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martes, 29 de diciembre de 2015

El batllismo en los años Sesenta. Zelmar: “ Debemos hacer una lista con la gente de izquierda”


A partir de los años 30 nuestro país sufrió los efectos de la crisis mundial en el sector agrario. En un primer momento  disimuló el problema con un crecimiento industrial y agrícola, luego de la segunda guerra mundial y con el entorno ideológico de la guerra fría los vaivenes económicos fueron constantes. A  mediados de la década de 1950, la crisis nacional se agravó. El crecimiento industrial dinamizó a la agricultura al necesitarse mayores cantidades de lio, maíz, girasol, azúcar, cebada, trigo, pero no pasó lo mismo con la ganadería. Entre 1935 y 1961 la producción ganadera por habitante creció a 0.02% anual o sea casi inexistente- La crisis agraria hasta entonces latente por el escaso crecimiento ganadero despertó brutalmente sumándose a la crisis en el sector industrial y con él, las agroindustrias vinculadas. A partir de 1957 se vivió una doble crisis: la vinculada con la ganadería y la de producción de manufacturas. La Política desarrollada por el primer Colegiado “blanco” adoptó una serie de medidas pretendidamente liberales que lo único que consiguió fue desmantelar la industria nacional  con el claro objetivo de desballistizar la política general del Uruguay. Evidentemente  la línea de flotación del Estado de bienestar batllista fue alcanzada con estas medidas. La seguridad social tenía un sistema agotado y politizado. Si sumamos el aumento del costo del trabajo , el estancamiento económico y la inflación los efectos sobre las diferentes Cajas fueron demoledores. En los sesenta la real función del sistema dejó de ser la protección de los necesitados para convertirse en un instrumento para atenuar las tensiones sociales en beneficio de sectores políticos.
Durante el período que transita entre 1946 y 1962 fracasan irremediablemente losúltimos dos proyectos  políticos sostenidos por la histórica matriz bipartidista de los Partidos Tradicionales: el proyecto de Luis Batlle denominado comúnmente neo.batllismo y el ruralismo liderado por Benito Nardone. Desde la época del debate entre batllistas y riveristas nunca, haste este momento, los partidos políticos tenían una interna de debate ideológico tan fuerte. En las elecciones de 1958 se producen una serie de alineamientos sociales, por un lado los históricos grupos de poder de los grandes productores rurales y por el otro una gran masa de asalriados, de clases medias y sectores obrero –industriales. En 1959 y comienzos de 1960 el nuevo gobierno arremete con una política antiindustrial con liberalización del mercado de cambios, desmatelamiento de las políticas batllistas de proteccionismo industrial, contención del gasto público. Este debate también se desarrolla en la interna batllista. Allí tenemos las posturas de la lista 14 y la lista 15 que alejaban cualquier posibilidad de lista única.
¿Ud. No cree posible un acercamiento entre Luis Batlle y César Batlle?
Le pregunta César di Candia a Zelmar Michelini el 7 de octubre de 1961 sobre la posibilidad de una lista única:  “(No lo veo posible) De manera absoluta y definitiva. Debemos hacer una lista con la gente de izquierda, que también incluya  elementos de la 14  y del Coloradismo Independiente, fracciones en las cuales militan gente de ideas similares y que no se apartan de las clásicas orientaciones del Partido Colorado. Y que César Batlle y sus amigos hagan otra con los colorados reaccionarios” El acercamiento entre César y Luis “No solo no lo veo, sino que en caso de suceder, sería lo peor que le puede ocurrir al país y al Partido. Son dos hombres que encarnan corrientes de pensamiento radicalmente  distintas. La unión solo se haría en el papel. Pero de cualquier modo creo que hay que buscar alguna fórmula de unidad, porque es necesario darle alguna esperanza al pueblo. Sin esa esperanza , que mantenga a la gente optimista para el año 1962, podría pasar cualquier cosa, pues el gobierno blanco ya no es solución ni para ellos mismos. Debemos partir de tres postulados: a) Un programa mínimo al cual ajustar las tareas de gobierno; b) el respeto a todas las fuerzas coloradas que intervengan representándolas proporcionalmente en las posiciones a distribuir y c) Un compromiso entre los grupos colorados, en el sentido de actuar siempre de acuerdo con la Agrupación Colorada de Gobierno Nacional, integrada por consejeros, ministros, subsecretarios, senadores y diputados.
La propuesta programática de la 15: el programa mínimo.
Cinco principios:
1)      Una justa distribución de la riqueza que impida las grandes acumulaciones. No hablemos de reforma agraria, slogan gastado y promesa incumplida por todos. Distribuyamos la tierra para una producción intensiva en manos de quienes la trabajen.
2)      Jerarquización total de la Escuela Pública dotándola de mayores recursos. Es la única forma de elevar el nivel moral de la juventud y eliminar la delincuencia juvenil. No olvidemos que el auge de la Escuela Privada se debe a la decadencia de la Escuela Pública.
3)      Un sistema de previsión social distinto. Hay que terminar con el vergonzoso trabajo político que hacen algunos directores de las Cajas de Jubilaciones.
4)      Una distinta manera de encarar el Estado los problemas sindicales. Los Poderes Públicos no han sabido despertar confianza en las masas obreras, fomentando a su pesar la popularidad de los políticos de la extrema izquierda. El gobierno espera el conflicto para solucionarlo.
5)      Total independencia económica  de los Estados Unidos. Si lo tratamos de igual a igual nos vamos a entender mejor que agachando la cabeza. Debemos comerciar con todos los países del mundo y no cerrar las puertas a los países comunistas.
Este proyecto de unidad derivará en una fragmentación del batllismo, del sistema político y en la incapacidad del Estado uruguayo de mantener políticas estables y a largo plazo. Al decir de Germán Rama “ el país  asistía con sorpresa a su propia crisis, sin un análisis crítico de su modelo de desarrollo y del proyecto societal vigente y en definitiva sin la capacidad de elaborar alternativas”
Ver:
Michelini, Z. El programa mínimo.  Artículos periodísticos y ensayos. Cámara de Representantes 1986, Pág. 96-97.

