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viernes, 10 de septiembre de 2010

Brasil 1945-1964

Modelos de desarrollo latinoamericanos.

El caso brasileño, breve aproximación.

En la segunda posguerra ocurren importantes transforamciones y redefiniciones en la forma como se insertan los países latinoamericanos en el sistema capitalista mundial.
Entre 1945 y 1962 la economía brasileña sufre un ciclo expansivo en varias etapas:
  1. 1945-1954- acumulación capitalista con eje en la industria manufacturera.
  2. 1955-1964- Proceso de industrialización dependiente de los mercados mundiales.
1967-1973- Desarrollo industrial sostenido.

La primera etapa coincide con el desarrollo del populismo "varguista". Es el momento en el cual las fuerzas sociales tienen un buen momento sostenidas por el desarrollo del sistema agro exportador basado en el cafe.
El ascenso de Getulio Vargas es consecuencia de la crisis de 1929 que repercute en el precio internacional del café. A partir de allí comienza un proceso industrializador impulsado vigorosamente por el Estado. Hacia 1930 la dinámica económica de Brasil se mueve en torno a un modelo mercantil agro-exportador basado en la explotación y exportación del café.
Paralelamente ocupan el Estado sectores sociales interesados en proyectos sociales participativos, sindicatos y gremios sostenidos por el modelo industrializador. El modelo se sostenía en la tolerancia de las viejas oligarquías agro exportadoras y en el apoyo de los sectores urbanos populares.
Este esquema se llama el "doble compromiso" y se apoya en la denominada legislación trabalhista con la que se regulaban los demás factores económicos como precios, distribución de beneficios y perdidas entre los demás sectores de producción de la burguesía con el objetivo de facilitar la producción del capital industrial.
Getulio Vargas tenía el objetivo de integrar a los obreros al sistema pero reprimiendo sus liderazgos autónomos. Si bien concede la Ley de 8 horas, vacaciones, jubilaciones, liquida las direcciones sindicales y las sustituye por sus seguidores, podemos decir que era una legislación corporativista-fascista que se inspiraba en la idea de coincidencia social.
El probldema del modelo fue, que si bien se incrementó el capital, maquinarias y se aumentó la productividad,pero  esto no se transfirió a los salarios. Esta ecuación se va a ir agudizando hasta llegar a la ruptura en el momento del golpe militar. El desarrollo de los sectores sociales movilizados y la polarización social que se inicia a fines de los cincuenta desencadena una lucha política que va a originar el golpe militar de 1964.

Ver: Lòpez Chirico, Selva.Brasil modelo de desarrollo (1945-1964). FHC/EBO/CEU 1989. Pp. 11 y Ss.

jueves, 9 de septiembre de 2010

La Historia en la cultura moderna según Philippe Ariès.

La Historia en la cultura moderna según Philippe Ariès.


