La actuación del Uruguay en el origen del Estado
de Israel.
Al fundamentar el Plan de Partición, Enrique Rodríguez Fabregat sostuvo: “¿…se pretende dejar librado el destino de los judíos que han sufrido una persecución, a una suerte de lotería de la caridad internacional, promoviendo el buen corazón de las Naciones Unidas, para que reciban y acojan en grupos, en lotes, a los que sobrevivieron en los campos de exterminio?” “Sabiendo la carga de responsabilidad que esto significa, pero comprendiendo que es necesario terminar el quebranto y el drama de los pueblos de Palestina, es necesario transformar el hogar nacional del antiguo mandato en el Estado y en las dos naciones que por este proyecto se crean; es necesario velar porque esta crónica de duelo y de sangre termine bajo esta conquista que será para siempre la primera conquista moral de las Naciones Unidas”
Antecedentes.
En 1916 franceses y británicos firmaron el
Acuerdo Sykes-Picot, de forma secreta, con el consentimiento de italianos y rusos.
El mismo establecía que una vez fuera derrotado el imperio otomano, Oriente
Próximo sería repartido entre británicos y franceses, al tiempo que Palestina
quedaba designada zona internacional. Por otra parte, las autoridades
británicas les habían prometido a los árabes un Estado propio y unificado a
cambio de su ayuda para luchar contra los otomanos. De esta forma se abrió un
nuevo frente, distrayendo una porción de las fuerzas enemigas y así logrando
proteger Egipto y el canal de Suez. La alianza con los árabes también sirvió
para legitimar la intervención de las potencias europeas en la región
Mientras tanto, en Europa la guerra de
trincheras seguía estancada y las autoridades británicas buscaron atraer al
conflicto a los Estados Unidos, para lo que consideraron que sería necesario
convencer a la opinión pública de esa nación a través de los medios de
comunicación internos dirigidos por judíos. La comunidad judía fue vista como
relativamente favorable a Alemania, en parte por los cargos importantes que
desempeñaban algunos de sus miembros en el gobierno de aquel país. Para ganarse
el apoyo del lobby judío no solo en territorio británico, sino también en los
Estados Unidos y en la Rusia revolucionaria, Reino Unido, a través de la
Declaración Balfour de 1917, prometió a los sionistas su beneplácito para el
establecimiento de un hogar nacional judío en Palestina. Allí también se
disponía el respeto de los derechos religiosos y civiles de las comunidades no
judías existentes en Palestina. La Declaración fue expresada en una carta de
Arthur Balfour, ministro británico de Relaciones Exteriores, al banquero inglés
de origen judío Lionel Rothschild, con el fin de que la diera a conocer a la Organización
Sionista. Uno de los motivos de la declaración fue que Alemania estaba
considerando una jugada análoga para garantizarse el apoyo judío. En realidad,
los británicos no firmaron ningún acuerdo, sino que le realizaron una promesa a
un líder sionista, al igual que habían hecho con los árabes. Sin embargo, la
Sociedad de Naciones reconoció la declaración e hizo de su cumplimiento la
principal misión del imperio británico en Palestina, nombrándolo a tal fin
potencia mandataria. Este sería el principal argumento jurídico utilizado para
justificar la creación de un Estado judío en esta región. El 2 de noviembre de 1917 el ministro Arthur
Balfour, le escribió las siguientes palabras a Lord Rothschild: “El Gobierno de
Su Majestad contempla de modo favorable el establecimiento en Palestina de una
nación en la cual pueda tener su patria el pueblo judío, y pondrá en marcha sus
mejores esfuerzos para facilitar la consecución de este objeto, estando
claramente sobreentendido que no llevará a cabo ninguna acción que pueda
redundar en prejuicio de los derechos civiles y religiosos de las comunidades
no judías existentes en Palestina, ni de los derechos y status político de que
puedan gozar los judíos en cualquier otro país”. En un memorándum secreto de
1919 Balfour anotó: “Respecto de Palestina, no pretendemos ni siquiera pasar
por la formalidad de consultar los deseos de los actuales habitantes (…) las
cuatro Grandes Potencias se han comprometido con el sionismo. Y el sionismo,
para bien o para mal, está arraigado en tradiciones antiquísimas, en
necesidades presentes y en esperanzas futuras, de una importancia mucho más
profunda que los deseos y los prejuicios de los setecientos millares de árabes
que ahora habitan esas tierras ancestrales”. La población nativa no fue tenida en cuenta en
una decisión tan trascendente y que la concernía directamente. Más adelante los
distintos gobiernos de Reino Unido fueron adaptando sus políticas de acuerdo
con la coyuntura y a las presiones recibidas por parte de ambas comunidades, ya
fuesen revueltas populares o atentados perpetrados por grupos radicalizados.
