En el tomo II de "Batlle, los estancieros y el imperio británico" se analiza el pensamientos y las acciones del elenco batllista. Al ser una mirada de historiadores vale la pena recordarla.
"Los movimientos políticos y sociales son lo que quieren sus protagonistas pero también lo que ven de ellos sus antagonistas e incluso el historiador, quién representa la interrogación del presente(...)Batlle se vio a sí mismo como un hombre del progreso, los obreros lo consideraron un amigo, el patronato industrial y británico lo creyó un socialista, los socialistas, un burgués de buena voluntad, los blancos un autócrata demagogo, y el historiador, un reformador. Cada una de estas miradas es falsa y verdadera al mismo tiempo por parcial, y son todas juntas la que dan idea cabal del personaje, el movimiento que protagonizó y su época. Fue ese elenco político del novecientos, el protagonista de la que de ahora en adelante denominaremos reformismo, es decir, la tendencia a promover el cambio más o menos radical de los modelos económicos, sociales y mentales, sin recurrir a la violencia. Preferimos usar el termino reformismo en lugar del habitual batllismo por varias razones.
En primer lugar, en todo el periodo a estudio 1903 a 1916(...) el batllismo no era aún un partido organizado, con autoridades, lema y programa; tampoco, a no ser en los años finales, 1914-16, un movimiento de masas.
En segundo lugar, los que vivieron y escribieron entre 1905 a 1910, utilizaron en general el termino reformista para designar a la corriente que luego se denominará batllismo. En los documentos analizados, mensajes presidenciales, ministeriales, discursos parlamentarios y editoriales periodísticos, los seguidores de Batlle se llamaron a si mismos reformistas o reformadores, pretendiendo expresar con ello la esencia misma de su nueva fe; el uso del aparato estatal para la promoción de una economía que nos tornara independientes, de una sociedad que fuera justa, de una cultura científica que nos liberaran de la esclavitud de la ignorancia, todo ello dentro del respeto por el estado de derecho y sus reglas de juego, lo que impedía el recurso a la violencia revolucionaria y a la vez identificaban al reformismo con la defensa de los derechos individuales, herencia que la mayoría de sus dirigentes no podía olvidar por haberse formado al calor de la lucha contra el santismo.
En tercer lugar, el uso del término reformismo nos permite ubicar al batllismo como una de las muchas corrientes políticas europeas y americanas que buscaron en las primeras décadas del siglo XX eliminar las aristas más crudas del capitalismo salvaje y resucitar el viejo anhelo de 1789 por una sociedad ideal, sin recurrir, empero, a los mismos métodos(...)
El reformismo se vio a sí mismo como un socialismo de estado, tan respetuoso de la propiedad privada, como consciente de las limitaciones de ese derecho, tan dispuesto al cambio como a promoverlo solo por la evolución pacífica."
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