La cultura como campo de batalla durante la Guerra Fría.
A lo largo de la historia, varios países han utilizado el
arte como herramienta de propaganda y control ideológico. Algunos ejemplos:
·
Antiguo Egipto: Los faraones utilizaban el arte
monumental para retratarse como dioses o guerreros victoriosos, asegurando la
lealtad y reverencia de sus súbditos.
·
Imperio Romano: Dominaron el arte de la
propaganda, utilizando monedas, esculturas y arquitectura para glorificar el
imperio y sus líderes.
·
Alemania Nazi: Controlaron las formas de
comunicación por medio de la censura y la propaganda, incluyendo el arte, para
apoyar su dictadura y creencias.
·
Italia Renacentista: Líderes como Cosme I de
Medici usaron el arte para la propaganda política, glorificando su liderazgo y
poder.
·
Unión Soviética y Bloque Comunista: Promovieron
el realismo socialista en el arte, buscando llevar el comunismo a los terrenos
del arte y la cultura.
La práctica de utilizar el arte para la propaganda y el control ideológico ha sido común en muchas
culturas y regímenes a lo largo de la historia.El libro “La CIA y la Guerra Fría Cultural” de Frances
Stonor Saunders es una obra que detalla cómo la CIA influyó en el ámbito
cultural durante la Guerra Fría. La autora expone que la agencia estadounidense
financió eventos culturales, revistas y exposiciones como parte de una
estrategia para desvincular a los intelectuales y artistas de la izquierda y
contrarrestar la propaganda comunista. Este mecenazgo clandestino buscaba
controlar la narrativa cultural y asegurar que la producción artística y
literaria favoreciera los intereses occidentales frente a los soviéticos. Frances
Stonor Saunders es una periodista e historiadora británica nacida en Londres en
1966. Se educó en St Anne’s College de la Universidad de Oxford y comenzó su
carrera como directora de documentales para la televisión. Su trabajo
documental incluye “Hidden Hands: A Different History of Modernism”, realizado
para Channel 4 en 1995, que trata sobre los vínculos entre críticos de arte y
pintores expresionistas abstractos con la CIA.
Su primer libro, ¿“Who Paid the Piper?: CIA and the Cultural
Cold War” (publicado en 1999 y traducido al español como “La CIA y la guerra
fría cultural” en 2013), se basa en su trabajo documental y se centra en la
historia del Congreso por la Libertad de la Cultura, una asociación cultural anticomunista
financiada en secreto por la CIA.
A lo largo
de la Guerra Fría los Estados Unidos invirtieron grandes recursos en un
programa cultural secreto aplicado en Europa Occidental primero y en el resto
del hemisferio occidental después. Lo llevó adelante la Agencia Central de
Inteligencia, CIA, bajo una campaña iniciada con el Congreso de Libertad
Cultural. De la actividad de este surgen oficinas vinculadas en 35 países, con
muchas personas vinculadas mediante contratos para generar la publicación de más
de veinte revistas de prestigio internacional, exposiciones de arte, servicios
noticiosos y artículos de opinión, músicos y premios y reconocimientos. La
misión era lograr que la intelectualidad europea se separase de la fascinación
por el marxismo y el comunismo que predominaba en esa época. El objetivo era,
entonces, generar una visión del mundo de acuerdo con la visión norteamericana.
Los integrantes de esta acción secreta fueron los integrantes de los servicios
de inteligencia, políticos, grandes magnates y antiguos alumnos de las
principales universidades. La CIA llevó adelante la tarea de generar los
anticuerpos contra el comunismo y el desarrollo de la política exterior de los Estados
Unidos en el mundo. El concepto principal era la construcción de una “pax
americana”. Las herramientas culturales fueron periódicos, libros,
conferencias, seminarios, exposiciones, conciertos, premios. Los integrantes
intelectuales fueron un grupo muy grande de intelectuales de izquierda cuya militancia
en el marxismo había muerto frente a la despótica visión militarista y
totalitaria del estalinismo. Esto fue acompañado por la voluntad de crear un nuevo
proceso cultural. La verdad fue que estos grupos apoyados por grandes
instituciones comenzó a monopolizar la vida intelectual del occidente, tal cual
en décadas anteriores los había realizado el marxismo. No hay que olvidar que
la CIA fue generando un poder excepcional dentro las estructural de poder
norteamericano y que tuvo acciones intervencionistas y complejas: estuvo detrás
de los derrocamientos del primer ministro de Irán en 1953, de Jacobo Árbenz en Guatemala
el año siguiente, el fallido episodio de Bahía de Cochinos en 1961, el programa
Phoenix en Vietnam, etc.