En 1920, en la Conferencia de San Remo, la
Sociedad de Naciones le asignó el Mandato de Palestina al imperio británico. El resto de los territorios árabes del extinto
imperio otomano fueron repartidos en mandatos entre británicos y franceses. Por
estos años los habitantes árabes de Palestina constituían prácticamente el
total de la población y la mayoría de los judíos hacía poco tiempo que habían
emigrado, siguiendo el ideal sionista. Para comprender los términos de los
mandatos confiados por la Sociedad de Naciones, es preciso referir brevemente
al artículo decimosegundo del pacto: “Los siguientes principios se aplicarán a
las colonias y territorios que (…) están habitados por pueblos que todavía no
son capaces de dirigirse por sí mismos en las condiciones especialmente
difíciles del mundo moderno. El bienestar y el desarrollo de estos pueblos
constituyen una misión sagrada de la civilización. (…) El mejor método (…) es
confiar la tutela de estos pueblos a aquellas naciones avanzadas que (…) se
encuentran en mejores condiciones para asumir esa responsabilidad. Ciertas
comunidades (…) que pertenecían antes al Imperio Otomano han alcanzado un grado
tal de desarrollo, que puede reconocerse provisionalmente su existencia como
naciones independientes, siempre que su administración se guíe por los consejos
y el auxilio de un Mandatario hasta que sean capaces de conducirse a sí misma”.
La Sociedad de Naciones estableció un
régimen de tutelaje sobre territorios anteriormente pertenecientes al imperio
otomano, si bien reconoció su carácter de naciones independientes, los asignó
al cuidado de una potencia mandataria. En esta categoría descripta se incluyó a
Palestina; el texto sobre su Mandato dice como sigue: “Considerando que las
Principales Potencias Aliadas han convenido asimismo en que el Mandatario
tendrá la responsabilidad de poner en vigor la declaración inicial de fecha 2
de noviembre de 1917 "Declaración Balfour, en favor del establecimiento en
Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío, quedando bien entendido
que no se tomará medida alguna que pueda menoscabar los derechos civiles y
religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, ni los
derechos o la condición política de que gocen los judíos en cualquier otro
país.” La declaración lleva el
reconocimiento de los lazos históricos del pueblo judío con Palestina y de las
razones que le asisten para reconstruir su hogar nacional en dicho país. En el
artículo dos se sostenía: “La Potencia Mandataria asumirá la responsabilidad de
poner al país en condiciones políticas, administrativas y económicas tales, que
permitan (…) el establecimiento de un hogar nacional judío y el desarrollo de
instituciones autónomas, así como la protección de los derechos civiles y religiosos
de todos los habitantes de Palestina, sin distinción de raza o religión” (…)
Artículo seis “Aunque la Administración
de Palestina velará por que los derechos y la condición de otros sectores de la
población no sufran menoscabo, facilitará la inmigración judía en condiciones
convenientes y fomentará (…) el establecimiento intensivo de los judíos en
tierras de Palestina”. La Sociedad de Naciones no solo reconoció la validez de
la Declaración Balfour, sino que además designó como uno de los objetivos del
Mandato la formación de un hogar nacional judío. Por otra parte, quedaron
salvaguardados los derechos civiles y religiosos de los árabes, a los cuales no
se los mencionó de forma explícita a pesar de constituir la mayoría de la
población palestina.
El Fin de la Segunda Guerra Mundial, el fin del
Mandato y las negociaciones en la ONU.