Se discute y se invoca la Historia casi para cualquier justificación. Esto nos obliga a bucear en autores clásicos para no perder puntos de rflexión y de valoración de esta disciplina.
Ariès creció en una familia católica y monárquica. Estudió con los jesuitas de Sain Luis Gonzaga, y después en el Lycée Janson-de-Sailly, militando algún tiempo en Lycéens et collégiens de l'Action Françhese Belén.  Publica por entonces varios artículos en periódicos dirigidos por Pierre Boutang : Paroles Françaises y La Nation française.
Tras dos suspensos sucesivos en el examen oral de agregaduría de historia, ingresa en el Institut de recherche coloniale (Instituto de investigación colonial) en 1943 como jefe del servicio de documentación (puesto que abandona en 1979). Se distingue en el campo de la documentación por su sentido de la innovación técnica, sobre todo por el uso pionero en Francia del microfilm (1956) y de la informática (1965). Durante este periodo, es también director de colección en éditions Plon. En 1977, se integra en el EHESS (la prestigiosa Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales) como director de estudios, obteniendo así el reconocimiento de su status de historiador por sus pares.
Ariès intercede para que la tesis de doctorado de Michel Foucault, 'Histoire de la folie à l'âge classique (Historia de la locura en la época clásica), sea publicada por la editorial Plon. Foucault redacta la necrológica de Ariès algunos meses antes de su propia muerte.
La Historia en Francia(su estudio) estaba fundada sobre la idea de la repetición de los hechos históricos, tranformando en un sistema la conciencia ingenua del pasado, tal como se perpetuaba en mu familia. La otra manera de abordar la Historia era la de la Sorbona, una manera objetiva, tan seca por lo menos y abstracta como su rival, pero que se desentendía de las preocupaciones políticas, y se empinaba para adquirir un rango entre las ciencias exactas.
En el fondo ningún historiador pudo evitar la alternativa de las dos historias, científica la una, política y conservadora, o política la otra. Ningún historiador dejó de hacer la opción. Los cientificos más austeros se esforzaban tan solo por asegurar en su vida personal la estanqueidad entre la ciencia objetiva y la interpretación política del pasado. Más , por desinteresada que fuese su erudición, padecían la forma de concebir el tiempo que se practicaba en su ambiente, de acuerdo a la pertenencia politica de cada cual(...) Cualquiera sea, la Historia es siempre la conciencia de lo que es único y particular, y de las diferencias entre muchas particularidades.
Las diferencias pueden situarse en dos tiempos(es decir en los momentos sucesivos de la  Historia) que se oponen unos a los otros. A esto llamo yo Historia total y masiva.
A partir de 1914, las diferencias de cultura fueron reducidas más rapidamente al tipo promedio de cultura que caracteriza al mundo moderno. Y en el seno de esta cultura, fundada sobre la uniformidad de las funciones y de las técnicas, es donde la historia, sentida como la diferencia de los tiempos y de las particularidedes supera los grupos desperdigados de los profesionales. Confluye con las corrientes de pensamientos dominantes hoy día y amenaza con invadir los últimos baluartes de las ortodoxias conservadoras o marxistas.

A una civilización que elimina las diferencias, la Historia tiene que devolverle el sentido perdido de las particularidades

1949"

Ariés. P. El tiempo de la Historia. Paidós estudio. Buenos Aires 1988. Capitulo VIII, Pp-269

lunes, 6 de septiembre de 2010

Baltasar Brum

Baltasar Brum Rodríguez (Costas del Catalán, entonces Salto, hoy Artigas, 18 de junio de 1883 - Montevideo, 31 de marzo de 1933), abogado, diplomático y político , presidente de Uruguay entre 1919 y 1923.

Formado en su adolescencia en el Instituto Politécnico de Salto, estudió derecho en Montevideo, recibiéndose de abogado en 1909. Dirigente estudiantil durante el período de sus estudios, instaló su bufete en Salto, donde también se dedicó a la docencia y al periodismo.
Partidario incondicional de la ideología del estadista José Batlle y Ordóñez, se prestigió rápidamente desde su temprana actuación política en el Partido Colorado, en el que simbolizó a la generación más joven que apoyara el batllismo.

Este discurso puede ser de base para un nuevo estudio biográfico de su actuación política.

Discurso ante el Parlamento. Marzo de 1919

"Yo no soy un desconocido, ni para vosotros ni para el país. He trabajado activamente en los gobiernos de los señores Batlle y Viera, desde los Ministerios de Instrucción Pública, Relaciones Exteriores, Interior y Hacienda, y esa colaboración, mantenida durante más de cinco años consecutivos, con gobernantes cuya labor patriótica y fecunda colocó a la República en un alto rango, acusa bien las condiciones fundamentales de mi personalidad moral y política y es antecedente que debe sugerir una idea cabal de mi gestión futura, ya que se infiere siempre mejor la obra que realizará un ciudadano de sus cosas hechas que todas sus promesas o sus frases más o menos resonantes.-

Sin embargo, con arreglo a la costumbre de que cada Presidente de la República hable en este acto de sus planes generales de gobierno, de sus orientaciones políticas y administrativas, voy a expresaros, en síntesis, mis principales ideas y propósitos, esperando que ellos han de interpretar fielmente los intereses y las aspiraciones nacionales y han de merecer, por lo mismo, la aprobación general.

