Jefe de la Junta Militar, era portugués. También se dividen los orientales, un bando adicto a Brasil se forma en torno a Lecor, y sus elementos más representativos fueron: Nicolás Herrera, Juan José Durán, Lucas Obes, Tomás Gracía de Zúñiga, y Rivera y Lavalleja Jefes del Regimiento de Dragones de la Unión, quienes el 17 de octubre, proclaman su adhesión al Imperio del Brasil, vivando al monarca Pedro I. Los cabildos del interior, forzados juran fidelidad a la nueva corona.
Otro bando se forma dentro de Montevideo, donde el general Alvaro da Costa se mantiene fiel a Portugal al mando de su guarnición de dos mil soldados, este nuevo Bando estaba integrado por Santiago Vazquez, Francisco Giró, Silvestre Blanco, Gabriel Antonio Pereyra, los cuales no habían merecido los favores del dominador. En el escenario político aparecen Los Caballeros Orientales, logia que en el secreto de sus reuniones mantenía encendida la llama de la rebeldía contra el régimen dominante. Numerosos orientales que se encontraban en Buenos Aires vuelven a Montevideo y publican dos periódicos: La Aurora y El Pampero desde los cuales incitan al pueblo a formar un Cabildo abierto:" con el fin de resolver la forma de gobierno que afiance la seguridad individual y haga poner en vigor los derechos usurpados a los dignos orientales por una fracción que dirigió un congreso nulísimo en Buenos Aires(...)debe ser decisión nuestra, porque allí están los hijos de nuestros padres, y no en el territorio del Brasil..."
Ver: Alberto Zum Felde.Epopeya de la Agraciada. Concejo de Administración de Montevideo, premio literario, 1925. Pp 12 a 15.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.