Las medidas del movimiento Paole Sion,
del que desciende el laborismo israelí, reencaminó a los inmigrantes al cultivo
de la tierra, aunque las propias necesidades de la comunidad judía en Palestina
demostraron lo inviable del proyecto. Resulta evidente que las bases de un
futuro estado no serían posible si la sociedad solo se hubiera compuesto con
labradores. Durante la Segunda Guerra Mundial la dinámica de los hechos va a
acelerar la situación. Era claro que establecer un Estado judío y con respaldo internacional
evitaría la mayoría de las persecuciones nazis. David Ben Gurion tenía
información de los planes alemanes luego de la Conferencia de Wansee respecto a
la solución final: reclusión de todos los judíos en campos de concentración,
separación de sexos, aniquilación por medio de trabajos forzados y mala
alimentación para los que sobrevivan. Se dio el caso del barco Struma que había
llegado a la zona de Palestina con 668 judíos y las autoridades británicas
impidieron el desembarco de Los pasajeros devolviéndolos a su punto de partida.
En una conferencia realizada en Nueva York, Ben Gurion logró Que se aceptaran
sus tesis: rechazo del Libro Blanco, derechos judíos a tomar parte del esfuerzo
militar aliado y creación de una patria para Los judíos una vez terminada a la
guerra. Por el momento solo se logró un gran apoyo económico y que Washington
presionara sobre Londres para formar una unidad militar judía. Se Formo una
brigada integrada por seis mil judíos que combatieron contra la Francia de
Vichy, en Siria y contra Los alemanes en Italia. Esta será la base de la
Haganah ejercito clandestino judío hasta 1948 y por lo tanto del futuro ejército
de Israel. Al final de la guerra ganan las elecciones en Inglaterra los
laboristas liderados por Clemente Attlee que se mostraban partidarios de la
causa judía en Palestina. En agosto de 1945, el presidente de Estados Unidos,
Harry S. Truman pidió a Attlee que admitiera 100.000 judíos en Palestina
en forma inmediata, y en diciembre el Congreso de Estados Unidos
solicitaron a Londres que abriera Palestina sin restricciones a para los inmigrantes
judíos.
En Palestina la vida era compleja , las calles veía enfrentamientos diarios
entre las autoridades británicas y los grupos judíos del Irgun y el de Stern,
cuyos ataques se dirigían a puestos policiales, cuarteles militares , en
definitiva todo lo que permitiera conseguir armas. La facción sionista ortodoxa,
que trabajaba en el Plano internacional para llegado a formar el Estados con
consenso internacional, se enfrenta a la derecha (Irgun) y la izquierda (Stern).
En 1946, la lucha se generaliza, los árabes comienzan a intervenir. En febrero
hubo una huelga general, en mayo, jefes árabes se reúnen en Egipto reafirmando
el carácter árabe de Palestina. El Irgun realiza el atentado más importante de
su historia: la voladura del Hotel Rey David de Jerusalén, sede del Mandato
Británico y de su Estado Mayor militar el 22 de Julio de 1946. A las12:10 se avisó
del atentado y exploto a las 12:37, el edificio se desplomo muriendo 91
personas. Aun hoy resulta difícil de explicar porque no se evacuo el edificio.
Cuando la policía británica capturaba a un implicado no podía condenarle a
muerte porque la respuesta era capturar oficiales ingleses y amenazaban con represalias.
Luego de la ejecución de cuatro miembros del Irgún, esta organización atacó la
prisión de Acre, liberando a los prisioneros. El 17 de febrero de 1947, Londres
anunció que iba a entregar su mandato sobre Palestina a las Naciones Unidas. El
28 de abril comienzan las sesiones en la ONU. Se formó un comité especial de
las Naciones Unidas para Palestina y se dedicó durante meses a estudiar el
problema sobre el territorio.
