El Uruguay laico. El edificio de “El Día” su arquitectura
ecléctica con influencias neoclásicas y simbólicas.
Es posible comparar las construcciones con influencias simbólicas
con el estilo neoclásico. Ambos estilos comparten ciertos elementos
arquitectónicos, pero también tienen sus propias características únicas.
La arquitectura simbólica se caracteriza por la utilización de varios tipos de órdenes arquitectónicos, que son sistemas de proporciones, ornamentos, columnas y pilastras o partes del edificio que unidos perfeccionan y completan todo. En el universo simbólico se pueden encontrar tres órdenes clásicos: el dórico, jónico y corintio. Además, se sostiene su estructura con doce columnas, cada una con la
representación de cada uno de los signos del zodiaco.Por otro lado, la arquitectura neoclásica se caracteriza por su
inspiración en la antigüedad grecorromana, la simplicidad de las formas
geométricas, la gran escala de los edificios, los detalles griegos y las
columnas dramáticas. Este estilo también utiliza los órdenes arquitectónicos
dórico, jónico y corintio.
Por lo tanto, aunque ambos estilos comparten el uso de los órdenes
arquitectónicos y las columnas como elementos destacados, cada uno tiene sus
propias particularidades y simbolismos. La arquitectura simbólica está
fuertemente ligada a los símbolos y rituales de la antigüedad, mientras que la
arquitectura neoclásica se centra en la imitación y reinterpretación de los
estilos arquitectónicos de la antigüedad grecorromana.
La arquitectura neoclásica es un estilo arquitectónico que se
desarrolló en Europa durante los siglos XVIII y principios del XIX. Este estilo
se caracteriza por:
- Inspiración
en la antigüedad grecorromana: La arquitectura neoclásica se inspiró en
los monumentos de la antigüedad grecorromana.
- Simplicidad
de las formas geométricas: Las obras neoclásicas se caracterizan por la
simplicidad de las formas geométricas.
- Gran
escala de los edificios: Los edificios neoclásicos suelen ser de gran
escala.
- Detalles
griegos: En particular, el estilo dórico es muy común en la arquitectura
neoclásica.
- Columnas
dramáticas: Las columnas son un elemento destacado en este estilo
arquitectónico.
- Paredes
en color blanco: La preferencia por las paredes blancas es otra
característica distintiva del neoclasicismo.
- Belleza
basada en la pureza de las líneas arquitectónicas, en la simetría y en las
proporciones sujetas a las leyes de la medida y las matemáticas.
Este estilo surgió como una reacción al barroco, donde había un
exceso en la ornamentación. El neoclasicismo fue percibido como un sinónimo de
“volver a la pureza” de las artes clásicas.
Durante las décadas de 1920 y 1930 en Uruguay, el clima político
de liberalismo, junto con una población próspera y educada, creó un entorno
ideal para la recepción de la arquitectura moderna. La arquitectura neoclásica
en Uruguay es notable y se puede ver en varios edificios importantes. Algunos
ejemplos notables de arquitectura neoclásica en Uruguay incluyen la Capilla de
la Caridad del Hospital Maciel, Montevideo, la sede del Banco de la República
Oriental del Uruguay, la estación de tren General Artigas, el Palacio Estévez,
el Hospital Italiano de Montevideo, el Cabildo de Montevideo y el Teatro Solís.
El diseño para el nuevo Palacio Municipal (1930) de Montevideo,
por Mauricio Cravotto, aunque es una composición simétrica, se presenta en un
vocabulario moderno. Las nuevas escuelas públicas en Montevideo diseñadas por
Juan Antonio Scasso en 1926 exhiben un esquema racional de volúmenes simples.
Es importante mencionar que, aunque estos edificios pueden tener
influencias neoclásicas, también incorporan elementos del modernismo, que
estaba ganando popularidad durante este período. Dentro de esta evolución
encontramos el desarrollo de la futura sede del diario “El Día”. Cuya arquitectura
va de la mano de la construcción desde fines del siglo XIX de una serie importante
de edificios concebidos como “templos laicos” para sostener la fuerte presencia
de la laicidad en el paisaje urbano.