El Congreso por la Libertad de la Cultura (CCF) fue una
organización anticomunista que jugó un papel importante durante la Guerra Fría.
Fundado en 1950, el CCF estuvo activo en 35 países y se dedicó a promover una
cultura liberal y antitotalitaria a través de diversas actividades.
Entre las acciones del CCF, se destacan:
- Eventos
Culturales: Organizaron encuentros, conferencias, conciertos,
exposiciones, galerías y bienales de arte. Estos eventos servían como
plataformas para difundir ideas y valores democráticos y liberales.
- Publicaciones:
El CCF publicó libros y revistas de análisis social y político,
caracterizados por su línea antitotalitaria y su rigor intelectual. Estas
publicaciones buscaban influir en la opinión pública y en la comunidad
intelectual.
- Red
de Relaciones Internacionales: Tejieron una vasta red de relaciones entre
intelectuales y políticos de diferentes países. Esto permitió un
intercambio de ideas y fortaleció la posición anticomunista en el ámbito
cultural global.
El CCF se esforzó por establecer una cultura de élite
liberal, especialmente en el Tercer Mundo, articulada en torno a la denuncia
del peligro que representaba el totalitarismo de izquierda para el futuro de
los países y, por extensión, para el resto del mundo.
Estas actividades se llevaron a cabo con el fin de
contrarrestar la influencia y la propaganda comunista, y promover la idea de
que la democracia liberal era más compatible con la cultura y la libertad
intelectual que el comunismo.
Durante la Guerra Fría, la CIA financió una variedad de
grupos culturales y actividades artísticas como parte de su estrategia para
contrarrestar la influencia comunista y promover los valores occidentales.
Algunos de los grupos e individuos que recibieron apoyo incluyen:
- Intelectuales
y Artistas: Figuras como Irving Kristol, Melvian Lasky, Isaiah Berlin,
Stephen Spender, Sydney Hook, Daniel Bell, Dwight MacDonald, Robert
Lowell, Hannah Arendt y Mary McCarthy, entre otros en Estados Unidos y
Europa, fueron financiados y promovidos por la CIA.
- Revistas
y Publicaciones: La CIA subvencionó revistas y publicaciones que promovían
el pensamiento liberal y críticas al comunismo, con el objetivo de influir
en la opinión pública y en la comunidad intelectual.
- Eventos
Culturales: La agencia estadounidense también financió eventos culturales
a través de fundaciones filantrópicas que organizaban conferencias y
conciertos, montaban exposiciones y más, como parte de una estrategia para
alejar a los intelectuales y artistas de la izquierda. Las acciones de
financiamiento y promoción cultural por parte de la CIA durante la Guerra
Fría tuvieron un impacto considerable en la cultura y el arte
contemporáneo. Algunos de los efectos incluyen:
- Influencia
en la Dirección Artística: La financiación de ciertas corrientes
artísticas sobre otras influyó en la dirección y la percepción del arte
moderno, especialmente en la promoción del expresionismo abstracto como
una alternativa al realismo socialista.
- Cambio
en la Narrativa Cultural: Las actividades financiadas por la CIA ayudaron
a establecer una narrativa cultural que favorecía la libertad de expresión
y la democracia liberal, en contraposición a la censura y el control
estatal asociados al comunismo.
- Globalización
del Arte y la Cultura: El apoyo a eventos culturales internacionales y la
creación de redes entre intelectuales de diferentes países contribuyeron a
la globalización del arte y la cultura, fomentando un intercambio más
amplio de ideas y estilos artísticos.
