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martes, 15 de marzo de 2016

Batllismo, neo populismo, la clase media y el futuro de la Democracia.



Según Carlos Marx, el capitalismo moderno se dirigía sin remedio a una crisis final que el denominaba “superproducción” en la cual el capitalismo salvaje y el uso de nuevas tecnologías quitaría el excedente del trabajo del proletariado y lo convertiría en la riqueza del capitalista y en la pobreza del proletario trabajador. El problema se agudiza, según Marx, cuando la burguesía no puede consumir los excedentes de producción y los trabajadores empobrecidos no podía comprarlos. Esto originaría un grave déficit de la demanda y el sistema caería. La solución propuesta era la revolución que le daría el poder político al proletario y así se redistribuirían los frutos del sistema capitalista. Sin embargo en la ruta hacia la revolución una serie de acontecimientos modificaron ese camino tortuoso pero lineal propuesto por Marx. En términos económicos los ingresos generados por el trabajo comienzan a elevarse, esto se debió a un gran crecimiento económico de la mano de la migración del trabajo agrario al fabril y cuando el excedente de brazos se agotó, los salarios y el costo de la mano de obra subió. Por otro lado los países emergentes con Estados Unidos a la cabeza comienzan a desarrollar sistemas de educación pública universal, en nuestro país de la mano de la reforma vareliana y los impulsos posteriores del primer batllismo. En realidad no era un proceso filantrópico o de generosidad estatal, los nuevos negocios, las industrias y el desarrollo de los negocios comienzan a necesitar personal calificado, ya sean ingenieros, contadores, abogados y trabajadores alfabetizados. Además se mejoran las leyes electorales, se amplía el derecho al voto que legitima la participación política de los sectores obreros. Comienza la legalización y legitimación de los sindicatos, la legislación laboral y el lento camino a una visión de estado de bienestar sostenido en el rol del Estado paternalista. Este desarrollo en el marco de la evolución capitalista dependiente del Imperio informal británico también se recorrió en el Uruguay, y el Modelo Batllista de Desarrollo durante el denominado primer batllismo marcó pautas claras en ese sentido. La excepcionalidad uruguaya se puede definir como el desarrollo del batllismo a comienzos del siglo XX, otras regiones latinoamericanas no fueron tan afortunadas y mantuvieron la grande y pesada herencia de desigualdades marcadas por el estancamiento económico y la dependencia. La sociedad mayoritariamente de clases medias se define por algunos indicadores como la ocupación, el nivel educativo y la posesión de algunos bienes, una clase media con estas características tiene posibilidades de crecer y a eso apuntó el batllismo. De la mano de un dirigismo estatal con el claro objetivo de nivelación social favoreciendo una distribución igualitaria de los ingresos el Uruguay logró niveles de bienestar comparables a países desarrollados. En el caso del mal denominado neo batllismo mejorar el nivel de vida no solo era un apoyo al desarrollo industrial, para Luisito (Luis Batlle Berres) era el mecanismo fundamental para lograr la actividad política. Para Don Pepe (José Batlle y Ordóñez) el debate era entre la reforma o la revolución. En los 50 para el batllismo el debate era entre la evolucíón y la revolución. En esa línea Luis Batlle procura adelantarse a los reclamos populares con su famosa afirmación “ apresurarse a ser justos es luchar por el orden y es asegurar el orden”. En los tiempos que corren de gobiernos populistas, neo populistas e incluso de visiones socializantes de base estatal asumen reformas realizadas a comienzos del siglo XX como propias y poniendo en grave riesgo el sentir republicano que las modeló a lo largo del siglo XX. Debemos destacar ahora los logros en materia social y laboral del batllismo que permitió por algunas décadas estar a la vanguardia social de la región:
Por ley de 1933 se establece la licencia anual obligatoria y paga para empleados del comercio y a los administrativos de la industria.
La Constitución de 1934 reconoció por primera vez el derecho de huelga en la actividad privada.
En 1934 el Código del Niño prohibe el trabajo infantil y establece licencia por maternidad paga con el 50% del sueldo.
En 1941 se amplía el sistema de reparaciones por accidentes laborales y las enfermedades profesionales derivadas.
En 1943 se establecen los Consejos de Salarios.
En 1944 se desarrolló la indemnización por despido a todas las ramas de la actividad.
En 1945 se establece del derecho de licencia anual paga.
En 1948 se establece el Estatuto del Peón Rural con pautas salariales condiciones laborales y protección familiar.
En 1950 fue creado el Consejo de Asignaciones Familiares y los Centros Materno Infantiles.
En 1958 se estableció el salario por maternidad a madres trabajadoras que deberán cesar su trabajo seis semanas antes y seis semanas después del parto.
Tan lejos del populismo como tan cerca de los problemas sociales y como reflexión final sobre la construcción de un país con base en la clase media cito el discurso de Luis Batlle Berres el 14 de agosto de 1947:
“Nosotros, los que fuimos formados en los últimos aleteos de la filosofía liberal del siglo pasado y dimos los primeros pasos hacia la socialización de ciertas actividades del organismo social, comprendemos que tenemos que continuar ese ritmo para encauzarlo por las vías normales. Apresurarse a ser justo, es asegurar la tranquilidad, es brindarle al ciudadano los elementos principales y básicos para que tenga la felicidad de vivir y lleguen hasta él los beneficios del progreso y de la riqueza. Apresurarse a ser justos es luchar por el el orden y es asegurarse el orden”
El futuro de la democracia debe retomar ciertos principios un tanto abandonados a comienzos del siglo XXI: Educación, trabajo, respeto republicano y la seguridad que garantiza el orden imprescindible para el desarrollo.
Ver:
Fukuyama, F. Orden y decadencia de la política. Deusto, Barcelona 2015. Pp 286 y Ss.
Arteaga, J.J. y otros. Historia del Uruguay. Barreiro y Ramos, Montevideo 1994.
Berna, L y otros, Historia económica y social del Uruguay 1870-2000. Santillana, Mdeo.2015.


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