Siguiendo ahora una crónica del propio diario “El Día” veremos el origen
y desarrollo del edificio que será la sede hasta su cierre.
“La noticia más antigua respecto del predio de 18.de Julio y Yaguarón,
se remonta al 21 de diciembre de 1834, fecha en que el gobierno de la república
vendió a los señores Antonio Rius. Genario Rivas. Narciso Fígueroa y Andrés
Vázquez, ante el escribano Juan León de las Casas la manzana comprendida entre
las calles 18, Colonia, Yaguarón y Yi.
Narciso Figueroa fue el propietario del predio de 18 y Yaguarón: luego
de diversas traslaciones de dominio el 10 de junio de 1924. José María
Rodríguez Sosa lo vendió a José Batlle y Ordónez con los edificios construidos
en dicho terreno según escritura autorizada por el escribano Pedro G. Tuboras.
El Arquitecto Diego Noboa Courras fue el proyectista y director de las obras
del edificio construido especialmente para el diario El DIA y cuya estructura y
concepción se emparentan mucho con el edificio de la Intendencia de Colonia,
también obra del arquitecto Noboa. Como se consignara cuando el cincuentenario
de su inauguración “ambos edificios son una evidente muestra del clasicismo
depurado del Arq. Noboa Courras. Al efecto se afirma de él en la Facultad de
Arquitectura que su inspiración se basó en las tradiciones más puras del arte
clásico y el espíritu grecorromano”.
Noboa Courras fue Integrante de una generación que mucho tuviera que ver
con el ordenamiento y jerarquización de su profesión universitaria, el arq.
Diego Noboa Courras nació en Salto en 1888 y murió en Montevideo 80 años
después en 1968. Su nombre aparece estrechamente vinculado al movimiento que
gestó la creación de la Facultad de Arquitectura, así como al de los
propulsores de la Sociedad de Arquitectos, cuya Comisión de Reglamento integró
en 1914 y cuya Secretaría ejerció al designarse sus autoridades. Fue. también
un distinguido Profesor de Dibujo de segundo año de Preparatorios, a la vez que
un hombre preocupado por los problemas públicos. En la década del 40 actuó como
vocal en el Directorio del Banco Hipotecario y luego como vicepresidente,
cumpliendo una gestión de gran seriedad y dedicación.
La edición extraordinaria de EL
DIA que el 30 de julio de 1928 celebraba la inauguración del nuevo local,
recordaba en una gran página la obra realizada por los señores Acosta y Lara,
Guerra y Carcavallo, contratistas de la obra de EL DIA que llevaron a cabo los
planos proyectados por el Arq. Noboa. Como jalones paralelos a la importancia
pública arquitectónica y estética del edificio de EL DIA, aquella página
titulada “Progresos Arquitectónicos de Montevideo” enumeraba las obras públicas
de aquella Sociedad Anónima: la terminación del Hospital Militar, los primeros
pabellones del Hospital de Niños, la Facultad de Medicina, el Mercado Agrícola,
la Caja Nacional de Ahorros y Descuentos, el Parque Hotel, además de numerosas
residencias particulares de la época, como las de Camino Millán y Camino
Suárez.
El pliego de condiciones generales, la memoria descriptiva, el contrato
y los planos relacionados con la construcción de nuestro edificio, son
custodiados por el Sr. Washington A Carcavallo, actual presidente de Carcavallo
Sociedad Anónima. La empresa cumplirá 84 años de existencia a través de la cual
tuvo sucesivas y distintas denominaciones: West y A costa y Lara: Acosta y Lara
y Guerra: A costa y Lara Guerra y Carcavallo, para llegar posteriormente a la
actual.