En el régimen constitucional que hoy se inicia han sido limitadas considerablemente las funciones del Presidente de la República y acrecidas las atribuciones legislativas.

El Poder Ejecutivo ha sido delegado al Presidente y al Consejo Nacional de Administración, estando perfectamente determinadas las facultades propias de cada uno de esos Poderes.

De mis arraigadas convicciones colegialistas, de mi intervención personal en la Comisión delegada de los partidos que redactó la nueva Carta Fundamental, y del empeño que puse durante las tareas de aquélla, en que se restringieran, todo lo posible, las funciones del Presidente y se ampliaran las de Consejo, se infiere la alta opinión que tengo de este nuevo organismo.

He de trabajar en concordancia con él, guardando el debido respeto a sus atribuciones y procurando que los dos órganos ejecutivos de la Nación se complementen en un amplio esfuerzo armónico, para servir con éxito los intereses del país. Tengo plena confianza en tal acción y espero que ella ha de justificar a actitud de los que, ante la imposibilidad de hacer triunfar íntegramente nuestro programa colegialista, profesado con íntima convicción, hemos luchado por la fórmula que consagró, al fin, la Asamblea Constituyente.

Llevado por mi partido político a la Presidencia de la República y creyendo, con toda sinceridad, que éste es el mejor para gobernar el país, procederé de acuerdo con sus orientaciones, eligiendo mis colaboradores, con la más amplia elevación de miras entre sus hombres o entre los ciudadanos que estén de acuerdo con aquéllas.

La nueva organización constitucional estimulará, estoy seguro el ejercicio de la soberanía en sus múltiples funciones, provocando una intensa actividad democrática en el país.

En cierta parte de su población, que ha creído servir bien a la patria con ser tan solo, factor eficiente de su riqueza, hay una señalada hostilidad contra la política y los políticos, cuyas actividades reputan de calidad inferior.

Esta creencia, tan en pugna con las ideas republicanas, va disminuyendo, felizmente, cada vez más. La cultura general, que se difunde día a día y la actuación austera de los hombres que han ejercido el gobierno en los últimos lustros, han vigorizado, en el espíritu público, los sentimientos democráticos y la fe en las luchas cívicas, organizándose así diversas agrupaciones, además de los dos grandes partidos tradicionales. Considero esto un gran bien, porque no puedo concebir una democracia verdaderamente organizada sin que sea el interés por las cuestiones públicas una de las principales preocupaciones y motivos de acción de los ciudadanos.

El nuevo régimen facilitará la actuación de núcleos dispersos y estimulará aquellas actividades, las que a fuerza de repetirse, con motivo de la frecuencia de los actos eleccionarios y en virtud de las garantías que se les acuerdan, llegarán a adquirir el ritmo regular y tranquilo de las demás funciones normales de la vida nacional.

Por mi parte, señores, me considero con derecho, en virtud de mis antecedentes, a que se confíe en la rectitud con que he de proceder ante esas luchas, para mí tan hermosas, de la democracia, y especialmente ante el acto fundamental del sufragio. Espero que he de merecer esa confianza de mis compatriotas, puesto que es bien conocida mi actuación pasada en los asuntos electorales. Siendo, en efecto, Ministro del Interior, se efectuaron las elecciones de Senador por el Departamento de Florida y los de Constituyente, habiéndose realizado ambos actos en el más perfecto orden, y al amparo de las mayores garantías, que fueron sancionadas por iniciativas espontáneas y generosas del partido al que me honro en pertenecer, y aplicadas por el Gobierno con honesta fidelidad.

Todas las leyes sobre elecciones de constituyente llevan mi firma, y fueron, también suscritos, por mí, doce mensajes sobre perfeccionamiento de nuestra legislación electoral. La bondad de estar reformas ha sido ampliamente reconocida por el propio Partido Nacionalista, cuyos constituyentes desearon que la nueva Constitución declara vigentes por el término de diez años las leyes que las consagraron, habiéndose puesto de acuerdo, después, con los de mi partido, a fin de asegurar su mantenimiento, en que no podrían ser modificadas sino por los dos tercios de cada Cámara, es decir, con la anuencia de la minoría legislativa.

