A partir de los años 30 nuestro país sufrió los efectos de
la crisis mundial en el sector agrario. En un primer momento disimuló el problema con un crecimiento
industrial y agrícola, luego de la segunda guerra mundial y con el entorno
ideológico de la guerra fría los vaivenes económicos fueron constantes. A mediados de la década de 1950, la crisis
nacional se agravó. El crecimiento industrial dinamizó a la agricultura al
necesitarse mayores cantidades de lio, maíz, girasol, azúcar, cebada, trigo,
pero no pasó lo mismo con la ganadería. Entre 1935 y 1961 la producción
ganadera por habitante creció a 0.02% anual o sea casi inexistente- La crisis
agraria hasta entonces latente por el escaso crecimiento ganadero despertó
brutalmente sumándose a la crisis en el sector industrial y con él, las
agroindustrias vinculadas. A partir de 1957 se vivió una doble crisis: la
vinculada con la ganadería y la de producción de manufacturas. La Política
desarrollada por el primer Colegiado “blanco” adoptó una serie de medidas
pretendidamente liberales que lo único que consiguió fue desmantelar la
industria nacional con el claro objetivo
de desballistizar la política general del Uruguay. Evidentemente la línea de flotación del Estado de bienestar
batllista fue alcanzada con estas medidas. La seguridad social tenía un sistema
agotado y politizado. Si sumamos el aumento del costo del trabajo , el
estancamiento económico y la inflación los efectos sobre las diferentes Cajas
fueron demoledores. En los sesenta la real función del sistema dejó de ser la
protección de los necesitados para convertirse en un instrumento para atenuar
las tensiones sociales en beneficio de sectores políticos.
Durante el período que transita entre 1946 y 1962 fracasan
irremediablemente losúltimos dos proyectos
políticos sostenidos por la histórica matriz bipartidista de los
Partidos Tradicionales: el proyecto de Luis Batlle denominado comúnmente neo.batllismo
y el ruralismo liderado por Benito Nardone. Desde la época del debate entre
batllistas y riveristas nunca, haste este momento, los partidos políticos
tenían una interna de debate ideológico tan fuerte. En las elecciones de 1958
se producen una serie de alineamientos sociales, por un lado los históricos
grupos de poder de los grandes productores rurales y por el otro una gran masa
de asalriados, de clases medias y sectores obrero –industriales. En 1959 y
comienzos de 1960 el nuevo gobierno arremete con una política antiindustrial
con liberalización del mercado de cambios, desmatelamiento de las políticas
batllistas de proteccionismo industrial, contención del gasto público. Este
debate también se desarrolla en la interna batllista. Allí tenemos las posturas
de la lista 14 y la lista 15 que alejaban cualquier posibilidad de lista única.
¿Ud. No cree posible un acercamiento entre Luis Batlle y
César Batlle?
Le pregunta César di Candia a Zelmar Michelini el 7 de
octubre de 1961 sobre la posibilidad de una lista única: “(No lo veo posible) De manera absoluta y
definitiva. Debemos hacer una lista con la gente de izquierda, que también
incluya elementos de la 14 y del Coloradismo Independiente, fracciones
en las cuales militan gente de ideas similares y que no se apartan de las
clásicas orientaciones del Partido Colorado. Y que César Batlle y sus amigos
hagan otra con los colorados reaccionarios” El acercamiento entre César y Luis
“No solo no lo veo, sino que en caso de suceder, sería lo peor que le puede ocurrir
al país y al Partido. Son dos hombres que encarnan corrientes de pensamiento
radicalmente distintas. La unión solo se
haría en el papel. Pero de cualquier modo creo que hay que buscar alguna
fórmula de unidad, porque es necesario darle alguna esperanza al pueblo. Sin
esa esperanza , que mantenga a la gente optimista para el año 1962, podría
pasar cualquier cosa, pues el gobierno blanco ya no es solución ni para ellos
mismos. Debemos partir de tres postulados: a) Un programa mínimo al cual
ajustar las tareas de gobierno; b) el respeto a todas las fuerzas coloradas que
intervengan representándolas proporcionalmente en las posiciones a distribuir y
c) Un compromiso entre los grupos colorados, en el sentido de actuar siempre de
acuerdo con la Agrupación Colorada de Gobierno Nacional, integrada por consejeros,
ministros, subsecretarios, senadores y diputados.
La propuesta programática de la 15: el programa mínimo.
Cinco principios:
1)
Una justa distribución de la riqueza que impida
las grandes acumulaciones. No hablemos de reforma agraria, slogan gastado y
promesa incumplida por todos. Distribuyamos la tierra para una producción
intensiva en manos de quienes la trabajen.
2)
Jerarquización total de la Escuela Pública
dotándola de mayores recursos. Es la única forma de elevar el nivel moral de la
juventud y eliminar la delincuencia juvenil. No olvidemos que el auge de la
Escuela Privada se debe a la decadencia de la Escuela Pública.
3)
Un sistema de previsión social distinto. Hay que
terminar con el vergonzoso trabajo político que hacen algunos directores de las
Cajas de Jubilaciones.
4)
Una distinta manera de encarar el Estado los
problemas sindicales. Los Poderes Públicos no han sabido despertar confianza en
las masas obreras, fomentando a su pesar la popularidad de los políticos de la
extrema izquierda. El gobierno espera el conflicto para solucionarlo.
5)
Total independencia económica de los Estados Unidos. Si lo tratamos de
igual a igual nos vamos a entender mejor que agachando la cabeza. Debemos
comerciar con todos los países del mundo y no cerrar las puertas a los países
comunistas.
Este proyecto de unidad derivará en una fragmentación del
batllismo, del sistema político y en la incapacidad del Estado uruguayo de
mantener políticas estables y a largo plazo. Al decir de Germán Rama “ el
país asistía con sorpresa a su propia
crisis, sin un análisis crítico de su modelo de desarrollo y del proyecto
societal vigente y en definitiva sin la capacidad de elaborar alternativas”
Ver:
Michelini, Z. El programa mínimo. Artículos periodísticos y ensayos. Cámara de
Representantes 1986, Pág. 96-97.
Caetano, G. Alfaro, M. Historia del Uruguay Contemporáneo.
FCU-ICP. 1995
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