- Desarrollo
de Instituciones Culturales: El financiamiento de la CIA a menudo se
canalizaba a través de instituciones culturales, lo que les permitió
crecer y tener un alcance más amplio, aunque también generó debates sobre
la independencia y la integridad de estas instituciones.
La situación de la financiación de grupos culturales por
parte de la CIA durante la Guerra Fría se relaciona estrechamente con la
censura y el control estatal del arte en algunos países. Durante este período,
tanto en el bloque occidental liderado por Estados Unidos como en el bloque
soviético, el arte y la cultura fueron utilizados como herramientas de
propaganda y control ideológico:
- En
el bloque occidental, aunque se promovía la libertad de expresión,
existían esfuerzos para dirigir el arte hacia formas que se consideraban
representativas de la libertad y la democracia, como el expresionismo
abstracto, a menudo excluyendo o minimizando otras formas de expresión
artística que no se alineaban con la narrativa anticomunista.
- En
el bloque soviético, el control estatal sobre el arte era más directo y
evidente, con la promoción del realismo socialista como la forma oficial
de arte y la censura de cualquier expresión que se desviara de la línea
del partido o que se considerara contrarrevolucionaria.
Estas prácticas de influencia y control sobre el arte y la
cultura durante la Guerra Fría sentaron precedentes para la censura y el
control estatal del arte en algunos países, donde los gobiernos continúan
utilizando el arte como un medio para promover ideologías específicas y
suprimir disidencias. La censura y el control estatal del arte siguen siendo
temas relevantes en la actualidad, reflejando las tensiones entre la libertad
de expresión y los intereses políticos.
Sí, durante la Guerra Fría, medios como la revista Life y
cómics como Capitán América tuvieron un impacto significativo en la política y
la cultura de América Latina. La revista Life, en su versión en español,
promovía el “modo de vida americano” y se oponía al comunismo, lo que influyó
en la ideología y las percepciones políticas en la región.
Por otro lado, los cómics de superhéroes, especialmente
Capitán América, fueron utilizados como herramientas de propaganda para
promover valores estadounidenses y anticomunistas. Estos cómics no solo
entretenían, sino que también reflejaban y reforzaban la ideología de la época,
llegando a ser parte de la cultura popular y afectando las actitudes políticas.
Las alianzas culturales, como las promovidas por
organizaciones y eventos culturales, también jugaron un papel en la formación
de la política en América Latina. Estas alianzas a menudo estaban alineadas con
los intereses de los bloques de poder durante la Guerra Fría y podían influir
en las políticas internas de los países latinoamericanos.
La hegemonía cultural gramsciana y el proyecto cultural de
la CIA durante la Guerra Fría comparten la idea de que la cultura es un campo
de lucha y un medio para establecer dominio ideológico. Sin embargo, sus
enfoques y objetivos son distintos:
- Hegemonía
Cultural Gramsciana: Antonio Gramsci desarrolló el concepto de hegemonía
cultural para describir cómo una clase dominante mantiene su dominio no
solo a través de la fuerza, sino también mediante el control cultural e
ideológico. Gramsci enfatizaba la importancia de las superestructuras
culturales e intelectuales en la formación de un consenso social que
naturaliza y legitima el orden establecido.
- Proyecto
Cultural de la CIA: Durante la Guerra Fría, la CIA financió secretamente
actividades culturales y artísticas para contrarrestar la influencia
comunista y promover los valores occidentales. Aunque también utilizaba la
cultura como herramienta de influencia ideológica, el enfoque era más
estratégico y táctico, buscando ganar la “batalla de las ideas” contra el
comunismo.
Ambos reconocen el poder de la cultura en la conformación de
la sociedad y la política, pero mientras Gramsci proponía una transformación
desde la sociedad civil para crear una nueva hegemonía cultural, la CIA buscaba
mantener y fortalecer la hegemonía existente alineada con los intereses de
Estados Unidos durante la Guerra Fría.
Ver:
Stonor Saunders, F. La CIA y la Guerra Fría cultural.
Debate. 2001. Madrid.
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