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sábado, 19 de diciembre de 2015

Michelini, batllista: No podemos hacer unidad con gente que piensa en la línea del Partido Nacional.



En las elecciones de 1946 se cierra un complejo proceso de transición a la democracia. Es el momento del retorno del batllismo al gobierno siguiendo la candidatura de  Tomás Berreta. Era muy claro, además, la existencia de dos corrientes dentro del batllismo, una conservadora liderada por los hijos de Don Pepe, César y Lorenzo, aglutinados en la lista 14. El bastión de este grupo era el diario El Día. Se enfrentaba el emergente Luis Batlle Berres con una visión progresista y con el objetivo de continuar el “inquietismo batllista” adormecido por el golpe de 1933. La muerte del presidente Berreta en el mes de agosto de 1947 llevó a la presidencia a Luis Batlle, lo que originó un desorden en el equilibrio de fuerzas batllistas. Acá la historiografía, no batllista, define el proyecto con el impulso a la industrialización con el objetivo de derivar el capital a un proyecto de desarrollo social urbano que dejara conformes a la burguesía industrial, a los empresarios, los sectores medios y el proletariado(Zubillaga,1991)
En las elecciones de 1959 triunfó nuevamente  el Partido Colorado, siendo mayoritaria la lista 15 pero por muy poco margen, solo  10.000 votos de diferencia con la propuesta de  la lista 14 cuyo principal candidato era César Mayo Gutiérrez. Andrés Martínez Trueba hace unas propuestas decisivas iniciándose conversaciones entre el batllismo y el herrerismo que terminan en una acuerdo para reformar la Constitución retomando la idea del Poder Ejecutivo Colegiado y se establece una Ley Constitucional.
Para Luis Batlle y su sector implicó dificultades de posicionamiento frente a este proceso que claramente implicaba frenar un avance de la candidatura del sector quincista a la presidencia, pero oponerse al proyecto era oponerse a un postulado histórico del batllismo que además estaba escrito en el programa de gobierno
Con el inicio de la década del 50 el viento favorable a la economía nacional cambia de dirección. Europa comenzó a recuperarse de la consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, disminuye la demanda de nuestros productos de exportación y paralelamente aumentaba el precio de los insumos industriales. Se generó impaciencia e incertidumbre en los sectores dominantes que replicaron en los sectores populares y la relación con el Estado. El sector obrero sindicalizado había aumentado considerablemente como resultado de la legislación que los proyectaba a partir de la década de 1940. Se van a desarrollar grandes movilizaciones a partir de 1952. En 1951 se produce la gran huelga en la planta industrial de ANCAP que culmina con trabajadores procesados. Este hecho originó una gran coordinación sindical dando origen a la denominada “huelga de los gremios solidarios” que se extendió por un mes entre los meses de octubre y noviembre. Y lentamente comienzan los movimientos estudiantiles que va a llevar a delante el proceso de reforma universitaria. En Marzo de 1952 asume el gobierno Colegiado, el 20 de ese mismo mes se inicia una huelga en Salud Pública. El Consejo Nacional de Administración aplicó las medidas prontas de seguridad previstas en la Constitución y con el aval del Parlamento. Nuestro país había logrado un régimen salarial muy avanzado para la época pero los hechos de 1952 radicalizaron la relación entre el capital y el trabajo. Con la oposición de los quincistas se aprobó la línea dura que llevaron al procesamiento de dirigentes sindicales, disolución de organizaciones gremiales y la detención de más de 400 trabajadores. Desde el diario nacionalista “El País” se justificaba sosteniendo que se trataba de “ defender el orden contra la subversión, la ley contra la violencia organizada, la libertad contra el libertinaje” César Batlle sostenía que la culpa de la huelga no era de los obreros sino de los que los “extraviaban” y que de no haberla derrotado hubiera sido el triunfo de la anarquía. Luis Batlle hizo un notable esfuerzo por el desarrollo de las exportaciones como mecanismo para desarrollar la industrialización, oponiéndose tenazmente al FMI. Sin embargo determinadas alianzas políticas entre ruralistas y herreristas sumada a la desunión colorada llevaron a la derrota del batllismo. Una visión del fin de la utopía y la realidad batllista la tenemos en Zelmar Michelini, batllista y cercano a Luisito.
Zelmar Michelini, apuntalado por Luis Batlle, se mostraba en 1953 como el portaestandarte del radicalismo colorado batllista que parecía enterrado con el proceso iniciado en 1933. Era año de militancia gremial bancario experiencia que  le permitirá llegar a la diputación en 1954 y posteriormente ser el líder de bancada quincista.
Una entrevista de 1961 desarrollada por César di Candia en la Revista  Reporter lleva a a reflexiones sobre los hechos mencionados y que finalmente llevaron a la derrota del batllismo en 1958 y comienza Michelini afirmando: “ Luego de nuestra derrota electoral, mucha gente cayó en el simplismo de creer que la desunión del Partido Colorado había sido la causa de todo. En realidad, nuestras divisiones internas tuvieron su influencia, pero, fundamentalmente, pesaron otras razones más importante y más hondas. La derrota nos vino bien. El llano decanta y purifica a  los Partidos. El triunfo nacionalista clarificó el panorama político dividiéndole en dos tendencias perfectamente definidas: las derechas alrededor de las dos fracciones del Partido Nacional y las izquierdas representadas por el Partido Colorado y en  particular por el batllismo”. El periodista Di Candia le pregunta si en las izquierdas incluye a todo los grupos batllistas.
Michelini responde: “ En aquel momento sí, aunque confieso que pequé de ingenuo. Pero en estos últimos años la posición de César Batlle y la gente que le responde incondicionalmente, ha sido más conservadora que la de los propios blancos. Ha acaudillado todo movimiento antiobrerista, antisindicalista y pro yanqui. El cargo más grande que yo le hago, es el de haber mechado a la fracción más derechista del país dentro de un partido que había durante toda su vida el representante de las izquierdas y del liberalismo. No podemos hacer una unidad con gente que piensa en forma radicalmente opuesta a la nuestra en todos los problemas, con personas que están en la misma línea del Partido Nacional”
Antes como ahora, el futuro del batllismo determina el futuro del Partido Colorado, sin visión progresista de avanzada con ideas y acción y cercana al ciudadano seremos un testimonio brillante de lo que fuimos.
Ver:
Michelini, Z. Artículos periodísticos y ensayos. Octubre de 1961 Reportaje de César di Candia.

Frega, A y otros. Historia del Uruguay en el Siglo XX.

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