Caetano, G. Alfaro, M. Historia del Uruguay Contemporáneo. FCU-ICP. 1995 

sábado, 19 de diciembre de 2015

Michelini, batllista: No podemos hacer unidad con gente que piensa en la línea del Partido Nacional.



En las elecciones de 1946 se cierra un complejo proceso de transición a la democracia. Es el momento del retorno del batllismo al gobierno siguiendo la candidatura de  Tomás Berreta. Era muy claro, además, la existencia de dos corrientes dentro del batllismo, una conservadora liderada por los hijos de Don Pepe, César y Lorenzo, aglutinados en la lista 14. El bastión de este grupo era el diario El Día. Se enfrentaba el emergente Luis Batlle Berres con una visión progresista y con el objetivo de continuar el “inquietismo batllista” adormecido por el golpe de 1933. La muerte del presidente Berreta en el mes de agosto de 1947 llevó a la presidencia a Luis Batlle, lo que originó un desorden en el equilibrio de fuerzas batllistas. Acá la historiografía, no batllista, define el proyecto con el impulso a la industrialización con el objetivo de derivar el capital a un proyecto de desarrollo social urbano que dejara conformes a la burguesía industrial, a los empresarios, los sectores medios y el proletariado(Zubillaga,1991)
En las elecciones de 1959 triunfó nuevamente  el Partido Colorado, siendo mayoritaria la lista 15 pero por muy poco margen, solo  10.000 votos de diferencia con la propuesta de  la lista 14 cuyo principal candidato era César Mayo Gutiérrez. Andrés Martínez Trueba hace unas propuestas decisivas iniciándose conversaciones entre el batllismo y el herrerismo que terminan en una acuerdo para reformar la Constitución retomando la idea del Poder Ejecutivo Colegiado y se establece una Ley Constitucional.
Para Luis Batlle y su sector implicó dificultades de posicionamiento frente a este proceso que claramente implicaba frenar un avance de la candidatura del sector quincista a la presidencia, pero oponerse al proyecto era oponerse a un postulado histórico del batllismo que además estaba escrito en el programa de gobierno
Con el inicio de la década del 50 el viento favorable a la economía nacional cambia de dirección. Europa comenzó a recuperarse de la consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, disminuye la demanda de nuestros productos de exportación y paralelamente aumentaba el precio de los insumos industriales. Se generó impaciencia e incertidumbre en los sectores dominantes que replicaron en los sectores populares y la relación con el Estado. El sector obrero sindicalizado había aumentado considerablemente como resultado de la legislación que los proyectaba a partir de la década de 1940. Se van a desarrollar grandes movilizaciones a partir de 1952. En 1951 se produce la gran huelga en la planta industrial de ANCAP que culmina con trabajadores procesados. Este hecho originó una gran coordinación sindical dando origen a la denominada “huelga de los gremios solidarios” que se extendió por un mes entre los meses de octubre y noviembre. Y lentamente comienzan los movimientos estudiantiles que va a llevar a delante el proceso de reforma universitaria. En Marzo de 1952 asume el gobierno Colegiado, el 20 de ese mismo mes se inicia una huelga en Salud Pública. El Consejo Nacional de Administración aplicó las medidas prontas de seguridad previstas en la Constitución y con el aval del Parlamento. Nuestro país había logrado un régimen salarial muy avanzado