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jueves, 19 de marzo de 2015

Camino a las elecciones internas de 1982: entre la racionalidad y la confrontación.


Luego de años de tratamiento totalitario con la sociedad uruguaya y con el sistema político el intento de legitimar el poder con el apoyo popular parecía muy difícil. En realidad con todo el apoyo del aparato estatal, algunos medios de prensa y sectores políticos, sumado al control absoluto de los recurso del Estado, sumado al convencimiento de que al eliminar la subversión y tener al país en paz, las Fuerzas Armadas creían  legitimar el poder con el voto popular. La realidad vista desde la perspectiva actual nos hace preguntarnos: ¿Cómo volver a la democracia con miles, se consideran 15000, políticos proscriptos? y con la sociedad sometida a una vigilancia extrema. La propuesta de la Constitución proyectada por el gobierno cívico militar fue llevada a plebiscito, y como ya hemos dicho en notas anteriores era contraria a todas las tradiciones políticas y de respeto a normas republicanas en materia de Derecho constitucional. Es cierto que la propuesta militar contó con el apoyo de algunos lideres de los partidos tradicionales como Jorge Pacheco Areco y Alberto Gallinal, entre otros. Hubo una muy fuerte campaña publicitaria a favor del SI en los diferentes medios de comunicación. En tanto que para los opositores al proyecto se debió manejar desde el simple, y peligroso en aquél momento, boca a boca y los semanarios opositores como "Opinar" y "Correo de los Viernes"  tendrían luego un gran papel en la restauración de los valores democráticos. Los militares estaban convencidos del apoyo popular en la instancia plebiscitaria, sin embargo confundían el silencio de la población como una manifestación positiva que en realidad era la respuesta posible en la situación de control  extremo que existía por entonces. El resultado de negar el proyecto fue sorpresivo para los militares y para el mundo entero que no lograban comprender como, en medio de una dictadura, se lograba respetar el acto electoral y el resultado adverso al dictador. El triunfo del NO se festejó por la oposición dentro y fuera de las fronteras del país. En abril de 1980 se había conformado en la capital de Estados Unidos, la "Convergencia Democrática" que era una alianza entre sectores de izquierda y el sector Wilsonista del Partido Nacional para formar un frente común para enfrentarse a la dictadura.
El resultado del Plebiscito Constitucional de 1980 marcó estos resultados:
Total de inscriptos: 1.944.951  Votos emitidos: 1.689.424 (86.8%) SI: 707.118 (42%) NO: 945.176(57.2%) En blanco: 10.980 Anulados: 26150.

El triunfo del NO tuvo consecuencias.

Determinó la suspensión del proyecto político vigente y la elaboración de otro, marcó con claridad la perdida de legitimidad del gobierno militar y reforzó, si cabe, la fuerte tradición electoral como ejercicio del sistema democrático de la ciudadanía uruguaya. La realidad fue que por unos días se percibió una suerte de parálisis en el gobierno cívico-militar hasta que realizan un nuevo cronograma político que preveía  la realización de elecciones internas para el año 1982 para que los partidos políticos eligiera autoridades para presentarse en elecciones nacionales en 1984. Quedaba claro para todos los involucrados politicamente que sería un proceso con Partido y políticos proscriptos pero resultaba claro que las Fuerzas Armadas aparecen disminuidas al tener que negociar con el sistema político. El 3 de diciembre se conoció, finalmente, la posición oficial del gobierno con referencia al resultado del plebiscito mediante un comunicado de prensa firmado por el Presidente de la República y los Comandantes en Jefe de las tres armas cuya frase final dejó un cierto sentimiento de dudas: "(...) el proceso continuará  en base al régimen vigente" Un largo paréntesis que se extendió hasta el otoño se abre sin que la dictadura aclarase cuales serían los pasos a seguir. En el sector político comienzan a delinearse algunas posturas claras y enfrentadas en la visión estratégica de la salida  del proceso militar: la del Partido Colorado era cauta y meditada con posibilidades de avances paulatinos hacia el objetivo de alcanzar las libertades. En tanto que el Partido Nacional muestra una posición radical y confrontativa, sera esta disputa la que precipitará después una salida Sui Generis cuyos coletazos vivimos hoy día.
El 3 de diciembre el triunvirato blanco le propone al Partido Colorado la realización de una declaración conjunta en la cual se exigiera al gobierno un rápida definición de los pasos a seguir para la culminación del proceso que habían iniciado. La respuesta del Partido Colorado fue racional y mesurada sosteniendo que necesitaban una semana para tomar la decisión para no precipitarse. No hubo respuesta y 15 días después  la dirección del Partido Nacional acerca a los colorados un borrador del documento redactado por Fernando Oliú y Gozalo Aguirre, ante el borrador el partido Colorado se niega a realizar la estrategia que proponía el Partido Nacional. El Dr. Julio María Sanguinetti en un reportaje concedido tiempo después en 1992 a Diego Achard sostenía: " (...)Era importante la victoria política que habíamos ganado, pero tampoco desconocíamos que había grupos que ha partir de allí, iban a decir que ahora no había ningún cronograma, que no había nada, que se cerraba hasta ver quién aguantaba más. Ese era el riesgo" (Achard, 1992). El Dr. Jorge Batlle sostenía : "Quedamos con el cordón umbilical cortado. El gobierno peleado con todos nosotros, porque les ganamos la elección. Volvíamos a estar al revés de vuelta a no tener contacto" ( Maiztegui, L. 2008) Lo cierto es que el plebiscito de 1980 marcó el final del ciclo expansivo del proyecto militar iniciándose definitivamente la transición a la democracia plena.

"Opinar"

El 4 de diciembre el Dr. Enrique Tarigo, con un respetuoso y moderado sentimiento triunfal, realiza un análisis de los resultados del plebiscito en el que pedía un rápido retorno a las negociaciones entre políticos y militares. Pero incluye una reflexión que marcará definitivamente el derrotero de salida y las estrategias de los Partidos Tradicionales a partir de allí: (hablando de las autoridades partidarias)" Estas comisiones provisorias de uno y otro de los dos grandes partidos, la Comisión de los Diez del partido Nacional y la Comisión de los Seis del Partido Colorado, pueden ser hoy, como pudieron haberlo sido antes, los interlocutores válidos para, con su concurso, con su consulta permanente, abocarse al gobierno a la tarea inmediata de estructurar las disposiciones legales para ordenar y regular el funcionamiento normal de los Partidos" (Opinar, diciembre 4, 1980)
Wilson Ferreira Aldunate no estuvo de acuerdo en la intromisión en en la interna blanca y fiel a su estilo respondio en una carta enviada a Carlos Julio Pereyra:(...) es lo que faltaba. Preocúpese el Dr. Tarigo de poner su casa en orden, y no se ponga a elegir representantes del Partido Nacional, que no necesita de su concurso para designarlos" (Maiztegui, L. 2008)
Este desencuentro marcó con claridad las diferentes estrategias de salida para Tarigo y el Partido Colorado antidictatorial era preferible la Comisión de los Diez, más racional y negociador que el triunvirato que se había decidido a un enfrentamiento directo con la dictadura.

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