Llevan, además, de mi firma los proyectos de leyes sobre incorporación de la inscripción obligatoria, impresiones dactiloscópicas y voto secreto a nuestro sistema común de elecciones, proyectos que, también fueron espontáneamente formulados por el Gobierno del doctor Feliciano Viera.

Esos antecedentes, que ostento con legítima satisfacción, abonan la sinceridad de mi promesa de concurrir, desde la órbita de mis funciones, al más amplio ejercicio de la soberanía, garantizando la libertad del sufragio.

Os aseguro que las fuerzas de la República jamás serán empleadas pro mí para ejercer violencia sobre la voluntad de los ciudadanos.

De acuerdo con la Constitución, los funcionarios policiales además del derecho a votar, pueden expresar particularmente sus opiniones políticas, y aun cuando con el voto secreto desaparece todo peligro de coacción eficaz sobre los electores, yo me procuraré de que no ocurran ni tentativas de eso, reprimiendo cualquier abuso que en tal sentido se llegara a cometer.

En la actual organización administrativa sólo tendré a mi cargo la gestión que se realiza por los Ministerios del Interior, de Relaciones Exteriores y de Guerra y Marina.

Esa limitación de las funciones presidenciales me permitirá atender éstas con especial dedicación.

Me esforzaré por que las policías de toda República la desempeñen con eficacia la misión especial que les está encomendada: la de proteger la vida, la propiedad y la libertad.

La conmoción producida por la gran guerra, que llegó a las entrañas del mundo, ha dejado un sedimento de malestar y de subversión en los principales países, acusado ya hasta en América por movimientos revolucionarios, que no han constituido, realmente, reacciones de la masa obrera en sus ansias respetables y legítimas de mejoramiento colectivo, sino manifestaciones anárquicas incitadas por elementos exóticos, a impulsos morbosos de destrucción y de crimen que no podrían excusarse en países como el nuestro, donde el mejoramiento obrero constituye un de las mayores preocupaciones de los Poderes Públicos.

Es necesario, entonces para poder defender bien a la sociedad, que las policías urbanas y rurales sean más aptas y tengan una organización más perfecta, para lo cual es necesario aumentar el número de sus agentes, ampliar las remuneraciones de éstos y de los comisarios en forma que haga posible su selección, proveerlos de buenas caballadas y completar las redes telefónicas.

Yo estudiaré el medio de llevar acabo esas reformas, que considero de importancia capital; pero me doy cuenta de que, dada la insuficiencia de las rentas nacionales, no será posible realizarlas sino muy paulatinamente, amenos que las clases que pueden soportar un aumento de las cargas públicas y que son las más beneficiadas por aquellos servicios, expresen, por medios de sus órganos representativos, opiniones favorables a la creación de algún recurso especial.

El mejoramiento de la situación de los peones, el aumento de sus salarios hasta la suma equitativa que les permita sostener una familia, satisfaciendo las necesidades más perentorias, contribuirían eficazmente a la extirpación de la delincuencia rural.

Si cundiera en nuestra campaña el ejemplo que a ese respecto han dado ya algunos hacendados humanitarios y progresistas, podríamos vislumbrar para aquélla, teniendo en cuenta el carácter bondadoso, honrado y trabajador de nuestros hombres de campo, la larga era de tranquilidad y bienestar, fundada en la justa comprensión de la vida.

A mi juicio, sólo implantando esas mejoras podrá impedirse que le llegue a nuestra campaña el turno de las grandes agitaciones proletarias, cuyos primeros síntomas empiezan a notarse ya. Ellas podrían ser de consecuencias graves, dadas las dificultades que habría, en tal caso, tratándose de zonas vastísimas, para evitar la comisión de atentados, mantener el orden y hacer respetar la propiedad.

Me permito, pues, pedir a nuestros propietarios rurales que mediten estas cuestiones y me ayuden a prevenir la situación que presiento, con medidas equitativas que beneficien las condiciones de la vida rural.