para la época pero los hechos de 1952 radicalizaron la relación entre el capital y el trabajo. Con la oposición de los quincistas se aprobó la línea dura que llevaron al procesamiento de dirigentes sindicales, disolución de organizaciones gremiales y la detención de más de 400 trabajadores. Desde el diario nacionalista “El País” se justificaba sosteniendo que se trataba de “ defender el orden contra la subversión, la ley contra la violencia organizada, la libertad contra el libertinaje” César Batlle sostenía que la culpa de la huelga no era de los obreros sino de los que los “extraviaban” y que de no haberla derrotado hubiera sido el triunfo de la anarquía. Luis Batlle hizo un notable esfuerzo por el desarrollo de las exportaciones como mecanismo para desarrollar la industrialización, oponiéndose tenazmente al FMI. Sin embargo determinadas alianzas políticas entre ruralistas y herreristas sumada a la desunión colorada llevaron a la derrota del batllismo. Una visión del fin de la utopía y la realidad batllista la tenemos en Zelmar Michelini, batllista y cercano a Luisito.
Zelmar Michelini, apuntalado por Luis Batlle, se mostraba en 1953 como el portaestandarte del radicalismo colorado batllista que parecía enterrado con el proceso iniciado en 1933. Era año de militancia gremial bancario experiencia que  le permitirá llegar a la diputación en 1954 y posteriormente ser el líder de bancada quincista.
Una entrevista de 1961 desarrollada por César di Candia en la Revista  Reporter lleva a a reflexiones sobre los hechos mencionados y que finalmente llevaron a la derrota del batllismo en 1958 y comienza Michelini afirmando: “ Luego de nuestra derrota electoral, mucha gente cayó en el simplismo de creer que la desunión del Partido Colorado había sido la causa de todo. En realidad, nuestras divisiones internas tuvieron su influencia, pero, fundamentalmente, pesaron otras razones más importante y más hondas. La derrota nos vino bien. El llano decanta y purifica a  los Partidos. El triunfo nacionalista clarificó el panorama político dividiéndole en dos tendencias perfectamente definidas: las derechas alrededor de las dos fracciones del Partido Nacional y las izquierdas representadas por el Partido Colorado y en  particular por el batllismo”. El periodista Di Candia le pregunta si en las izquierdas incluye a todo los grupos batllistas.
Michelini responde: “ En aquel momento sí, aunque confieso que pequé de ingenuo. Pero en estos últimos años la posición de César Batlle y la gente que le responde incondicionalmente, ha sido más conservadora que la de los propios blancos. Ha acaudillado todo movimiento antiobrerista, antisindicalista y pro yanqui. El cargo más grande que yo le hago, es el de haber mechado a la fracción más derechista del país dentro de un partido que había durante toda su vida el representante de las izquierdas y del liberalismo. No podemos hacer una unidad con gente que piensa en forma radicalmente opuesta a la nuestra en todos los problemas, con personas que están en la misma línea del Partido Nacional”
Antes como ahora, el futuro del batllismo determina el futuro del Partido Colorado, sin visión progresista de avanzada con ideas y acción y cercana al ciudadano seremos un testimonio brillante de lo que fuimos.
Ver:
Michelini, Z. Artículos periodísticos y ensayos. Octubre de 1961 Reportaje de César di Candia.

Frega, A y otros. Historia del Uruguay en el Siglo XX.