La rúbrica de Batlle y Ordórñez aparece
refrendando el contrato original de obra del cual extraemos como muestra de la
evolución de los tiempos el texto del art. 38: “El precio por el cual el
contratista se compromete a efectuar todos los trabajos contratados con todos
sus detalles de acuerdo con todos los recaudos que ha tenido a la vista y
aceptado es de $44.900 “. La ficha corresponde al 17 de julio de 1921 y unas
líneas más abajo y con la firma del Arq. Noboa Courras, se lee: “Hago constar
que el plazo para la terminación de las obras a que hace referencia el anterior
contrato se empezará a contar desde el día en que los contratistas reciban la
totalidad del terreno, sin perjuicio de que los señores contratistas den
comienzo a las obras que correspondan en el terreno ya libre”.
Señalaba el Sr. Washington Carcavallo que Montevideo asistió con gran
expectativa a la construcción del actual edificio de EL DIA, considerado una
obra de verdadera relevancia nacional. “Hubo -señalo – una gran ansiedad
publica por conocer los detalles de la fachada que estuvo cubierta por el
maderamen durante toda la duración de la obra. Recuerdo que mi padre me llevaba
a verla. Yo tenía doce años en aquella época. Algo que nunca olvidare es la
alegría de Batlle y de mi padre en la jornada de inauguración”
Esta es una de las primeras descripciones que se hicieran en la época
del nuevo edificio de El Dia. Corresponde a la cobertura del colega argentino
La Razón, que destaca la importancia no solo arquitectónica sino política del
edificio. “Para quien conoce la prensa uruguaya, es cosa sabida que en la
vecina orilla no existen diarios imparciales desde el punto de vista político.
Todos los colegas montevideanos defienden un ideal partidario, de modo que el
público que comulga con sus modos de pensar le presta a cada uno de ellos su
apoyo más decidido y entusiasta. De allí la poderosa influencia que la prensa
uruguaya ejerce en el progreso y la marcha del país y de sus instituciones,
colocada a la cabeza de las democracias mundiales.
EL DIA ha inaugurado en el día de la víspera un magnífico palacio de su
propiedad, situado en la principal arteria de Montevideo y en un lugar que para
el pueblo hermano resulta histórico por cuanto allí residieron durante sus
respectivas presidencias dos de los más distinguidos hombres públicos, Juan
Lindolfo Cuestas y Jose Batlle y Ordóñez. De estilo severo, pero de líneas
monumentales en su frente, el nuevo edificio se compone de tres plantas, pero
previendo tal vez, necesidades futuras todo está dispuesto de manera de poder
aumentar aquellas sin que sufra para nada el buen gusto arquitectónico. Tres
grandes portadas con puertas de bronce pavonado que al correrse permanecen
invisibles entre los gruesos muros conducen a un hermoso hall con grandes
columnas laterales de mármoles nacionales, de los cuales se halla también
revestido aquel en una exquisita combinación de colores.
Un nuevo elemento simbólico se incorporaba con el nuevo edificio a la
vida de la ciudad. En efecto en julio de 1928 se escuchó por primera vez la
vibrante voz de la sirena de EL DIA, anunciando la inauguración de la nueva
sede. Ese potente ulular estuvo presente de ahí en adelante en todos aquellos
acontecimientos de trascendencia nacional o mundial que marcaron mojones en el
devenir histórico.
En efecto. poco después sonaría nuevamente, para anunciar con su sonido
dramático en sus tonos más graves la desaparición de don José Batlle y Ordóñez,
más precisamente en el momento en que los restos de Don Pepe llegaban a la casa
de EL DIA. También tocó a funerala el 23 de setiembre de 1950 en oportunidad de
recordarse el centenario de la muerte de Artigas, cuando la cureña militar que
transportaba la urna con sus cenizas pasaba frente al edificio. Pero también la
voz de la sirena de EL DIA marco hitos de alegría. El triunfo deportivo de los
celestes en 1950, el término de la Segunda Guerra Mundial, la reconquista de
París, la caída de Berlín, el anuncio de Churchill sobre el cese de
hostilidades, la llega da de los primeros astronautas a la Luna. También el
convivir político nacional fue custodiado por esa voz, consagrando la victoria
plebiscitaria por la fórmula colegiada de gobierno en 1951.