Basta tener presente que he sido activo colaborador de los gobiernos de Batlle y Viera, para que no pueda ponerse en duda la intensa simpatía que me inspiran las clases obreras, cuyos dolores y miserias me conmueven vivamente y cuyo bienestar debe constituir una de las más sentidas aspiraciones en las democracias avanzadas.

Siempre he pensado que sólo por una inconcebible aberración puede creerse que existe incompatibilidad entre los intereses de los obreros y de los capitalistas, cuando bastaría nada más que un poco de buena voluntad en los primeros, de corazón en los segundos y de buen sentido en unos y otros, para que se corrigiera el enorme desequilibrio de sus condiciones y pudiera realizarse la armonía permanente de todos, en una actuación común, mutuamente complementaria y conforme con la verdadera realidad de la vida.

Debemos al obrero, no sólo la ayuda terapéutica de amplias leyes de asistencia social, sino, además, un constante esfuerzo reparador, para sacarlo de la inferioridad intelectual y económica en que ha sido colocado por virtud de una mala organización secular, que hizo posible, como en el suplicio del "Hard Labour", el cruel absurdo de que, entregando al trabajo toda su vida de privaciones y penurias y contribuyendo de ese modo al engrandecimiento de la sociedad, recogería, como única compensación de sus sacrificios extenuante, apenas lo indispensable para no morirse de hambre.

Un sentimiento de humanidad, de solidaridad, de defensa de la especie, nos impulsa a preocuparnos de enmendar el menoscabo que ha padecido su situación.

Debemos al capital, no sólo todo el amparo que le acuerda la ley, sino además, todo el estímulo y la seguridad que él requiere para poder actuar eficientemente como mágico instrumento de producción.- en el aprovechamiento y desarrollo de la riqueza, es decir, en el progreso y bienestar del país.

No está en mis atribuciones la de estudiar y resolver, como función propia esos vastos fenómenos de fisiología social, relacionados con la actuación del capital y del trabajo, asuntos estos que son de la competencia del Consejo de Administración; pero me corresponderá intervenir en los casos de coaliciones subversivas y de huelgas violentas, para guardar el orden, la propiedad y la libertad.

Entonces ajustaré mi conducta al criterio que profeso, de que son perfectamente legítimas la coalición y la huelga parcial total de los obreros, salvo cuando ellas afecten a vitales servicios públicos, en cuyo caso el Estado debe intervenir, haciéndose cargo de éstos, si los conflictos no pudieran resolverse rápidamente; pero aquella facultad de los obreros, que emana de sus derechos de libertad y de propiedad, debe ser correctamente ejercida, sin actos de violencia, sin agredir en forma alguna los derechos de los demás.

Cuando sus procederes no se encuadren dentro de estas limitaciones primordiales, yo, a pesar de toda la simpatía que siento por ellos, no olvidaré que debo, por mandato de la Constitución, proteger los derechos iguales de cada uno, y lo haré, podéis estar seguro, con la energía que reclame la prevención y represión de cualquier acto punible, aunque sin ir jamás más allá de lo necesario para asegurar el respeto a la ley.

Tengo confianza, señores, en que los capitalistas irán adoptando paulatinamente medidas justas y humanitarias para mejorar cada vez más la situación de sus empleados, comprendiendo que el remedio definitivo contra las explosiones del proletariado está en adelantarse a satisfacer toda razonable aspiración de éste, y no en el uso de la fuerza pública, que nunca podrá reducir la tensión de las relaciones de clases, ni sofocar sentimientos de encono y de odio.

Al Gobierno del doctor Viera debe el Ejército un gran perfeccionamiento técnico y mejoramiento moral.

Las escuelas militares de aviación de Armas Montadas y de Tiro, la reorganización de la justicia militar, de la gimnasia y esgrima, de los servicios de Intendencia y Sanidad, las leyes de jerarquía y retiro, de cuadros y ascensos, de sueldos y compensaciones, ponen bien de manifiesto todo el progreso que, durante el período presidencial que hoy termina, ha realizado la institución militar.

