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martes, 3 de marzo de 2015

1980 desde setiembre a noviembre: La pequeña luz comienza a vencer un período muy oscuro del Uruguay.


Meses antes de la consulta popular sobre la reforma constitucional propuesta por el régimen militar comenzó a desarrollarse una campaña publicitaria desproporcionada en favor del SI. Los partidarios del NO no tenían el control de los medios ni tampoco un volumen grande de dinero para invertir en una campaña planteada de esta forma. La DINARP (Dirección Nacional de Relaciones Públicas) pautaba en todos los medios disponibles las bondades de la nueva constitución, enfocando el tema hacia otro aspecto, la seguridad y la gran cantidad de obras de infraestructura realizada por el gobierno militar. Días previos a la consulta se emitieron avisos destinados a explicar el alcance jurídico de la propuesta y se publica en la prensa un documento titulado: "La nueva Constitución, ¿por qué?, ¿para qué?" (...) La presente Constitución, que se tacha de militarista, es, por el contrario, un intento del Gobierno y las Fuerzas Armadas, de resolver por el Derecho lo que en el pasado crítico hubo que defender por las armas. Es la adecuación de las normas constitucionales a los problemas que debe enfrentar el Uruguay de hoy. Es la forma de evitar que algún día las Fuerzas Armadas tengas que volver a intervenir para resolver los graves problemas que genera el desgobierno; los graves problemas que genera la actitud omisa de los responsables de conducir los destinos del país" (DINARP, noviembre de 1980). Los jerarcas civiles del gobierno de facto, casi todos integrantes del Consejo de Estado participaron haciendo campaña en todo el país a favor del SI, en Montevideo hicieron una presentación, lejana, técnica y sin debate de la propuesta constitucional. Para los militares los votantes del NO eran sencillamente terroristas, marxistas, gente que no quería al país (Bendaham, R. Brigadier,12 de noviembre de 1980). Otro argumento fue mencionar con frecuencia que el triunfo del NO detendría el proceso de salida iniciado. Utilizaron la cadena nacional en varias oportunidades saturando a la opinión pública. Lo positivo fue que el gobierno autorizó a que la oposición volviera a hacerse escuchar. Los Partidos  Políticos asumen el rol de comandar a la opinión públca por un breve lapso. Pero solo los dirigentes políticos habilitados. El 6 de noviembre de 1980 sale a la calle  el semanario "Opinar" dirgido por Enrique Tarigo y con  Luis Antonio Hierro como redactor responsable. En el diario El Día hubo posiciones ambiguas, en general se presenta crítico al proyecto constitucional pero la mayoría pachequista en el mismo llevó a algunos editoriales de apoyo al SI. El Dr. Tarigo, entre otros, comenzó una serie de análisis profundos sobre la reforma constitucional y sostenía en un discurso a la juventud colorada en el mes de setiembre de 1980: "(...)La Constitución no es un tema que competa al Gobierno; la Constitución es el tema por excelencia que compete al Poder Constituyente. Y el Poder Constituyente lo forma, en la democracia, el cuerpo electoral, la ciudadanía toda que, por medio de sus representantes elegidos a ese  efecto, se abocará directamente a la tarea de redactar y aprobar la Constitución. La ratificación plebiscitaria no puede sustituir, por sí sola, esa primera etapa de elaboración del nuevo texto constitucional por parte de los representantes elegidos a ese efecto por el pueblo soberano(...) Una Constitución y, menos todavía, una Constitución que no es una mera reforma de organización o de determinados aspectos de la organización política, sino una Constitución que pretende innovar en profundidad con respecto a los textos precedentes, no puede ser realizada únicamente por el Gobierno y sus asesores- COMASPO y el Poder Ejecutivo, Ministros, COSENA , Consejo de Estado y el Consejo de la Nación-(...) La gran mayoría del Partido Colorado y la gran  mayoría del Partido Nacional, es decir la mayoría de la ciudadanía se halla en oposición a este gobierno o a los varios gobiernos que se han sucedido a partir del 27 de junio de 1973(...) Luchemos por la libertad, trabajemos por la democracia, laboremos sin pausa para que la democracia y la libertad puedan ser plenamente consagradas en la que habrá de ser nuestra Constitución, que será ésta que se proyecta o que será otra, pero sabiendo que si la Constitución, nuestra Constitución de uruguayos, no consagra, sin cortapisas, la libertad y la democracia, ella no deberá ser, ella no deberá contar ni con nuestro voto ni con el voto de ninguno de los hombres buenos y de fuerte voluntad que son la enorme mayoría ¡qué duda cabe¡,en este bendito país, que es el nuestro" (Tarigo, E. Setiembre de 1980)

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