Como consecuencia de la revelación del alcance del holocausto nazi en la
segunda guerra mundial y del gran número de judíos desplazados al final de la
guerra, la presión para la creación de un Estado judío en Palestina era muy
fuerte, cosa que se acelera cuando Estados Unidos lo apoya decididamente. Esto
terminó con los esfuerzos británicos e internacionales de encontrar una
solución pacífica para la convivencia entre árabes palestinos y judíos. El 31
de agosto de 1947 la comisión de la ONU (UNSCOP) presento un informe que
contenía dos planes: Uno proponía la creación de un Estado árabe y otro judío,
la admisión de 150000 inmigrantes judíos y la abolición de la ley que prohibía
a los judíos comprar tierras. El Segundo Plan sugería la creación de estado
binacional árabe-judío con autonomía en cada sector. Siempre se pide la
eliminación del mandato británico. En el primer plan Jerusalén tendría un
estatuto internacional, y en el segundo sería la capital del estado binacional.
Los árabes rechazaron cualquier tipo de partición y lo sionistas se inclinaron
por el primer proyecto. En ese entonces el presidente de Estados Unidos, Harry
S. Truman necesitaba los votos de la comunidad judía en tiempos de elecciones
en 1948, por lo tanto Washington apoya las aspiraciones judías.
Moscú, por su parte, también apoya el proyecto sosteniendo su representante en
la ONU, Andrei Gromiko, en sesión del 26 de noviembre la histórica unión entre
el territorio Palestino y el pueblo judío y argumentando el derecho sagrado a
la supervivencia de un pueblo perseguido durante 20 siglos y luego del
holocausto nazi.
El 29 de noviembre se acordó la partición de Palestina, votando a favor 33
miembros incluidos los Estados Unidos y La URSS, se abstuvieron 10 incluida
Gran Bretaña y en contra 13 incluidos Grecia y Cuba.
La partición otorgaba a los árabes la franja de Gaza y una pequeña
zona del Neguev limítrofe con el Sinaí, parte de Galilea con más de la mitad
del curso del Río Jordán una porción de terreno cerca de las fronteras
del Líbano.
Israel recibe una amplia zona mediterránea con los puertos e Jaifa y
Jaffa, la salida a Mar Rojo a través del Neguev y la franja oeste del Jordán.
En tanto Jerusalén quedaba bajo control internacional. Los árabes fueron
opositores tenaces a esta solución y los movimientos más radicales sostenía:
“echaremos a los judíos ; al mar”. El 14 de mayo de 1948, el líder israelí
Ben Gurion proclamó el nacimiento del Estado de Israel en los territorios que
les habían sido adjudicados por la ONU. La reacción árabe fue inmediata, cuando
los británicos abandonaron la colonia el 15 de mayo, tropas egipcias, jordanas
y sirias atacaron al recién nacido estado hebreo. Pese a la desigualdad
numérica, la primera guerra árabe-israelí (mayo 1948-junio 1949) concluyó con
una clara victoria israelí. El nuevo estado judío pasó a ocupar el 78% de la
antigua Palestina, en lugar del 55% asignado por el reparto de la ONU. Los
territorios árabes que quedaron fuera de su control fueron anexionados por los
estados árabes vecinos: la franja de Gaza pasó a manos de Egipto y la
Cisjordania y la ciudad antigua de Jerusalén quedó en poder del reino de
Jordania. La guerra fue una catástrofe para la población palestina, que fue
expulsada masivamente de los territorios israelíes y se refugió en los estados
vecinos. Los árabes palestinos quedaron como una población sin estado. Luego de
la victoria, Israel se consolidó como Estado. A finales de 1949 su población
judía era de un millón de habitantes, en lo económico recibió una fuerte
inyección de capitales judíos con objetivos de tecnificación y educación de los
inmigrantes, proto desarrolla una industria ligera y una gran tecnificación de
la agricultura. En realidad, no se había logrado la paz, la Guerra Fría y los
intereses geopolíticos seguirán presentes. Hasta la actualidad lamentablemente.
Ver:
Howard, M. Roger; Louis, W. Historia Oxford del Siglo XX, Planeta, Barcelona
1999, Páginas 397-403
http://www.historiasiglo20.org/HM/7-4b.htm
Solar, David. El nacimiento de Israel. Historia Universal del Siglo XX.
Madrid.1979, Páginas 86-90.
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