Yo continuaré esa obra meritoria de perfeccionamiento, procurando que los cuadros se constituyan con los militares más aptos para la preparación de las tropas; propiciando la especialización de los oficiales tácticos, técnicos y administrativos, y estableciendo, hasta donde sea posible, la rotación periódica de aquéllos en el mando, que es requerida por toda buena organización.

Trataré de solucionar la grave cuestión del reclutamiento, cuyo actual sistema de voluntariado ofrece serias dificultades para completar los efectivos, en virtud de la gran demanda permanente de brazos que provoca el constante desarrollo industrial del país.

Me preocuparé, además de que se difundan conocimientos militares en el pueblo; de renovar paulatinamente nuestro material de guerra, sustituyéndolo por elementos modernos, que respondan al actual perfeccionamiento de la ciencia militar; de aumentar los stands de tiro; de la implantación de una fábrica de municiones, que nos independice del extranjero en cuanto a ese aprovisionamiento tan esencial, y de la edificación de buenos cuarteles, para la que existen ya fondos disponibles votados en la Presidencia del doctor Viera, que no se aplicaron aún por la enorme carestía de los materiales de construcción.

El incremento de nuestra marina de guerra y mercante constituirá, también una de mis principales preocupaciones, y he de hacer todo lo posible por poner a ésta en condiciones de asegurar la mayor autonomía de nuestra vida económica y por que aquélla, que trataré de ir perfeccionando con arreglo a un plan de reorganización integral, pueda servir para la defensa de nuestras desmanteladas costas y desempeñar dignamente las representaciones de la Nación.

Para obtener los recursos que demandarán todas estas mejores no será necesario aumentar las cargas impositivas, lo que las harían impopulares, sino establecer, en favor del Estado, algunos monopolios, como los de tabaco y del alcohol, que aquél podría arrendar por plazos prudenciales o explotar directamente, y que redituarían importantes beneficios.

Espero, señores legisladores, que esos propósitos de perfeccionamiento de nuestro Ejército y Armada han de merecer el apoyo de todos vosotros y la aprobación de todos los partidos del país, ya que no deben afectar a nuestros institutos militares las pasiones de las luchas políticas porque aquéllos son organismos técnicos, que tienen la alta función de servir de apoyo a las instituciones, de asegurar el orden, el imperio de la ley y la defensa de la soberanía, y deben moverse, por lo mismo, con sucede en todos los países bien organizados, en un plano superior al de las contiendas de partidos y de círculos.

La circunstancia de haber estado al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores durante los últimos años de la Presidencia del doctor Viera, me releva de hacer una detenida exposición de mis orientaciones sobre política internacional, que puse bien de manifiesto en el desempeño de aquel cargo y son conocidas dentro y fuera de la República.

Como lo he dicho más de una vez, si nuestro país no habría podido ser influyente en el concierto de las naciones por la amplitud de su territorio, por la cifra de sus habitantes y su poderío militar, ha podido ascender, como lo ha hecho, aun honroso puesto en el mundo, mediante su activa gestión diplomática, que le dio oportunidad de hacer sentir la honradez de nobleza de su política, la fuerza de su idealismo, el exponente de su civilización, la previsora justicia de sus leyes, la seriedad de sus instituciones y su espíritu de libertad.

Durante toda mi actuación pública me he preocupado, considerándolo asunto fundamental, del prestigio exterior del país, no a impulsos de una presuntuosa patriotería, sino convencido de que la fuerza moral de su buena fama le despeja, por el respeto y consideración de las naciones, la ruta de su brillante porvenir.

He desplegado, con tal propósito una intensa actividad y, de ese modo, con el asenso y la ayuda de los Presidentes Batlle y Viera, di impulso a todas las convenciones diplomáticas que estaban en trámite cuando inicié mi gestión; me preocupé de que se disipara definitivamente toda sombra de conflictos posibles con los hermanos vecinos, activando soluciones equitativas de nuestras cuestiones limítrofes; vinculé mi nombre a gran número de tratados, algunos de los cuales, como los de arbitraje amplio suscritos con el Brasil, Inglaterra, Francia Italia y Perú, consagran el prestigio de nuestra civilización y la fuerza de nuestra soberanía. Visité, en misiones oficiales de amistad y de paz, la mayoría de los países de América, vinculando mi patria a sus hombres más eminentes y haciéndola conocer por todas partes en su esplendor, material y moral.