Construida en Alemania y destinada originariamente a un solitario faro
de las costas brasileñas, fue adquirida por don Lorenzo Batlle Pacheco para
acompañar. con su estremecedora vibración y su poderosa imantación, los grandes
momentos de la historia, tal cual lo hacían a la sazón los más modernos diarios
de Estados Unidos y Europa. El edificio de EL DIA, neoclásico y tradicional,
diseñado para un funcionamiento moderno, pero también como baluarte de los
valores de equilibrio, poderío y solemnidad propios de las funciones públicas,
competía en esa década con la presencia de otros dos edificios característicos,
pero bien distintos, inaugurados en esos años. Porque también de 1928 es el
Palacio Salvo y su propuesta de fantasía romántica, como ha sido catalogado. El
edificio de la “Tribuna Popular” a su vez representaba una variedad de las
influencias provenientes del modernismo holandés. La década del 20 con Gropius y
la Bauhaus a la cabeza de la arquitectura moderna, había incorporado de manera
definitiva la perspectiva funcionalista y racional a esa disciplina. En América
Latina, esa influencia recién se estaba organizando con lentitud y a nivel
individual. Así sucedía en Brasil, cuyos años 20 fueron marcados por el famoso
y múltiple movimiento cultural del Modernismo y donde ya se habían empezado a
construir las primeras casas modernistas, pero como fenómenos aislados y personales.
Recién en la década del 30 la influencia llegaría en ese país a traducirse en
enseñanzas colectivas.
En Uruguay el fenómeno de incorporación de las nuevas ideas
funcionalistas era mucho más lento y las grandes obras arquitectónicas seguían
construyéndose bajo la influencia de los modelos neoclásicos y eclecticistas
introducidos en el siglo XIX por personal técnico educado en Francia e Italia,
como señala Aurelio Lucchini. Dentro de esa constante de influencia europea y
decimonónica es que deben interpretarse entonces los valores arquitectónicos
del edificio diseñado por el Arq. Noboa en la segunda mitad de una década en
que los centros de influencia europeos estaban ya modificando sustancialmente
su concepto de la arquitectura en la vida de la colectividad.
Consumando los ideales tradicionales del siglo XIX el edificio de EL DIA
albergó en su estructura y en su ornamentación interior toda la herencia
europea cuya severidad y monumentalidad estaban estableciendo implicancias
simbólicas acordes con las funciones que en la prensa de Batlle y Ordoñez se
reconocía.
Con el correr de los años y tal como preveía el colega argentino La
Razón en su reseña de 1928. EL DIA fue habilitando nuevas secciones y nuevos
pisos de su gran edificio. De la década del 10 data la actual ubicación de su
Redacción y la prolongación de los talleres al espacio que da sobre la calle
Colonia.
Intacto su famoso hall, con su también famosa cúpula de vitrales que
vierte sobre el interior una luz de lucernario, el resto del espacio se ha ido
subdividiendo y multiplicando en los últimos años al punto de dar la impresión de
que su capacidad de crecimiento es interminable. Su multiplicación implicó
también modernización y funcionalidad. Mientras los grandes salones de actos se
mantienen solemnes y severos las secciones de Computación y Fotocomposición
actualizan su estilo para ajustarlo a las necesidades que crean los nuevos
sistemas. Pero antes de llegar en 1977 a la etapa última de modernización
técnica -el sistema de fotocomposición- EL DIA, muy pocos años después de
inaugurar su edificio actual ya había comenzado a reactivar y especializar sus
talleres del cual el Taller de Huecograbado es uno de los pioneros”.
Publicado por el diario EL DIA en 1981
Ver:
https://www.montevideoantiguo.net/edificio-el-dia/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.