Desde la Segunda Guerra Mundial nuestro país,
panamericanismo mediante y férrea oposición a los fascismos, empezó a realinear
la política interna. Se produce la casi
inmediata asociación entre el
“totalitarismo” con el comunismo y la identificación macartista del “ peligro
comunista” con aspectos tan diferentes
como los sindicatos, el movimiento estudiantil o el neo –batllismo “chapa 15.
Lógicamente surgen movimientos antiliberales y de derecha como el ruralismo que
era sin lugar a dudas LA derecha a fines del 50. Posteriormente en los sesenta
el enemigo de los conservadores dejó de ser el batllismo. Los sectores
dominantes nacionales que sentían profundo temor por el inquietismo batllista
ahora se focalizaban en las clases
trabajadoras organizadas y su capacidad de presión y organización. Este se
debía sin lugar a dudas por el “luisismo” con su sensibilidad social y nuevo
impulso redistributivo y con un radicalismo fuerte en momentos de la Guerra
Fría. La crisis económica adobaba los reclamos sociales y el miedo al avance
del comunismo sumado a la Revolución Cubana, desencadena un fuerte sentimiento
antisindical y anticomunista que va a marcar el inicio de la década del
sesenta. El modelo desarrollado por Luis Batlle Berres se sostenía en la
exportación y en el modelo de industrialización sustitutiva. La idea era
industrializar la lana y el cuero y buscó afanosamente capitales extranjeros.
Sin lugar a dudas consolidó la clase media y no se deslumbró con el
desarrollismo tan de moda en esa época y sostuvo en un discurso citado por el
Dr. Sanguinetti, ( Relatos de la Memoria, 2015, 16) “ Es un inmenso error creer
que el desarrollo de la industria nacional tiene valor por ella misma y que es
un problema circunscripto solo a la que puede ser la Industria Nacional. No, el
desarrollo, el afianzamiento, corren parejos con toda nuestra estabilidad
social, económica y política y si decae podremos enfrentarnos a problemas
insolubles”.
La década del 60 dejó
huellas profundas en cada país tanto en costumbres, formas de convivencia, etc.
En Uruguay comenzó en 1959 de la mano de
varios hechos importantes en lo nacional y en lo internacional. En nuestro
país, el herrerismo establece alianza con la Liga Federal de Acción Ruralista que le
permitió al Partido Nacional llegar al gobierno. El hecho internacional fue el
triunfo de la Revolución Cubana el 1 de enero de 1959. El Colegiado “blanco”
fue el episodio político más importante desde el retorno del batlllismo al
gobierno. Evidentemente la sociedad uruguaya buscaba cambios y caminos para
solucionar la gran crisis económica. En tanto dentro del Partido Colorado la
división ideológica entre los quincistas y catorcistas pone en evidencia la
necesaria búsqueda de unidad para
enfrentar políticamente a los blancos en el gobierno. El más radical era el
antiguo secretario de Batlle Berres, Zelmar Michelini que sostenía la imperiosa
necesidad de volver al radicalismo batllista y sostenía : “ Ha llegado el
momento de abandonar los paños tibios. Los que pertenecemos a mi generación debemos
aprender a no vivir de tradiciones ni de recuerdos. A las nuevas generaciones
hay que hablarles de programas y
realizaciones. El Golpe de Estado de Marzo ha quedado muy atrás; la formidable
época de José Batlle y Ordóñez, también, así como alguno de sus principios que
parecían inamovibles. Soy anticolegialista porque los ejecutivos
pluripersonales son lentos e inefectivos. Con mucha más razón soy
anticolegialista en materia departamental. Me gustaría un retorno a la
Constitución del 42, corrigiéndole algunos de sus defectos. No creo en frentes
populares ni en Partidos Internacionales, a los problemas nuestros , soluciones
nuestras. El Partido Colorado batllista hubo escisiones y reagrupaciones. Surge
el sub lema “Por el gobierno del Pueblo”, lista 99 que lideraba el propio
Zelmar Michelini levantando las viejas y mejores tradiciones del batllismo. La
Lista 15 se une a viejos enemigos, riveristas, baldomiristas y
blacoacevedistas. La lista 14 forma la Unión Colorada y Batllista que llevó
como primer candidato del Consejo Nacional
de Gobierno al General Oscar D. Gestido. Sin embargo el triunfo
correspondió nuevamente al Partido Nacional y en particular a la UBD.
Ver:
Frega, A. y Otros. Historia del Uruguay en el Siglo XX. EBO
Montevideo 2007. Pp. 158-160.
Broquetas, M. La trama autoritaria. Derechas y Violencia en
Uruguay (1958-1966) Pp 45 y Ss.
Michelini, Z. Artículos Periodísticos y Ensayos. Tomo I
Cámara de Senadores, 1986.
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