Con motivo de los acontecimientos provocados por la guerra monstruosa que hicieron estallar sobre el mundo los Imperios Centrales, aproveché contando con el decidido apoyo de los Presidentes Batlle y Viera, todas las oportunidades que se ofrecieron al país para hacer resaltar su noble idealismo y sus firmes sentimientos de solidaridad continental.

Y, así, intervine en la ley que declaró fiesta de la patria el 14 de Julio gloria de la heroica Francia y fecha culminante en el largo proceso de dignificación de la personalidad humana; suscribí también, el proyecto, que la Honorable Asamblea sancionó, por el que fué incorporado a los días de regocijo nacional el del 4 de Julio, fecha ilustre de nuestra gran hermana del Norte y de la revolución americana.

Intervine en los acontecimientos provocados por las absurdas pretensiones del Gobierno Imperial Alemán sobre bloqueo submarino y en el estudio del caso que planteó el hundimiento del vapor "Goritzia", y creo que interpreté correctamente la opinión principista del país y la serena energía con que quería deslindar su situación frente a aquellos sucesos.

Contestando las comunicaciones que nos enviaron nuestros hermanos del Continente, relacionadas con su conducta ante la guerra, proclamé, muchas veces, con el beneplácito público, la simpatía fraternal que ellos nos inspiraban, y tuve el honor de suscribir el decreto de 18 de Junio, que condensó, en una fórmula práctica, nuestras aspiraciones de solidaridad americana efectiva y real.

Intervine, además en la ruptura de relaciones con el Gobierno Imperial Alemán y en la revocación de nuestra neutralidad, cuyas medidas, inspiradas en el sentimiento público, culminaron la actuación del país frente a la guerra y le abrieron las puertas de la liga de Honor.

Todos esos antecedentes acusan mis orientaciones en la política exterior, y he de continuar, señores legisladores, en los mismos rumbos trazados.

Me preocuparé, pues, de mantener y estrechar nuestro trato cordial con todas las naciones; seré siempre un entusiasta partidario del panamericanismo, que no entraña, como bien lo sabéis, un absurdo sentimiento de hostilidad o reserva contra los países de otros continentes, sino un anhelo de organización fraternal entre los pueblos predestinados a una vida solidaria por su situación geográfica, su composición étnica, su enlazamiento histórico y sus instituciones democráticas; he de cultivar además, con especial cuidado, nuestra amistad con las naciones vecinas, de las que hemos recibido tan altas pruebas de afecto y de consideración, y trataré de fortalecer los vínculos que nos unen a las naciones aliadas, a cuyos destinos nos asociamos en la gran guerra y sobre cuyos sacrificios inmensos va a erigirse una nueva era de justicia y de paz.

Señores legisladores os he abierto mi pensamiento y mi corazón. No se me ocultan las dificultades que tendré que afrontar en mi período gubernativo, que será de ensayo constitucional y de ardientes luchas electorales. Confío, sin embargo, en que podré salir airoso, si tengo la suerte de merecer el apoyo de vosotros y de todos los hombres que se interesan por la grandeza de la patria."

El 28 de febrero de 1923, en el último día de su mandato, Baltasar Brum inauguró en Montevideo el monumento a Artigas en la Plaza Independencia, siendo uno de los momentos más importantes del culto laico a la figura del Protector.
Participó luego de entregar la presidencia de las luchas internas del Partido Colorado, y volvió a ocupar un cargo en el gobierno en 1931, cuando integró el Consejo Nacional de Administración.

En es cargo lo sorprendió el golpe de estado del 31 de marzo de 1933, en el que el presidente Gabriel Terra, con apoyo de la Policía y el sector mayoritario del Partido Nacional disolvió el parlamento y suspendió la Constitución de 1918.
Baltasar Brum trató de instar al batllismo a resistir el golpe de Estado, y se atrincheró en su casa particular del centro de Montevideo, calle Río Branco casi Colonia, dispuesto a rechazar a la policía cuando está fuera a arrestarlo. Acompañado por su hermano y algunos partidarios, mantuvo un breve tiroteo con los policías y permaneció a la espera de un levantamiento popular contra la dictadura que no llegó a producirse. Salvo en el caso de algunos sectores de la izquierda y del propio batllismo, el golpe fue mirado con cierta indiferencia por la población. Incluso en torno al domicilio de Brum, se había reunido una multitud de curiosos que contemplaban los hechos como si se tratara de un accidente de tránsito.
Al promediar la tarde de ese día, 31 de marzo de 1933, se habló insistentemente que el gobierno de Terra autorizaría a Brum a abandonar el país garantizando su seguridad personal, pero en todo caso éste declinó la oferta. En aquellos momentos de incertidumbre, y comprobando que su resistencia no arrojaba fruto alguno, Baltasar Brum corrió hacia el centro de la calle en solitario, y tras gritar ¡Viva Batlle! ¡Viva la libertad! disparó su arma contra su corazón, dándose muerte.
El suicidio de Brum ha sido interpretado de diversas maneras por contemporáneos del hecho, sin ninguna duda fue la acción más valiente de una persona por sus valores: dar su vida.

El Partido Colorado en "La actualidad del Pasado" por José Rilla

Mi querido profesor José Rilla en su excelente y exigente trabajo "La actualidad del Pasado. Usos de la historia en la política de partidos del Uruguay (1942-1972) desarrolla su visión sobre el Partido Colorado. Pp.253 en adelante.


"En sus instancias fundacionales, el Partido Colorado se percibió como una avanzada de la modernidad y del progreso, como un puente entre la civilización europea y la barbarie hispanoamericana, una defensa contra las persistencias coloniales. Desde esa tradición, Batlle y Ordóñez dio forma a lo llamó el país modelo, que ya era bastante más que una avanzada y un puente: era una anticipación a la barbarie en ambos lados del Atlántico, en la América hispánica pero también en la europa amenazada por la guerra mundial que Batlle percibió in situ, en su estado larvario. Las interrupciones, las crisis, los golpes de Estado posteriores a la muerte del fundador en 1929 serían vistos más tarde como parentesis de un rumbo que habría de ser retomado con brío por Luis Batlle Berres, quien estaba convencido de la posibilidad de combinar y hacer compatible un mundo en ebullición como lo era el de la segunda posguerra( una revolución era su palabra para ello) y un libreto del progreso del progreso que no requería más que desarrollos, explicaciones, aplicaciones y consagración definitiva.
Todo ello no tuvo, desde luego, un desarrollo lineal; encontró fuertes resistencias interpartidarias que arrinconaron más de una vez la apuesta, pero dejó un sedimento de clasicismo batllista al cual debían referirse todos aquellos colorados que aspirara a mantener una continuidad política.
También Jorge Batlle Ibáñez, hijo de Luis,, que en 1965 condujo a su sector a un viraje radical de orientación del batllismo sobre todo en las definciones de política económica, nunca dejó por eso de apelar a una historia colorada genuina, original, más colorada que batllista(mas del jóven Batlle que del viejo Batlle). Piénsese por ejemplo en todo lo que ha insistido Jorge en la necesidad de conectarse al mundo, dee abrirse a la aventura de la competencia, de hacer de Montevideo una Rotterdam del Plata(...)
El reiterado ejercicio del gobierno era para los colorados la verificación de que larazón estaba de su lado, hecho que encontraría legitimación cuanto mayores fueran los niveles de institucionalidad política que se alcanzaran en el país. Con el tiempo, elprograma sería el equivalente a la obra de gobierno, lo que quiere decir, con alguna exageración, que el futuro es lo mismo que el pasado. Luis Batlle(...)lo dirá en forma terminante: nuestro programa es el de ayer." 
Recomiendo leer con atención y espiritu crítico positivo las páginas 254. 255 y 256 de este excelente trabajo del Dr. José Rilla.